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24

Conducir con un ebrio en tu espalda es completamente difícil, más si es una motocicleta y una Harley.

─ ¡Jimin, ya te pasaste!

Levanté una ceja y miré por el espejo a Brooke en mi espalda.

─ De bueno, amigo. ─ Levantó mi camiseta y acarició mi estómago tonificado, el cual se contrajo al sentir su mano.

Me concentré en seguir conduciendo hasta que logré ver su casa, la que por si fuera poco, estaba oscura.

Estacioné la moto dentro del jardín, dejé el seguro, cargué a Brooke y saqué las llaves. Brooke reía mientras con mi mano sostenía su muslo y el colgaba en mi espalda. Sentí su mano palmear mi trasero.

─ Ahora hazlo tú. ─ Dijo él.

Ganas no me faltaban.

─ Necesito tus llaves. ─ Dije cuando me pare frente a la puerta y no tenía ni idea de como abrir.

Brooke soltó una risa infantil, una que me hizo respirar hondo y sentí como se movía.

─ Están en mi bolsillo trasero, guapo.

Extendí mis fosas nasales. Con fuerza bruta en mi interior hice que mi mano se moviera a buscar la llave, metí la mano en el primer bolsillo, no estaba.

─ ¡Jimin! ─ Gritó él y soltó una carcajada.

Rodé los ojos y fui en busca de las llaves en el otro bolsillo, tampoco estaban. Escuché una risa escandalosa y el tintinear de unas llaves.

─ Me tocaste el culo, que atrevido.

Gruñí y arrebaté las llaves de su mano, abrí la puerta, entramos y la cerré.

Su casa era oscura, un largo pasillo, a la derecha la primera puerta al comedor y enfrente de ella la del comedor, el corredor llevaba a las escaleras y de ahí a otro pasillo en forma horizontal, donde estaban las habitaciones. La de Brooke era en lo que debería ser el ático.

Brooke sorpresivamente comenzó a cantar una canción infantil que nos cantaban para aprender el orden de la familia, tan animado cantándola sin importar que estaba en mi espalda. Comencé a subir las escaleras y Brooke hizo un sonido estilo piano cada que pisaba un escalón. Eso me hizo reír.

─ más mil puntos a mi por hacer reír a Park Jimiiiin~

Sonreí para subir todas las escaleras y entrar a su habitación. Lo que me tenía sin cuidado, era el desorden ordenado de Brooke, es decir, estaba todo tirado y junto, pero en un lugar en específico, como si fuera un sistema para encontrar todo. Aunque era un desorden, Brooke lograba hacer que fuera estético.

Caminé hasta la cama y lo dejé caer en ella, entonces el comenzó a desnudarse.

Sentí una especie de dejabú.

Brooke sacaba los pantalones de sus piernas con dificultad y reía cada que tropezaba, yo me encargué en buscarle ropa cómoda para dormir. Sin embargo, en sus cajones no habían pijamas, tampoco pans aguados, o algo para cubrir sus piernas.

─ ¿Y tus pijamas?

Oí una fuerte carcajada.

─ Yo duermo desnudo.

Decidí no preguntar, ni mover más,  cuando la prenda en mis manos era un bóxer y debajo de él había una revista porno. Por lo que, cerré el cajón lentamente y me giré.

Brooke se había tirado en su cama, en boxers, se metió debajo de las cobijas y palmeó su lado.

─ Duerme conmigo, no dormire en el sillón y tu tampoco. ─ Habló con acento demasiado ebrio.

No era buena idea, ¿lo era?, no era buena idea. Estaba ebrio, y semidesnudo, tentaba, tentaba tan mal y mis entrañas de retorcían.

Pero sabía que esta era la oportunidad, la última que tendría para al menos dormir con él y la más cercana que tendré de estar con un chico en una cama.

Por lo que asentí, me quité la chamarra, los zapatos y caminé.

Subí en silencio a la cama y le di la espalda mientras me tapaba con las mantas.

Era como estar sintiéndolo, pero no dejarlo sentir, porque no quería hacerlo, porque mi corazón latía tan fuerte en mi pecho, que no me dejaba oír si Brooke ya estaba durmiendo o no.

Y entonces me permití imaginar, permití que mi mente se dejara volar y que la situación cambiara drásticamente.

Yo era un hombre completamente feliz, todos sabían que era gay desde que era más chico, mis amigos me aceptaban, mi familia igual y justo ahora estaba con mi novio, durmiendo en su casa porque a él le gusta tanto estar junto a mi que me hizo quedarme con él con muchos besos en el rostro y un soborno de dulces más una sorpresa pervertida.

La razón por la que no estábamos abrazandonos era por...

─ Jimin, ¿estás durmiendo?

Salí de mi nube grandisima de pensamientos grandiosos para aterrizar de lleno a la realidad, la voz ronca de Brooke se había oído tan cerca que una respiración rara salió de mi.

─ No. ─ Respondí.

─ Será muy raro y no quiero incomodarte, pero ¿podrías abrazarme, amigo?

Me quedé congelado unos momentos, pensé que era broma así que no me moví y luego me giré para comprobarlo. Sus ojos, sus brillosos ojos hinchados estaban observándome, podía notarlos como los de un gato en la oscuridad.

─ ¿Por favor?

Lo había dicho de verdad, en verdad él estaba esperando que yo lo abrazara. Así que me adelante por la cama, acortando el espacio entre nosotros y lo rodeé con mis brazos, su respiración terminó en mi cuello y su perfume invadió mis fosas nasales.

Punto débil, sí, es un punto débil.

Pero no me moví, no lo hice.

Menos cuando sentí su brazo rodear mi cuerpo y terminar en mi espalda, con fuerza, sujetando mi camiseta.

Y recordé que estaba casi desnudo.

Perfecto.

[...]

Consejo para la vida. No hacer algo aunque sea la primera y última vez porque te arrepentirás de hacerla o de no poder hacerla más.

Los recuerdos de mi noche con Brooke estaban ahí todo el maldito tiempo, como si no tuviera preocupaciones ya, cosas en que pensar, estaban ahí, ardiendo en la boca de mi estómago.

Estaban en el desayuno, en la plática con mamá, en la ida a la escuela, en la conversación con Sandy, en las clases, en mi casillero, en mi bolsillo, en el reloj de la entrada y la televisión de la sala de maestros, en el café y mi tostada, en el agua, en los pasillos, en las personas, en la camioneta, en mi casa, en mi habitación, en mi computador, en mi closet. Sobre todo en mi closet.

Porque quería enterrar cualquier rastro de lo que sucedió entre nosotros esa noche, porque no sucedió nada y sucedió todo a la vez. Porque aunque no me besó, porque aunque no le besé, porque aunque no estuve dentro de él o dije que era gay, sentí intima esa noche. Porque fue la primera noche que dormía con un hombre que no fuera André, mi hermano o mi padre (ya que el primero y el último es muy raro). Porque fue la primera noche que dormí abrazado de alguien.

Abrazado de un hombre semidesnudo.

Porque, dormirme abrazado de alguien había sido significativo en demasía.

Cuando me sentía solo, solo en la forma de no tener alguien que me guste y yo a él, de no tener amor en ese sentido, de no tener un noviazgo. Imaginaba estar con alguien y abrazarlo, imaginaba que estaba en mi cama, su piel contra la mía y nuestros cuerpos enredados, con palabras llenas de amor y cabellos despeinados, con beso en la nariz y en la boca, con ganas de no para de reír como foca, con dolor de estómago por los malos chistes y dolor de mejillas, con los ojos hechos línea por no dejar de sonreír.

Dejé de abrazar mi almohada y me senté en mi cama con los labios juntos en una fina línea, miré mi computador con la pantalla encendida reproduciendo addict de Sunmi y me levanté de la cama para ir hasta él.

Había estado pasando tanto que me sentí perdido, pero debía hacer algo ya, debía en serio hacer algo.

Abrí el correo, como ya usualmente hacía para escribir a Neptuno.

Hola, querido Neptuno.

¿Recuerdas eso que me dijiste sobre de investigar por debajo del agua?

Pues lo hice.

Fui a una fiesta con un amigo, estuvimos conversando y todo. Miré muchos chicos lindos, obviamente con cuidado de que no me vieran mirándolos, de hecho parecía que yo veía mujeres.

Luego mi amigo se puso muy ebrio y si estando sobrio es un problema con eso de los halagos, piropos y bromas. Ebrio es peor.

Coqueteo conmigo durante todo el camino de el sillón en el que se emborrachó hasta cuando lo llevé a su cama a dormir. Y te digo que la casa donde fue la fiesta era lejos de su casa.

Manejé su motocicleta con él abrazandome con fuerza y riendo en mi oreja, con sus manos acariciando mis pectorales y su voz diciendo mi nombre con un "cito" seguido.

Y cuando se acostó en su cama, me pidió quedarme a dormir, porque no me dejaría irme a mi casa a esa hora y tampoco quería que durmiera en el sillón. Entonces me acosté con él y estuve nervioso, más lo estuve cuando me pidió, con una voz bajita y temerosa, que si podía abrazarlo.

¡Que si podía abrazarlo!

Lo abracé, he de admitir que me sentía como en colapso nervioso, porque por favor. Nunca me había pasado.

Dormimos abrazados y en la mañana, cuando desperté y el seguía dormido, lo observé durante mucho tiempo, porque es malditamente lindo.

Y me levanté de ella, he hice como que había entrado a la habitación, desde la puerta le llamé hasta que despertó con resaca y una sonrisa de "soy cool aún von dolor de cabeza" y tallándose los ojos, pronunciando roncamente y en medio de un bostezo un; "era mi turno para hacer tonterías estando ebrio, ¿no?"

Desearía que hubiera habido acción entre él y yo, ya sabes, esa clase de acción que este gay virginal necesita.

Tiene labios lindos, tiene ojos lindos, tiene todo lindo, hasta los hombros. Es que es muy lindo, pero hay más hombres lindos que me gustan. Pero él es realmente lindo.

Creo que me estoy liando, Neptuno.

No quiero que me suceda eso de enamorarme de alguien que no puedo, porque de alguna manera se que los gay sufren mucho y ya lo he sufrido, no quiero sufrir más con esto.

Enamorarme de un hetero.

¿Te imaginas?, yo enamorandome de un hetero.

En fin, que soy gay, que adoro ver cuerpos de hombres, también pornoy que deseo sexo y amor, hacer el amor.

Gracias por seguirme leyendo, aunque no me has respondido el último correo...
Att, Big boss.





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