Capítulo 20.
El viaje a la playa comenzó un día jueves y terminó el día martes. Jungkook tuvo la brillante idea de mencionarlo en una de sus visitas a la mansión de los Kim, diciendo que se llevaría unos días con Jimin para tomar aire fresco y Seokjin de inmediato se auto invitó sólo, no sólo él y su familia, sino que habló con los Jung y los Min para ir todos juntos.
La pasaron increíblemente bien, rieron, charlaron y hasta jugaron entre ellos. Los días fueron helados e incluso llovió en algún momento, pero eso no impidió que se metieran al agua congelada del mar o que preparasen su carne a la parrilla.
Cada uno fue en sus respectivos vehículos, pero el destino final fue la casa de la madre de Jimin, quien la había comprado hace muchos años atrás para ir a relajarse cuando se sintiera agobiada de la ciudad o simplemente si querían vacacionar.
Ahora, ya se encontraban de vuelta en la comodidad de su hogar, con la calefacción encendida porque los días de primavera seguían siendo terriblemente fríos.
—¿Hoy vas a salir? —preguntó Jimin mientras llevaba un trozo de sandía a su boca.
—Sí, iré con los chicos a beber algo.
—Ya sé. ¿A qué hora irás? —lo miró atentamente para escuchar la respuesta.
—Yo creo que a las ocho... no lo sé realmente.
—¿Me dejas solito? —fingió tristeza y abultó su labio inferior.
—¿No quieres que vaya? —se acercó y dejó un beso en su cuello— Me quedo si tu quieres y te doy mucho amor —dio un leve mordisco en la reluciente clavícula, haciendo sonreír a Jimin.
—Claro que no, debes salir —mordió su labio inferior al sentir una ola de calor recorrer su cuerpo ante los besos húmedos que eran depositados en su cuello.
—¿Seguro?
—Sí, pero no vayas en auto —los besos de Jungkook subieron hasta las rosadas mejillas de Jimin.
—¿Por qué no? —preguntó con calma, sin dejar de besarlo y ahora el camino húmedo iba delineando la mandíbula del rubio, en dirección de su oreja.
—Si... si vas a beber no pu-puedes andar en auto —tartamudeó.
—No voy a beber tanto... —Jimin frunció el ceño ante aquella respuesta.
—No te atrevas a discutir conmigo sobre esto o realmente te haré un berrinche y no irás a ningún lado —advirtió y Jungkook sonrió mientras abria su boca para dar un pequeño mordisco al lóbulo de la oreja de Jimin, quien soltó un pequeño gemido.
—Bien, iré en taxi.
—Es lo mejor, no quiero que te pase nada malo... —mordisqueó su labio una vez más.
—Nada malo me pasará —alzó su mano y la llevó hasta la nuca de Jimin para acercarlo aún más a él y poder unir sus labios.
El beso fue largo, intenso y caliente. Ambos estaban demasiado necesitados por sentir ese roce tan íntimo y placentero que solían tener y que disfrutaban, llevaban demasiado tiempo sin ese delicioso contacto físico.
El teléfono de Jungkook sonó y los obligó a separarse de manera abrupta. Ambos con sus mejillas rojas, la respiración agitada y con una clara erección entre sus piernas.
—¿Sí?
—¿Cómo que sí?
—Lis...
—Ajá, estamos saliendo ahora del trabajo, Namjoon nos mandó a todos temprano a casa.
—¿Qué hora es?
—Las seis y algo. Los chicos dicen que nos vayamos ahora, ¿puedes?
—Claro, manden la dirección y voy, nos vemos allá.
—Vale. No vengas en auto.
—No, nos vemos.
Finalizó la llamada y miró a Jimin, quien aún tenía sus mejillas terriblemente rojas.
—¿Eran tus compañeros?
—Sí, ya salieron del trabajo —sonrió y besó nuevamente sus labios hinchados, pero esta vez fue un beso más corto.
—Ve entonces, así no llegas tan tarde.
—¿Irás donde Taehyung?
