
O4
Después de esa publicación, no volvió a subir otra durante el resto del día y la noche. Hubo una gran cantidad de comentarios en el post y, decir gran es poco.
André prácticamente agradecía no tener casi redes sociales porque a nosotros a Sandy y a mi, por ser sus amigos, nos habían petado las redes sociales. Con lo único que tuvo que lidiar fue con su prima tocando la puerta de su habitación en medio de nuestra llamada.
Los tres comentamos nuestros deseos de tener un día tranquilo en la universidad. Muy a pesar de no mencionar nombres, coincidir con la identidad de André sería fácil. Sobre todo yo, quería pasar desapercibido.
───Buenos días ───saludé a Sandy, quien entraba al asiento del copiloto.
───Estoy hasta el coño de los mensajes ───mencionó ella, dando lugar a un beso en mi mejilla ───. He tenido que quitar el WiFi de mi teléfono por la noche.
───Y que lo digas ───seguí la conversación ───. Mi madre apagó el WiFi porque mi laptop y teléfono no dejaban de sonar anoche. No sé cómo estará André con esto.
El mencionado nos esperaba fuera de su casa, adentrándose en la parte trasera sin decir palabra alguna. Esta vez los gemelos no estaban. Besó la mejilla de Sandy y chocó su mano conmigo. Nos mantuvimos expectantes y habló;
───Tengo miedo.
Durante nuestro trayecto normal, intentamos relajarnos e ignorar el asunto. Comimos dulces, hablamos de series y películas, cantamos. Tenía que ser un día normal, como cualquier otro.
Aunque la imagen importaba. Nos lo hicieron saber con más ímpetu al estacionar la camioneta, salir de ella y encontrar a personas que en nuestros años de estudio nos habían dirigido la palabra, al menos a todos juntos.
───¡Hola! Andre, Jimin y...
───Sandy.
Saludaron a André de más, sin pronunciar bien su nombre. Le preguntaron por su día, siendo de mañana, halagaron sus gafas, que combinaban perfecto con la camisa a cuadros que portaba el día de hoy.
Sucias serpientes.
¡Claro que le lucía bien! Sandy y yo siempre que podíamos se lo decíamos. Le ayudabamos a escoger ropa con la que pudiera sentirse cómodo.
Cerca de nuestros casilleros, suspiré, buscando mis libros y los apuntes que pasaría a dejarle a uno de mis asesorados durante mis clases. Estaban bien marcados, con consejos, para que pudiera entender hasta que nos encontráramos en una sala de estudio.
─── ¿Podemos tomarnos una foto contigo, Andre?
───Es André, con acento en la e. AndrÉ ───marcó Sandy.
Las chicas miraron a mi amiga, pero volvieron a mi amigo, sus cabellos rizados apenas largos se menearon un poco al girar la mirada abruptamente a nosotros. Parecía pedirnos permiso y sonreí para él, accediendo a esa ilusión que brillaba en su mirada. Me encogí de hombros, él sonrió y asintió a nuestras compañeras.
───Solo espero que esto no se haga costumbre. Nos quitan el tiempo de clase y son HIPÓCRITAS, ───estaba alzando la voz al propósito, la ignoraron ───. Ellas se rieron ayer cuando André estaba en el suelo.
Asentí, concordando con ella, pero le di por su lado al asunto. Quise explicarle a Sandy que sería algo momentáneo y que André podía disfrutar de un poco de atención. No sucedería nada malo por ello. Pero no hice más que llamar la atención del rizado, recordandole que es un fanático de llegar puntual.
Salió con cuidado del grupo de chicas, les sonrió mientras abría su casillero y guardaba sus libros para sacar los otros que no ocuparía, todo con un toque de torpeza que las chicas le aplaudían y soltaban múltiples "aww". Me dio asco.
───Oye, Mason ───llamó André, colocándose a mi lado, caminando por el pasillo ───. ¿Así se siente tener chicas por montón?
《Preguntándole al indicado, ¿no?》
Sin producir sonido o enseñarle en mi rostro que fue una pregunta incomoda para mí, saqué el paquete de chicles de mi bolsillo, buscando uno con los dedos temblorosos.
───¿Qué te puedo decir yo?
El chicle se pegó al papel, derretido por el calor. Siseé, procediendo a raspar la envoltura.
───Esas arpías solo están hablándote porque Neptuno hablóde lo que sucedió contigo, André.
───Que lo haga más seguido, entonces. Nos vemos luego.
André entró a su salón, despidiéndose con una sonrisa diversa a la que nosotros conocíamos. Sandy a pisotones de sus botas, con los labios en una fina linea y sus cejas negras juntas me abandonó después.
───¿Y a ella qué le pasa?
Logré sacar el chicle. El sabor a frambuesa me envolvió al plantarme en la puerta de mi salón. Me quedé quieto, con una burbuja en los labios, mirando fijamente al pelirrojode ayer y su amigo castaño caminando en mi dirección.
───Ella no está preocupada por los permisos, sino por el ruido. Sigue diciendo que para mi "talento" tendría que tocar otra cosa.
───La última vez que fui a tu casa me dio unos vinilos. Podríamos modificar el ritmo, hacer covers en rock ───ideó el castaño.
Ambos se detuvieron frente a mi, teniendo la puerta de entrada justo a nuestro costado. Tenía los ojos negros, brillosos y llamativos.
Mi burbuja se explotó.
───¿Tienes algún problema, Mason?
《¡Sabe mi nombre!》
───¿Sabes mi nombre?
El castaño se burló, una risa nasal que me resonó, recibió un codazo del pelirrojo. Me hice a un lado cuando el más bajo de los tres pidió permiso, estaba bloqueando la puerta.
───Claro, amigo. Vamos en algunas clases juntos. Además, eres mejor amigo del mencionado André. Uh, ¿me das?
Volví a masticar, abriendo el paquete para que pudiera tomar uno.
───Ten cuidado, el chicle se pega al papel como yo a las sábanas ───intenté bromear. Me di vergüenza al segundo de haberlo dicho.
Con uno de ellos entre sus dedos, meneó su mano sacudiendo el mismo al reír. Pasó por la puerta, dándome la espalda, me fijé en el resto de su aspecto en su trayecto hasta la última silla. Portaba un suéter rojo, pantalones cargo negros, una mochila de una sola correa sobre su cadera con múltiples parches cosidos de bandas de rock.
───Yo a las sábanas... ───me quejé, tomé una distancia prudente del pelirrojo. Una banca enfrente a la línea media donde solía sentarse.
El profesor entró, du buenos días resonó y el marcador comenzó a teñir el blanco del pizarrón con letras. Giré la mirada hacia el pelirrojo, que despreocupado miraba su celular. Volví la vista al frente y me mentabilicé no acercarme más.
───¡Está insoportable!
Me preguntaba porque Sandy seguía murmurando durante todo el trayecto, ahora entendía, guardaba un grito que me resonó dentro de la cabeza. Le pasé una charola y saqué mi tarjeta.
───¿Qué hace? ───indagué, dejándome llevar por el bullicio del lugar y el aroma de mi comida. La señorita tomó mi tarjeta, llenándola al estirarle el billete. Luego de cobrar nuestras comidas me la regresó ───. ¿Discuten de nuevo sobre Flash o esta vez es de American Horror Story? ¿Será Teen Wolf?
Sandy negó con la cabeza, le llené la charola ya que estaba más concentrada en joderse la mandíbula apretando los dientes.
───Ya lo verás.
Al llegar a nuestra mesa habitual, presencié a André con mi chaqueta color militar que había dejado en mi casillero, había optado por abrir unos cuantos botones de su camisa y dejar sus lentes fuera de su rostro. Lo rodeaban dos chicas, sentadas a cada lado y jugaban con los cabellos rizados de mi amigo, deslizando unos cuantos dedos por su pecho plano y blanquecino.
Venga.
───Sí, sí, somos cercanos, es alguien genial. Yo mismo le pedí que no mencionara mi nombre, ¿pero que se puede hacer? Me encontraron.
───¿Entonces es hombre?
───Yo no diría eso.
───¿Es mujer?
───No puedo revelar eso, chicas.
Sandy y yo nos sentamos, uno al lado del otro. Observé curioso el jugueteo de André con las chicas, como nunca antes. Sandy clavó su tenedor en la chuleta y mientras llevaba la misma sin cortar, se la quité para hacerlo yo. Al darle su charola nuevamente, Sandy comió con rabia notoria. Tal vez el comportamiento de André estaba siendo demasiado.
