Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

34 | DUCTOS DE VENTILACIÓN

—¿Quién está vomitando? —dijo Lauren cuando se despertó a la mañana siguiente. Se levantó de la cama y dejó a Steve durmiendo, poniéndose la bata antes de salir de su habitación. Cuando vio a Hopper acostado en el sofá y a Joyce arrodillada a su lado, arqueó las cejas—. ¿Qué está pasando?

—Hola, cariño —sonrió Joyce—. No me di cuenta de que estabas aquí.

—He estado aquí toda la noche —respondió Lauren—. Steve está durmiendo —luego vió el rostro de Hopper—. ¿Qué demonios te pasó?

Hopper preguntó—: ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

—Un rato —respondió Joyce—. Te despertabas y te dormías.

—Sí, pero ¿cómo llegué aquí? —preguntó Hopper.

—Despacio —respondió Joyce—. ¿Qué es lo último que recuerdas?

—Me atacaron —dijo Hopper.

—Necesitas descansar —dijo Lauren, mientras Hopper se sentaba.

—Estoy bien —respondió.

—No, no estás bien, Hopper —protestó Joyce, y cuando Hopper se puso de pie y la sábana se deslizó, Joyce dejó escapar una exclamación y miró hacia otro lado.

—¿Y mi ropa? —preguntó Hopper.

—Uh... afuera —respondió Joyce.

Lauren negó con la cabeza—. ¿Te atacaron?

—Estoy bien —dijo Hopper—. Lo prometo.

Joyce se volvió hacia Hopper—. ¿Lo reconociste?

—¿A quién?

—Al que te atacó —respondió Joyce.

—No pude verlo bien —dijo Hopper.

—Tiene que ser del gobierno, ¿no? —preguntó Joyce, mientras Steve se unía a Lauren.

—Sí, pero si es del gobierno, ¿por qué anda merodeando? —preguntó Hopper, mirando a Steve—. Buenos días, Sr. Harrington.

—Buenos días, jefe —dijo Steve.

—Pensé que te había dicho que no se quedara a dormir —le dijo Hopper a Lauren.

—Solo se quedó porque no quería estar sola toda la noche. De todos modos, ese no es el problema aquí. ¿De qué están hablando? —preguntó Lauren—. ¿El Gobierno?

—Sí —dijo Joyce.

—¿Qué tiene que ver con esto? —preguntó Lauren—. ¿Quién te golpeó? ¿Lo atrapaste?

—No, corrió. ¿Por qué huye? —preguntó Hopper—. ¿Por qué no vimos nada ahí abajo?

—Preguntémosle —dijo Joyce, sosteniendo un bloc de notas.

—¿Qué es eso? —preguntó Hopper.

—Su matrícula —respondió Joyce.

—¿Y los guiones? —preguntó Lauren.

—Son espacios en blanco —respondió Joyce—. Creo que era una H o una P con esa parte borroneada. Y sé que había una Y. Estoy segura. Esa era una B, pero podría haber sido un ocho, y esa...

Hopper tiró el bloc de notas a un lado—. Sigue dedicándote a las ventas.

Lauren volvió a negar con la cabeza—. Me voy a vestir.

Joyce le sonrió a Lauren—. Que tengas un buen día, cariño.

—Gracias —sonrió Lauren—. Buena suerte con tu B, P y ocho.

Joyce se rió—. Gracias.





—La tarjeta abre la puerta, pero, por desgracia, el ruso de la tarjeta lleva un arma gigante —explicó Dustin—. Lo que sea que haya en esa habitación y en las cajas, no quieren que nadie lo vea.

—Debe haber un modo de entrar —dijo Robin.

—Bueno... podría neutralizarlo —dijo Steve.

—¿A quién neutralizarías? —preguntó Lauren.

—Al ruso —respondió Steve, y cuando Lauren asintió con sarcasmo, Steve frunció el ceño—. ¿Qué? Voy con sigilo por atrás, lo noqueo y tomo la tarjeta. Fácil.