—Sí.
—Te paso a dejar y de ahí me voy.
—Bueno, me iré a arreglar un poco —se levantó del cómodo sofá con ayuda de Jungkook— ¿Vas a ir así? —preguntó sin soltar las manos del castaño.
—No... —entrelazó sus dedos con los de Jimin— Vamos a arreglarnos —sonrió.
Subieron las escaleras con cuidado y se cambiaron de ropa, se peinaron y se perfumaron. Una vez listos y con sus abrigos puestos, salieron de casa tomados de la mano y caminaron a paso lento hasta que llegaron a la hermosa casa de Taehyung, la cual quedaba a sólo una cuadra de distancia, al igual que la casa de Min.
—¡Mimi! —chilló Taehyung al abrir la gran puerta de madera— Pensé que no llegarías nunca. Hola, Jungkook —saludó con una gran sonrisa cuadrada.
—Hola, Tae —respondió al saludó y miró a Jimin— Vete con cuidado a casa, no te vayas tan tarde.
—Me sé cuidar muy bien —bufó— Además, no es como si me voy a perder de aquí a la casa —sonrió.
—Yo lo iré a dejar, no te preocupes —dijo Taehyung.
—Bien... —dijo mirando a Taehyun y luego a Jimin— Te amo —besó sus labios.
—Te amo —susurró al finalizar el beso. Taehyung carraspeó para que no se olvidarán de que él estaba ahí.
—No vemos, Tae —se despidió.
—Adiós —agarró el brazo de su amigo— Vamos a dentro que hace mucho frío y cambia esa cara —le dijo mientras lo arrastraba al interior de la casa— Necesita tomar aire y divertirse sin ti un momento, ya parece que están pegados —sonrió y Jimin rodó los ojos.
—Hola, osito —saludó feliz a Taeho, quien iba bajando las escaleras y fue corriendo en su dirección para abrazarlo.
—¡Hyung! —gritó feliz.
—Oye, ¿por qué conmigo no te emociona así? —bufó Taehyung, fingiendo enojo y Jimin sonrió.
—De seguro es porque lo maltratado. ¿Papá Tae te maltrata, osito? —Taeho negó con su cabeza mientras sonreía.
***
Jimin se encontraba acurrucado en su cama, había vuelto de la casa de Taehyung a eso de las diez de la noche y fue Hoseok quien se ofreció para ir a dejarlo hasta el interior de la casa. Había llamado a Jungkook un par de veces, pero este no respondió y sin quemarse los sesos pensando cosas trágicas, se acostó a dormir.
O eso intentó.
Jungkook en algún punto de la noche, mientras se encontraba aún en sus sentidos, agradeció que Jimin le negara salir en auto, definitivamente no habría podido manejar, ni siquiera poner en marcha su auto.
—Ya llegamos —habló Jackson, era el único sobrio del grupo y el encargado de dejarlos a todos en sus casas— Jungkook, ya llegamos —habló más fuerte para poder llamar su atención ya que iban todos hablando y riendo al mismo tiempo.
—Ugh... —se quejó— Yo no vivo aquí... —hizo una mueca, todo le daba vueltas.
—Claro que sí —sonrió divertido al verlo con su ceño fruncido, tratando de recordar si vivía realmente ahí— Vives desde no sé cuando, tú me pasaste la dirección —era una regla que establecieron desde hace tiempo, quien no bebía debía tener las direcciones exacta de cada uno para ir a dejarlo sin perderse.
—Aaah... —abrió la puerta del auto— Nos vemos... —dijo de manera distorsionada y bajó a tropezones del auto, Lisa soltó una sonora y divertida carcajada al verlo que casi aterriza de cara contra el piso— Esto... estoy bien...
—¿Te ayudo a entrar? —le preguntó Jackson al verlo complicado.
—Claro que no, puedo sólo —resopló casi ofendido.
—Bien...
Estuvo más de cinco minutos intentando meter la llave en la cerradura de la reja y luego otros quince minutos más intentando abrir la puerta para ingresar al interior de su casa, pero Jackson se apiadó y bajó del auto para ayudarle.
