
33
Ahora tocaba elegir los demás papeles, quienes serían mis padres, quien serían los padres de Brooke, mi mejor amiga, los hermanos de Brooke, los mejores amigos de él y otros más.
Estaba que me llevaba la chingada.
Brooke se había sentado un poco lejos de mi, estaba en su celular, muy cómodo al respecto, mientras yo miraba el guión con recelo.
¡¿Por qué mi madre habría tenido que mandarme mensaje justo cuando estaba en teatro?!
¡¿Por qué no elegimos perter pan?!
Hubiera elegido sin duda las mayas verdes a tener que hacer esto, enfrente de tantas personas.
Suspiré juntando mis cejas.
Sentía mis hombros tensos y el ardor en mi estómago, así que decidí dejar de leer el guión. El personaje no iba en nada conmigo, era tan carismático, encantador, sencillo, pero divertido y lindo.
A mi personaje le encantaba el café, solo en eso estábamos en común.
Miré el escenario, seguían pasando los papeles. Era el último, estaban asignado el papel de uno de los hermanos de Brooke, había tocado que fuera Woonho el primero y el segundo sería Baek, que tenía mala cara y miraba feo a Woonho.
Woonho era un dolor de culo.
Miré de nuevo el guión en mis manos y decidí tratar de disipar mi enojo.
Pero no podía.
─ Muy bien, ya todos tienen sus papeles, ahora comiencen a estudiarlos que la obra será en unos meses.
─ ¡Sí, profesora!
─¡Hasta mañana!
Me levanté de la silla, tomé mi mochila y metí el guión de mala gana, entonces me dirigí a la puerta de salida.
─ ¡Ey, Jimin! ─ Gritó alguien a mi espalda.
Era la voz de Brooke.
Me detuve a mirarle, llegó con una sonrisa larga hasta donde estaba.
─ Así que me toca ser tu novio, ¿qué tal si ensayamos la escena de los besos? ─ Comenzó a simular besos con sus labios.
Escuché risas, giré la cabeza y Wonhoo y otros alumnos estaban cerca, riéndose de lo que Brooke había dicho.
Miré de mala gana a Brooke, él con su rostro fijo en ellos, cara seria, hasta que giró a mirarme y cambió por completo.
Él sabía que yo estaba enojado.
─ Jimin.
─ Dejame tranquilo.
Me di la vuelta y dando grandes zancadas salí por la puerta, recorrí el pasillo, dejé el área de arte y fui en dirección al estacionamiento, donde me esperaba Sandy recargada en la camioneta, mirando su celular, saqué el seguro.
─ Sube al auto.
Sansy dejó el celular y me miró en reproche, pero al ver mis cejas juntas y ojos llenos de fuego, decidió no decir nada y subir al auto. Una vez estuve dentro, lo encendí y miré por el espejo retrovisor, Brooke saliendo de la puerta de teatro y buscándome con la mirada, o eso suponía, lo confirmé cuando me vio y yo aceleré hacía atrás para girar e irme de ahí.
Me dolía la cara de lo fruncido que estaba mi ceño, pero no podía dejarlo, trataba de relajarme, pero no había manera, me sentía tan tenso.
─ ¿Me quieres decir que es lo que te sucede?
─Mal día, no preguntes. No quiero ser grosero contigo.
Sandy se indignó, lo sé por el sonido raro que dejó escapar de sus labios y la forma en la que giró a verme. Se cruzó de brazos y siguió mirando el camino.
¿Qué?
¿No tenía derecho a estar furioso?
Lo estaba porque durante toda el ensayo, Woonho y sus amigos estaban haciendo bromas ridículas sobre la homosexualidad, porque me había tocado con Brooke y él me pone en demasía nervioso, porque era una obra gay y me la estoy tomando muy personal.
El guión es buenisimo, fue escrito por un muy bien escritor y es reconocido aunque no tiene tanta fama como debería, pero es buenisimo. Sin embargo, ahora mismo lo estaba odiando.
