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00 | PRÓLOGO |

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PRÓLOGO

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Septuagésimos terceros Juegos del Hambre; día 13

En la sala de los mentores del distrito 11, Celia Westwood se encontraba abrazada a sus piernas, mientras que Chaff caminaba de un lado al otro con nerviosismo. Ambos sabían que, si Lyanne hacía un solo paso en falso significaría su muerte, pero también sabían que no iba a aguantar mucho tiempo más en la cueva con el chico del 10. Después de todo, el mismo Capitolio había estado sorprendido de la crueldad a la que había sido sometida. Algo como aquello nunca había pasado en los anteriores juegos.

—Lo puede vencer —dijo Celia, pero su voz sonó más como una pregunta que como una afirmación. Las heridas de su hija y el hecho de que no se había movido de la cueva en la que estaba encerrada desde hacía cuatro días le jugaban en contra.

Chaff se paró en seco ante la voz de su compañera, y, dándose vuelta para enfrentarla, asintió.

—La entrenaste toda su vida. Sabe lo que tiene que hacer.

—No sé por qué elegimos a ese niño para ayudarla, no es rival para Iain. ¿Es que no había otros tributos?

—¿En serio confiarías en ellos? Probablemente la hubieran matado si la encontraban. Haymitch dijo que Theo era un buen niño.

—Ni siquiera estoy segura que Haymitch lo haya reconocido, si está todo el día borracho. Como tú, pero por lo menos tú estás sobrio ahora.

Chaff se encogió de hombros ignorando el comentario sobre su sobriedad.

—Era la mejor opción y lo sabes, estuviste de acuerdo con ello.

Celia suspiró.

—Lo sé... —hizo una pausa mientras miraba a su hija, que se encontraba esperando el regreso de Iain—. Dios, Lyanne podría escapar tranquilamente y esperar a recuperarse pero por supuesto que no, ella tiene que quedarse a enfrentar a Iain ahora sin nada más que una daga.

Chaff se sentó al lado de ella.

—Es terca como su madre —farfulló con nerviosismo—. Probablemente no quiere arriesgarse a que alguien lo mate antes de obtener su venganza.

Celia asintió.

—Creo que debería preocuparme por su salud mental —dijo después de una pausa, tratando de bromear.

—Creo que primero deberías preocuparte para que salga con vida de la Arena —murmuró Chaff. Celia lo miró mal.

—Cállate. —En la pantalla, Iain había vuelto. Se había llevado los cuchillos de Lyanne, por lo que ella solo tenía una daga que había traído Theo. No había manera de que no se enfrentaran cuerpo a cuerpo, pero Celia rogaba de que Iain no se diera cuenta de que su hija había sido liberada hasta que fuera demasiado tarde.

Lyanne lo sorprendió, sin duda, pero Iain fue rápido y se protegió justo a tiempo.

Los minutos siguientes fueron los minutos más largos de la vida de Celia. En el forcejeo, Lyanne perdió la daga y Celia apretó los puños, clavando sus uñas en su piel. Iain tampoco tenía ningún arma, así que su combate fue una pelea entre la fuerza del chico y la destreza de la chica, dos años menor que él. Celia sintió unas gotas espesas en sus manos y, sin mirar, se dio cuenta de que por sus nervios se había lastimado.

Finalmente, Lyanne extendió la mano buscando su daga pero no llegó hasta ella, y, en cambio, agarró una cuchara que había recibido junto a una comida caliente antes de la llegada de Iain. Empujó al chico y se levantó del suelo, colocándose detrás de él con rapidez.

Celia y Chaff miraron con asombro cómo Lyanne lo agarraba del pelo levantando su cabeza, y con un movimiento firme y sin vacilación, clavaba el mango de la cuchara en su cuello. No pasó mucho tiempo antes de que el cañón sonara, indicando la muerte del chico.

Chaff hizo un ruido de sorpresa.

—Bueno, podemos decir que es original —dijo después de una pausa.

Celia no dijo nada. En la Arena, Lyanne y el niño del 12, Theo, habían empezado a hablar.

—Lo hizo —susurró mientras la recorría una sensación de alivio. Girando en su silla, fue a ver las apuestas de los ciudadanos del Capitolio. Iain ya no estaba, y las posibilidades de ganar de su hija habían aumentado mucho más.

—Han empezado a llegar más patrocinadores —anunció Chaff del otro lado de la sala mirando una pantalla—. Son muchos —dijo mientras comenzó a anotarlos en una hoja de papel.

Celia sonrió, pero después volvió a mirar la pantalla de los Juegos. ¿Qué es lo que Lyanne estaba haciendo?

—¿Chaff?

—¿Qué? —preguntó este, todavía mirando las opiniones del Capitolio—. Oh, mira subieron de vuelta. Wow, realmente están subiendo mucho.

—Creo que es por eso —señaló Celia. Chaff levantó la mirada mientras tomaba un vaso de agua.

—¿¡ESA ES UNA CABEZA!? —escupió.

Celia no contestó.

En la Arena, Lyanne había terminado de cortar la cabeza de Iain y la levantaba del cuerpo.

—Esto pesa más de lo que parece —dijo la chica en la pantalla. Su voz era completamente fría e indiferente. Cuando Theo, aterrado, le preguntó qué iba a hacer con ella, se encogió de hombros mientras guardaba la cabeza en su mochila—. Iain va a servir lo que no sirvió en vida.

Celia y Chaff se miraron con una mezcla de confusión, temor y preocupación.

Chaff rompió el silencio.

—Ya sé que les prometí estar sobrio para estos Juegos y que es bien temprano, pero realmente necesito un trago —dijo pasándose una mano por la cabeza.

—Ya estoy abriendo una botella —Celia, que no solía tomar, le señaló un vaso.

—La van a matar, está cavando su propia tumba.

—No, no, no. Debe tener un plan, ella siempre tiene uno.

—¿Tú crees que la dejarán...?

—Tienen que hacerlo, no pueden matarla. Ya lo has dicho, aquí la aman. Creo que tenemos que sacar algún comunicado.

Chaff asintió.

—Mhm. Que la apoyas y que estaba justificado, has énfasis en... lo del dedo y la, ya sabes, tortura. Y pídeles que se pongan en su lugar.

—Generar compasión pero también afirmar que no se pueden meter con ella —murmuró Celia.

—La entrenaste bien, y lo está demostrando. Es casi una profesional.

Celia bufó con burla.

—Como si hubiera tenido otra opción. Su nombre debería haber estado solo cinco veces, no puede haber sido casualidad.

Chaff no dijo nada. Celia se inclinó hacia él y, en voz baja por si la sala tenía micrófonos, murmuró:

—Lo que está haciendo... no va en contra de las reglas, pero es un desafío —tomó aire pensando bien en lo que iba a decir—. Con toda la... historia que tengo con el frío, ahora me temo que Lyanne le ha dado una razón más para congelar a nuestra familia.


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Holaa

No saben cuánto tiempo me llevó escribir esto, no quería detallar mucho lo que pasa porque lo quiero escribir bien en una precuela, pero al mismo tiempo es imposible no contarlo, así que terminé por hacerlo desde el punto de vista de la mamá ajskdfjklas.

Lyanne es toda una loquilla ahre pero sí.

Esto va dedicado a @ColosalB_tch gracias por ayudarme a pasar mi bloqueo escritor <3  

Espero que les haya gustado aunque sea bastante corto, no es de mis mejores escritos pero pero es que estaba en blanco sorry.

Prometo que el próximo capítulo va a ser mejor :3

Los amo.

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