05 | UNA CITA
Lauren se sentó junto a Jonathan en la cafetería, dejando escapar un gemido de frustración—. No creerás el día que tuve.
—¿En serio? —preguntó Jonathan—. Apenas es mediodía.
—Exactamente —suspiró Lauren—. El chico nuevo, ¿por el que todas las chicas se están desmayando? —Jonathan asintió mientras Lauren contaba su historia—. Entonces se sienta a mi lado en física, y yo pienso "oye, tal vez no sea tan malo". Pero luego abre la boca y todo lo que hace es coquetearme, como si lo único que quisiera fuera meterse en mis pantalones. Quiero decir, Dios, ¿no tiene vergüenza?
—Claramente no —respondió Jonathan distraídamente.
—Luego me pidió que fuera a la estúpida fiesta de Tina con él —dijo Lauren—. Una fiesta a la que ni siquiera quiero ir, y traté de decir que no y me pidió que dejara a Con y al resto de los niños. Quiero decir, sí, tienen 13 años, pero él es mi hermano menor. No puedo defraudarlo.
—Quieres decir que no puedes perder tu parte de sus dulces —respondió Jonathan.
—Está bien, tienes razón —dijo Lauren—. Pero, de todos modos, odio las fiestas, y es Tina. Ni siquiera sabe mi nombre.
—Eres tan dramática —dijo Jonathan—. Honestamente, cualquiera pensaría que casi te matan o algo así, no que te hayan coqueteado.
—De hecho, casi me matan. Al igual que a tí, así que perdóname si coquetear me pone un poco nerviosa.
—¿Por qué? ¿Porque dijo que eres bonita, te degollará y te sacrificará a Satanás? —preguntó Jonathan.
—¡Quizá! —dijo Lauren.
Una bandeja se deslizó sobre la mesa a su lado y Lauren vio a Nancy tomar asiento, con una expresión de emoción en su rostro—. Entonces, nunca vas a creer lo que escuché sobre ti.
—¿De mí? —preguntó Lauren, sin saber con quién estaba hablando Nancy—. ¿Qué?
—Entonces Tina lo escuchó de Lainey, quien lo escuchó de Sarah, quien lo escuchó del chico nuevo, quien dijo que te llevará a la fiesta de Tina el viernes —dijo Nancy, sacudiendo el brazo de Lauren con tanta fuerza que la pasta del tenedor se le cayó al regazo—. ¡Son excelentes noticias!
Lauren dejó escapar un suspiro mientras quitaba la pasta de sus jeans—. No voy a ir a la tonta fiesta de Tina con Billy.
—¿Qué? —preguntó Nancy.
—Dije que no —dijo Lauren, viendo a Billy mirándola desde el otro lado de la cafetería—. Dios, que pesadilla.
—Creo que deberías hacerlo —dijo Nancy—. Es totalmente caliente.
—No, no lo es —respondió Jonathan.
—Por primera vez, estoy de acuerdo con Jonathan —dijo Lauren.
—¡Oye!
—¡Vamos! —dijo Nancy—. ¿Me estás diciendo que no lo encuentras atractivo?
—¿Quién no me encuentra atractivo? —preguntó Steve, dejándose caer en el asiento junto a Nancy.
—No todo se trata de ti, idiota —dijo Lauren, arrojándole la pasta que había arrancado de sus jeans.
Él reaccionó como si ella le hubiera arrojado algo peor que pasta, golpeándola dramáticamente. Nancy puso los ojos en blanco—. Solo estábamos hablando de cómo Lauren irá a la fiesta de Tina con Billy.
—Ah, sí, me enteré de eso —dijo Steve.
—¿Todo el mundo lo sabe?
—El chisme viaja rápido en Hawkins —dijo Steve—. ¿Es verdad?
—No, no es verdad —dijo Lauren—. Odio las fiestas y ya tengo planes y esto es ridículo. Dios, odio que la gente hable de mí.
—Vamos, disfrútalo —dijo Steve—. Como yo.
—No.
—Tú te lo pierdes.
—Creo que sería bueno para ti —dijo Nancy—. Sacarte de tu caparazón.
—Estoy perfectamente feliz en mi caparazón, muchas gracias —murmuró Lauren.
Jonathan se rió—. Estoy tan contento de no ser tú ahora mismo.
—¿Por qué? —preguntó Lauren.
—Ahí viene —dijo Jonathan, poniéndose de pie—. Hasta luego.
