CAPÍTULO 13:
festival valley
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El Festival Valley siempre había sido el favorito de Janne, le gustaban las ferias y divertirse en los stands que había a lo largo del lugar, disfrutaba de las demostraciones que hacían. Sin embargo, durante los últimos días se había sentido de mal humor, desanimada y con mucho enojo hacia todos. Aunque no quería ir, estaba obligada por sus padres quienes eran unos de los principales patrocinadores del festival. 

Al no tener otra alternativa la chica se encontraba en la feria recorriendo el lugar con pereza mientras sus papás perfeccionan detalles mínimos del lugar, su rostro cambió cuando vio a Robby llegar junto a los LaRusso, sin dudarlo se acercó a él formando una sonrisa.

─ Robby─ Lo llamó─. Qué sorpresa encontrarte aquí─ Dijo mirando a la familia detrás de él.

─ Si, haremos una demostración para Miyagi-Do─ Explicó

─ ¡Eso es increíble! Estaré en primera fila para verte─ Exclamó emocionada haciendo sonreír a Robby─ ¿Quieres ir a dar una vuelta? Aún queda pendiente nuestra comida.

─ Lo siento, pero... tengo que ensayar con el señor LaRusso para la presentación─ Mostró una mueca decaída

─ No te preocupes, Robby─ Daniel interrumpió acercándose a los adolescentes─, pueden ir a divertirse, solo vuelvan antes del espectáculo

─ ¡Genial! ¿Podría avisarle a mi papá?─ Janne exclamó entrelazando su mano con la del chico─ Prometo traerlo puntual. Vamos, Robby.

Janne salió corriendo con emoción jalando a su amigo de la mano, ambos se alejaron bajó la mirada recelosa de Samantha LaRusso.

Mientras tanto, la chica Mathews había cambiado repentinamente su mal humor, estar con Robby la hacía feliz y olvidaba por completo los problemas que la atormentaban.

» Podemos hacer muchas cosas, ¿Habías venido antes?

─ Vayamos a dónde tu quieras─ Robby comentó mirándola con una sonrisa

─ ¿Sabías que en Italia y Francia regalan a sus residentes quinientos euros cuando cumplen dieciocho años? Eso es para comprar libros─ Dijo de la nada haciendo reír al chico─. Vayamos a este juego.

─ ¿Es tu juego favorito?─ Preguntó con gracia al notar la emoción de la chica

─ No, en realidad me gusta más la rueda de la fortuna─ Respondió alzando su vista para mirarlo─. Pero esa la dejaremos para él final, ya verás porqué.

Una sonrisa amplia se formó en sus labios al notar el brillo en los ojos oceánicos de Janne.

─ ¿Vas a dejarme con la intriga?

─ Probablemente─ Fingió inocencia─, te va a gustar, ya verás─ Afirmó─ Por cierto, ¿qué hacías con los LaRusso?

─ Por el momento estoy viviendo con ellos─ Janne giró a mirarlo llena de sorpresa ante su respuesta.

─ ¿Es una broma?─ Exclamó a lo que Robby negó─ Eso es bueno, ¿Y no tienen problema con eso? Es decir, Samantha y tú son de la misma edad...

─ ¡Oh, no!─ Negó rápidamente─ Ella y yo solo somos amigos, nada pasará entre nosotros.

─ Si, solo amigos─ Janne mordió su labio

─ ¿Por qué no vamos a otro juego?─ Robby propuso al notar la pequeña incomodidad que se había formado.

La Mathews asintió y juntos se dirigieron a otro stand, las horas pasaban y ambos se divertían en compañía del otro, sintiendo la adrenalina de los juegos mecánicos y la diversión en sus fracasos en los juegos de azar. La estaban pasando realmente bien juntos.

No importaba el lugar donde estuvieran, ni cuánta gente hubiera a su alrededor; estando juntos se sentían como en casa ignorando todo a su alrededor siendo solo ellos dos divirtiéndose.  

Janne no recordaba cuándo se había sentido tan contenta con alguien, se preguntó qué es lo que Robby tenía para provocar ese efecto en ella, el chico había llegado de manera inesperada a su vida haciéndola sentir cómoda al instante y él le había permitido formar parte de su vida.

─ ¡Oh, es hora!─ Exclamó al ver la hora en su celular─ Ay que irnos.

─ Aún falta para que el espectáculo inicie─ Robby la detuvo pues quería seguir pasando tiempo junto a ella.

─ Lo sé, pero vamos a la rueda de la fortuna─ Respondió entrelazando nuevamente sus manos y corriendo hacia el juego.

Tuvieron suerte pues la fila era corta y entraron rápidamente, se sentaron uno a lado del otro, aún mantenían sus manos entrelazadas y aquello parecía no importarles, tampoco se sentían incómodos por el espacio reducido del lugar, al contrario, les agradaba la cercanía que había entre ellos. Incluso con el pequeño roce de sus piernas un revoloteo se desataba en sus estómagos.

El juego comenzó a moverse, Robby no preguntó porque a Janne le gustaba tanto ese juego que solo daba vueltas, pero obtuvo la respuesta cuando estuvieron en el punto más alto de la rueda dando una vista panorámica a todo el festival, las luces de los puestos se habían encendido pues el sol comenzaba a ocultarse.

Al cielo era una explosión de colores cálidos haciendo aún más placentera la vista, las nubes se habían teñido de tonalidades rojizas.

─ ¿No es lindo?─ el castaño la volteo a ver─ ¿Cuántas veces te has detenido a mirar el atardecer? Es el momento más tranquilo y pacífico del día. La brisa vespertina guarda secretos de los enamorados y si no te causa ninguna sensación tu alma está enferma

La ojiazul habló con un hermoso tono lleno de pasión haciendo que el chico sonriera ante eso. Miro el perfil de Janne y lo admiro por unos segundos, sus ojos destellaban con la luz del sol y su piel pálida resplandecía bajo los rayos, pequeños mechones se ondeaba con el viento cayendo desordenadamente en su rostro, sus labios rosados y finos se habían curvado costando una pequeña sonrisa. Si la mirabas con detenimiento podías notar pequeñas pecas esparcidas a lo largo de su nariz. 

─ Lindas palabras─ sonrió el castaño

─ Gracias─ dijo volteando a verlo con una sonrisa─. Lindo cabello─ Bromeó 

Robby llevó su mano hacia el rostro de Janne para colocar un mechón detrás de su oreja. Él no pudo desperdiciar la oportunidad y conectó sus labios con los de ella en el momento justo en el que un fuego artificial explota en el cielo demostrando lo que sentían en ese momento, pues con cada sonrisa era como mil fuegos artificiales en sus corazones.

Ella no supo cómo reaccionar, pues era su primer beso, pero de igual manera lo siguió, fue torpe y lento pero a la vez maravilloso.

─ Me gustas, Janne─ Susurró a centímetros de sus labios─. Realmente me gustas.

─ Tú también me gustas, Robby─ Dijo sin intención de esconder su felicidad.

Como lo había prometido, Janne había llevado a Robby de regreso a tiempo para la presentación. Caminaban entrelazados de las manos con una boba sonrisa en sus rostros, la chica estaba sonrojada, por suerte la oscuridad de la noche lograba disimularlo, se sentía feliz.

─ Suerte─ Besó cortamente los labios del chico─. También a ti, Sam─ Le dijo amablemente a lo que la otra chica le respondió con una sonrisa forzada.

Janne se acercó a sus padres quienes se encontraban en primera fila. Su papá la abrazó por los hombros al notar el radical cambio de humor en el rostro de su hija.

─ A continuación, les tengo un regalo─ Anunció la presentadora del show─. Con ustedes, LaRusso Autos con una demostración del karate Miyagi-Do.

Janne aplaudió cuando aparecieron en escena, la música oriental sonaba en las bocinas. Mientras sucedía la presentación Janne podía notar la clara diferencia entre ese karate y el que Cobra Kai enseñaba, aquel era más tranquilo y menos rudo.

Cuándo su mirada se encontró con la de Robby, la chica levantó sus pulgares haciéndole saber que lo estaba haciendo bien. Él sonrió al notar la emoción y orgullo en la mirada de Janne.

Daniel se acercó a sacar un soporte donde se encontraban seis fragmentos de hielo colocados de manera vertical, el ceño de Janne se frunció, estaba interesada en saber lo que estaban por demostrar. Lástima que el espectáculo fue interrumpido de golpe.

Una canción ruidosa sonó en las bocinas cortando la tranquilidad de la música oriental. De pronto sus ex compañeros de Cobra Kai aparecieron en la multitud trotando en dos hileras perfectas haciendo alboroto hasta llegar al escenario. Rápidamente el público cambió su atención al escenario donde las Cobras habían subido.

Los alumnos comenzaron a hacer distintas demostraciones sorprendiendo al público e incluso a la misma Janne quien no pudo evitar sonreír al ver a Aisha rompiendo tablas con los ojos vendados.

Para un último número, Johnny alineó cinco bloques de cemento. La multitud estaba enloquecida por los actos que habían presentado. Janne pudo ver cómo el rubio miraba en su dirección, sin embargo, no era a ella a quien realmente miraba. La chica alzó su vista encontrándose con la mirada fulminante e irritada de su madre en dirección al hombre en el escenario.

La chica se preguntó una vez más qué es lo que pasaba o había pasado entre Hazel y Johnny.

─ Cobras, enciendanlo─ Ordenó el hombre.

Pronto aparecieron dos chicos, uno vertió gasolina en la superficie mientras otro le prendía fuego. Los ojos de Janne se abrieron con sorpresa cuando el hombre rompió los cinco bloques como si de algo frágil se tratase.

La multitud gritaba con aliento y emoción el nombre del dojo demostrando que la presentación había sido de su agrado.

─ Definitivamente volveré a clases de karate─ Janne pensó en voz alta comenzando a caminar con la intención de ir a dónde Johnny se encontraba.

─ No te atrevas, Janne─ Su madre la amenazó tomándola fuertemente de la muñeca.

─ ¿O qué?─ La retó girando a mirarla con seriedad─ ¿En verdad nos mudaremos y te vas a arriesgar a perder el imperio que crearon aquí con su trabajo de mierda?─ Bramó soltándose bruscamente de su agarre

─ ¡Janne!─ Edward interrumpió─ Debes de respetar a tu madre.

─ ¡Solo digo la verdad!─ Exclamó─ Es un trabajo de mierda porque solo se han enfocado en él y en mis dieciséis malditos años no he recibido ni un poco de amor de tu parte─ Gritó enojada─ Lamento que no te agrade que tome karate, pero tengo problemas y tú jamás estuviste para ayudarme a resolverlos así que deja de molestarme.

Le dedicó una mirada enojada antes de ir con sus amigos de Cobra Kai.