—Gracias, hyung...
—Nada de gracias, ve a dormir —le ordenó y este asintió obediente.
Cerró la puerta con la fuerza del viento y el portazo fue inevitable, se quedó quieto en el mismo lugar unos minutos, todo seguía dando vueltas y las cosas se distorsionaban a su alrededor. Subir las escaleras en medio de la oscuridad, nunca había sido algo tan difícil.
Jungkook entró en completo silencio a su habitación, o eso es lo que pensó.
—Si quieres, haces más ruido —gruñó Jimin, sentado en la cama con los brazos cruzados sobre su vientre y en medio de la oscuridad. Jungkook maldijo mientras daba un brinco del susto.
—Mi a-amor... —sonrió feliz de verlo, ignorando la cara seria del rubio.
Se dejó caer en un pequeño sillón que había en la habitación para quitar sus botas militares que llevaba puestas, y las dejó caer sin cuidado. No se quitó nada más, estaba lo suficientemente mareado como para reaccionar con claridad y sólo quería dejarse caer al lado de Jimin para abrazarlo y dormir, pero una vez en la cama, el delicioso aroma de vainilla de su rubio lo golpeó y le removió cada célula del cuerpo.
No sé resistió al deseo de tocarlo y besarlo.
—Iug... —se quejó— Apestas a alcohol —extendió su brazo para alcanzar el interruptor de la pequeña luz de noche que había en su mesita.
—Ho-Hola mi amor... —susurró con una tonta sonrisa en sus labios.
—Tú, idiota —frunció el ceño— ¿Cuándo bebiste? —su voz no sonó nada dulce.
—Un poco. Te extrañé, ¿me extrañaste? —metió ambas manos por debajo del pijama de Jimin, haciendo que se removiera ante el contacto de sus dedos fríos sobre su piel caliente.
—No. Ugh... estás, estás frío... —se quejó.
—¿Quieres que te caliente, amor? —preguntó alzando ambas cejas y mirándolo con una coqueta sonrisa en sus finos labios.
—¿Q-Qué? —Jungkook se rió divertido— Sacate ese abrigo. ¿Por qué aún andas con ropa?
—Es mi nuevo pijama.
—Quitatelo —le ordenó.
—Dame un beso y me lo quito —pidió mientras se acercaba al rostro de Jimin.
—No... apuestas —hizo una mueca.
—Te amo —besó su cuello— Te amo tanto, Jimin. ¿Se puede amar más de lo que ya te amo? —todo lo que salía de los labios de Jungkook eran palabras distorsionadas que Jimin tardaba unos segundos en asimilar sus significados.
—Qué estas hablando, tonto —se dejó besar en los labios— Cu-Cuidado con mi estómago, idiota.
—Jimin, eres mío, completamente mío —Jimin soltó una risita divertida.
Bien, ver a Jungkook borracho era divertido.
—Tonto, no te entiendo todo lo que hablas —se acomodó bien en la cama— Ven, te quitaré el abrigo, debes ponerte pijama o al menos quitate los pantalones.
—Mi amor... —sonrió y habló con voz seductora— ¿Quieres verme desnudo?
—¿Q-Qué? —se ruborizó en ese instante y Jungkook simplemente se volvió a concentrar en los carnosos labios de Jimin, los besó nuevamente.
El beso duró hasta que Jimin lo corto e intentó reclamar, pero todo lo que salió de sus labios fue un gemido entrecortado al sentir los dedos fríos de Jungkook aterrizar directo en sus duros botones rosas, los cuales fueron apretados sin tanta delicadeza.
—E-espera... —gimoteó mientras intentaba hablar, estaba tan sensible que el más mínimo roce de Jungkook lo hacía sentir esa exquisita ola de calor.
