Capítulo 2
—¡Arriba los dos! ¡El poder de la juventud debe de recorrer por todo su ser este día!
La fuerte voz de Gai hizo que una adormitada Sakura se levantara con pereza. Cuando llegó a la enorme casa de Lee, lo primero que los recibió fue el eufórico padre de este: Maito Gai. No cuestionó en ningún momento el que su hijo trajera a un completo desconocido a la casa. Es más, lo trató como si fuera su casa y le dio su propia habitación. Y ella, tampoco cuestionó el por qué ambos tenían apellidos diferentes.
—¡Sasaki-kun! ¡Debe de levantarse para desayunar! ¡Su llama de la juventud debe de arder como nunca antes lo ha hecho!— Le gritó desde afuera con gran emoción.
Sakura se restregó sus ojos y frunció su ceño un poco. Escuchó como Lee se unía a las vociferaciones de su padre. Eran molestos, pero no podía quejarse teniendo en cuenta que le dieron comida y un lugar en donde dormir. Además, eran buenas personas y le caían bien. Se estiró un poco y se levantó de la cama. Al abrir la puerta vio de inmediato el comedor, en donde se encontraban padre e hijo. Habían tres platos de comida que hicieron que sus jades brillaran con intensidad. No eran más que huevos revueltos, tocino, pan y jugo, pero ella no había comido nada de eso en años. Era como un gran sueño.
Sakura se sentó en la mesa mientras saludaba a los dos hombres eufóricos. Y tras una oración, los tres comenzaron a comer. Cada bocado para Sakura era como la gloria misma. Se contenía de no llorar de la emoción justo en ese momento. Desearía que sus hermanos estuvieran ahí para que lo probaran. Deseaba tener una comida familiar decente en la que los tres comieran más que un pan duro que les dieron fiado.
No sabía la hora que era, pero por el cielo podía deducir que eran tipo 4 de la mañana. Cuando terminaron de comer, Gai exclamó que era hora de ducharse. Él ya estaba duchado, pero Lee y Sakura no. La pelirrosa tembló levemente ante eso. No tenía más ropa para usar, pues no creyó estar en otra casa cuando se duchara. Ella tenía planeado comprar solo otro cambio de ropa y estar usando esos dos por siempre. Pero no podría hacer eso sin parecer rara.
Lee notó esa aflicción en Sakura, por lo que dijo que podía prestarle ropa. Ella solo pudo verlo con los ojos vidriosos y agradecer en silencio. Todavía no sabía como es que Lee la leía tan bien, pero no se pondría a pensar en eso cuando ese día era el más importante de su vida.
Cuando dieron las 4:30 a.m., Lee y Sakura ya estaban listos. Él estaba con un traje extraño, muy pegado a decir verdad, de color verde. Sakura por poco y terminaba usando eso, pero le pidió a Lee que le diera uno que, por lo menos, tuviera un pantalón holgado. Si usaba algo pegado estaba segura que notarían que es mujer. El azabache le dio un pantalón holgado de color negro y, para su mala suerte, una camisa manga larga pegada del mismo tono. Aunque eso lo arregló poniéndose su camisa café.
—¡Muy bien! Sé que ustedes se convertirán en grandes caballeros. ¡Tengan éxitos!— Exclamó Gai, quien tenía una armadura de caballero blanca, algo que Sakura nunca había visto.
Gai los había acompañado hasta donde se realizarían las pruebas, pues al parecer él estaba involucrado en la aplicación de estas. Les dijo un sin fin de cosas acerca de nunca rendirse y que los dioses los acompañaran en la larga travesía.
Sakura, ciertamente, estaba admirada por el gran positivismo de Gai.
Cuando los tres llegaron al palacio, un caballero les indicó a donde ir. Gai les dijo que se adelantaran, pues al parecer tenía que arreglar unos asuntos. Mientras caminaban, todos se les quedaban viendo raro, en especial a Lee al llevar algo tan pegado. Algunas burlas se hicieron presentes, pero ambos los ignoraron.
