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25. Forget about me

PRINCIPIOS DE MAYO

Los meses habían pasado con bastante más rapidez de lo que Diana pensaba. Entre los estudios, los entrenamientos y el equipo casi no había tenido tiempo para respirar. Y suerte que vivía con Jude y podían estar juntos de esta manera, pues había noches en las que se quedaba hasta tarde estudiando y cuando se acostaba, su novio dormía a pierna suelta.

Sus padres habían subido un par de veces a Madrid para conocer el lugar donde su hija vivía ahora, y de camino, asistir al partido que se celebrara ese fin de semana. 

A falta de disputarse cuatro partidos de liga, el Atlético de Madrid aventajaba al Real Madrid en tres puntos, y ninguno de los dos equipos quería perder. Aunque, lo que importaba ahora, en este mismo momento era el partido de vuelta de semifinales contra el City, el cual se celebraría en unas horas. La ida se había saldado con 3-3 y el partido de hoy, sería el definitivo para elegir al primer finalista de la Champions.

Abrió la puerta Diana, saliendo de su boca miles de disculpas antes de sentarse en uno de los sitios asignados para la charla técnica. Llegaba tarde 15 minutos y sabía que se ganaría una buena bronca por este motivo.

-Lo siento -dijo la rubia sentándose al lado de Brahim quien le dio una palmada en el hombro.

-Llegas tarde, Grayson -le recordó el míster.

-Lo sé. No tengo disculpa. 

-Por lo menos habrás aprobado -le preguntó su entrenador pues el motivo de su retraso era un exámen online que acababa de hacer de una de sus asignaturas.

-¡Un puto ocho me ha puesto porque dice que dice que he sido demasiado negativa en el comentario de texto! -protestó Diana para diversión de algunos de sus compañeros.

-Es que lo eres, rubia -le recordó Brahim, ganándome un golpe de su compañera.

-Le he protestado y por eso he tardado más -de nuevo se disculpó Diana ante su míster quien asistía divertido a la indignación de la muchacha.

-¿Y ha servido de algo? -le preguntó su entrenador.

-No. Tenía un ocho y medio y me ha quitado medio punto, el cabrón.

La sala entera prorrumpió en carcajadas, algo que gustó al míster pues el partido de hoy era muy importante y no quería que sus jugadores estuvieran afectados y serios por ese tema. Después de darles la alineación, en la que Diana no jugaba esta vez de titular, empezó la charla técnica, una que duraría exactamente una hora, el tiempo que faltaba para que salieran en dirección al estadio del City. 

El lugar para la gloria o para bajar al infierno.

-¿Te jode no ser titular esta noche? -la pregunta de Rodrygo le hizo a Diana mirarla algo asqueada aunque, queriendo contestarle.

-Más me jode el ocho que me han puesto. Tú tranquilo, que cuando la jodas, ya te cambian a ti por mi.

Acabó dándole Diana una palmada al brasileño en el hombro, alejándose de él para caminar junto a Jude y Vini. La rubia era una descarada y ahora que estaba totalmente integrada en el equipo aún más.

-Se cree que es titular porque tú estás perdiendo el favor del entrenador -opinó Vinicius, enlazando uno de sus brazos con los de su amiga.

-Que siga soñando. Me da igual. Tengo algunas molestias en el tobillo y entiendo que no quieran arriesgar. Nunca pido explicaciones cuando juego, tampoco las voy a pedir cuando no.

La respuesta de Diana gustó a Jude. Su novio deseaba besarla, acunarla entre sus brazos y buscar esa calma que ella tenía y que a él tanto le faltaba. Subieron juntos al autocar, buscando ella sentarse con Jude. En los partidos importantes siempre se sentaban juntos, compartiendo ambos la música que el inglés tenía en su móvil. Era como un ritual que ambos tenían.

Una vez sentados, se permitió Diana mirar a su novio, quien le devolvió una tierna mirada a la vez que sentía su corazón latir desbocado contra su pecho, acrecentados todavía más cuando ella le susurró esas palabras que él tanto amaba. 

-Te quiero, Jude.

Nadie sabía como el Madrid le había aguantado tanto al City. El equipo blue no dejo de acorralar a los blancos y de bombardear su portería sin mucho éxito. Había sido un gran trabajo defensivo, y ahora, venía la lotería de los penaltis. Aquí no era cuestión de ser el mejor, sino de no fallarla.