—Te amo. Te extraño tanto —sus labios fueron a dar al delgado cuello de Jimin, donde deslizó su lengua para dejar un camino húmedo, que luego fue llenado de mordiscos y besos— Qui-Quiero tu cuerpo, amor. Quiero hacerte mío una vez más —susurró con sus labios apoyados en el cuello de Jimin, haciéndolo soltar más gemidos.
—No... No podemos...
—Sí podemos, seré cuidadoso —prometió— Sólo déjame tenerte. Quiero tenerte.
—Ugh... Dios, eres increíble... —habló entre jadeos.
—Lo sé —balbuceó. tenía sus ojos cerrados y sus labios ya estaban en la clavícula de Jimin, mientras que sus manos comenzaban a buscar de manera torpe los botones del pijama para comenzar a quitarlo.
—No, espera... —mordió desesperado su labio inferior cuando su pijama fue abierto por completo, dejando a la vista su abultada desnudes, esa que le daba un poco de verguenza—¿Qué...? —preguntó nervioso al ver que Jungkook solo lo miraba sin decir nada.
No era como si no lo hubiera visto así, con su vientre visiblemente hinchado, pero era diferente el estar excitado. Un vientre inflado no excita a nadie, ¿no?
—Eres... —habló lento mientras se relamía sus propio labios— Eres tan...
—¿Gordo? —Jungkook frunció el ceño ante su comentario.
—Magnifico, perfecto... —terminó por decir. Solo buscaba en su embriagado cerebro las palabras exactas.
Jimin abrió la boca para formular alguna palabra, pero no alcanzó a decir nada cuando nuevamente fue atacado por los labios contrarios, el beso era mezcla de alcohol y dulzor de su propia saliva.
—Mío, mío, mío —murmuró contra la cremosa piel de Jimin, haciéndolo experimentar un escalofrío que recorrió todo su cuerpo.
—Sí... tuyo... —respondió medio mareado. Con un movimiento ágil, Jungkook lo recostó bien en la cama y se posicionó entre sus piernas.
—¿Por qué seguimos así? —preguntó mientras metía los dedos en el borde del pantalón de Jimin.
—¿Eh?
—Así. ¿Por qué estamos aun así? —comenzó a bajar el pijama del rubio, dejándolo completamente desnudo. Sonrió satisfecho al verlo.
—No... No entiendo —Jungkook se inclinó y lo besó.
Besó su cuello, besó su clavícula, besó su hombro desnudo y luego lo miró.
—¿Por qué aún no nos casamos? —Jimin parpadeó varias veces.
—¿Qué? —preguntó, terriblemente sorprendido.
—¿Quieres... —se detuvo y frunció el ceño, no quería preguntar realmente— No. Cásate conmigo.
Jimin se echó a reír.
—Estás borracho —levantó una de sus manos para tocarle la mejilla, pero él negó con la cabeza y le besó la palma de la mano.
—¿No quieres casarte conmigo? —preguntó serio, casi parecía ofendido al no tener una respuesta positiva— ¿No quieres?
—Cuando me des... aaah... —la mano de Jungkook se deslizó por sus muslos hasta llegar a sus nalgas— Un anillo... espera... —jadeó y mordió su labio inferior al sentir la otra mano de Jungkook en su miembro.
—Ya... ya lo tengo —se acercó a sus pezones y deslizó su lengua en uno de ellos.
—¿Tú qué? —sus manos fueron a dar en los cabellos castaños del mayor.
—Pero... es una so-sorpresa, sólo...
—¿Tienes un anillo? —preguntó realmente serio, pero la mano de Jungkook comenzó a moverse alrededor de su endurecido miembro— Aaah...
—Sí... —murmuró, aún se mantenía succionando y lamiendo los enrojecidos pezones de Jimin.
—Ay, espera... y-yo... —los movimientos eran rápidos y Jimin estaba luchando contra el orgasmo, sentía que no podía aguantar, pero no quería correrse, no tan rápido.
—Cásate conmigo.
—Estás borracho... —logró decir.
—No. Bueno sí, pero mañana nos casamos.
—Uhg... —sus manos descansaron en los firmes hombros de Jungkook y sus dedos se enterraron en la piel.