Lauren vio una sombra y se volvió para ver a Billy parado detrás de ella. Nancy y Steve se quedaron en silencio, observando lo que seguramente sería una interacción interesante con la respiración contenida.
—Hola —saludó Billy.
—¿Por qué le dijiste a todo el mundo que voy a ir a la fiesta de Tina contigo? —preguntó Lauren, volviéndose en su asiento para mirarlo—. Porque no es cierto.
—Porque la gente te llamaba perdedora —dijo Billy—. Y pensé que te haría un favor y te haría querer ir conmigo.
—Esa es una lógica sin sentido —dijo Lauren—. Ya te dije que yo...
—Ella irá contigo —soltó Nancy.
—¡Nancy!
Nancy ignoró a Lauren—. Ella irá contigo. Me aseguraré de que esté lista.
Billy sonrió—. Genial, ¿a qué hora debería recogerte?
—¿Recogerme...?
—Siete.
—Nancy, lo juro por Dios...
—Siete suena bien —dijo Billy, guiñándole el ojo a Lauren—. Te veré luego.
Cuando Billy se fue, Lauren se volvió hacia Nancy y Steve. Furiosa, señaló con un dedo en dirección a Nancy—. Estoy a dos segundos de meter este tenedor de plástico en tu yugular —cuando Steve se rió, Lauren arqueó las cejas—. Oh, ¿esto es gracioso? No olvides que también tengo un cuchillo de plástico.
Steve abrió los ojos como platos—. Cielos, ¿a dónde se fue la tranquila Lauren?
—Desapareció en el momento en que Nancy decidió que su nombre era Lauren —respondió ella—, y comenzó a tomar decisiones sobre mí por mí.
—Será divertido —dijo Nancy—. Podemos ir a escoger nuestros disfraces y prepararnos juntas. Será divertido.
—Pero debo pasar mi tiempo...
—Con Connor y los niños —recitaron Nancy y Steve en tono aburrido.
—Lo sabemos —dijo Nancy—. Pero vas con ellos todos los años y es hora de que hagas algo por ti.
—Mi idea de hacer algo "por mí" es sentarme en casa con Hop viendo lo que sea que esté en la televisión —respondió Lauren—. No emborracharme en alguna fiesta tonta a la que probablemente irá la policía.
Steve contuvo el aliento—. Dios, ¿siempre eres tan pesimista?
—Sí —dijo Nancy—. Lo es.
—La última vez que lo comprobé, tu nombre era Nancy —dijo Lauren.
—La última vez que lo comprobé, tienes que relajarte —replicó Nancy—. Irás a la fiesta con Billy. Fin de la discusión.
—No creo que haya llegado del todo a su...
—Ah, ah, fin de la discusión.
—Yo no...
—No me hagas atascar mi tenedor de plástico en tu yugular.
Lauren se rindió después de eso, terminando su almuerzo con Nancy y Steve, sin darse cuenta de que Steve no paraba de mirarla. Desde que él y Lauren volvieron a ser amigos, Steve no podía dejar de pensar en ella. Sabía que estaba mal, porque estaba con Nancy, pero lo que sentía por Lauren no se comparaba.
Lauren había sido su mejor amiga desde que eran niños y él había sido lo suficientemente valiente como para preguntarle por su libro después de que su madre le dijera quién era ella. Habían pasado por todo juntos hasta que Steve tomó la ruta de la popularidad sobre su amistad de toda la vida. Nunca lo admitiría, pero había extrañado tener a Lauren en su vida.
Era un soplo de aire fresco, no envenenada por la popularidad o las últimas tendencias o quién hizo qué con quién. Lauren era normal, con los pies en la tierra y le ofrecía a Steve un respiro de la presión constante que venía con ser quien era. Claro, le encantaba ser conocido como el rey Steve, pero a veces era agradable ser solo Steve.
Lauren lo hacía sentir así.
Desde que se volvieron amigos de nuevo, recordó lo mucho que ella había hecho por él. Había sido alguien en quien Steve podía apoyarse, tanto como él lo fue para ella antes de tirarlo todo por la borda. Siempre habían sido Steve y Lauren, y aunque ahora tenía a Nancy, Steve no pudo evitar la leve punzada de celos ante la idea de que Billy llevara a Lauren a la fiesta.
¿Y si se enamoraba de él? ¿Y si decidía que se iba a convertir en una chica popular y se olvidaría de Steve? ¿Qué haría si perdía a su mejor amiga después de encontrarla de nuevo?
Steve no sabía las respuestas a todas sus preguntas.
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