Davide, libreta en mano, preguntaba a los últimos once jugadores en estar en el terreno de juego si querían ser uno de los cinco lanzadores. Valverde fue el primero en decir que no, pues mentalmente no estaba preparado para hacerlo. Modrick. Jude. Lucas Vázquez y Nacho fueron los cuatro elegidos, faltando uno. 

Apretó Diana sus labios y se acercó a Davide con toda la seguridad y confianza que le daba el tener 18 años y aún no ser consciente de lo grande que eran estos encuentros, aunque, todo el mundo sabía que la joven jugadora parecía haber crecido en el cesped del Bernabebú por la madurez que demostraba cada día.

-Yo quiero lanzar uno -le pidió Diana a Davide quien asintió sin preguntarle nada. Solo con mirarla sabía que la chica estaba preparada para ser una de las lanzadoras.

-El último, ¿de acuerdo? -le contestó Davide, asintiendo Diana a lo que le decía- y Diana, revienta esa puta portería.

Le sonrío la rubia al míster, dirigiéndose hacia donde estaban el resto de compañeros. Hicieron un círculo y fue Nacho quien dirigió la charla, pidiéndoles un último esfuerzo y que sacaran toda su raza. El ADN del Real Madrid.

Los jugadores que no lanzaban se pusieron todos en el círculo central con sus brazos enlazados. Sintió Diana los dedos de Jude en su cintura, ladeando la cabeza para mirar a su novio quien le sonrío intentando tranquilizarla. 

Diana no quería mirar hacia la portería. Tenía sus ojos en el suelo y solo escuchaba las voces que había a su alrededor. Sabía que Modrick había fallado su tiro pero que Lunin, el portero blanco había hecho dos paradas. Solo se atrevió a mirar cuando Jude lanzó el suyo, siendo un tiro perfecto. Tomó aire cuando llegó su turno, sintiendo apretar sus dedos con los de su novio dirigiéndose hacia la portería. 

No pensaba en nada. Ni en la gente que había tras la portería y la increpaba ni en la mirada hostil del portero del City, mucho menos en los jugadores blue quien reían pensando en que una niña de 18 años fallaría el tiro más importante de su vida.

Recordó entonces Diana la canción favorita de su madre, una que incluso fue la banda sonora de una película que vio con su hija la última vez que estuvieron juntas. Todo un himno que le hizo tararearla, prestando atención solamente a la melodía. 

https://youtu.be/CdqoNKCCt7A

Cogió el balón aún cantando, concentrada solamente en el. Tenía muy claro donde lo iba a tirar y como. Puso el esférico en el punto de penaltí, y con las últimas notas de la canción en su boca, tomó una pequeña carrera y le dio al balón con todas sus fuerzas. Miró como esta hacía una curva perfecta y entraba por un lateral de la portería, al lado contrario de donde se lanzaba el portero.

Gol.

Había sido gol y ella acababa de darle el pase al Real Madrid a la final de la Champions.

Salió corriendo con solo un objetivo. Abrazar a Jude. Quería que fuera él el primero con quien compartir este momento, haciendo su novio precisamente lo que le pedía, llegar a ella y ser quien le abriera sus brazos para recibirla.

Se lanzó Diana a Jude sin poder contener la alegría que sentía en este momento. Dejó que él la levantara del suelo, perdido en ella y en su mirada. Quería besarla. Era lo que deseaba, pero sabía que si lo hacía sería su novia la perjudicada. 

Aunque eso no le impidió decirle al oído lo mucho que la quería.

Tiempo después, tuvo que atender Diana a los periodistas, eufórica por la victoria.

-¿Estabas cantando cuando ibas a lanzar el penalti? -le preguntó una de las periodistas de la cadena que había cubierto el partido.

-Si... si, lo hacía -respondió Diana riéndose pues no había pensado que todos se darían cuenta de lo que había hecho- quería estar concentrada y cantar me relaja.

-¿Y qué cantabas, si se puede saber?

-La canción preferida de mi madre, "Don't you" de los Simple Minds. Así que, ¡mami, que el penaltí era para ti!

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