Capítulo 21.
A los pocos días desde que se habían comprometido, mientras disfrutaban de un delicioso almuerzo en la mansión de los Kim, Jungkook le contó a todos los presentes la gran noticia mientras les mostraba el precioso anillo que Jimin llevaba en su pequeño dedito, dejando a todos visiblemente impactados por un breve momento, pero luego no dudaron en felicitarlos y en sentirse feliz por ambos. Taehyung junto a Seokjin se ofrecieron de inmediato para organizar todo, sin siquiera darle la opción de negarse a los novios.
Cuando le preguntaron a Jimin, si quería tener la boda antes o después de tener al bebé, él solo respondió:
"Quiero que mi pollito esté con nosotros en ese momento".
Taehyung simplemente le sonrió y lo abrazó, feliz y emocionado por la boda. Seokjin hizo lo mismo, abrazó a Jungkook y le besó la mejilla con cariño, sin dejar de sonreír. Después de eso, todos celebraron el compromiso e hicieron una pequeña cena con pizza y refrescos.
La madre de Jimin se enteró una semana después, cuando el señor Park insistió en verlos y los invitó a su casa para cenar.
Ahora, Jimin se encontraba en su séptimo mes de embarazo y todo marchaba de maravillas. El pequeño bebé que habitaba en su vientre, había comenzado a moverse hace unas semanas atrás y ya no había quien lo detuviera. Pero despertar cada veinte minutos para ir al baño se estaba volviendo un verdadero fastidio y todo indicaba que al pequeño Minjung, le encantaba abrazar la vejiga de su padre.
—Ugh... —se quejó Jimin, cuando se sentó en el borde de la cama con un poco de dificultad— Ya voy, ya voy —dijo bajito, mientras acariciaba su vientre hinchado con ambas manos.
Se puso de pie con cuidado y sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, al sentir el piso helado bajo la planta de sus pequeños pies. Avanzó descalzo y con sumo cuidado de no golpearse o tropezar hasta que llegó al baño.
Estuvo dentro por más de quince minutos y cuando salió, fue directo a la cama para volver a acostarse. Entre la leve oscuridad de la habitación, vio a Jungkook y este seguía durmiendo con su boca entreabierta.
Jimin sonrió.
Tomó su teléfono para verificar la hora e hizo una mueca al darse cuenta que eran apenas las cuatro de la mañana. Definitivamente tenía que seguir durmiendo.
—¿Minnie? —susurró somnoliento y él dio un brinco del susto.
—Shh... —siseó— Sigue durmiendo, aun es temprano —bostezó mientras se metía bajo la ropa de cama y se acomodaba a su lado, dándole la espalda para quedar en la cómoda posición de cucharita— Solo fui al baño.
—¿No duele? —preguntó mientras se acercaba más a la espalda de Jimin para quedar tan pegados como les fuera posible. Metió su mano por debajo del pijama y comenzó a acariciar su vientre hinchado.
—No, debe estar durmiendo aún —cerró sus ojos, realmente quería seguir durmiendo.
—Uhm... —bostezó.
—Ya duerme —ordenó mientras le tomaba las manos de Jungkook, entrelazando sus dedos sin quitarla de su vientre.
—Te amo —susurró contra su nuca y Jimin sonrió.
—También te amo.
Sin decir nada más, ambos se quedaron nuevamente dormidos.
***
Ya se había vuelto costumbre para Jimin despertar con las caricias de Jungkook sobre su abultado vientre. Desde que su pequeño pollito comenzó a moverse, su padre no paraba de hablarle, acariciarle y besarle.
Y aunque Jimin no dijera nada, le encantaban todas aquellas muestras de afecto que recibía por parte de Jungkook.
—Buenos... —bostezó mientras frotaba sus ojos con sus dedos— Días...
—Buenos días, amor —Jungkook se acercó para darle un pequeño beso en los labios— Me encanta que estés así —confesó, sin dejar de acariciar su vientre.
—¿Así de gordo? —lo miró y Jungkook junto el entrecejo.
—Sí —afirmó y vio como Jimin frunció sus pomposos labios, pero antes de que pudiera reclamar, Jungkook siguió hablando— Con nuestro hijo creciendo dentro tuyo, te ves hermoso —terminó por decir y le sonrió de la manera más dulce.
—No me veré nada bonito cuando nazca, me quedaré inflado y...
—Amor, cállate —lo interrumpió. Se acercó más y lo volvió a besar— Te amo, bebé.
—¿Me vas a amar aún si me quedo gordito?
—Cielo, no te preocupes por eso —le acarició una de sus mejillas— Quedarás bien y yo te seguiré amando incluso aún más, porque aquí creaste y le diste vida a nuestro hijo.