—Te casarás conmigo quieras o no, porque me amas y sé que quieres...
—Eres un idiota... —gimoteó cuando el calor comenzó a concentrarse en la parte baja de su vientre, el orgasmo estaba llegando— ¿Qué clase de propuesta es esta?
—La mejor —aumentó la velocidad de su mano y lo besó.
—Eres... Aaah... —gimió entre los labios de Jungkook y este sonrió satisfecho— Dios... eres un... —no alcanzó a terminar de hablar, cuando los dedos largos de Jungkook acariciaron su entrada.
—Te amo —dijo mientras empujaba un dedo hacia el interior, completamente empapado del líquido espeso que Jimin había liberado, sirviendo como lubricante.
—Aaah...
—Voy a hacerte el amor...
—Oh, Dios —su respiración estaba agitada— Cállate...
—Vamos a... vamos a hacer otro bebé —empujó otro dedo y Jimin se removió— ¿Quieres tener otro bebé?
—¿Cómo preguntas eso? Ya estoy esperando uno —su voz sonaba aguda y entrecortada.
—Entonces tengamos otro —empujó otro dedo y logró tocar el punto dulce de Jimin, haciéndolo gemir más alto.
Jimin negó con la cabeza, estaba perdiendo el hilo de la absurda conversación.
¿Por qué estaban hablando y por qué de bebés?
Volvió en sí cuando Jungkook saco sus dedos y él se sintió inmediatamente vacío. Jungkook lo miró atento y pudo ver lo agitado que se encontraba Jimin.
—Te amo —volvió a decir y se alejó de él para comenzar a sacar su ropa, pero el bulto en el bolsillo de su abrigo lo detuvo.
Jimin tenía sus mejillas ardiendo y estaba demasiado avergonzado, pero no tenía la fuerza para cubrirse o reclamar algo. Miró atentamente los movimientos de Jungkook y cuando este se detuvo, clavando los ojos en él, Jimin se preocupó.
—¿Qué pas... —quedó inmediatamente en silencio cuando una caja pequeña, roja y con forma de corazón salió del bolsillo del abrigo de Jungkook.
—Te casarás conmigo. Nos casaremos y seremos felices —abrió la cajita y sacó un hermoso anillo, que aún estando con poca luz, parecía brillar e iluminar toda la habitación— Y te haré el amor para celebrar, y te haré otro hijo, y seremos felices, y nos casaremos —tomó la mano de Jimin y deslizó el anillo en su dedo anular. Le quedaba perfecto.
—Eres el peor... —no pudo evitar sentir un cosquilleo en su vientre, estaba emocionado, feliz, enamorado— No puedes pedir matrimonio así, idiota —gruñó, pero estaba feliz.
—Puedo y ya lo hice —lo besó y secó las lágrimas que comenzaban a escaparte de los ojos de Jimin— Ahora, ¿en qué estábamos?
—No... espera, espera... —volvió a hundir sus dedos en él y los movió con rapidez, haciendo que Jimin reaccionara de inmediato, removiendo sus caderas y aferrándose nuevamente a él, gimiendo y murmurando alguna cosa que no lograba entender del todo.
Para cuando se separó de Jimin, este estaba aturdido y sobre estimulado, agotado y con sus mejillas calientes, su miembro duro y a punto de estallar, su labio hinchado de tanto que lo mordisqueaba, sus cabellos rubios pegada en su frente a causa del sudor. Jungkook se sacó la ropa tan rápido como le fue posible y se sintió aliviado, su hombría finalmente estaba libre de toda la tela que lo mantenía prisionero.
Se acercó nuevamente y se acomodó entre las piernas de Jimin, quien lo miraba, atento y avergonzado.
—Respira, amor —trató de tranquilizarlo y tomó su dura y gruesa erección con una de sus manos, mientras que con la otra amasaba el muslo de Jimin.
—Espera, amor...
