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xv. worst nightmare

El viaje fue un poco más largo de lo que Cassandra esperaba y eso se debía a que estaban yendo a un lugar donde ella estuvo solamente una vez y no lo recordaba casi, al menos tenía esperanzas de no ver a Sten allí.

Apenas llegaron las mandaron a las tres a revisión para checar que no tuvieran el virus u otras enfermedades.

─Auch. ─Fie se quejó tocando su abultada panza.

─¿Estás bien? ─Cassandra rápidamente intervino y se acercó a ella.

La mujer embarazada asintió restándole importancia, solo había sido una patada muy fuerte y la tomó por sorpresa.

─Está embarazada. ─dijo una mujer, la encargada de hacerles la revisión. ─vamos a llevarla a la enfermería.

Cuando dos guardias se acercaron a Fie para tomarla por ambos brazos, Cassandra se paró frente a ellos evitando que se la llevaran.

─Ella no se separa de mi lado. ─salía su parte sobreprotectora.

Simone creía que Cassandra se había apegado tanto a Fie y su embarazo por su reciente perdida, necesitaba apegarse a algo para no hundirse en las profundidades del océano que esta vez era su mente hecha un desastre.

─Su bebé será el primero en nacer aquí. ─aclaro la mujer.

Cassandra no estaba convencida, le parecía mala idea que se separaran, pero si era para ayudar a Fie y su futuro sobrino o sobrina no quería ponerlos en riesgo. Al cabo de unos segundos terminó moviéndose del camino de los guardias y los dejo llevarse a la castaña.

Cuando terminaron con Simone y Cassandra les dieron ropas nuevas y su próxima parada era ir a ver a Rasmus. No quería, no quería estar ahí, quería salir corriendo en ese mismo momento.

Pero una vez parada frente a aquella puerta que daba justo donde Rasmus se encontraba, ya no había vuelta atrás, estaban dentro.

─¿Rasmus?

Ambas se acercaron a la caja de cristal donde se encontraba el chico, Cassandra miraba aquello casi asqueada preguntándose porque diablos le tenían ahí dentro como si fuera un animal.

Los Andersen hablaban, sin embargo, Cassandra no los miraba ni oía debido a que no quería saber nada del rubio. Hasta que Simone mencionó lo que vieron del otro lado del muro y como todo estaba siendo infectado por el virus, a eso sí que le prestó atención pero aun así seguía con su postura de hace unos minutos.

─Propagaremos el virus, el que yo tengo. ─aquello que salió de la boca de Rasmus fue suficiente para que captara la atención de Cassandra.

Frunció el ceño y entreabrió su boca, no sabía si sentía indignación, asco o ambas, no podía creer que fueran a hacer eso.

Simone estaba a punto de perder la cabeza mientras Rasmus les explicaba como el virus funcionaría para salvarlos a todos y construir un nuevo mundo.

─Debemos detener el virus.

─No...

─Debemos hallar la cura. ─Simone hablaba decidida sin escuchar nada de lo que decía su hermano menor.

─No... ¡Cierra la boca!

El grito de Rasmus calló a Simone, ninguna de las dos se lo esperaba. Cuando lo vieron salir de la caja de cristal donde se encontraba ambas retrocedieron unos pasos por su seguridad.

Rasmus se acercó apresuradamente a su hermana, se notaba desde millas lo enfadado que estaba.

─¡Tú no tomas las decisiones, mírame y reconoce tu error!

Cuando el chico trato de tomar a Simone por el brazo, Cassandra se puso frente a él cubriendo a la otra rubia con su cuerpo. No iba a dejar que Rasmus la lastimará, ni a nadie más.

Al final la mano de Rasmus terminó sobre el brazo de Cassandra, tomándola bruscamente.

─No me toques. ─dijo ella tratando de liberarse de su agarre sin éxito alguno. ─dije que ¡No me toques! ─ahora era ella quien lo había asustado a él.

─Yo pedí que las trajeran, es para que entiendan que está es la cura, así sobreviviremos.

Rasmus no dijo ninguna otra palabra y se metió dentro de su caja de cristal nuevamente, las dos rubias lo miraban con el rostro neutro, sin más ellas también dejaron la habitación.

• • •

Cassandra y Simone habían sido separadas, las dos encerradas en distintas habitaciones, ninguna sabía que era lo que estaba pasando con la otra y eso les ponía los pelos de punta.

Después de horas, recostada en la cama de aquel pequeño pero cómodo cuarto, Cassandra por fin había logrado cerrar sus ojos y quince minutos después la puerta se volvió a abrir.

─Vete, estoy durmiendo. ─dijo la chica sin siquiera mirar quien era la persona.

Seguramente era un guardia que estaba allí para llevarla a algún lado, una vez que había logrado relajarse y por fin casi dormirse en paz no quería que nadie la molestara.

─No recuerdo haberte enseñado esos modales. ─esa voz.

Lo próximo que sintió fue como el dueño de aquella voz se sentaba en el colchón hundiéndolo.

Cassandra no necesito más de un segundo en ponerse de pie y buscar algo para golpear a aquel hombre que tanto daño le había causado.

─Ha pasado tanto tiempo ¿No? ─estaba siendo cínico con ella.

─No juegues conmigo, Sten. ─con solo verlo a la cara recordaba todas y cada una de las cosas que había hecho cuando estaba bajo la custodia de Apollon.

─Antes solo te limitabas a obedecer. ─le recordó el hombre. ─supongo que con todo lo que has pasado olvidaste lo que era estar en casa.

Con cada palabra que salía de su boca Cassandra tenía aún más ganas de tirarse sobre él y asesinarlo allí mismo.

─Este no fue y nunca será mi hogar. ─dijo la rubia mientras escupía al suelo.

La mirada de Sten pasó de ella al piso y del piso a ella un par de veces, asombrado de su comportamiento.

No estaba en sus planes volver a secuestrarla y unirla como una más a sus filas, porque sabía que aquello podría terminar muy mal, además estaba seguro de que su protegido no iba a estar de acuerdo con eso.

─¿Dónde está Jakob? Y tu otra hermana ¿Cómo era su nombre? ─él sabía perfectamente que había sucedido con ellos, Rasmus le conto absolutamente todo.

─Muertos. ─respondió Cassandra lo más calmada que pudo.

Sten llevo una mano a su pecho fingiendo dolor por la pérdida de la chica, Cassandra recordó aquella vez cuando aún era una niña y vio a su hermano mayor en la base de Apollon quería correr a pedirle ayuda y sabía cómo termino eso.

─Mi pobre niña dorada...

─No me digas así, no soy de tu pertenecía, no soy una niña y mucho menos dorada. ─lo cortó la rubia.

Oír aquel apodo le había puesto la piel de gallina y volver a sentir sus manos sucias con toda la sangre que había sido derramada por ella.

─Bueno parece que ni siquiera me quieres ver.

─Estás en lo correcto.

Sten se puso de pie y Cassandra retrocedió aún más quedando con su espalda pegada junto en la pared.

─Oh, lo olvidé, seguro prefieres que Rasmus tenga apodos para ti. ─dijo Sten con una sonrisa divertida, Rasmus había omitido esa parte en su relato pero él ni siquiera necesito que se lo diga, se dio cuenta en cuanto los vio juntos hace una hora. ─¿Lo amas?

¿Cassandra amaba a Rasmus? No se lo había preguntado hasta ese momento, no estaba segura de sus sentimiento por el rubio, cuando estuvieron juntos en la base sentía que podía llegar a quererlo más si se mantenían juntos, pero eso no sucedió, y ahora ella lo detestaba. Lo detestaba porque aún seguía sintiendo cosas por él, esperaba que los tres meses separados hubieran funcionado, pero cuando se volvieron a ver se dio cuenta de que seguía sintiendo esa atracción que no podía describir por él.

Rasmus por su parte estaba seguro de que quería a Cassandra, sabía que lo que había hecho la lastimó, pero no se arrepentía de nada porque eso que hizo iba a salvar a todos ahora que estaba con Apollon.

─Yo... ─un silencio la invadió al no saber que responder.

Y de repente las alarmas del lugar comenzaron a sonar.

¡Vayan tras ella, no puede escapar, la necesitamos! ─el walkie de Sten se había escuchado.

Sonaba como una persecución, y los hombres de Apollon estaban desesperados.

¡Código rojo! ¡Andersen quiere dejar la base!

─¿Qué diablos? ─dijeron Cassandra y Sten al mismo tiempo.

─Infórmame. ─pidió seriamente el hombre que estaba en la misma habitación que Cassandra.

Simone Andersen está tratando de escapar, señor.

Lo siguiente pasó como un rayo frente a los ojos de Cassandra, Sten había abandonado a corridas el cuarto y ella quedó sola. Simone se había ido sin ella, y ahora estaba atrapada allí.

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