—¿No escuchaste la parte sobre el "arma gigante"? —preguntó Connor.

—Sí, Connor —dijo Steve—. Por eso iría con sigilo.

—Por favor, dime la verdad —dijo Lauren—, ¿alguna vez ganaste una pelea?

—Fue una excepción —dijo Steve.

—Dos —dijo Lauren—. Jonathan. El año anterior.

—Eso no cuenta.

—¿Por qué no cuenta? Te dio una buena paliza —dijo Dustin—. Labio hinchado, nariz torcida, ojo morado, sangre...

—Steve, te amo, pero no puedes negar que no tienes el mejor historial cuando se trata de peleas —dijo Lauren.

—¿De qué lado estás?

—Del lado que no implique verte golpeado —respondió Lauren. Notó la expresión de Robin—. ¿En qué estás pensando?

—Tal vez funcione —dijo Robin poniéndose de pie.

Tomó el dinero en efectivo del frasco de propinas y Lauren gritó—: ¡Robin! ¿Qué haces?

—Necesito dinero —respondió Robin.

—Dos tercios de eso es mío y de Lauren —dijo Steve—. ¿Adónde vas?

—Hallaré cómo entrar de forma segura —respondió Robin—. Mientras tanto, sirve helado, compórtate y no dejes que te peguen. Vuelvo enseguida.

Steve atrapó a Dustin lamiendo su cuchara e hizo una mueca—. Oh, amigo. Por favor, deja mi cuchara.

Sonó el timbre y Lauren suspiró, dirigiéndose al mostrador—. Hola, bienvenido a Scoops Ahoy. ¿Qué puedo ofrecerte?





Cuando Robin regresó, trajo consigo un plano del centro comercial—. Es fascinante lo compras por 20 dólares en el Registro del Condado. El Starcourt. Los planos completos.

—Nada mal —comentó Dustin.

—Aquí estamos nosotros. Scoops —dijo Robin, señalando el plano—. Aquí es adonde queremos llegar.

—No veo una forma de entrar —dijo Steve.

—No —respondió Robin—, si buscas exclusivamente puertas.

—Ductos de ventilación —dijo Connor en voz baja.

—Exacto —respondió Robin—. Resulta que esta sala secreta necesita aire como cualquier otra. Y esos ductos de ventilación conducen —garabateó en los planos con su marcador de pizarra—... aquí.

Steve se subió a la escalera y desatornilló la rejilla—. ¿Linterna? Gracias —iluminó el ducto de ventilación con la luz—. No lo sé. No sé si alguno cabe aquí. Es... muy estrecho.

—Voy a caber —dijo Dustin—. No tengo clavículas, ¿recuerdas?

—¿Cómo? —preguntó Robin.

—Tiene una enfermedad —dijo Steve—. Tiene crido... algo así. Le faltan huesos. Se dobla como Gumbo.

—¿Te refieres a Gumby? —preguntó Lauren.

—Estoy bastante seguro de que es Gumbo.

—Steve, ¡cállate y empújame! —gritó Dustin.

—Está bien —dijo Steve, subiéndose a la escalera—. Te empujo.

—Los pies no, tonto —respondió Dustin—. El trasero.

—¿Qué?

—¡Toca mi trasero, no me importa! —gritó Dustin—. ¡Empuja más fuerte!

Steve levantó las piernas de Dustin sobre su hombro.

—Juegas con mis piernas.

—Es que no tengo una base firme —respondió Steve.

—¡Vamos!

—Voy a empujarte, ¿estás listo? —preguntó Steve—. Uno, dos...

—¡Mierda! —exclamó Dustin mientras Steve lo empujaba.

—¿Funcionó? —preguntó Steve.

—¡Otra vez!

El timbre hizo que Lauren se sobresaltara. Erica Sinclair estaba detrás del mostrador—. Hola marineros. Todos a cubierta. Hola. Vamos, vengan aquí a servirme muestras.

Lauren y Robin intercambiaron una mirada.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro