Epilogo
CASI UN AÑO DESPUÉS
Los nervios recorrían su cuerpo sin poder hacer nada por calmar el temblor que lo recorría. Bajó la mirada al suelo y no pudo evitar mirarse su rodilla, la que lucía esa cicatriz recuerdo de todo el tormento que tuvo que pasar con su lesión, aunque bueno, su embarazo fue su prioridad en ese momento más que la maldita rodilla.
-Pareciera que has visto un muerto -Jude tomó su barbilla con sus dedos para levantársela y que lo mirara a él.
-Estoy cagada, Jude. Solo he jugado dos partidos después de la lesión y Beckham me hace debutar en la absoluta. Está loco.
-Loco estoy yo por ti, mi amor.
Recibió Diana un gran abrazo además de un pequeño roce de labios de su novio, y padre de su hija. La pequeña Anabell también estaría esta noche viendo el debut de su madre con la absoluta, la selección con la que eligió jugar hace más de un año y que le daba hoy la oportunidad de aumentar su leyenda como jugadora.
-No se come delante del pobre -les recordó Trent dándole una palmada en el hombro a su amigo, además de una cariñoso abrazo a Diana- ¿lista?
-Lo estoy -le aseguró Diana moviendo su cabeza afirmativamente.
-Vamos a por Lewandoski, estoy hasta la polla que lleve más goles que Jude en la liga.
Río Diana con las palabras de Trent, quien llevaba una temporada jugando en el Madrid y ya había ganado un par de títulos. El tener al mejor amigo de su novio en el mismo equipo había sido muy positivo tanto para el Madrid como para ellos, pues la amistad de ambos había crecido más todavía.
-¿Ahora a quien le vas a dedicar los goles cuando marques? -le preguntó Trent a Jude, preparándose ambos para salir al terreno de juego junto con la joven madre.
-A las dos. Son las dos personas más importantes de mi vida, así que, un par de goles por partido para que ninguna se enfade.
-¡Cuanto honor, Bellingham! -se llevó la mano Diana al pecho de forma teatral, queriendo burlarse de su novio, pero él le devolvió el gesto, sacándole la lengua.
Pensó Diana en su hija. Su pequeña de solo cuatro meses que aunque no se iba a enterar de nada, estaría esta noche aquí para apoyar a sus padres, quienes, estaban loquitos con su hija desde el primer momento que nació, reafirmando aún más, el amor que sus padres se tenían.
Inglaterra jugaba hoy contra Polonia la final de la Nations League, y aunque Diana no había jugado las semifinales, esta vez David había querido apostar por ella y era titular, para su nerviosismo.
-Lo vas a hacer muy bien, mi vida -le susurró Jude al oído mientras se situaba detrás de ella en el túnel de vestuarios- si ganamos, luego le dejamos la niña a mi madre y tú y yo lo celebramos como nos merecemos.
-¿Y eso como es?
-Tú arriba y yo abajo, dándolo todo, empollona.
Ella dejó escapar una carcajada de su boca, y después de hacerle una mueca a su novio, se preparó para salir al terreno de juego, el cual estaba lleno. Todos querían ver si Inglaterra sería capaz de ganar por primera vez este título y agrandar su leyenda de campeona.
-Te propongo otra cosa -le dijo Jude antes de que tocaran el césped.
-Miedo me das -le respondió ella para verse reflejada en los ojos de su novio, quien no podía dejar de mirarla totalmente enamorado de ella.
-Y si, ¿te casas conmigo si ganamos?
- FIN -
Muchas gracias a todos los que habéis leído esta historia y me habéis acompañado estos días. Que ilusión que la hayáis leído.
Nos vemos muy pronto.
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