Aquí entre nosotros, creo que ella sabe que le espío, pero no se inmuta, o al menos eso quiero creer.

Hoy Dina volteó a ver hacia mi ventana. No soy tonto, no iba a esconderme detrás de mis cortinas y hacer como si ella no me hubiese atrapado. Solamente me había quedado ahí. Quise alzar mi mano en un saludo, pero ella ya había apartado la mirada.

A veces deseaba que mi habitación tuviese el balcón, pero mi hermana menor se había ganado ese privilegio por ser la consentida de mi papá.

Dina volteó a verme otra vez. Esa vez sí alcé mi mano.

Pude ver cómo sonreía para luego entrar a su habitación.

Creo que eso es un gran avance.