—Shh... —siseó— Lo haré despacio —alineó su miembro en la fruncida entrada del rubio y se deslizó tortuosamente lento, dejando escapar un gutural gemido ronco al ser recibido por la estrechez de las paredes.
Jimin arqueó su espalda y enroscó los deditos de sus pies, sus ojos fueron cerrados violentamente mientras que de sus labios sólo logró salir un gemido agudo. Jungkook se quedó quieto un momento, intentando no correrse en ese mismo instante ya que se sentía tan sensible ante el contacto y por la falta de sexo desde hace casi dos meses, trato de no pensar mucho y se inclinó con dificultad para poder besarlo, ya que el vientre se lo impedía.
—Muévete... lento... —pidió Jimin, quien aún mantenía sus ojos cerrados.
Jungkook llevó sus manos hasta la cintura de Jimin y comenzó con movimientos lentos y uniformes, intentando controlar el deseo y el impulso de enterrarse rápido y duro.
—Ugh... —gruñó a medida que iba intensificando los movimientos de caderas.
—Más... m-más rápido... —pidió luego de varios minutos, tartamudeando entre gemidos y Jungkook obedeció.
Jungkook no dejó de mirarlo en ningún momento, ver las expresiones de Jimin cuando golpeaba su punto dulce y verlo retorcerse a causa del placer era increíblemente majestuoso, pero escucharlo gemir y rogar era algo que lo encendía terriblemente y deseaba hacer un desastre de él.
Dejó varios besos húmedos en su cuello, clavícula, sus botones rosas y en su vientre. Sin dejar de moverse, levantó una de las piernas de Jimin y besó el tobillo interno antes de dejarlo descansar en su hombro, lo mismo hizo con la otra pierna, sólo que el beso fue a dar en la planta suave del pies de Jimin.
—No... aaah... —intentó hablar, quizás pedir que parase o algo por el estilo pero no pudo. Jungkook lo miró sonriendo.
La velocidad aumentó, las caricias y besos no cesaron en ningún momento y sintiendo una corriente eléctrica por todo el cuerpo que llegó hasta su vientre, Jimin supo que estaba llegando al orgasmo, pero no alcanzó a decir nada cuando un gutural gemido agudo escapó de sus labios, sus manos se hundieron para luego cerrarse con fuerza y arrugar las sábanas que habían debajo de ellas, su cabeza y espaldas arqueadas ante tan increíble orgasmo y su labio inferior fue mordido con fuerza.
Jungkook sonrió satisfecho y luego se concentró en alcanzar su propio placer hasta llegar al orgasmo. Fue increíble y se lo hizo saber a Jimin con el gemido que dejó salir.
—¿Estás... estás bien? —preguntó aún estando dentro de él. Jimin abrió los ojos, lento, cansado, somnoliento.
—Sí... —se le podía ver como una lana y regalaba con fuerza, aún no lograba tranquilizarse del todo.
Cuando Jungkook salió del interior, con cuidado, Jimin hizo una mueca y se removió al sentirse vacío.
—Traeré una toalla húmeda...
—Sí, toalla... —murmuró con sus ojos cerrados, no podía mantenerlos abiertos. Pero cuando Jungkook volvió, Jimin se había quedado dormido.
Lo limpio con cuidado, le puso un boxer y lo arropó bien, él hizo lo mismo y se metió en la cama para abrazarlo desde atrás, enterrando su nariz en la nuca de Jimin, aspirando su olor, relajándose y sintiéndose en paz, tranquilo y relajado.
***
Un movimiento en la cama acompañado de un quejido lo hizo abrir los ojos de golpe, el dolor de cabeza que sintió fue instando.
—Agh... —se quejó y llevó una de sus manos a su sien para frotarla. Parpadeó aturdido y pudo ver a Jimin durmiendo a su lado, enrollado en las colchas de la cama, el recuerdo de lo que pasó cuando llegó lo azotó, como si estuviera viendo imágenes a gran velocidad— Jimin... —lo destapó un poco para verlo, pero cuando vio el cuerpo lleno de marcas rojas, se alarmó— ¿Amor? —tragó en seco.
