053. no problems and more problems
CAPÍTULO 53:
no problemas y más problemas
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Janne miró a su alrededor con una mezcla de emoción y nerviosismo mientras caminaba al lado de sus padres, Edward y Hazel. Habían llegado a la casa grande de los LaRusso para la fiesta de revelación de sexo del bebé de Johnny y Carmen, cuando la puerta se abrió dejó ver a Johnny con una sonrisa nerviosa.
— ¡Vas a ser papá!— Janne chilló extendiendo con emoción la caja de regalo a la altura de su cabeza.— Espero que sea niña, porque si es niña será la consentida ¿Me podrá decir tía Janne? Bueno... en realidad sería como su prima... ¡Espero que sea niña!
— Alguien está demasiado emocionada— Hazel bromeó mirando a su hija entrar como torbellino a la casa— Felicidades, espero que esta vez hagas las cosas bien— Dijo con una sonrisa fugaz palmeando su hombro.
— ¿Dónde están los hermanos?— Exclamó con emoción corriendo hacia Miguel y Robby— ¿No están emocionados? Habrá un pequeño patea traseros.
— O pequeña— Miguel dijo con una sonrisa juguetona.
— ¡Verdad que si! Espero que sea una niña— Chilló de nuevo.
La música suave de la fiesta resonaba en el fondo mientras los invitados conversaban y se reían en pequeños grupos. Muy pronto Tory y Janne se encontraban en la cocina, sirviéndose algo de beber. La atmósfera estaba cargada de una mezcla de emociones, pero ambas trataban de mantener una fachada tranquila, especialmente Tory.
Janne, por su parte, no podía evitar tratar de aligerar el ambiente. Se había dado cuenta de que la tensión seguía presente entre ellas. Había algo en Tory que aún no encajaba del todo, y Janne lo percibía con claridad. Quiso hacer una broma para romper el hielo, pero no estaba segura de cómo sería recibida.
—¿Sabes? —dijo Janne con una sonrisa traviesa mientras tomaba un par de canapés—. Estoy comenzando a pensar que no es que no te gusten las fiestas, es que no te gusta hacer todo lo que implica socializar en ellas.
Tory, que había estado observando la pequeña multitud con una expresión neutral, alzó una ceja, claramente no sabiendo si la broma era para ella o no.
—Me gustan las fiestas... es solo que aún es un poco extraño. —Su tono era plano, casi impersonal, como si realmente no tuviera interés en profundizar en el tema.
Janne soltó una pequeña risa, sin perder la compostura, pero notando que la respuesta de Tory era mucho más cerrada de lo que esperaba.
—Bueno, lo estamos intentando. —Janne hizo una pequeña mueca.
Tory la miró brevemente, algo escéptica, como si no estuviera segura de si Janne la estaba tomando en serio o no. Al final, suspiró, ligeramente resignada, y dijo:
—Eso creo. —Murmuró tomando de su vaso.
Janne se quedó en silencio por un momento, decidió dejar de intentar cambiar el ambiente y simplemente escuchar. Aunque su naturaleza era ligera y juguetona, algo en la voz de Tory le decía que detrás de esa fachada de indiferencia había algo mucho más profundo.
—Está bien —dijo Janne suavemente, dejándose caer en una silla cercana y cruzando las piernas—. La gente se imagina que todos tenemos que estar súper cómodos en todas las situaciones, pero la verdad es que las cosas no siempre son tan fáciles.
Tory la miró por un segundo, pero no dijo nada, como si sus palabras la hubieran tocado sin que lo quisiera admitir.
Janne, al ver que la conversación estaba tomando un giro menos superficial, continuó, esta vez más tranquila, sin la presión de tener que hacer reír a nadie.
— Yo soy del tipo que se lanza a lo desconocido, pero sé que no todos son como yo. Algunas personas necesitan más tiempo, más espacio...— Continuó hablando mientras le daba una suave mirada— Pero está bien, realmente lo está. No todos tenemos que ser extrovertidos para tener un lugar en este mundo.
Tory, por fin, soltó un suspiro más largo y, sin poder evitarlo, dio un pequeño asentimiento con la cabeza. No estaba acostumbrada a este tipo de conversaciones, pero algo en las palabras de Janne le hizo sentir un poco de alivio. No era que entendiera completamente lo que Janne estaba diciendo, pero por primera vez, le pareció que no todo era una presión.
— Tienes razón. —La voz de Tory fue más baja, casi como si fuera un susurro, y su mirada, aunque aún distante, se suavizó un poco.
Janne sonrió, contenta de haber encontrado el punto de conexión, aunque fuera pequeño.
—Claro, yo siempre la tengo —dijo, con una sonrisa un poco divertida. Luego añadió en un tono más ligero, para darle algo de gracia a la situación— Pero si alguna vez necesitas un par de consejos sobre cómo sobrevivir una fiesta sin morir en el intento, ya sabes dónde encontrarme.
Tory, aunque intentó mantener su expresión estoica, no pudo evitar un atisbo de sonrisa ligera, como si por fin estuviera comenzando a relajarse un poco.
—Lo tendré en cuenta.
Aunque la conversación no fuera tan fluida como las de otros, Janne había logrado hacer un pequeño espacio para que Tory dejara de sentirse tan atrapada.
— ¿Qué hacen?— Robby preguntó al acercarse con Miguel y Sam.
— Compartiendo cosas de chicas— Janne comentó con diversión mientras le guiñaba un ojo a Tory la cual formó una pequeña sonrisa en su rostro.
— ¿En serio?— Miguel cuestionó con notorio asombre en su voz mientras compartía una mirada con Robby a su lado.
— Si— Tory fue quien ahora respondió compartiendo una sonrisa con Janne.
El momento se vio interrumpido cuando se escuchó una repentina explosión, todos voltearon alarmados hasta que Johnny apareció caminando a paso lento hacia la cocina con manchas de pintura rosa sobre su camisa. Las risas no tardaron en aparecer amenizando el ambiente.
— El paquete llegó temprano— Carmen se quejó con una leve risa acercándose a su pareja.
— Creo que es una niña— Johnny dijo hacia la mujer frente a él.
— No veo la hora de conocerla— Carmen sollozo— Y que conozca a su papá— Dijo acercándose a abrazarlo.
— ¡Será una niña!¡Lo sabía!— Janne festejo sacudiendo del brazo a Miguel— ¡Serás hermano de una niña!— Lo abrazo con emoción
— Soy papá de una niña— Johnny exclamó chocando las palmas con Robby— Y tú eres su hermano.
— Serás una mamá grandiosa— Janne se acercó a abrazar a Carmen— De una niña— Aclaró al notar la mirada con una mezcla de ofensa y diversión que Miguel le dedicó
— Felicidades— Hazel abrazo con cuidado a la mujer a su lado.
— ¿Y Daniel?— Edward preguntó al notar su ausencia.
— Ah si...— Johnny dijo volteando hacia su espalda donde Daniel iba entrando con una caja en manos y el rostro junto a su ropa pintados de rosa, las carcajadas explotaron en el lugar— Le dije que no se moviera.
— Estoy muy viejo para esto— Dijo con una risa
— Creo que te queda muy bien el rosa— Edward bromeó aumentando las risas en el lugar.
La mirada de Janne estaba clavada en Eli que platicaba animadamente con varios compañeros del dojo. Un nudo se formó en su estómago al ver cómo se reía y disfrutaba de la conversación. Quería hablar con él, hacerle saber que su actitud la había herido, pero el miedo la paralizaba. No sabía cómo dar el primer paso.
Pensó en que solo estaba hablando con su mejor amigo, lo había conocido desde varios años atrás, habían compartido bastantes cosas, hablado de distintos temas. No tenía porque ser difícil ahora que eran pareja.
— ¿Podemos hablar?— Se armó de valor y se acercó a Eli, quien la miró con una expresión confundida.
— Si— respondió él, dando un paso para alejarse del grupo— ¿Qué pasa? ¿Está todo bien?— Frunció el ceño, como si el asunto fuera trivial— ¿Es por qué me comí la última rebanada de pizza?
Janne negó con una pequeña sonrisa, aunque la sensación en su pecho seguía creciendo.
— No...— Dudó, apartando la vista. Jugó con la cinta de su gi intentando calmar los latidos frenéticos de su corazón— Me hizo sentir mal que olvidarás la lámina de mi logo.
— ¿Por qué no me lo dijiste antes?— Exclamó sorprendido— Pensé que no te importaría tanto, es decir, si se me olvidó, pero...
— ¿Por qué no iba a importarme?— Su voz se tensó, recargando su peso en una pierna, claramente herida— Los últimos meses solo he hablado del MIT y de querer estudiar lo que hacen mis papás— Lo miro como si sus palabras se ahogaran en su frustración.
— Si, pero al final tú se los mostraste a los senseis sin que nos dijeras y lo eligieron.— Eli señaló hacia Johnny, quien estaba más lejos, como si el hecho de que los senseis supieran sin su intervención fuera un asunto mayor
— Yo no sé los enseñé— Janne frunció el entrecejo al ver como la voz de Eli se había vuelto más brusca.
— ¿Entonces quién fue?— Eli la miró con intensidad casi retándola.
Janne mordió el interior de su mejilla mientras volvía a apartar la mirada, no estaba segura si era correcto decir la verdad. Tampoco podía mentirle, pero tampoco quería que esto se convirtiera en algo más grande. Tomó aire y lo miró a los ojos.
— Robby— dijo Janne finalmente volviendo a mirarlo.
El rostro de Eli cambió inmediatamente, un brillo de incredulidad apareciendo en sus ojos.
— ¿Robby?— Su voz se tornó tensa, con una mezcla de celos y desconcierto. Se cruzó de brazos, casi como si estuviera controlando la furia que empezaba a subir— ¿Así que ahora hablan? ¿Son amigos? ¡Quizá está intentando coquetearte! ¡O peor aún, está tratando de volver contigo!
Janne parpadeó, sorprendida por la intensidad de su reacción. Su respiración se aceleró, la incomodidad se transformó en una rabia contenida.
— ¡Eso no es cierto!— Gruñó con seriedad avanzando un paso— Él está con Tory y yo contigo. Eso no va a volver a pasar. No entiendo porque te enojas, al final tú no te diste cuenta de lo mal que me había hecho sentir eso ese día, Robby si lo hizo...
Eli la miró fijamente, sus puños apretados y el rostro tenso, mientras la ira lo invadía. Podía oír cómo su respiración se volvía más pesada. Janne se mantuvo firme, esperando que él respondiera.
El sonido de Johnny llamándola la hizo salir de sus pensamientos.
— ¡Janne!— Volteó a verlo y le hizo una seña con la mano— Ven acá.— gritó desde el otro lado del dojo, interrumpiendo la creciente tensión entre ellos. Ella miró a Eli una última vez antes de caminar hacia su sensei.
Al llegar junto a Johnny, notó la atmósfera tensa en el lugar. Tory y Sam se miraban con la incomodidad de dos personas que se veían atrapadas en un juego que no querían jugar. Robby y Miguel estaban cerca, ambos mirándola una sonrisa, como si el ambiente se hubiera vuelto más pesado con cada minuto que pasaba.
— ¿Qué está pasando?— Preguntó a los chicos al sentir la extraña atmósfera en el lugar.
— Sam y Tory no pueden pelear— Miguel respondió— Creo que tiene que ver con que ahora son amigas.
Janne asintió, aún confundida por la reacción de Eli. No le había parecido tan grave el tema con Robby, pero ahora sentía que había algo más profundo detrás de su enojo. Algo que no estaba dispuesta a entender tan fácilmente.
— ¡Janne!— Johnny la llamó de nuevo, no parecía tan relajado— Pelearás con Tory— Anunció señalando a la rubia frente a él.
— ¿Qué?— Janne frunció el ceño, aún aturdida por la discusión reciente con Eli. No esperaba que su sensei le pidiera pelear ahora, sobre todo cuando todavía sentía el peso de las palabras de Eli retumbando en su mente.
— Solo será practica— El hombre respondió— Bien, posiciones de combate— Anunció mirando a Janne que subió a la tarima con un deje de desconfianza— ¿Listas?— Su tono era firme, casi desafiante, pero Janne no podía concentrarse por completo.— ¡Peleen!
Se colocó frente a Tory, aunque la atmósfera entre ellas no era como cualquier otra pelea de entrenamiento. El aire estaba tenso, pero no era solo por la cercanía con la otra chica. Era la conversación con Eli lo que la tenía distraída, las dudas y la inseguridad que se había desatado en su interior.
El silencio entre ellas era palpable. Ninguna se movía, ambas sabían que no era una pelea real, pero algo en el ambiente, les decía lo contrario. El peso de lo no resuelto entre Janne y Eli flotaba en el aire, empañando su concentración.
Pasaron unos segundos antes de que Janne diera el primer paso, movida más por reflejos que por intención clara. Lanzó una patada que apenas rozó el cuerpo de Tory, distraída por los ecos de la discusión. El movimiento de su pierna no era tan fuerte ni tan preciso como debió ser.
Tory, más atenta, aprovechó su falta de concentración. Con un rápido giro, lanzó un golpe hacia Janne. La joven intentó esquivarlo, pero la desconcentración le jugó una mala pasada, y el puñetazo pasó tan cerca de su rostro que el aire lo rozó con fuerza. El susto la hizo retroceder un paso, desorientada.
— ¡Lo siento!— Tory exclamó.
Tory, sin perder el tiempo, se movió de nuevo, esta vez lanzando un golpe directo. Janne logró bloquearlo a duras penas, pero la agilidad de su rival era clara. Se obligó a mantenerse alerta, pero su mente seguía vagando entre las palabras de Eli.
La distracción hizo que Janne se tambaleara un poco al intentar un golpe de retorno, pero logró componer el movimiento a tiempo. Usó esa inseguridad para girar y, con un rápido movimiento, le dio una patada en las costillas a Tory. El golpe impactó con precisión, haciendo que Tory soltará un pequeño quejido. Janne se adelantó, preocupada.
— ¿Estás bien?— Exclamó horrorizada— ¡Lo siento!— Dijo acercándose con vergüenza en su rostro.
— ¿Es en serio?— Ambas voltearon a ver a Johnny que parecía frustrado— Te he visto dar golpes más fuertes y no vas a ver si esas nenitas están bien— Gruñó.
— Lo siento— Dijo Janne un poco confundida acercándose al hombre
— ¡Nada de disculpas!— Johnny alzó un poco la voz— Si sigues así te patearan el trasero en el torneo.
Las palabras la golpearon con más fuerza que cualquier ataque. Janne se quedó en silencio, procesando lo que acababa de escuchar. ¿De verdad estaba tan distraída como para que Johnny lo note?
Alzó la vista y compartió una mirada con Tory, quien le devolvió una sonrisa nerviosa. Janne intentó imitarla, pero lo único que logró fue una mueca apretada. Johnny tenía razón. No podía permitirse flaquear, no si quería llegar al Sekai Tekai y demostrar de lo que era capaz.
Respiró hondo, tratando de dejar atrás la discusión con Eli y el peso que llevaban consigo. Era hora de concentrarse, de dejar todo lo demás fuera del tatami. No había espacio para dudas.
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