Hice un sonido con la garganta, un ronco, pero audible sonido que alertó a André. Este regresó de su mundo de tetas y labios tintados, mirándonos.
───Bueno, chicas. Deberían ir con sus amigas y eso, tengo que hablar algo importante con mis amigos y comer, ya saben, para tener fuerza para ustedes.
Tuvo un intengo de guiño. Demasiado torpe para lo que debería ser un casanova o al menos eso creía yo. Funcionó lo suficiente para que ambas chicas se levantaran de la mesa, despidiéndose con las manos.
Al no verlas más, sacó sus gafas del bolsillo que había en la camisa. La "inocencia" se posó en su rostro, junto a una sonrisa orgullosa. Algo que sacó más de quicio a Sandy, como si André no supiera lo que hacía.
───¿No es genial? Se pegan a mi como abejas a la miel.
───Como moscas a la mierda ───corrigió Sandy, clavando su tenedor ahora en las papas. Al menos estas eran pequeñas.
───Oye, no digas eso. Esto es genial, por fin me hacen caso las mujeres.
───¡Te estás aprovechando! ───indicó Sandy, apuntándole amenazadoramente con su tenedor.
───¿Por qué haces esto, André? No es propio de ti.
───Estoy cansado de siempre estar en la oscuridad. Vamos. Tenemos la misma edad y es completamente seguro que sea el único virgen de los tres. Tal vez, de esta forma pueda conseguir un polvo y no solo uno. Me entiendes, Mason. ¿No?
《No, André. No te entiendo. 》
Yo soy completamente virgen, como tú, con la diferencia que mis gustos son chicos y no chicas, lo cual es mucho más difícil e incorrecto -desde mi perspectiva y la de la mayoría del mundo-, por lo tanto sí, podría entender la urgencia.
Varias veces me imaginado a mí, mi grande, hinchada, y venosa polla apunto de explotar, siendo devorada por unos bonitos labios mientras sus ojos están cegados por la lujuria, y yo tiro de su corto cabello para empujar mi polla en su garganta varonil. También, me he imaginado a mí mismo besando, mordiendo, lamiendo, chupando, tocando y recorriendo los pectorales, brazos fuertes, muslos, omóplatos, glúteos gordos y más del cuerpo de un hombre. Enterrarme en su interior profundo y veloz, tal como el porno gay me ha mostrado que es posible, entregar placer a otro hombre siendo uno mismo.
Entendía la urgencia, claro que lo entendía, podría decirse que era el que más necesitado estaba, pues he mantenido mi secreto desde hace mucho tiempo. Sin embargo, no puedo entender su forma de actuar.
No justifica lo que está haciendo.
───Tal vez hasta puedas darme consejos de cómo tener chicas en mi cama, ¿puedes? ───siguió después.
Antes de poder responder, el fuerte golpe de palmas con la mesa nos hizo prestar atención a una muy enojada Sandy, quién tenía su vista sobre la mesa y sus cortos cabellos del fleco cubría sus ojos, era difícil ver su rostro, pero su postura y respiración nos mostraban sin duda que estaba furiosa.
───Las chicas... no somos objetos para saciar sus necesidades carnales. Tenía una idea equivocada, parece ser que son iguales a todos los trogloditas en esta universidad. Cuando piensen más allá de su deseo propio y de liberar su pequeña polla de la agonía, vuelvan hablarme. Bien pueden usar su puñetera mano antes que a una chica, es más práctico y del tamaño correcto para ustedes.
Salió de su silla y a pasos pesados, bien sonados contra el suelo de la cafetería, esparció su furia con quien se metía en su camino. Rápidamente me levanté de mi lugar para ir tras de ella.
───Meis ───llamó André.
Me sentía en la espada y la pared.
Inconscientemente me estaban poniendo a elegir entre ellos, como muchas otras veces. Pero teníamos que estar los tres juntos.
───Podemos hablar de esto luego, André. Ahora mismo hay que ir por Sandy, ella no puede pensar eso de nosotros cuando no es verdad.
André suspiró y negó levantándose de su lugar para mirarme.
───Esto es importante para mí, Mason. No lo entiendes porque para ti es fácil.
Y por primera vez, me impresioné de algo que André dijo. Mi mirada atónita siguió en su espalda, él se dispuso a coquetear con las mismas de antes, yo con un pequeño tropiezo, giré sobre mis talones, yendo a buscar a Sandy.
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