—Mmm...
—Bebé, ¿estás bien, te hice daño?
Jimin abrió un ojo y luego el otro, lo miró y sonrió, pero luego su sonrisa se transformó en una mueca de dolor apenas intentó moverse.
—Tú... Tú... —respiró hondo— Tienes prohibido salir a beber —habló con su ceño levemente fruncido.
—¿Te duele algo?
—¡Todo! —gruñó— Estoy todo adolorido y tú intentaste preñarme de nuevo, idiota.
—Lo siento... llamaré al doctor...
—No —dijo rápidamente— Necesito un baño, llévame al baño —pidió sin dejar de tener su ceño fruncido.
—Sí, iré a llenar la tina.
—Deberás cargarme, no puedo caminar —Jungkook sonrió divertido— Quita esa cara, llegaste tarde, no respondías mis llamadas —se quejó.
—Lo siento, allá no había señal y la hora se me pasó.
—Llegaste a las tres de la mañana. ¡Las tres de la mañana, Jungkook!
—Bueno, llegué temprano entonces —Jimin casi lo asesinó con la mirada.
Jungkook fue rápido al baño y abrió la llave del agua caliente y fue por Jimin.
—No pienso salir de la cama, no hoy.
—Bueno.
—Quiero sandía, chocolate y pollo frito
—Sí.
—Y voy a dormir y ver televisión.
—Lo que tú quieras, amor.
—Y me darás masajes.
—Claro.
—Te bañarás conmigo...
—Bueno —Jimin lo miró serio y se sentó en el borde de la cama— Ven, te llevaré a la tina y me dices cuál de tus piedras le vas a agregar
—De rosas, necesito relajarme...
—Bueno, ven —Jimin extendió su mano, pero no cualquier mano y cuando Jungkook miro el precioso y reluciente anillo, casi se desmayó— Oh...
—Nada de oh —bufó— Eres el peor.
—No puede ser... —tartamudeó— No puede...
—Sí puede, lo hiciste y eres el peor, y casi me dejas preñado de nuevo, y ni siquiera me preguntaste, y no pienso llevar tu apellido —Jungkook estaba pálido, había arruinado la sorpresa— Y-y seremos Park —terminó por decir.
—Lo siento... no quería que fuera así —tomó ambas manos de Jimin y dejó un beso en ellas— Lo siento, lo arruiné...
—Sí.
—Lo siento... —su mirada estaba en las manos de Jimin, las cuales aún no soltaba— No lo uses, si no quieres...
—Es mío —dijo rápidamente y Jungkook lo miró, estaba apenado, preocupado y quizás decepcionado consigo mismo, pero Jimin le sonrió— Fue la peor propuesta de matrimonio, pero la respuesta sería la misma.
—¿Cómo?
—Aunque hubieras hecho lo que planeaban, aunque hubiera sido sin un anillo, aunque hubiera sido por una llamada telefónica o un mensaje de texto, aún así, mi respuesta siempre sería un sí —terminó por decir y Jungkook parpadeó aturdido.
—¿Lo dices en serio? ¿Realmente qui-quieres?
—Claro que sí... —Jungkook no lo dejó seguir hablando y lo besó hasta que quedaron sin aliento.
—Te amo, te amo, te amo —dijo entre besos y con la voz temblorosa.
—Te amo más —subió sus brazos hasta el cuello de Jungkook para acercarlo más a él y así poder profundizar los besos.
Luego de un rato, cuando finalmente pudieron controlar la emoción que estaban sintiendo, Jungkook cargó con cuidado a Jimin hasta la tina para que se relajara. Él también se metió y se preocupó de mimarlo, besarlo y repartir caricias por su cuerpo. Jimin hizo lo que dijo, no salió de la cama en todo el día, no podía, le dolía cada fibra de su cuerpo y su vientre estaba duro, tuvieron que llamar al doctor Jang y cuando este lo reviso, ambos fueron regañados por excederse, pero para su alivio, el bebé estaba bien.
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