041. impulses
CAPÍTULO 41:
impulsos
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
─Las personas mienten. Los malos ganan. En realidad no sé si hay buenos o malos. Lo que sí sé es que a dónde sea que voy hay problemas, lastimé a muchas personas y condené a mis amigos por no ser suficiente. ¿En verdad fue mi culpa?─ Hubo un largo silencio en la habitación─ Derrotamos a un demonio solo para después enfrentarnos al mismísimo Satanás.
La mujer en el sillón observó a la joven por encima de sus gafas antes de anotar en su libreta.
Janne dejó caer su cabeza en el respaldo del sillón azul para ver el techo blanco perfectamente pintado, cerró los ojos un momento permitiendo disfrutar el olor a lavanda que inundaba la habitación, las persianas se movían con sutileza gracias al aire que entraba por la ventana.
─ Bien, Janne, debes entender que no fue tu culpa. Habíamos quedado en que no todo lo que pasa está en tus manos. No puedes resolverlo todo.─ La voz de la mujer transmitía serenidad─ Hiciste lo que pudiste, no puedes vivir en el pasado preguntándote qué hubiera pasado si las cosas pasaban de manera diferente, porque jamás lo vas a averiguar. Tienes que vivir el presente, enfrentar los problemas y saber perdonarte.
Los ojos de Janne conectaron con los de su psicóloga antes de bajar su vista hacia sus manos que se movían con nerviosismo.
─ Se que no debería resolver todo pero, siempre tengo esos impulsos de querer ayudar a la gente que lo necesita─ Habló moviendo su pierna inquietamente.
─ Es bueno ayudar, siempre y cuando en verdad estés ayudando y no resolviendo los problemas a los demás.
El silencio en la habitación se hizo presente, el único sonido era el del ventilador y la música relajante que sonaba en la bocina de la computadora.
─ ¿Qué pasa si no logro saber quién soy en realidad? Antes pensaba que era una perdedora que jamás tendría más amigos o novio, después el karate llegó a cambiar eso pero también a dificultar las cosas y ahora... es como si estuviera en un limbo─ Comentó
─ Por eso estás aquí, para trabajar en eso.─ Rachel le regaló una sonrisa─ Que te parece si nos vemos en dos semanas, así te da tiempo de encontrar la respuesta a tu pregunta. ¿Quién eres?
─ Me tomará más de dos semanas, pero está bien─ Janne intentó sonreír
─ Mientras tanto, llámame cada vez que sientas esos impulsos.
─ Por supuesto.
El teléfono sonaba mientras sentía que el aire en sus pulmones escaseaba con cada segundo que pasaba.
Apenas atendieron el teléfono Janne habló.
─ Tal vez deberías abrir la cajuela si no quieres cruzar la frontera con un cadáver en ella.
Sintió una fuerte sacudida mientras se golpeaba con una maleta en su cabeza. Soltó un gemido mientras sobaba la parte afectada. Habían frenado el vehículo violentamente.
La puerta se abrió de golpe dejando ver a Johnny Lawrence con un rostro lleno de sorpresa y confusión al ver a la joven en su cajuela. Janne le sonrió con inocencia pero aquel gesto fue borrado en cuando sus ojos se cruzaron con los de Robby.
─ ¿Qué haces aquí?─ El rubio preguntó
─ Enfrentando las consecuencias de no hacerle caso a mi psicóloga─ dijo bajando de la camioneta─ Ahora podemos seguir nuestro camino.─ Ignorando a Robby, ella subió a los asientos traseros
─ ¿Hazel sabe que estás aquí?─ Johnny cuestionó alterado─ Porque si ella se entera, estoy muerto.
─ Santo cielo, sí que le tienes miedo a mi madre.─ Frunció el ceño─ Ella piensa que tú me dejaste venir pero cuando te pregunté si podía acompañarte me mandaste a la mierda y bueno, claramente te ignoré.
Si era sincero, Johnny no se sorprendía de aquello, conocía lo bastante a Janne para saber que haría cualquier cosa por un amigo. Viajar hasta otro país para buscar a Miguel no sería la excepción.
El camino fue bastante silencioso, en especial por la tensión que había entre Robby y Janne, a pesar de que Johnny intentaba amortiguar aquello, no lo lograba. Pues parecía que Janne había perdido por completo las ganas de hablar, había sabido muy poco de ella después del torneo y de pronto estaba acompañándolos a México.
Hicieron una parada en una tienda, Janne maldijo por lo bajo pues Johnny la había dejado sola junto a Robby.
Se estaba poniendo inquieta, no soportaría un minuto más ese silencio incómodo, así que abrió la puerta de la camioneta y bajó.
─ ¿Qué estás haciendo?─ Robby le preguntó
─ Solo tomó aire, es agobiante estar adentro─ Respondió tajante.
Revisó su teléfono, verificó que tuviera señal para marcar a su novia. Dió un vistazo sobre su hombro encontrándose a Robby observándola, sin embargo, este apartó su vista rápidamente.
─ Hola, amor, ¿Cómo va todo?─ La dulce voz de Moon la hizo sonreír.
─ Creo que bien, hace bastante calor pero el paisaje es lindo.─ Le contó mientras jugaba con el collar que Moon le había regalado─ Me gustaría estar contigo en casa
─ Te extraño
Vió a Johnny salir de la tienda con unos lentes de sol rojos y una bolsa llena de frituras para el camino.
─ Tengo que irme, te quiero─ Habló risueña antes de colgar.
Al ver qué Janne había guardado su teléfono, Robby apartó la vista intentando disimular que había estado escuchando la conversación.
La curiosidad lo invadió queriendo saber con quien platicaba, el tono que utilizó le hacía saber que no eran sus padres. El pensar a Janne con alguien más le hizo apretar sus puños al tiempo que hacía una mueca, sabía que tenía que dejarla ser feliz con quien ella quisiera, pero le resultaba difícil aceptarlo.
Una parte de Janne se sentía mal por arruinar ese viaje de padre e hijo, sabía que estaban intentando mejorar su relación y no había pensado en eso cuando subió a la camioneta. Solo se dejó llevar por el impulso de querer salvar a alguien, otra vez.
Se acercó a ellos al momento que Jo*-9*+++9hnny sacaba unas playeras con las siglas FBI estampada en ellas, sin embargo, a la vuelta había un mensaje desagradable para Janne:
Female Body Inspector
─ Eso es sexista─ Dijo viendo al rubio
─ No promueve el sexo─ Johnny defendió
─ Eso no es lo que sexista significa
─ ¿Qué hacemos aquí?─ Robby preguntó─ No me digas que es para unirnos pues podríamos haberlo hecho hace 800 km y Janne no estaría aquí.
─ Escucha, esto es para unirnos y ella se invitó sola─ La señaló a lo que ella mostró su lengua de manera infantil─, pero primero hay algo que solucionar.
─ Espera... ¿Él no lo sabe?─ Janne cuestionó incrédula.
La música sonaba a alto volumen aislando cualquier sonido exterior. Había decidido darles privacidad pues Robby apenas se enteraba de que habían ido hasta México para buscar Miguel.
Esperaba que algo le ayudará de la misma forma pero a aislar sus pensamientos. No podía evitar que llenarán su mente de cosas negativas en cualquier momento.
Su mente recordaba la pelea como si fuera un disco rayado, la mirada oscura de Tory, el árbitro dando el punto a su favor y Cobra Kai corriendo a celebrar su victoria.
Dejó atrás esos pensamientos cuando sintió una fuerte sacudida antes de que el vehículo se detuviera por completo. Por poco chocaban, Johnny había logrado esquivarlo, sin embargo, en el intento la llanta se había ponchado.
─ ¿Janne, estás bien?─ Johnny preguntó preocupado al ver su mirada perdida.
─ Si. Estoy bien─ Murmuró
Bajaron de la camioneta para arreglar la llanta, en cuanto puso los pies en la tierra, Janne sintió que todo a su alrededor daba vueltas, una presión creciente se instaló en su pecho al tiempo que oía un pitido agudo que lastimaba sus oídos y el aire no lograba llegar a sus pulmones provocando una sensación de asfixia.
─ Árboles, nubes... rocas, camioneta, hojas─ enumeró cosas que podía ver─. Aves, viento...─ intentó seguir con el ejercicio, pero no lograba concentrarse─... Mierda─ murmuró con la respiración agitada.
Volvió a ponerse los audífonos para poner nuevamente música a volumen alto. Cerró los ojos para dejar que la melodía la relajara.
» música... voces─ dijo cosas que podía oír, a ese paso comenzó a respirar bien y sus latidos se regularizaron─. Dulces, refresco... Mentos...
Sintió como alguien daba leves golpes en su hombro, abrió los ojos encontrándose con Robby quién dijo algo, sin embargo, ella no lo escuchó así que tuvo que quitarse los audífonos.
─ ¿Estás bien?─ repitió
─ ¿Cuántas veces me han preguntado eso en el camino y he dicho que estoy bien?─ Habló un tanto irritada
─ No te ves bien─ dijo con genuina preocupación
─ No finjas que te importa.─ Habló esta vez con un deje de dolor en su voz─ Por favor─ Murmuró
No quería seguir sufriendo por Robby, él tenía a Tory, ella a Moon y era feliz con ella. Sin embargo, no podía evitar sentir una presión en su pecho cada que veía los ojos de Keene. En el fondo ella deseaba retroceder en el tiempo para hacer bien las cosas y no haberlo perdido.
Pero Rachel, su psicóloga, tenía razón, no podía vivir pensando en que hubiera pasado, tenía que afrontar los hechos y seguir adelante.
─ Está listo, vámonos─ Johnny gritó cortando la tensión entre ambos.
Limpiando discretamente una lágrima, Janne apartó su vista para volver a la camioneta.
Janne había prometido jamás volverse a meter a una pelea. Pero claramente no podía evitarlo, el karate se había vuelto una parte fundamental en ella.
A pesar de que prácticamente Johnny la había obligado a ir a comprar un boleto de camión para regresar junto a Robby, era de esperarse que ella no lo obedecería.
Así que en cuanto vio a aquellos surfistas ponerse agresivos con Johnny no dudó en correr hacia el que se le acercaba por detrás al rubio con un cable listo para estrangularlo, claramente ignoró los gritos de Robby pidiendo que se detuviera. Por suerte Janne era rápida y llegó a tiempo para dar una patada que derribaría a aquel hombre.
─ Mira eso, tienes una pequeña perra para defenderte─ Uno de los hombres, rubio de cabello largo, dijo mirando a la joven de manera morbosa.
─ Idiota─ Robby soltó con brusquedad colocándose frente a Janne
─ Jodete─ Johnny lanzó el primer golpe al ver cómo aquel hombre miraba a Janne.
La pelea inició, lanzando golpes a diestra y siniestra, Janne se defendía, era obvio que podía sola, sin embargo, eso no detuvo a Robby de ir a ayudarla al ver cómo un hombre corría por detrás hacia ella.
─ Gracias─ Janne murmuró viendo al hombre en el suelo antes de girar su vista hacia Robby.
La suave mirada que Mathews tenía se volvió opaca cuando vio al hombre rubio pelear con Johnny. Apretó los puños al recordar como sus ojos recorrían sin pudor alguno sus piernas desnudas.
Sin meditar, embistió hacia él dando un puñetazo en su mandíbula lanzándolo hacia atrás al tiempo que un hilo de sangre salía de su boca.
─ Púdrete maldito imbécil─ Dijo mirándolo desde arriba.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro