"Bueno, bien por ti, te ves feliz y saludable.
Yo no lo estoy"

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Luces apagadas, ventanas cerradas, una habitación sucia y un adolescente en el medio de la cama.

Lágrimas empapando sus mejillas.

Dolor. El pecho dolía mucho, quemaba por dentro como si una navaja abriera una herida a carne viva.

Tomó su teléfono y revisó como décima vez en el Instagram de su ahora ex, Lance. Él se veía tan feliz después de un mes de haber terminado su relación.

¿Por qué él no podía estar igual?, dolía como el infierno.

—¡Mierda! —aventó el aparato al piso—. ¿¡Por qué no puedo estar tan feliz como él!?

«Maldito Lance, maldito insensible».

En las últimas publicaciones en el instragram de Lance Crown se veía tan feliz, tan bien sin él, tan normal, como si nunca se hubieran conocido.

Odiaba mucho no poder superarlo tan fácil. Maldecía por ello al de cabellos celestes. Pero se maldecía más a él mismo por no ser capaz de seguir con su vida.