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Capítulo 12.

Tres semanas sin anticonceptivos y las jaquecas se habían esfumado por completo. Era maravilloso despertar sin el terrible malestar, aunque ahora, Jimin tenía otro problema.

Uno con el que debía lidiar.

—Agh... —gimoteó Jimin al sentir un tercer dedo dentro de él— Jun-Jungkook...

Jungkook estaba sobre él, besando su cuello, su clavícula y sus mejillas, para luego volver a sus enrojecidos e hinchados labios y deleitarse con los deliciosos besos que estos le proporcionaban.

¿Cuántas veces lo habían hecho?

Jimin ya había perdido la cuenta y creía estar más que seguro de que Jungkook no lo soltaría hasta estar saciado de él, aunque tampoco se quejaba, le encantaba saber que el castaño lo deseaba.

Había pasado una semana donde no habian hecho nada, una semana donde no se habían visto porque Jungkook se lleno de trabajo y se iba directo a su departamento, una semana donde solo había llamadas telefónicas y luego gritos de maldiciones por parte de Jimin al decir que Jungkook era un niño berrinchudo e infantil. Porque sí, habían discutido y es que Jimin había sido más que claro con lo de cuidarse y sobre todo, que debían usar el bendito condón para no tener que lidiar con un embarazo que claramente no quería. Pero quizás la forma en la que se lo dijo no fue la más indicada y Jungkook se sintió mal, tal vez un poco herido, por lo que prefirió evitarlo toda esa semana.

Hasta ahora, Jungkook había hablado con Jin y él se dio el trabajo de aconsejar y hacerle entender que por más herido que estuviera, debía respetar lo que Jimin le pedía y no ser irresponsables. Cuando dieron las doce del día, Jungkook entregó todos sus pendientes en el trabajo y fue hasta la academia de Jimin, para llevarlo a un bonito restaurante y así disfrutar de un almuerzo juntos, para finalmente reconciliarse. Cosa que funcionó, porque aun cuando Jimin no lo decía muy a menudo, este realmente lo extrañaba.

—Jung... agh... —gimió cuando su próstata fue acariciada.

—Shh... —besó una vez más sus pezones, unos que estaban rojos a causa de las pequeñas mordidas que habían recibido.

—Ya no más, te necesito... —ahogó un gemido mordiendo su labio al sentir como los dedos salían de su interior.

Jungkook lo miró y sonrió al ver sus mejillas totalmente rojas. Amaba verlo así.

—Bonito —dejó un beso fugaz en sus labios y alineó su miembro en la dilatada entrada.

—Ju-Jungkook...

—Ya me lo puse, bebé —Jimin quedó tranquilo y se relajó al escuchar aquello, no era consciente sí de todas las veces que lo había hecho, Jungkook había recordado el condón.

Con un movimiento rápido, Jungkook se adentro por completo y Jimin instantáneamente curvó los dedos de pies al sentir la rafaga de placer que se alojó en todo su cuerpo.

—Aaah...

Siguieron así hasta que ambos lograron alcanzar nuevamente el maravilloso orgasmo, quedando completamente agotados y sudados.


***

Jimin había despertado gracias a la luz que se filtraba por la cortina mal cerrada, estaba completamente desnudo pero abrazado a un cálido cuerpo, uno que reconocía sin siquiera tener que mirarlo.

—Jungkook —susurró bajito, pero no obtuvo respuestas.

Se separó de los brazos que lo rodeaban y buscó un bóxer, un pantalón de chandal negro de su armario, luego tomó un poleron ancho de unas tres tallas más grandes que la de él, claramente era de Jungkook. Cuando quedó completamente vestido y abrigado, salió del dormitorio en dirección a la cocina.

Moría de hambre y necesitaba comer algo o se pondría de mal humor.

No pasó mucho tiempo cuando vio a Jungkook cruzar la puerta de la cocina, con el rostro medio adormilado caminó lento hasta quedar frente a él y lo abrazó, Jimin correspondió gustoso y rodeó su cuello para ponerse de puntitas y besar los labios del castaño.

—-Buenos días, cielo —la voz de Jungkook en las mañanas era más ronca que de costumbre.

—Buenos días, dormilón —sonrió— ¿Por qué te levantaste tan desabrigado? —Jungkook solo llevaba puesto su boxer negro y un pantalón de jeans ancho, sus pies estaban descalzos y su torso completamente desnudo.

—No hace frío. ¿Qué estás haciendo?

—Tostadas con mermelada. Y hace mucho frío, ve a ponerte algo y vuelves para que comamos.

—No tengo hambre, tengo sueño. Vuelve a la cama —escondió su cara en el cuello del más bajo.

—Ya es de día, Jungkook.

—Son las siete de la mañana, Jimin, es demasiado temprano —se quejó y comenzó a caminar sin soltar a Jimin— Vamos a dormir un poco más...

—Pero... pero tengo hambre.

El tono que usó para decir esas simples palabras, llegó directo al corazón de Jungkook y lo soltó.

—Está bien —bostezó y llevó dos tazas a la pequeña mesa que había en la cocina— Comamos.

—¿Quieres café?

—Sí, café está bien.

—Bien, pero ve a ponerte algo más —señaló las partes desnudas del cuerpo de Jungkook— Si te enfermas, no te voy a cuidar.

Jungkook resopló antes de ir en dirección al dormitorio, aprovechó de lavar bien su cara y luego volvió a desayunar junto a Jimin.

Comieron tranquilos, Jimin no dejó de hablar en ningún momento y le dijo todo lo que quería hacer durante el día ya que ninguno de los dos trabajaba, pero luego llegó a la conclusión de que ambos estaban realmente cansados y lo mejor era hacer nada, Jungkook apoyó la idea rápidamente.

—¿Quieres ver una película? —preguntó Jimin, mientras se acomodaba a su lado y se tapaban con unas mantas gruesas. La mañana estaba realmente fría.

Ya habían acabado de desayunar hace unos minutos atrás y ahora se encontraban en la sala con el televisor encendido, buscando algo interesante para ver.

—Lo que tú quieras —respondió sin mucho interés— Aun tengo sueño —bostezó.

—Ash —bufó— Bien, vamos a la cama —se levantó aún envuelto en las mantas y jaló del brazo a Jungkook, quien sonrió victorioso.

Se fueron tomados de la mano hasta llegar al dormitorio y se metieron bajo la ropa de cama, sus cuerpos cortaron toda la distancia posible y quedaron tan juntos, tan abrazados que les resultó perfecta la posición que adoptaron.



***

Cuando Jimin vino a despertar, tomó su teléfono que descansaba en una mesita de noche justo al lado de la cama y vio la hora, era verdaderamente tarde.

¿Por qué cada día libre se la pasaban durmiendo? Parecían osos invernando.

Salió de la cama con un movimiento rápido y un pequeño mareo se presentó, siempre le pasaba cuando hacía eso y era un fastidio por lo que se sentó en el borde de la cama unos segundos hasta que dejara de sentir que todo daba vueltas.

Fue a hurgar el refrigerador en busca de algo porque sentía que estaba muriendo de hambre, el desayuno al parecer había sido muy liviano.

Cuando vio que no había nada de lo que quería comer, volvió al dormitorio dando pequeños brinquitos y se dejó caer sobre el cuerpo dormido de Jungkook. Ese día por alguna extraña razón, se había despertado lleno de energía.

—Jungkook —habló bajito, cerca de su oreja— Jungkook despierta, tengo hambre —al no obtener respuestas, dio un pequeño mordisco en el lóbulo de la oreja, haciendo que Jungkook se removiera en la cama.

—Mmm —soltó y entre abrió un ojo, pero luego lo cerró y se acurrucó un poco más entre las mantas.

—Vamos, son las diez de la noche —mintió, ya que eran las tres de la tarde— Necesito comer o moriré de inanición.

—Tengo sueño... —murmuró.

—¿Cómo sigues con sueño? —y se apartó un poco para ver un poco el rostro dormido del mayor— ¿Estás enfermo? No es normal tener tanto sueño o estar tan cansado.

—Solo es porque trabajé mucho, en la semana apenas dormí.

—Tonto, no debes sobre exigirte ni llenarte de trabajo —lo regañó, pero luego le dio un beso en una de sus mejillas— Levantate, tengo hambre y quiero comer algo frito, grasos y picante —se lamió los labios de solo imaginar lo que su rugiente estómago pedía.

—Te vas a enfermar —abrió los ojos y miró al chico frente a él— Pero suena delicioso.

—Yap, voy a pedir por internet para que traigan todo —se apartó para ir por su teléfono, pero Jungkook lo tomó de la mano, haciendo imposible que se fuera de su lado.

—Se van a demorar mucho, mejor vamos a comprarlo juntos y volvemos con todo.

—No quiero salir, hace frío.

—Entonces yo voy —sugirió.

—Ya, pero anda ahora. Tengo hambre —hizo un puchero y Jungkook se sentó tan rápido como pudo para alcanzar a besarlo.

Cuando finalizaron el beso, que pretendía ser corto pero se intensificó, Jungkook salió de la cama y fue al baño para lavar su cara y así despertar completamente, se puso una chaqueta, sus zapatillas y salió en busca de todo lo que Jimin le había encargado.

Mientras tanto, Jimin decidió que ventilar el departamento y ordenar un poco sería una buena idea, así dejaba de pensar en comer todo lo comestible que había en el refrigerador y esperaba paciente a que Jungkook llegará con toda la deliciosa comida, pero parecía que su estómago se negaba a dejar de gruñir a causa de la fatiga que le estaba dando.

—¡Aaaah, tengo hambre! —gritó cuando fue a ordenar la cama, dejándose caer en ella

Quizás su plan de ordenar y ventilar había fracasado antes de ponerlo en marcha.



***

—¿Jimin? —Jungkook le llamó cuando entró por la puerta principal, y el mencionado salió casi corriendo de la habitación.

Cuando llegó a su lado, Jungkook se inclinó para besarlo, pero este solo le arrebató las bolsas.

—¡Al fin! Un poco más y me encuentras muerto —gruñó. Jungkook solo sonrió.

—No exageres —comenzó a quitarse sus zapatillas.

Fueron hasta la sala y Jungkook encendió el televisor para poner alguna película mientras Jimin comenzaba a sacar las hamburguesas de las cajas en donde venían envueltas al igual que las papas fritas y unos kimbap.

—¿Y mi pollo frito? —miró a Jungkook, arrugando el entrecejo al no ver lo que buscaba.

—Ahí está —apuntó con su dedo una bolsa que estaba más lejos y que Jimin no había tocado.

Cuando sacó un pote grande y lo destapó, el exquisito olor a pollo crispy lo abofeteó en la cara.

—Mmm... —canturreó contento y lamió sus labios. Tomó un trozo de pollo y lo llevó a su boca para dar un gran mordisco.

—Hey, come despacio o te vas a atorar —habló el castaño mientras llevaba unas papas a su boca y le extendía una servilleta al rubio— ¿Está rico? —preguntó aun con sus mejillas llenas de comida.

Jimin se limitó a solo asentir con su cabeza mientras llenaba de comida su boca y disfrutaba de cada cosa que había.

Cuando terminaron todo, Jungkook tomó las cajas y el pote vacío para tirarlos a la basura y dejar todo limpio, mientras que Jimin había ido a lavar sus dientes ya que sentía que había quedado exceso de grasa en su boca y luego de un rato se le hizo desagradable la sensación.

—¿Qué quieres hacer? —preguntó Jungkook cuando Jimin llegó a la sala.

—Ver una película, dijiste que estabas cansado.

—Ya se me pasó —sonrió y lo tomó de las manos— Si quieres salir...

—No quiero —se puso de puntitas para alcanzar los labios contrarios— Veamos algo y pidamos más comida.

—¿Más comida? —no ocultó la sorpresa, ya que acababan de comer— No creo comer nada hasta mañana.

—Quiero sandía... —analizó unos segundos lo que había dicho.

No era broma, realmente tenía deseo de comer sandía y ni siquiera sabía si había sandía en el supermercado. Jungkook sonrió aún más extrañado.

—¿Tienes una lombriz en el estómago?

—No necesariamente, a veces es rico comer porque sí —bufó y se apartó del cuerpo más alto que él, caminó hasta el sofá y dejó caer su cuerpo. Jungkook lo siguió e imitó la misma acción del rubio.

Se acomodaron en el amplio sofá y comenzaron a ver la serie "American Horror Story" ya que según Jimin, sería mejor que ver una película. Pero para mala suerte de ellos, se quedaron tan pegados en ella que no se dieron cuenta de todas las horas que estuvieron frente al televisor y sin moverse del sofá, cuando terminaba un capítulo ponían de inmediato el siguiente y así estuvieron hasta que les dio las doce de la noche y Jimin volvió a reclamar que tenía hambre.

—Te vas a enfermar —advirtió cuando vio al rubio aparecer en la sala con un pote de yogurt y cereal.

—Cállate y come conmigo —le dio una cuchara— Si voy a engordar, tú engordas conmigo.

—Pero yo no tengo hambre.

—Claro que tienes —se sentó a su lado y acercó el pote con yogur— Come.

Tomó la cuchara y sacó solo un poco, lo llevó a su boca, pero realmente sentía que no podía más, estaba tan lleno aún de toda la comida anterior que sentía que no daba más, pero ver a Jimin comer tan entusiasmado lo hizo feliz.

—Listo, no quiero más —hizo una mueca de asco— Creo que vomitaré si lleno más mi estómago, bebé.

—Más para mí, entonces.

—Cuando despiertes en la noche con dolor de panza, no te quejes.

—Claro que me voy a quejar, idiota —llevó otra cucharada llena de togur a su boca— Y tú vas a tener que cuidarme —habló con sus mejillas infladas.

—Eres...

—¿Hermoso? ¿Encantador? —tragó lo de su boca.

—También —se acercó y lo besó. Un tierno beso con sabor a yogur de vainilla.

—¿Me amas, Kookie? —preguntó en un tono inocente.

—Te amo —respondió sin siquiera pensarlo.

—Que bien.

—¿Y tú?

—También me amo —dijo antes de volver a llenar su boca de yogur, pero no pudo evitar reír al ver la mala cara que puso Jungkook ante su respuesta y gracias a eso casi logra atorarse.

—Es bueno saberlo —se levantó del sofá fingiendo que se había molestado.

—¿A dónde crees que vas?

—Hace frío y ya es tarde.

—¿Y?

—Iré a cepillarme los dientes —le quitó el pote al rubio y lo tomó de la mano - Vamos, ya es tarde y quiero tenerte abrazado en la cama.

—Tú... —lo miró entrecerrando los ojos— Animal, no creas que esta noche habrá diversión —le advirtió.

Jungkook dejó salir una carcajada para luego arrastrarlo hasta el baño, donde cepillaron sus dientes y lavaron sus caras para ir hasta la cama. Como había dicho Jungkook, esa noche solo quería estar abrazado junto a Jimin, darle caricias y besos hasta caer dormidos en el sueño profundo.

Y así fue. 

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