—Seré alguien increíble, pero gordo —puchereó.
—Oh por dios... —Jungkook le apretó levemente una de sus mejilla— Para tu tranquilidad, tener relaciones sexuales ayuda a bajar de peso —Jimin sonrió divertido ante aquellas palabras— Y yo como un buen esposo, te ayudaré.
—Un gran sacrificio.
—Totalmente —ambos sonrieron— Solo por ti, mi amor —volvieron a unir sus labios, pero esta vez de forma más profunda y por varios minutos.
—¿Qué hora es? —preguntó, cuando sus labios finalmente se separaron.
—Umm... —Jungkook se alejó para alcanzar su teléfono y ver la hora exacta— Las diez y media, amor.
—¡Mierda! —se sentó rápido en la cama e hizo una mueca de dolor— Ay... —se quejó.
—¿Te duele? —preguntó preocupado. Jimin lo miró y sonrió.
—Es solo que... —vio a Jungkook tensarse ante la espera de una respuesta— A veces se mete entre mis costillas y me duele —le dijo para calmarlo.
Jungkook suspiró más relajado.
—¿A qué hora es la consulta?
—A las once...
—Mierda, vamos tarde bebé.
—Síp.
—Vístete, sacaré el auto —se alejó de la cama para ir hasta el armario y sacar una chaqueta. Él se había levantado antes por lo que ya estaba vestido.
—Bueno, ¿me compraras algo rico en el camino?
—Lo que quieras, amor —se acercó a él para ayudarlo a ponerse de pie y se inclinó para besarlo en los labios— Te amo —bien, Jungkook se lo decía todo el tiempo y a Jimin le encantaba escucharlo.
—También te amo —sonrió aún más
—Vengo enseguida, vístete —ordenó mientras salía de la habitación.
—Sí —suspiró. Caminó hacia el armario y tomo un pantalon negro con con una pretina ancha, pero cómoda para su vientre y luego miró hacia el lado de Jungkook— Esto me quedará perfecto —dijo para sí mismo. Porque sí, todas las poleras, polerones y camisas que usaba eran de Jungkook.
Salieron de casa cuando faltaban apenas quince minutos para las once, no alcanzaron a comprar nada en el camino ya que el terrible tráfico no se les hizo fácil.
Cuando llegaron a la consulta, la recepcionista de turno ya los conocía por lo que le avisó de inmediato al doctor, quien los hizo pasar enseguida.
—Buenos días —los saludó el hombre mayor.
—Buenos días, doctor —saludó Jungkook y Jimin simplemente sonrió.
Tomaron asiento y el doctor comenzó a hacerle preguntas de rutina para saber cómo había estado todo el mes que no se vieron, le tomó la presión y lo pesó.
—La presión está baja, ¿has comido algo? —preguntó con su ceño fruncido.
—No... —respondió avergonzado— No alcancé a desayunar...
—Cuando terminemos aquí, ve y come algo.
—Vale.
—Tu peso esta bien, llevas ganado un kilo y medio más de lo que deberías —informó— Pero nada de qué preocuparse, todo está bien.
Siguió escribiendo en su computador, mientras pasaba esos datos a la ficha virtual de Jimin.
—Necesito que te acuestes en la camilla y dejes tu vientre descubierto, para escuchar y ver al bebé —pidió mientras se ponía de pie.
Jungkook lo ayudó a desabotonar la camisa y a recostarse en la camilla blanca.
—Te voy a hechar esto, estará frío —dijo el doctor Jang cuando acercó una botella con un liquido espeso de color azul. Jungkook se sentó a su lado, entrelazando sus deditos y besando los nudillos de Jimin para calmarlo y calmarse él, los nervios por ver a su bebé los estaban matando.
—Ugh... —se quejó Jimin al sentirlo caer en su vientre. El doctor comenzó a mover el aparato para comenzar a proyectar las imágenes al monitor que había frente a él.
Los latidos del corazón se escucharon, fuertes y rítmicos. Jungkook miró a Jimin y este le sonrió feliz, con sus ojitos sospechosamente cristalizados.
—Tiene buen ritmo, ¿lo ven? —preguntó sin apartar la vista de la pantalla— Eso que se ve ahí, es la cabeza, aquí están sus manitos, acá están ambas piernas —les explicó y siguió revisando—Todo está perfecto, es grande y ya se acomodó en la posición correcta —anunció el doctor Jang, girándose sobre su asiento para mirarlos.
—Bien... —respondió Jimin, sin dejar de ver a su pequeño.
—Perfecto, ten —dijo luego de revisar por completo al bebé y le tendió papel para que se quitara el gel viscoso— Puedes vestirte.
