De rama en rama
la golondrina anida,
buscando refugio
buscando un consuelo.

Solitaria deambula
errante en su vuelo.
Muy lejos se fueron
los que un día conoció.

La lluvia y el frío
calan su frágil cuerpo.
El viento arrastra lejos
la poca fe que le queda.

Comienza a soñar
con un pasado lejano.
Añorando con anhelo
el calor de quien la amó.

Ahí desde lo alto
en recóndito sitio.
Siente que la llama
la voz de lo desconocido.

Atiende al llamado,
comienza a aletear.
Sus ojitos entrecierra
y se deja llevar.

La pequeña golondrina
está ahora en un lugar,
donde se siente contenta,
donde ya no hay soledad.