Maldito Evan Park.
Paré frente a la casa de Sandy, no dije nada, solo detuve el auto y quité los seguros, esperando a que bajara.
─ Puedes contarme lo que sea, Jimin.
Asentí.
Sandy suspiró y salió del auto, luego comenzó a subir las escaleras para entrar a su casa y desapareció por la puerta azúl con el número 58 en dorado. Volví a encender el auto y aceleré para llegar lo antes posible a casa.
Cuando entré a la puerta y escuché a mamá regañando a los gemelos, sabiendo que hoy no tenían práctica de fútbol y seguro estaban jugando a ensuciarse de lodo, me dediqué a subir las escaleras. Pero los gemelos aparecieron cerca y me enterraron una flecha en el culo, la cual me saqué con molestia y rompí a la mitad.
Sus caras fueron algo que nunca iba a olvidar.
Lejos de sentir culpa me enojé más conmigo mismo y subí rápidamente las escaleras, me adentré a mi habitación, cerré con pestillo, aventé mi mochila a la cama y encendí el computador.
Sí, posiblemente lo estaba exagerando todo y estaba siendo un patán.
Solo hoy no me sentía con el ánimo para lidiar con todo, era ridículo, sí, lo era. Pero me sentía extrañamente intranquilo.
Había tenido sexo grandioso con Brooke, pero era eso, sexo y ni siquiera sabía si lo seguiríamos teniendo. Fueron dos veces en esa burbuja tranquila en la que me había mantenido feliz antes de entrar a la puerta de mi casa y luego era volver a la vida estresante donde tenía que cuidarme de mirar culos demasiado tiempo.
Aquí estaba, no había pasado ni una semana de haber tenido sexo (y perdido mi virginidad) y ya quería hacerlo de nuevo. Lo necesitaba.
Entonces abrí gmail y comencé a escribir.
Cuando estaba cansado de mi mal genio y había drenado todo mi pensar en el correo, me levanté de la silla, abrí mi ventana, salí por ella y me senté en el tejado, miré el sol metiéndose entre las montañas y casas, sacándose la corbata y listo para dejar que la luna se pusiera sus zapatillas para ir a bailar.
Me quedé ahí, esperando pacientemente a escuchar el sonido de notificación que daba cuando llegaba un nuevo correo, atrapado en mis pensamientos.
Me sentía extraño.
Atrapado.
Sabía que no iba a dejar de sentirme así hasta que le dijera la verdad a mi familia, a mis amigos o a la única que quedaba de ellos. Sabía que no me sentiría mejor hasta que pudiera liberarme por completo y mi mal genio a penas comenzaba, lo presentía en el comienzo de mi garganta, esto era una pequeña muestra.
Porque estar con Brooke había sido la gota que derramó el vaso.
Y ya no había más que hacer.
De las grietas estaba comenzando a escurrir lo que tenía que salir y tanto tiempo estuve conteniendo.
Mis rodillas estaban contra mi y mis brazos sobre ellas, mi barbilla en mis brazos y mis cabellos negros despeinándose con el viento. Mi música en mis audífonos sonando agradablemente.
Me sentía como fuera de mi.
[...]
Una respiración más se había escapado de su nariz, tenía las piernas contra su pecho y la barbilla sobre sus rodillas, mirando la pantalla con recelo y algo de dolor incrustado en sus pupilas.
En su pantalla podía verse la imagen de la ventana por donde había salido el pelinegro, la cortina se movía hacia adentro y meneándose debido al viento que le soplaba y fuera, justo sentado de la misma forma que él, estaba Jimin.
If you Want Love sonaba de el reproductor en el reproductor de Jimin, en sus audífonos y lo sabía porque había tratado de escuchar lo que Jimin escuchaba y se había metido a su celular.
Ahora, en la actualidad, un celular era como mirar a una persona, uno sin darse cuenta la llena de si mismo, dentro de él está lo que es la persona dueña del aparato.
El teléfono de Jimin tenía un fondo de pantalla de una foto de un dibujo que sus hermanos habían hecho de él como "el hermano número uno", arriba de él habían tres carpetas; juegos, colegio, contactos. Había agrupado las apps de la escuela junto a los juegos porque era lo que más ocupaba y tenía los contactos de; papá, mamá, André, Sandy y recientemente agregado, Brooke.
Su galería estaba llena de fotos de su familia y amigos, fotos de viajes escolares y familiares, imágenes de series, fotos de apuntes del colegio y otras cosas.
Su reproductor estaba lleno de canciones de grupos agradables, canciones en varios idiomas, tranquilas, relajantes y con ritmo.
Quien entrara a su celular pensaría que es completamente normal, ordinario, carismático, relajado y común.
Pero Jimin tenía una aplicación que ocultaba audios, fotos, vídeos y aplicaciones.
Y cuando Neptuno entró en esa parte del celular de Jimin sin que él se diera cuenta de ello.
Miró fotos, muchas fotos, imágenes, vídeos, audios y aplicaciones.
Ahora entendía lo frustrado que estaba Jimin, lo atrapado que se sentía y lo malditamente caliente que era el tipo.
Tal vez su curiosidad virginal, un fetiche o algo que solo le gustaba a tal punto de tener semejante cantidad de cosas.
Cuando sintió que estaba entrometiéndose demasiado, dejó de mirar aquello y prestó atención al correo abierto en su pantalla, que ya lo había leído, mientras Jimin escribía y unas cuantas veces más después.
Ahora estaba mordiendo sus uñas, buscando como responderle.
─ Es que este solo es un prólogo, Jimin.
[...]
Sus ojos se abrieron cuando escuchó algo golpeando, se quedó quieto durante unos segundos y luego volvió a oírlo.
Se levantó de la cama tallando sus ojos y miró la ventana, entonces hubo una piedra más golpeando su vidrio, se acercó a ella y la abrió sacando su cabeza para mirar al intruso de su jardín junto al árbol que a veces ocupaba para recargarse en él mientras leía cómodamente.
Brooke había aventando otra piedra y estaba había caído contra el cuello de Jimin, lo que lo llevó a mirarlo con enojo.
─ ¡Me has dado en el cuello! ─ Gritó en un susurro.
─ ¡Lo siento!
─ ¿Qué es lo que quieres?
─ ¿Puedes bajar?, quiero hablar contigo.
Jimin se cruzó de brazos sobre su pecho desnudo y levantó una ceja, Brooke relamió sus labios.
─ ¡¿Por favor?!
Jimin rodó los ojos cuando Brooke había sacado sus labios en un puchero y había levantando sus manos juntas como si rezara.
No le quedó de otra que ponerse uno de esos pantalones aguados que ocupaba para ejercitarse en las noches y salió hasta estar frente a Brooke, con los brazos cruzados y la mirada dura. Mirada que se suavizó cuando Brooke sacó de su espalda una lata de coca-cola.
─ Lo siento.
El pelinegro levantó una ceja confundido y Brooke sonrió ladinamente.
─ Se que soy gilipollas. Las bromas que hago son entre nosotros, pero estaban esos tipos estúpidos con cero cerebro y seguro te sentiste traicionado y expuesto, ¿eh?
Jimin levantó más la ceja.
─ De verdad lo siento.
Finalmente, después de largos segundos, Jimin terminó de mirarle y sonrió, tomando la coca-cola y abriéndola.
─ ¿De donde la idea de pedir disculpas con la coca-cola?
─ Sandy.
─ Lo intuí.
Ambos asintieron y se turnaron el beber de la coca-cola, hasta que se acabó y no tuvieron más que despedirse, Jimin regresando a su habitación y Brooke subiendo a su moto.
La luna brillando en lo alto, sobre sus cabezas en la última mirada y lista para seguir bailando mientras ellos iban a dormir.
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