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xi. two of us

El ambiente en la base era crítico, nadie estaba pasando por el mejor momento y ahora con la muerte de Lea todo se había vuelto un desastre.

Sarah estuvo evitando a Cassandra durante todo el día, entendía que estuviera enojada con ella pero no podía creer que fuera tanto. Encima por algo de lo que ella no tenía control.

─No fue tu culpa. ─su voz logro asustar al chico.

Rasmus se encontraba sentado en el suelo con su espalda apoyada en una pared y sus piernas pegadas en su pecho, estaba llorando.

─Sí, lo fue. ─respondió tratando de mantenerse serio y no llorar frente a ella.

Cassandra tomo asiento junto a él, no sabía si simplemente quedarse en silencio y hacerle compañía o dejarlo solo y que se pudiera descargar, pero eligió la primera opción. Nadie debería estar solo pensando que asesinó a una persona.

─Lea quiso ayudar. ─sus miradas se encontraban en la pared frente a ellos. ─nada de esto fue tu culpa, Rasmus.

El silencio nuevamente se apodero de la situación hasta que un sollozo escapó de los labios del chico, Cassandra tomo su mano y entrelazó sus dedos.

─Solamente quería que estuviéramos bien. ─susurro Rasmus mientras limpiaba una lágrima en su mejilla. ─yo presione a Simone para que nos de la cura, a ambos.

La rubia soltó un suspiro y una extraña sensación se alojó en su estómago al pensar que Rasmus estaba preocupado por ella también.

─No te preocupes por eso Rasmus. ─ambas miradas azuladas se unieron y un destello apareció en los ojos del chico. ─Lea dio su vida por todos nosotros, no hay que dejar que sea en vano.

─¿Puedo abrazarte? ─la pregunta tomo por sorpresa a Cassandra, pero asintió.

En un segundo se encontraba rodeada por los fuertes brazos del joven, su barbilla apoyada en el hombro de Rasmus y las manos de él en su espalda. No pudo evitar sentir un cosquilleo en su vientre ante la cercanía y el tacto.

Mientras que Rasmus daba todo de sí mismo para no romperse allí en los brazos de la chica por la cual estaba cayendo enamorado poco a poco.

Por más que a Cassandra le estaba encantando la sensación de estar en los brazos de Rasmus, quería alejarse, no estaba tan acostumbrada a ese tipo de contacto. Por lo cual lentamente se fue separando.

Rasmus la dejo ir al ver que ella comenzaba a alejarse. Sus rostros quedaron extremadamente cerca, como la vez anterior, sentían la respiración del otro.

Cassandra se sonrojó, esta vez sin poder ocultarlo, y sentía que le faltaba el aire cuando la mano de Rasmus se colocó en su mejilla.

─Rasmus. ─lo llamo al ver que la mirada del chico estaba en sus labios.

Rasmus la miro a los ojos y Cassandra soltó el aire que tenía retenido, hasta que lentamente ambos comenzaron a acercarse al otro.

Sus labios se rozaron, una experiencia nueva para ambos, creían que el corazón se les saldría de su lugar. Y cuando por fin unieron sus labios fue como si algo dentro de ambos explotara.

Cassandra nunca había besado a nadie por lo tanto estaba nerviosa tratando de mantener bajo control sus movimientos y esperando no arruinarlo, mientras que Rasmus tenía algo de experiencia así que él fue quien guió el beso.

Las manos del rubio pasaron al cuello de la chica tratando de acercarla un poco más a él, como si fuera posible, sus labios se movían en sincronía eran como la pieza que faltaba en un rompecabezas para que quedara perfecto.

Cuando se separaron por la falta de aire unieron sus frentes y trataron de calmar su respiración, el beso había sido lento pero intenso.

─Yo... tengo que irme. ─Cassandra se puso de pie y se marchó de allí dejando a Rasmus confundido.

No podía creer que lo había besado, ahora se daba cuenta porque se sentía de esa manera cada vez que estaba cerca de él.

Sus manos temblaban y sus piernas parecían gelatina, aún podía sentir su mano en su cuello como si el tacto de él fuera fuego y la hubiera dejado marcada.

─Cassandra. ─Fie se cruzó en su camino.

─¿Qué? ─pregunto nerviosa, como si Fie pudiera leer sus pensamientos y supiera lo que había ocurrido.

─Es Sarah. ─la rubia tensó al oír el nombre de su hermana. ─ven.

Las dos se dirigieron al lugar donde Sarah pasaba casi todos los días desde que el mundo se fue a la mierda, ese lugar que ella tanto odiaba.

─¿La llamaste a ella? ─fue lo primero que oyó Cassandra cuando entro a la pequeña habitación de su hermana.

─Es un placer verte a ti también. ─dijo Cassandra sarcásticamente.

─Sarah tiene fiebre. ─hablo Fie para interrumpir su pelea. ─no sabemos qué tan grave puede ser.

Cassandra miro preocupada a su hermana y Sarah simplemente le corrió la mirada.

─Sarah...

─Déjalo así. ─interrumpió la menor. ─estoy preparada para morir desde hace años.

El corazón de Cassandra se rompió al oír aquello, su hermanita pensaba que no le quedaba tiempo y era probable que estuviera en lo correcto. No sabía que haría si Sarah dejaba ese mundo.

─No puedes morir. ─dijo Fie rompiendo la tensión. ─deben conocer a su sobrino.

La mujer tocó su vientre aun inexistente, las hermanas se miraron y luego miraron a Fie.

Cassandra sabía que Fie nunca fue del agrado de Sarah, ella siempre solía decirle a Jakob que no era lo suficiente para él.

─¿Escuchaste, Sarah? No puedes morir. ─Cassandra trato de acercarse a ella y tomar su mano.

Pero cuando Sarah se alejó y Fie puso su mano entre medio de ambas lo recordó, si tocaba a su hermana era probable que no la matara la fiebre sino ella.

• • •

─Oye ¿Has visto a Rasmus? ─Simone apareció en la habitación de Cassandra.

La rubia estaba recostada mirando el techo y cuando oyó el nombre del chico le volvieron los nervios.

─No ¿Por qué me preguntas a mí? Yo no sé nada de él. ─se puso a la defensiva rápidamente.

Simone frunció el ceño pero a los segundos supo de qué se trataba, había notado a su hermano un poco más distraído que de costumbre y una que otra vez lo había atrapado mirando a Cassandra.

─¿Te molestaría ayudarme a buscarlo? ─una sonrisa apareció en el rostro de Andersen.

Cassandra lo pensó por unos segundos y termino aceptando debido a que estaba de buen humor, además ¿Quién puede resistirse a la sonrisa de Simone?

Lo buscaron en las demás habitaciones de la base, debido a que en la suya no estaba, también buscaron en los baños pero nada. Llego un punto donde ya habían recorrido casi todo el lugar y nada.

Salieron afuera y vieron a Jean sentado en la lejanía, estaba frente a la tumba de Lea.

─Jean, sabemos cómo te sientes. ─dijo Simone tomando asiento a su lado.

Cassandra se mantuvo de pie mirando el collar de Lea sobre la improvisada cruz.

─Jean ¿Has visto a Rasmus?

─Sí. ─respondió Jean con los ojos cerrados.

─¿Está con Sarah?

La pregunta de Simone pareció incomodar al chico, se apartó un poco de ella y soltó su mano. Cassandra presto atención a la situación con el ceño fruncido.

Simone miro a Cassandra y se puso de pie, dispuestas a seguir buscando al menor de los Andersen.

─Se lo llevaron. ─dijo Jean cuando ellas ya se habían volteado para irse.

Las rubias se giraron a verlo con el ceño fruncido en busca de una explicación para lo que dijo.

─¿Qué?

─¿Quién? ¿Qué dices?

Hablaron las dos al mismo tiempo.

─Es todo culpa suya. ─de repente Jean no parecía ser el mismo. ─y lo saben

Cassandra decidió que ya había oído suficiente y salió corriendo en dirección a la burbuja de Sarah, Rasmus no podía estar con ella y si lo estaba lo más probable era que se llevarían a ambos.

Simone corrió detrás de ella, cuando entraron a la base se encontraron con Fie.

─¿Qué sucede? ─pregunto la mujer al ver como Cassandra buscaba algo alteradamente. ─Simone.

─Tienen a Rasmus.

─Y a Sarah, probablemente. ─la rubia se acercó a Simone y le dio un arma junto a un walkie. ─iré a ver las cámaras para saber su ubicación, no tenemos el tiempo para buscarlos habitación por habitación, protege a Sarah por favor. ─le explicó a Simone y Fie lo que debían hacer y nuevamente salió corriendo.

Cuando llego al cuarto donde estaban las cámaras de seguridad comenzó a mirar las pantallas en busca de ambos adolescentes, hasta que los vio, estaban a punto de salir de la base.

─¡Están en la cabina! ¡Van a salir de la base! ─grito a través del walkie-talkie con desespero.

Ver como una de esas mujeres sostenía un cuchillo contra la garganta de Sarah le dio terror y como la otra amenazaba a Rasmus para abrir la puerta.

Hasta que vio como Rasmus caía al suelo y comenzaba a retorcerse del dolor, las mujeres abrieron la puerta ellas mismas y escaparon del lugar, Sarah volvió para cerrarla y en cuestión de segundos el chico estaba bien. Lo había fingido.

Fie y Simone aparecieron en la pantalla y soltó un suspiro, estaban a salvo por ahora.

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