Tras caminar un par de minutos, los dos visualizaron una gran área. Habían cuatro blancos para el tiro con arco a una distancia de unos 14 o 15 metros. Y a unos pocos metros más, habían varios obstáculos un poco fáciles a la vista. Muros de madera, saltos de gran distancia, troncos de madera de forma vertical y separados un metro del otro, etc. Sakura estaba algo acostumbrada a ese tipo de cosas. Cuando no podía conseguir comida por la falta de dinero, ella iba a cazar junto con su hermano. Y los animales no es como que se dejaran cazar. Corrían y corrían por cuanto lugar se pudiera.
—Wow. ¡Este lugar es más impresionante de lo que pensé!— Exclamó Rock Lee con brillos en los ojos.
—La verdad es que sí. Este lugar es impresionante.
—Oh, ¿pero qué tenemos aquí? ¿No te habrás equivocado de lugar, princesa?
Sakura y Lee voltearon a ver y se encontraron con dos sujetos. Ambos altos, de 1.80 como mínimo. Se notaba que eran hermanos, pues se parecían mucho. Ambos de cabello café, pero uno tenía los ojos morados y el otro los ojos azules.
—¿Disculpe?— Dijo Lee mientras se cruzaba de brazos.
—Lo que escucharon, idiotas. No puedo creer que los caballeros hayan dejado pasar a un maldito homosexual y un maldito afeminado.— Habló el de ojos azules.
Sakura frunció su ceño al igual que Lee, pero no dijeron nada. Dejaron que los dos tipos siguieran hablando estupideces.
—¿Qué clase de hombre tiene el cabello rosado? ¿Es que acaso no tienes dignidad?
—Y tú, ¿Qué no te avergüenza vestir como prostituta? Con esa ropa tan pegada. Joder, ya me dieron ganas de vomitar de solo verlos.
—¿Por qué mejor no se ahorran la humillación y se van de aquí?
Los dos comenzaron a reírse de forma fuerte y exagerada. En cambio, Sakura y Lee solo se mantuvieron tranquilos.
—Sasaki-san, ¿acaso lo escucha?
—Sí, Lee-san. No pensé que las moscas molestaran tan de mañana. Odio su ruido.
A los hombres les salió una vena en la frente del enojo. Los habían ignorado por completo. Estaban por lanzárseles, pero una fuerte voz se hizo presente.
—¡Sean todos bienvenidos a las pruebas de aspirantes a caballero! ¡Por favor, todos hagan cuatro filas en medio de la arena!
—Tsk, esto no se quedará así.
—Los haremos trizas al salir de aquí.
Los jóvenes volvieron a ignorarlos, pero pasada la "emoción", Sakura comenzó a temblar. Justo lo que su hermano le dijo no hacer lo estaba haciendo. Ahora dos tipos le quieren romper la cara.
—No te preocupes, Sasaki-san. Esos tipos no te harán nada. Yo estoy dispuesto a protegerte.
El ahora chico solo pudo darle una sonrisa de agradecimiento silencioso. Se dirigieron a la cuarta fila y se colocaron en el centro. Esperaron a que todos se organizaran. Pasados unos minutos, el mismo hombre que les pidió organizarse volvió a hablar. Comenzó a decir un par de cosas con respecto a ser caballero y luego se detuvo al visualizar algo. Pidió que las filas se dividieran en dos, se aclaró la garganta y volvió a hablar.
—¡Con ustedes, la familia real!
Tres personas aparecieron ante la vista de todos, siendo un hombre de unos 25 años el que encabezaba. Era alto, 1.80 podría ser, de largo cabello negro y lacio. Sus ojos eran tan negros como el carbón y en su cara habían unas notables ojeras, pero eso no le quitaba la belleza, más bien le daba un distintivo único. Portaba una capa de un tono rojizo tan fuerte como la sangre misma. Poseía bordes dorados y, en el cuello de la capa, un collar de plumas blancas que le cubría por completo los hombros.
A sus lados yacían sus hermanos menores. A su derecha estaba un joven de unos 20 años de cabello negro y una piel en extremo pálida. Portaba una capa negra que, al igual que su hermano mayor, tenía plumas blancas en el cuello. Su mirada era extraña. Estaba sonriendo de una forma espeluznante.
Al otro lado se encontraba una chica de cabellera oscura, más no era negra. Sus ojos aperlados combinaban con su piel nívea. Una capa leve de labial cubría sus bien formados labios. En sus orejas colgaban unos pendientes con el símbolo representativo del reino y su capa era de un tono violáceo muy oscuro. Las plumas que llevaba se encargaban de cubrir su delgado y fino cuello.
Los tres llevaban un tono diferente de capas, siendo Itachi el único con un color más resaltante al ser el príncipe coronado. Lo que tenían en común todos, es que portaban con mucho orgullo el abanico de los Uchiha en la parte trasera de la capa.
Todos se arrodillaron ante la familia real. En medio de ellos, los tres pasaron con tranquilidad y una sonrisa hasta la parte alta de la arena; en donde Itachi se sentó en el trono más grande y sus hermanos en los otros dos. Pero quedó uno vacío justo al lado derecho de Itachi. Ninguno de los practicantes elevó su mirada, pues no se les permitiría hasta que se les ordenara. Luego, el sonido metálico de dos armaduras se hicieron presentes.
—Pueden levantar la cabeza.
Sakura reconoció de inmediato esa voz. Era Gai. Cuando elevó su cabeza lo visualizó al lado del caballero de armadura negra de la vez pasada—los cuales estaban unos pasos adelante de la familia real—. Dicha persona comenzó a hablar mientras que Sakura detallaba a la familia real. Al verlos pensó en una sola cosa: belleza. Todos ellos desprendían belleza por donde se les viera. Los dos príncipes eran tan apuestos como los dioses y ni qué hablar de la princesa. Ni siquiera afrodita era equiparable a su belleza natural.
—Ahora, la primera prueba será de tiro con arco. Algo muy sencillo. Cada uno de ustedes tirará 4 flechas. Intenten no sacarle el ojo a alguien. Realicen cuatro filas e intenten darle, por lo menos, al blanco.
Todos acataron la orden del peliplateado. Sakura quería ir de último, pero termino casi en el centro de la segunda fila. Lee estaba justo en frente suyo susurrándole con emoción. Sakura, por su parte, no estaba muy nerviosa. Desde pequeña le había interesado el arco y la flecha. Su padre solía cazar animales antes de caer en las adicciones. Y la verdad, es que era un experto en eso. Desde que tenía tres años, admiraba a su padre practicando en el patio de su casa. Pero tras la muerte de su madre, él dejó de hacerlo.
Pero estaba en sus venas. Era un talento natural, pues podía darle a una lata que estaba a metros de distancia. Además, los ataques a distancia habían sido más efectivos en los animales grandes que cazaba. Esperó pacientemente a que llegara su turno, aunque tuviera que esperar mínimo una hora al ser tantas personas. Y a pesar de confiar en sus habilidades, Sakura seguía estando muy nerviosa. ¿Y si no aprobaba?
—2 de 4 eliminados.
El peli plateado iba mencionando a los que no aprobaban mientras los señalaba. Eso solo puso más nerviosa a Sakura, quien aparte de poder fallar sería humillada.
El turno de Lee llegó tras una hora, justo como lo dedujo al principio. La pelirrosa notó que el azabache tomó dos flechas al mismo tiempo. Cuando se dio la orden de apuntar, estuvo atenta a la forma en la que el joven lo hacía. Parecía en extremo concentrado.
—¡Disparen!
La sorpresa en los ojos verdes de Sakura fue mucha. Las flechas dieron justo en la parte roja del centro. Ambas estaban juntas, por lo que cupieron en ese pequeño círculo.
—Impresionante...— Murmuró la pelirrosa, causando un sonrojo y una sonrisa en Rock Lee.
Se dio la segunda señal para disparar y Rock Lee hizo lo mismo. Tomó dos flechas y las lanzó al mismo tiempo. En el blanco quedaron las cuatro flechas como si fuese un cuadrado. Su habilidad con el arco era excepcional, aunque no era superior a ella.
Luego de que las otras dos ordenes se dieran, era el turno de Sakura. Los nervios afloraron en su piel y comenzó a sudar levemente. Lee le dio un "¡éxitos!" con su mirada. Sakura podría hacer lo mismo que Lee, pero no se quería arriesgar a fallar.
—Apunten.
Sostuvo el arco con firmeza e inhaló un poco de aire mientras alineaba la flecha. Afiló su vista y, cuando se dio la señal, la dejó ir. La primera flecha aterrizó en el círculo central, casi al borde de la parte superior, pero no se salió. La segunda flecha tuvo el mismo final, solo que estaba en la parte derecha y un poco más abajo. La tercera aterrizó en la parte izquierda y, la última, la lanzó justo en el centro.
Tras ese último lanzamiento, la Haruno escuchó un par de exclamaciones. Seguramente no pensaban que fuese capaz de atinarle, pues las otras flechas abarcaban un buen espacio del círculo.
—Qué fácil.— Se le salió a la chica; cerrando sus labios de inmediato al escuchar un gruñido provenir de su lado derecho.
El mismo hombre de ojos morados de hace un rato la estaba mirando con odio puro. Le dio miedo el como sus orbes la mataban con la mirada. Se retiró de inmediato del lugar cuando se dijo que nadie fue eliminado. Lee la recibió con un abrazo plagado de felicidad. Ella solo pudo aceptarlo mientras los hombres los miraban de forma extraña.
—Solo fue suerte, princesita. Créeme que un maldito afeminado como tú no pasará la siguiente prueba.
—Ya dejen de molestar y busquen algo mejor que hacer.— Habló Lee con mucha molestia.
—¿O si no qué? ¿Me vas a dar uno de tu atuendos de puta?
Lee estaba a punto de replicar, pero Sakura lo detuvo llevándoselo del lugar. No debían meterse en problemas. Apenas había pasado la primera prueba, no quería ganarse enemigos tan rápido. Aunque, creía que ya los tenía.
El tiempo pasó volando en compañía de Lee. Y tras 3 horas de haber comenzado, la primera prueba terminó finalmente. El caballero de armadura negra les dijo a todos que se dirigieran al área de los obstáculos. La siguiente prueba constaba en la agilidad y velocidad, algo en lo que Sakura era buena debido a su complexión.
Nuevamente les indicaron hacer filas de cuatro y les dieron las instrucciones. Solo debían pasar los obstáculos en el menor tiempo posible. Era algo sencillo, pero lastimosamente tendría que esperar una hora o, por como iban los participantes de lento, dos.
Sakura estuvo aburrida casi todo el tiempo de espera y, cuando llegó su turno, terminó la prueba con mucha rapidez por lo que no tuvo nada que hacer por mucho tiempo. Todo eso era un completo martirio. Sakura siempre estaba activa, por lo que estar parada haciendo nada se le hacía irritante. Aunque tenía la compañía de Rock Lee y los mismos tipos los molestaban—por lo que estaba un poco entretenida por eso—, sentía que se dormía.
Y de hecho, sin darse cuenta siquiera, cerró sus ojos y recostó su cabeza en el hombro de Rock Lee. Todos los hombres los miraban con asco y extrañeza, pero Sakura estaba muy adormitada como para notarlo. Y Rock Lee era alguien lo suficientemente fuerte como para ignorar todas esas miradas y sonreír en grande con un sonrojo.
A él le gustaba Sasaki y tenía planeado decírselo cuando los dos fueran caballeros.
Sintió un profundo amor desde que lo vio por primera vez. Sí, era algo por completo anormal el que le gustara un hombre, pero a él no le importaba. Era un fiel creyente de la frase "amor es amor", al igual que su padre. No estaba seguro en si Sasaki aceptaría sus sentimientos, pero por lo menos lo habría intentado y esperaba que siguieran siendo amigos después de eso.
—¡¡Todos, de rodillas!!
El gran grito del caballero de armadura negra hizo que todos se confundieran y que Sakura despertara. Nadie sabía el por qué de ese grito tan repentino, y más teniendo en cuenta que un participante estaba a mitad de la prueba. Sakura y Lee vieron como todos los de en frente soltaban exclamaciones y se arrodillaban de inmediato. Mediante las personas se iban arrodillando, Sakura y Lee podían observar mejor en frente.
Ambos se tuvieron que arrodillar de inmediato al reconocer a uno de los príncipes del reino; el hermano restante, Sasuke Uchiha. Sakura no pudo evitar elevar un poco su cabeza para ver al príncipe. Fue inevitable no sonrojarse al verlo, pero movió un poco su cabeza para no pensar en ninguna estupidez. El príncipe era alguien inalcanzable, y al parecer él lo creía también, pues el azabache miraba a todos los arrodillados con el ceño fruncido y algo de asco.
Cuando el joven de unos 22 años llegó con el resto de la familia, la princesa se cruzó de brazos y lo observó con enojo.
—Llegas tarde.
—¿Y?
Una vena sobresalió en la frente de Hinata.
—No tenías que llegar tarde. Debes dar el ejemplo como príncipe.
Sasuke puso una mueca de desagrado y se sentó al lado de Itachi. O más bien, se recostó.
—Solo me perdí en el sendero de la vida.
Sai soltó una ligera risa ante lo que dijo su hermano mayor. Itachi sonrió y Hinata relajó su ceño un poco. En cambio, el caballero real de cabellos platinados solo pudo soltar un suspiro mientras una gota de sudor bajaba por su sien. La oji perla lo volteó a ver y lo señaló con su dedo índice.
—Por Dios Santo. Esto es culpa tuya, Kakashi. ¡Tú le pegaste esa frase!
—Me disculpo por eso, princesa.
Kakashi, antes de convertirse en caballero siquiera, fue la "niñera" del príncipe coronado y el resto de hermanos conforme iban llegando. Con solo 20 años, Kakashi demostró ser alguien muy hábil en cualquier tipo de campo. Fugaku escuchó del hombre extremadamente joven que tenía fama por ser un experto en todo. De inmediato se lo llevó al reino cuando su primogénito, Itachi, nació. Les enseñó a los tres príncipes todo lo relacionado con pelea, modales y cultura general. A la princesa, por otro lado, solo le enseñó las últimas dos—aunque también le enseñó uno que otro movimiento defensivo, pero fue a escondidas del rey—. Los cuatro hermanos miraban a Kakashi como un padre, incluso más que el verdadero.
Ya cuando Itachi cumplió 16, Kakashi se volvió caballero con la confianza de que el hermano mayor se encargaría del resto. Siempre los visitaba, aunque no fuera a diario. Pero su trabajo se volvió pesado cuando se volvió el caballero real, por lo que no los miraba mucho. Aunque siempre estaba presente en sus reuniones.
—Mejor que continúen las pruebas. No queremos desviar a nuestro hermano de su senda mucho tiempo.— Habló Itachi, provocando una leve sonrisa burlona en Sasuke.
Kakashi asintió y dio la orden de proseguir con la prueba. Los hermanos estaban hartos de estar sentados en ese lugar. Aparentaban mirar todo con atención, pero en realidad estaban al borde del colapso.
—Entiendo la razón por la cual no llegaste a tiempo. La verdad es que yo no hubiera estado aquí de no ser porque Itachi me fue a sacar del cuarto.— Habló Sai.
—No podíamos llegar solo Hinata y yo. Era más que obvio que Sasuke no llegaría a tiempo. Y si solo íbamos dos, ¿Qué imagen estaríamos dando?
—¿Y por qué mejor no fuiste por Sasuke? A mi me sacaste en pijama del cuarto.— La sonrisa de Sai desapareció por unos momentos y dio paso a un ceño fruncido.
—Créeme que lo hice, pero ya no estaba en su cuarto.
—Fuiste muy lento y predecible, hermano. Yo no iba a estar aplastado aquí cuatro horas consecutivas sin hacer nada.
Itachi sonrió levemente, pero luego volvió a colocarse serio. Sus hermanos siguieron hablando entre sí. O más bien, Hinata se agarraba a insultos verbales moderados con sus hermanos mayores. Ellos ni siquiera se dieron cuenta cuando la segunda prueba terminó y dio inicio la tercera, la cual trataba de combates. Esta sería la prueba más larga y tediosa, más sería la más interesante de presenciar. Gai anunció las reglas, que solo era no matar al oponente. Fue Kakashi el que sacó una larga hoja con todos los nombres de los participantes para elegir dos al azar.
—Sasaki Haruko e Iraki Bunta. Ambos, pasen a la arena.
Continuará...
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