Jungkook fue quien le limpio el vientre, quién lo ayudó a sentarse y ponerse de pie, quien le abotonó la camisa. Definitivamente a Jimin le encantaba la atención que recibía por parte de Jungkook.
Se alejaron de la camilla para volver a los asientos del inicio.
—Sal a caminar por las tardes, pero no te sobre exijas porque te cansarás más rápido —aconsejó el doctor.
—Bien.
—¿Tienes alguna duda? —preguntó mirando a ambos padres.
—No —realmente no sabía qué preguntar y miró a Jungkook.
—No... yo creo que tampoco tengo dudas —dijo Jungkook, no tan convencido.
—Bien —dijo el doctor y miró a Jimin— Si no lo sientes moverse durante el día, come algo dulce y si no pasa nada, me llamas y te vienes a urgencias.
—Bien.
—Comenzarás a sentir contracciones, pero no serán dolorosas o al menos serán soportables —Jimin lo miraba y escuchaba atentamente— Si duelen mucho, si son cada tres minutos o si sientes presión en la parte baja, me llamas y te vienes de inmediato.
—¿Eso sería porque nacerá? —preguntó Jungkook.
—Lo más probable es que se adelante el parto —le dijo, respondiendo a su pregunta y Jungkook asintió con su cabeza— Tal vez no, pero hay que estar preparados ante cualquier cosa.
—Bien —dijo Jungkook, quien no soltaba la mano de Jimin.
—Bien, eso es todo —dijo finalmente.
—Gracias doctor —dijo Jungkook mientras se ponían de pie.
—No hay de qué, nos vemos en el siguiente control.
—Nos vemos, doc —se despidió Jimin.
Salieron de la clínica y fueron directo al auto para ir rápido a algún lugar que vendieran cosas para comer.
—¿Vamos al centro comercial? —preguntó Jimin, quien sentía gruñir su estómago y las náuseas a causa de la fatiga lo estaban haciendo sentir fatal.
—¿Crees que haya algo abierto? —preguntó sin quitar la vista del camino.
—Sí, ya son las doce.
—Bien, vamos.
No tardaron mucho en llegar, dejaron el auto en el estacionamiento subterráneo y subieron hasta la planta donde se encontraba un Starbucks.
Jimin miró la atento todos los pasteles y sandwich que habían en la vitrina, mientras Jungkook pedía dos chocolates calientes.
—Quiero ese, Kookie —apuntó con su dedito a un cheesecake de berries— También este —una tarta de chocolate— ¡Oh, mira! —sus ojitos brillaron al ver un mousse de sandía— Definitivamente quiero eso.
Jungkook alzó sus cejas, totalmente sorprendido por su pedido lleno de azúcar. No entendía cómo es que le cabía tanto revoltijo en su estómago.
—¿Seguro? —preguntó
—¡Sí! —respondió rápido y muy emocionado.
Pusieron todo en una bandeja y caminaron hasta una mesa con sillones, se acomodaron y comenzaron a comer y disfrutar de su desayuno.
—Mmm... —tarareó Jimin.
—¿Rico?
—Muy, ¿quieres probar? —preguntó emocionado.
—Sí —abrió su boca para recibir un poco, esperando a que Jimin le diera. Pero no fue así.
—Ve y compra uno —dijo Jimin, mientras llevaba la cuchara llena de mousse a su propia boca.
Jungkook bufó, fingiendo estar indignado.
—Tampoco quería —Jimin soltó una risita, intentando no escupir lo que había en el interior de su boca.
Se quedaron ahí hasta que Jimin se acabó todo. Luego se retiraron del local para ir a dar una pequeña vuelta por el lugar, entrando a una que otra tienda y haciendo pequeñas compras.
—Iré al baño, espérame aquí —dijo Jimin, mientras se paraba sobre las puntitas de sus pies para alcanzar los finos labios del castaño y poder darle un pequeño beso.
—No me moveré.
—Ya vuelvo.
No perdió de vista a Jimin hasta que se metió a los baños, luego sacó su teléfono y respondió mensajes de sus compañeros de trabajo que le habían llegado cuando estaba manejando, sonrió al ver las respuestas que llegaron de inmediato.
—¿Jungkook? —una voz aguda y familiar lo hizo alzar la vista— ¡Jungkook! —dijo ahora emocionado el chico y saltó a brazos del castaño, quien dio unos pasos en reversa ante la brusquedad con la que se acercó el cuerpo contrario.
—Eunwoo... —habló notoriamente sorprendido.
—No pensé que te volvería a ver... —dijo, mientras terminaba el abrazo. Uno que no fue correspondido como el menor esperaba.
—Bueno, vivimos en la misma ciudad. Lógicamente nos encontraríamos en algún momento.
—Verdad —sonrió y sus mejillas se tiñeron de rosa— Uhm... ¿Andas solos? —preguntó avergonzado, pero antes de que pudiera responder, una dulce voz lo hizo girar su rostro.
—Volví —dijo Jimin y se apegó a Jungkook. Eunwoo mordió su labio al ver como Jungkook le sonreía al rubio y le tomaba de la mano.
—No ando solo —le respondió— Él es Jimin...
—Hola —interrumpió Jimin— Soy Jeon Jimin, un gusto —dijo sonriendo y Jungkook casi se atora con su propia saliva.
—¿Jeon? —preguntó Eunwoo mientras fruncía el ceño, totalmente sorprendido y miró a Jungkook, quien se encogió de hombros sin dejar de sonreír.
—Sí. Soy su esposo —aseguró, haciendo incomodar al chico frente a él.
—Oh... —tragó grueso y su vista bajó hasta el vientre de Jimin— ¿Vas... vas a tener...
—Oh sí, seremos padres —se apresuró en responder, mientras acariciaba su vientre— Increíble, ¿no crees? —preguntó alzando sus cejas, totalmente divertido ante la incómoda situación.
—Supongo que sí...
—Bueno, nos vamos —intervino Jungkook— Cuídate —se despidió y el menor asintió con su cabeza.
—Igual ustedes y umm... Felicidades... —terminó por decir, dándose media vuelta y saliendo de su vista tan rápido como le fue posible.
—Así que... ¿Jeon Jimin? —preguntó divertido— Pensé que seríamos Park.
—Cambié de opinión, quiero ser Jeon.
—Te amo, ¿lo sabes? —dijo, mientras lo abrazaba por la cintura y se inclinaba para depositar un pequeño beso en los labios contrarios.
—¿Quién era él? —preguntó en vez de responder.
—Umm... un conocido —besó una de las mejillas de Jimin.
—¿Seguro? —sintió los labios de Jungkook bajar hasta su mandíbula— Recuerdo su rostro, pero no sé de dónde... —Jungkook se apartó y Jimin lo miró con los ojos levemente cerrados.
—Vamos a casa, quier...
—¡Ya me acordé! —chilló y apretó la mano de Jungkook— Él estaba en la caja de tus ex novios.
Jungkook suspiró, no le interesaba recordar sus relaciones pasadas.
—Amor, vamos —lo jaló con cuidado hacia el elevador para ir hasta el estacionamiento.
—Admito que es bastante bonito, no tanto como yo —dijo mientras caminaban hasta el auto.
—Eres el más precioso del planeta entero, amor —abrió la puerta del auto y Jimin subió con cuidado.
Se subió Jungkook al auto y lo puso en marcha, quería llegar pronto a casa y relajarse.
—El sábado irán los chicos a la casa —le recordó Jimin, mientras revisaba su teléfono.
—Verdad, lo había olvidado.
—Yo iré a comprar con Tae las cosas para comer —Jungkook frunció el ceño mientras manejaba.
—Puedo ir yo.
—Pero yo quiero ir... —hizo un puchero y Jungkook logró verlo por el rabillo del ojo.
—Bueno, pero si te sientes mal me llamas y voy por ti.
—Vale.
Llegaron a la casa a los minutos y Jungkook guardó el auto, bajaron con cuidado y se metieron en el interior de su hogar. Jimin se dejó caer con cuidado en el sofá mientras Jungkook le quitaba los zapatos.
—¿Que vamos a almorzar? —preguntó Jimin mientras sobaba su vientre.
—No sé. ¿Qué quieres comer? —Jungkook se sentó a su lado y se unió a las caricias para su bebé— Quiero pintar... —comentó y Jimin lo miró.
Jungkook había mandado a modificar una de las habitaciones como estudio, ésta tenía un gran ventanal y un balcón. Estaba completamente equipada con lo que él necesitaría, pero hasta ahora no se había animado a pintar nada. No lo había hecho en años y quería retomarlo.
—Hazlo, Kookie —le animó— Quiero ver tus pinturas colgadas en toda la casa.
—Lo haré.
—¿Pintaras a nuestro pollito?
—Definitivamente lo haré —se acercó más a Jimin para besarlo. Sentía que no se habían besado por horas y ansiaba ese delicioso contacto de sus labios.
Decidió que primero necesitaba descansar, luego besar y llenar de caricias a Jimin, luego iría a preparar el almuerzo y finalmente tomaría sus lápices y los pinceles para dibujar y pintar lo primero que se le viniese a la cabeza.
Jimin.
Fue lo primero que pensó.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro