02 | HOPE |
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HOPE
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Hope is the only thing stronger than fear
«Las verdaderas pesadillas son las que ocurren en la vida real»
—Lyanne Westwood.
Me despierto sobresaltada. Al principio estoy completamente perdida en una habitación blanca, pero después recuerdo por qué estoy aquí.
Tiemblo un poco mientras miro a mi alrededor.
Mi madre me mira con preocupación, temiendo que me descontrole de vuelta. A su lado está el doctor.
—¿Cómo te sientes? —pregunta este con precaución—. Estuviste dormida por un par de días. Decidimos que era lo mejor hasta que se terminara de cerrar la herida de tu estómago.
Asiento, pero al no moverme por varios días me duele hacerlo.
Tomo un suspiro profundo y miro mi mano izquierda. No está el dedo anular.
—Estaba hablando con el doctor —dice mi madre ansiosamente al ver a dónde se dirige mi mirada—, y podrían tratar de ponerte una prótesis. Sería casi como tener tu dedo de vuelta.
Casi. Aprieto los labios pero me obligo a sonreír.
—Gracias —digo con voz queda.
No soporto ver su cara de lástima y compasión y vuelvo la cabeza hacia el techo.
El doctor me empieza a explicar suavemente mi condición, como si me fuera a romper en cualquier momento.
—Los pequeños cortes y los moretones en la piel ya desaparecieron. En cuanto al gran corte en tu cara, se está cicatrizando, y en unos días cuanto recuperes fuerzas podemos hacer una cirugía para hacerlo desaparecer completamente.
»No obstante... me temo que tengo malas noticias —el tono con que habla me hace volver mi cabeza hacia él—. Quería esperar a que recuperara fuerzas, pero su madre dijo que usted querría saberlo ahora —hace una pausa—. La herida del abdomen fue muy profunda y... me temo que dañó el cuello del útero.
Se hace un silencio mientras mi mente trata de procesar lo que dijo.
—¿Qué quiere decir? —pregunto con un hilo de voz rogando que no esté diciendo lo que yo creo que está diciendo.
Mamá no me mira.
—Es muy poco probable que pueda tener hijos —explica. Siento mis ojos humedecerse mientras niego con la cabeza, tratando de contener las lágrimas—. Hay algunas operaciones que se pueden hacer para tratar de aumentar las probabilidades, pero no se podría saber su efectividad.
—Hágalas —digo de inmediato.
Sin embargo, mi madre me interrumpe bruscamente.
—¡No!
—¿Cómo que no? —pregunto con el ceño fruncido—. Quiero tener hijos.
Antes de los Juegos, en casa, no tenía idea de qué quería ser cuando me graduara. Las opciones de trabajo en el distrito 11 no eran muy variadas y me aburrían, y lo único había deseado de verdad era tener una familia. Aunque quería esperar hasta estar en una situación estable y definitivamente no ser tan joven como lo era mi madre cuando me tuvo, esto era lo único de lo que había estado segura de mi futuro.
—Me refiero —dice ella con voz mucho más suave—. ¿Estas operaciones se tienen que hacer de inmediato? ¿No se puede esperar hasta que ella sea, ya sabe, mayor, y quiera formar su familia?
El doctor titubea.
—Bueno, no estoy seguro... todo esto es muy reciente. Definitivamente, las operaciones se harían en el futuro, lo primero que tenemos órdenes de curar son las heridas que se puedan ver en las entrevistas de la Vencedora... Lyanne tendría que recuperar fuerzas, por lo que estas operaciones no se harían hasta dentro de unos meses...
Siguen hablando pero yo me pierdo mirando al techo. No vuelvo en mí hasta que siento la puerta cerrarse y cuando miro, el doctor se ha ido.
—Puedes volver a dormir, si quieres —habla mi madre, pero la interrumpo.
—¿Por qué no quieres que tenga hijos?
Ella se queda callada por unos segundos y siento que me va a decir algo, pero después sale de su ensimismamiento y niega enérgicamente con la cabeza, sonriendo.
—No importa. El doctor dijo que las operaciones no se harían hasta dentro de unos meses, así que podemos discutirlo después. ¿Por qué no duermes?
Entiendo que no me va a dar una respuesta directa. Mi madre es incluso más obstinada que yo cuando quiere algo, así que la dejo cambiar de tema.
Después de todo, tengo tiempo para averiguarlo.
—Prefiero mantenerme despierta —respondo—. ¿Cuándo serán las entrevistas de los vencedores?
—Un par de días. Cuando ese corte en la cara desaparezca.
Asiento. La veo dar vueltas por la habitación unos minutos hasta que me harta.
—Si quieres decir algo puedes hacerlo.
—Necesitas descansar —titubea ella, pero niego con la cabeza.
—No, dímelo. ¿Qué está pasando?
Mi madre se acerca un poco a mí.
—Lyanne, hay algo que tienes que saber —susurra—. Lo que hiciste con Iain... no les gustó a los del Capitolio. Al Presidente. Cuando te pregunten, di que estabas traumada y deshidratada, no sabías lo que hacías. No lo hiciste a propósito y no lo volverías a hacer.
Voy a protestar pero me interrumpe.
—No lo volverías a hacer —repite, mirándome fijamente—. Es importante que lo recuerdes.
—¿Qué tiene que ver con el Presidente que lo haya matado un poco más diferente que los demás? —pregunto y ruedo los ojos con suficiencia—. Tendrían que agradecerme por hacer los Juegos más interesantes de la década.
—Lyanne, esto es serio —dice desesperada—. ¿Recuerdas lo que hablamos? Los Juegos son un símbolo. Representan a Panem. Y tu no solo mataste a tu opresor, si no que además fuiste en contra de las reglas y en vez de dejar que retiren su cuerpo usaste su cabeza para engañar a los demás. Esto no es por la cuchara, es por lo que pasó después.
No puedo evitar sonreír por lo que me había parecido una gran idea.
—No puedo evitar que todos sean estúpidos —hago una pausa—. Fueran. Que todos fueran estúpidos.
—Lyanne Hope Westwood, más vale que pares tus comentarios ya mismo si no quieres que te mate con mis propias manos.
Cierro la boca. No por la amenaza de muerte, sino que sé que estoy en problemas cuando mi madre usa mi segundo nombre.
—Quería terminar los Juegos —murmuro—. Engañarlos para que se maten entre ellos me pareció lo más fácil.
Mi madre da vueltas por la habitación. Finalmente se vuelve a sentar a mi lado.
—Ya sé que sí —dice con voz dulce—. Probablemente yo me hubiera vuelto loca de pasar lo mismo que tú. Sí que estoy orgullosa de ti.
»Pero... me temo que no sabes ni la mitad de las cosas de lo que pasa después de los Juegos. Esperaba que nunca lo tuvieras que saber, pero el Presidente al parecer tenía otros planes.
Sé a lo que se refiere. Los hijos de los Vencedores salen elegidos demasiadas veces para que sea coincidencia. La gente comenta la mala suerte de la familia pero es obvio que lo arreglan para que todo sea mucho más dramático. Por eso mi madre, con la ayuda de los otros vencedores del distrito 11, nos enseñó desde pequeños todo lo que teníamos que saber. Armas, heridas, métodos de supervivencia... mi hermano y yo teníamos más entrenamiento que los distritos profesionales, aunque lo guardábamos en estricto secreto. Porque al mismo tiempo que mamá no quería que muriéramos si llegábamos a encontrarnos en los Juegos, tampoco quería darles más razones al Capitolio para mandarnos allí.
Igualmente, se podía ver lo arreglado que estaba el sorteo.
El distrito 11 es el distrito más grande de Panem.
Es imposible ubicar a todos los niños de entre doce y dieciocho años en un mismo lugar para la Cosecha, como escuché que se hace en otros distritos, sino que se hace una preselección, con oportunidad para pedir teselas. Es por esto que los más afortunados, aquellos que no tienen que pedir teselas, no suelen pasar a la verdadera Cosecha, y aquellos que pasan, al no pedir ninguna tesela en la segunda ronda tampoco, nunca salen elegidos.
Excepto yo.
Aunque nunca tuve que pedir una tesela en mi vida, siempre salí escogida entre los que iban a tener que ir a la Cosecha. Y eventualmente, hace cuatro semanas, salí escogida como tributo, convirtiéndome en la primera de mi escuela en años en ir a los Juegos.
—¿Qué está pasando? —pregunto con el ceño fruncido.
Mi madre se acerca aún más y susurra:
—La gente... quiere empezar a revelarse. Snow sabe que, si deja esto sin consecuencias, los distritos van a pensar que tienen oportunidad —mi madre hace una pausa para que procese lo que acaba de decir.
—O sea que... —frunzo el ceño tratando de entender—. ¿qué, me van a matar?
¿Gané los Juegos para nada?
—No —niega con la cabeza—, eso sería convertirte en una mártir. Nuestra familia es demasiado conocida para que te hagan desaparecer así como así, y eres muy popular por aquí.
»Hope, el presidente se toma los desafíos en los Juegos muy en serio. ¿Recuerdas al ganador del Segundo Vasallaje de los Veinticinco?
—Distrito 12, Abernathy —asiento, y luego recuerdo—. Usó el campo de fuerza...
Cuando únicamente quedaban él y la chica del 1, en medio de la pelea final había conseguido que ella tirara su hacha por una montaña en donde se acababa la Arena. Él estaba muy malherido, y ella pensó que lograría sobrevivirlo. No obstante, el campo de fuerza que rodeaba la arena, devolvió el hacha y se enterró en la cabeza de la chica, convirtiendo a Haymitch Abernathy en el vencedor de los quincuagésimos Juegos.
—Ni siquiera fue un desafío evidente. Solo por usar como arma algo que los Vigilantes no habían considerado... su madre, hermano menor y su novia fueron encontrados muertos no muy poco después.
Abro los ojos con sorpresa.
—¿En serio? —por supuesto que es en serio, qué pregunta estúpida es esa—. Dios mío.
Si le hicieron eso a Abernathy solo por ese pequeño truco, ¿qué me van a hacer a mí? Mi familia... Luke, Chaff, Seeder, mi madre y Alder, mi padrastro... ¿pueden aparecer muertos en cualquier momento? Trato de convencerme de que Chaff y Seeder son Vencedores y no pueden ser asesinados sin atraer la atención, y lo mismo va para Luke, porque un niño de nueve años, hijo de una Vencedora y un ciudadano del Capitolio, y hermano de la más reciente vencedora...
De repente me doy cuenta de que ellos no están en peligro, sino mis amigos.
Tengo muchos amigos, pero aquellos con los que cuento absolutamente para todo son solo dos: Rowan y Olivia. Son hermanos, hijos del gerente de la recolección de algodón.
Mi mente va de nuevo a Haymitch Abernathy. El mentor del distrito 12, siempre borracho, incluso cuando tiene a sus nuevos tributos que entrenar.
Siempre lo había despreciado, y sobre todo cuando Theo me contó que no le había dado ni un consejo útil.
Ahora lo entendía.
No me quiero ni imaginar cómo estaría yo si mi familia muriera por mi culpa.
—No va a pasar eso —asegura ella, como leyendo mi mente—. No si en las entrevistas explicas que estabas delirante. No tenías agua, y llevabas mucho tiempo con Iain en la cueva... te estabas volviendo loca... Lo que él hacía era tortura. —Revoleo los ojos y me remuevo incómoda. No me gusta pensar en eso y mucho menos hablarlo. —Mírame, Hope.
Espero unos segundos hasta que estoy segura de que no hay ninguna lágrima en mis ojos y levanto la cabeza para enfrentarla.
—Es importante. Tienes que hablar de la tortura. Tienes que hacerles simpatizar contigo, pero tampoco tienen que verse reflejados en ti, ¿me entiendes? No importa lo que sientas en realidad, tienes que decir que estás arrepentida, y que no lo volverías a hacer, ¿de acuerdo?
Asiento.
—Ahora, recuerda: —dice y después me hace una seña casi imperceptible para que mire a mi mano, que ella tiene cubierta con la suya propia.
Con el dedo índice y mayor, empieza a dar toques a mi mano.
De inmediato sé lo que está haciendo.
Es Código Morse.
Cuando era pequeña, me gustaba leer sobre el mundo antes de Panem. Había encontrado un pequeño libro sobre los primeros barcos, y sobre este código que solían usar. Se basaba en que las distintas letras y números fueran representadas por combinaciones de puntos y rayas y como con mi hermano no teníamos nada qué hacer para matar el tiempo, lo aprendimos completamente, y empezamos a comunicarnos a través de él.
Podíamos estar horas hablando únicamente en Código Morse, y Chaff siempre se quejaba de no poder entendernos.
Al parecer, mi madre lo había estudiado también.
Con el dedo índice indicando el punto y el dedo mayor indicando la raya, escribe en mi mano tan solo dos palabras:
«Micrófonos. Siempre».
Asiento para indicarle que entendí. Después de todo esto, no me sorprende en absoluto.
—Creo que es hora que descanses —dice mi mamá en voz alta—. Tienes que reponer energías, en unos días será tu entrevista de Vencedora.
Me besa la frente y se levanta.
—Moira preparó un vestido hermoso —sonríe—. No puedo esperar a que lo veas.
Sale. Pestañeo y me acomodo de vuelta en mi cama, mirando hacia el techo.
Esto sería más difícil de lo que había creído.
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HOLAAA
—Feliz San Valentín atrasado ah <3
—Primero que nada, denme un aplauso por pensar en el juego de palabras con el nombre de Hope AKSLASJDKSD
¿Entienden? Hope = esperanza, y Snow habla de que la esperanza es más fuerte que el miedo aksfjsjdfdf
Literal que al principio pensé seriamente en ponerle Hope en vez de Lyanne solo por eso, pero me gusta más un nombre raro así que le quedó de segundo nombre ksks.
Also, me hace acordar a The Originals y a Legacies jsjs padres traumados 🤝 ponerle de nombre a su hija «Hope».
Amamos.
—Segundo, si no lo sabían, subí mi fanfic de Harry Potter (de Cedric y Fred) así que pásense si quieren <3
—Tercero, el gif del comienzo del capítulo no lo hice yo si no que lo encontré en Google así que créditos a su respectivo creador.
—Cuarto, tengo hambre.
No les importa pero a mí sí jsjsj ahre.
—Quinto, no tengo ganas de empezar la escuela. Estoy: llorando.
—Sexto, los amo.
Bayyy <3
Pd: 2309 palabras wowowowow me quedo re largo el capítulo sksks
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