18. Three Lions
UN PAR DE SEMANAS DESPUÉS
Sentía su cálido aliento contra su cuello y como sus labios besaban este, arañándola con sus dientes. Su cuerpo entero recibió una pequeña descarga eléctrica, erizándose cada vello de su piel a causa de cada tierna caricia.
-Dicen que perteneces a quien te eriza la piel, así que, creo que eres mía -las palabras de Jude le hicieron contener un alto gemido que quería salir de su garganta, no así los furiosos latidos de su corazón.
Ser suya.
Lo era. Desde el primer momento que él rozó sus labios.
-Entonces, supongo que tú también eres mío, ¿no es así? -ladeó su cabeza Diana, ofreciéndole un provocativa sonrisa al joven jugador, quien, tomó su barbilla entre sus manos para girársela un poco y así tener sus ojos a la misma altura que los suyos.
-Sin ninguna duda, empollona.
Su boca se estrelló contra la suya, en un lento y dulce beso que acrecentó aún más, ese cosquilleo que Diana sentía en cada una de sus terminaciones nerviosas. Nunca pasaban de besarse, o de acariciarse intentando aprenderse el cuerpo del otro. Despacio. Sin prisas. Pero aún no habían estado juntos, y era algo que la rubia agradecía pues solo de pensarlo, se ponía algo nerviosa.
-¿Qué te queda? -le preguntó Jude a Diana señalando los apuntes que la chica tenía desparramos por la cama del dormitorio del jugador.
-Darle un repaso. Una media hora o así.
-Tomate el tiempo que necesites. Voy a hacer la comida mientras tanto -le dijo Jude besando de nuevo sus labios, antes de levantarse de la cama. Tomó Diana la mano del jugador, ofreciéndole otra de esas sonrisas que a él lo desarmaban por completo.
-Gracias, Jude.
Le sonrió el británico, abandonando la habitación segundos después, dejándola estudiar para el examen que tendría mañana. Sería el último que realizaría antes de las vacaciones de navidad, y aunque lo llevaba bastante bien, era muy meticulosa cuando se trataba de sus estudios.
Pensaba pasar Diana el lunes de descanso en la residencia, pero Jude se empeñó en que ella lo hiciera en su casa y así pasar el día juntos. La verdad es que le agradecía su propuesta, pues a parte de su exámen, su cabeza también estaba ocupada por lo que pasaría el miércoles.
Iba a firmar su primer contrato como profesional. Le mejorarían el sueldo y tendría una cláusula de rescisión acorde con su nueva posición en el club. Aunque llevaba un tiempo perteneciendo a la primera plantilla del Real Madrid y se había ganado su derecho a serlo, desde el miércoles sería oficial su incorporación al equipo.
También tendría que tomar otras decisiones a partir de ese momento, como la de abandonar la Residencia y buscarse un lugar que fuera propio y así comenzar su vida de "adulta". Y eso era algo que haría con calma. Nadie le había dicho que podía irse, y tampoco es que quisiera abandonar un lugar donde era tan feliz.
Estaba inmersa en sus apuntes, cuando en la pantalla apareció el nombre de Leo. Descolgó el teléfono saludándolo muy alegre, a la espera de saber que requería de ella.
-Hola, Leo, no me digas que tengo que hacer algo que mañana tengo un examen -le recordó ella advirtiéndole antes de que a él se le ocurriera proponerle cualquier cosa.
-No, no te preocupes, no es nada malo -le respondió él con una pequeña carcajada- nos han llamado de la Federación Inglesa, y nos han dicho que tienen mucho interés en que juegues con ellos.
-Oh, joder -fue lo único que se atrevió a contestar Diana, abrumada por las palabras de Leo.
-Quieren hablar contigo y explicarte su proyecto. El Mundial es en menos de dos años y les encantaría que formaras parte de su selección.
-No sé que decir, Leo. La verdad es que es algo que alguna que otra vez he pensado, e incluso mi padre me preguntó una vez que haría, pero ahora mismo, si te digo la verdad, no estoy segura de si jugar con España, porque no es como si nos dieran oportunidades a los sub-18, a no ser que juegues en el Barcelona, claro.
-Mira, si me dejas darte un consejo, yo hablaría con ellos, con los ingleses. Por escucharlos no pierdes nada, y quien sabe, a lo mejor te gusta su proyecto.
-De acuerdo, ¿te encargas tú?
-Claro, no te preocupes. Y Diana, después de que hables con ellos tenemos que informar a la Federación del interés que tiene Inglaterra en ti, más que nada porque si tienes que pensar con que país juegas, para que ellos no te convoquen mientras decides y respeten ese tiempo de espera.
-De acuerdo, Leo, lo dejo en tus manos.
-Gracias, cariño, y mucha suerte para mañana.
Colgó el teléfono Diana, llevándose las manos a la cara sin poder creerse que la selección inglesa tuviera interés en ella. Solo era una joven futbolista novata de 18 años que aún tenía mucho que aprender y demostrar, pero, se ve que a los Three Lions no le hacía falta, pues querían tenerla en sus filas.
-La comida casi está -le dijo Jude apareciendo por la puerta. Al ver su amplia sonrisa, no pudo evitar preguntarle porque estaba así de feliz- ¿te pasa algo?
-Pasa, que a lo mejor vas a ver mi culo en la selección inglesa, ¿que te parecería?
MