Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

8. La fiesta

EL DÍA DE LA FIESTA

Amelia le apretaba a Diana el brazo con fuerza, evidenciando así los nervios que sentía por verse en esa fiesta, que para nada era su ambiente habitual. Media plantilla del Real Madrid se paseaba por ella, teniendo que reprimir la chica la emoción que sentía.

-Le he mirado el culo a Rodrygo, lo siento pero lo he hecho -se justificó Amelia haciéndole una mueca a su amiga.

-Pero quédate ahí, en mirarle el culo y nada más -le advirtió la rubia mirando a su alrededor como si buscara a alguien. 

Que lo hacía.

-¿Porqué no hay una copa en tu mano? -se acercó Vinicius a las dos chicas, besando la mejilla de Diana para mirar después a Amelia con bastante curiosidad.

-Yo no bebo -le contestó Diana.

-Ya bebo yo por las dos -fue la respuesta de Amelia, mirando con algo de coquetería al jugador brasileño. 

-Pues entonces te llevaré a ti a la barra. Soy Vinicius, aunque todos me llaman Vini, ¿y tú?

-Amelia, y puedes llamarme como quieras.

Rodó sus ojos Diana al ver el no tan inocente coqueteo de su amiga con su compañero, uno que el aceptó, comportándose con ella de la misma manera. Tomó Vini del brazo a Amelia, alejándose ambos de Diana, quien tomó un refresco de una de las bandejas que los camareros servían.

Estas fiestas no se parecían a ninguna de las que ella había asistido antes. Quizás era porque ella se relacionaba con gente de su edad y no se parecían en nada a las personas que estaban aquí. Deambuló un rato entre ellas, saludando a algunos de sus compañeros, e intercambiando breves palabras con ellos.

Y si Diana se había sentido algo cómoda durante su estancia aquí, todo ello desapareció cuando él entró. 

Jude hizo su aparición en la fiesta tan imponente y atractivo como él solía ser. Un simple vaquero oscuro y una camisa blanca que acentuaba el tono de su piel, era su outfit para esta noche. Y una rubia de pelo teñido, alta y voluptuosa cuyo ceñido vestido rojo, dejaba poco a la imaginación al que la viera.

Sintió Diana como el corazón le daba un vuelco con la imagen que tenía frente a si. Los ojos le empezaron a escocer y creía que se quedaba sin aire, acentuado esto cuando Jude, y una vez escaneada la fiesta, la divisó mirándolo de una forma bastante intensa.

No quiso Diana aguantarle la mirada. Ni retarlo con ella. Simplemente se dio la vuelta buscando un lugar lo más alejado posible de él y de su novia, o su chica o la mujer que calentara su cama esta noche. Casi tropezó con Amelia cuando buscaba como salir al jardín, poco iluminado a causa de las bajas temperaturas de esa noche.

-¡Diana! ay, dios, ay, dios -Amelia agarró las manos de su amiga, haciéndola a un aparte para poder hablarle sin que nadie se enterara- Vini me ha invitado al próximo partido y después quiere invitarme a cenar.

-Oh, vaya, ¿y qué le has dicho? -aunque sabía perfectamente la respuesta de Amelia quiso que ella se la dijera sabedora de la emoción de su amiga, y así, mientras podría mirar a Jude sin que él se percatara de su escrutinio.

-¿Tú que crees? -le contestó ella rodando los ojos un par de veces como si fuera tan obvio para Diana la respuesta que le diera- le he dicho que si, ei, ¿me estás escuchando?

Amelia pasó la mano por la cara de su amiga un par de veces, molesta por ver que no le prestaba atención. Siguió con la vista la dirección de los ojos de Diana, y cuando vio a Jude Belligham con la chica con la que había llegado, entonces lo entendió todo.

-Tiene pinta de puta -le dijo Amelia, a quien solo mirar a la acompañante del jugador un par de segundos, le bastaron para juzgarla.

-No la conoces.

-No me hace falta. Le da un aire a Sabrina, la del B, pero más mayor y más puta. 

Rodó sus ojos Diana, apartando a continuación su vista de Jude. Lo que menos deseaba esta noche es que precisamente él se diera cuenta de lo mucho que lo miraba. Algo que fue en vano, pues el jugador se había percatado de la presencia de la rubia y seguía sus pasos por cada parte de la casa.

-¿Qué estás mirando tanto? -le preguntó la acompañante de Jude, fastidiada por no recibir tanta atención como esperaba esta noche, y no solo de él. Era una super-modelo y parecía que nadie se daba cuenta de ello.

-No he felicitado a mi compañero. Ya vengo -tiró la peliteñida de él impidiéndole que se alejara de ella, provocando la molestia en Jude. 

-Voy contigo.

No quería Jude que ella lo acompañara, pues Vini se encontraba acompañado de Diana y de otra chica que no conocía pero que al parecer se estaba llevando toda la atención del cumpleañero. Las cosas con la rubia iban cada vez de mal en peor, y aunque él lo había propiciado todo para alejarse todo lo que pudiera de ella, estaba fallando estrepitosamente, pues Diana lo atraía sin remedio. 

-Quería regalarme un tigre. Y le dije que no, que aquí en Madrid no se permiten esa clase de animales en las viviendas, por una estúpida ley que me he inventado. Pues el muy idiota me lo ha enviado a mi casa de Brasil y a mi madre casi le da un ataque -contaba Vini el regalo que le había hecho uno de sus mejores amigos.

-Tiene que ser fascinante tener un tigre de mascota. Yo me lo hubiera quedado -añadió la acompañante de Jude, incluyéndose en una conversación a la que no había sido invitada.

Nadie le contestó a la chica, incluso Diana desvió su mirada de ella centrándose en un punto más allá del jardín, el cual le parecía más interesante que la pareja de Jude.

-Felicidades, tío, una gran fiesta -le abrazó Jude a Vini, buscando con la mirada a Diana prologando ese abrazo a propósito pues la rubia era la que estaba más cerca de su amigo.

-Gracias por venir -contestó él con una gran sinceridad- ¿conoces a Amelia? es amiga de Diana y mi nuevo crush.

Río la mencionada con una risa nerviosa, agarrándose al brazo de Vini después de sus palabras. Por el rabillo del ojo, vio a Diana darle otro sorbo a su bebida luciendo una mueca fastidiada en su rostro. Durante segundos, las miradas de ambos se cruzaron, sonrojándose la rubia para satisfacción de Jude.

-Yo soy Laura Celia, aunque bueno, seguro que ya me conocéis -.dijo la tintada agitando su larga melena a la vez que sacaba pecho.

-Yo no -contestó Amelia quien nunca se callaba cuando alguien hacía o decía algo que no le gustaba. Algo que Diana admiraba tanto en ella. 

-Pues soy imagen de Desigual.

-¿Imagen de qué? ¿de guantes?

Ocultó Diana una sonrisa y una carcajada por las palabras de Amelia, unas que parecieron no gustarle mucho a la modelo por como apretaba su mandíbula y después se agarraba al brazo de Jude de forma bastante posesiva.

Sintió Diana en ese momento unas manos que se posaban en su hombro, deslizándose por estos en una caricia incómoda. Los recuerdos del amargo momento vivido con Arturo, le golpearon el pecho, produciéndole cierto ahogo, pues sentía que esas manos eran las de su profesor y no la de uno de sus compañeros. Su rostro se volvió ceniciento y la rigidez de su cuerpo era tan evidente que aunque quiso esconderlo, alguien si se percató de su estado. 

-Ahora vengo.

Apartó Diana las manos de Brahim de sus hombros, buscando salir al jardín sin importarle el frío que hacía fuera. Solo quería respirar, algo que necesitaba mucho ahora mismo. Temblaba su cuerpo, pero no por las bajas temperaturas, sino por los nervios del recuerdo. Y lo peor de todo es que el lunes tendría que verlo de nuevo y no sabía muy bien como iba a reaccionar.

-Diana.

No quiso hacerle caso a la voz que pronunciaba su nombre. Bastante tenía ya como para enfrentarlo y aguantar nuevos reproches. Caminó hasta alejarse de la casa, aún sintiendo los pasos de él tras ella.

-Detente, por favor -le pidió Jude posando con suavidad una de sus manos en su brazo y volteándola para que se girara.

-¿Qué quieres? -le preguntó ella intentando sonar fastidiada cuando en realidad estaba muy asustada.

-¿Brahim te ha hecho algo?

-¡No! No, para nada, ¿porqué habría de hacérmelo? -le preguntó ella perpleja por sus palabras.

-Por la cara que has puesto cuando te ha tocado. Te has quedado blanca, rígida, y ahora estás temblando, y solo reaccionarías así si él te hubiera hecho algo -se mordió los labios Diana sorprendida de que Jude se hubiera dado cuenta de todo. 

-No, no ha pasado nada con Brahim. Al contrario, se porta muy bien conmigo y me protege mucho. Nunca se ha soprepasado, ni lo hará -acabó por contestarle Diana para tranquilidad de Jude.

-¿Y porqué has reaccionado así? -los dedos de Jude estaban aún en su brazo, acariciando este de una forma muy suave, haciendo que su contacto le erizara la piel.

-No te importa, Bellingham.

-Si me importa. Bueno, me importas, empollona.

Muda se quedó Diana con las palabras de Jude. Sin saber que decirle, solo chasqueo su lengua un par de veces y calló lo que le pasaba.

-Si por ahí hubiera alguien que te está molestando, me lo dirías, ¿verdad?

-¿A qué viene tanto interés, Jude? no lo entiendo. Solo soy una niñata. Debería darte igual lo que jodidamente me pase -marcó Diana sus palabras, zafándose del brazo de Jude. Solo quería estar sola y que nadie le siguiera preguntando.

-¿Es que no te das la puta cuenta de que no me da igual?

Diana se había dado la vuelta dándole la espalda. No podía lidiar con todo en este momento. La saturaba. Y tenía que mantenerse lúcida para todo lo que viniera después. Aunque las palabras de Jude, parecían borrar el resto de sus problemas.

-Tienes mi número, Diana. Si alguna vez te pasa algo, prométeme que me llamarás, por favor. Da igual la hora que sea, me llamas a mi, y yo iré corriendo.

-¿Aunque estés con la super-modelo?

Marcó Jude una sonrisa muy amplia propiciada por las palabras de Diana. Se había percatado al llegar la decepción en su rostro, una que ahora era muy evidente.

-No estoy con ella, solo la traje para poder engañarme -decidió Diana darse la vuelta, pendiente ahora de cada palabra de Jude. Sentía su corazón latiéndole tan fuerte que pensaba que se le saldría del pecho en cualquier momento.

-¿Engañarte de que? -de nuevo vio en él una sonrisa, una calmada pero algo traviesa, y lo peor de todo, era que esa sonrisa, era para ella.

-De que no me gustas nada, empollona.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro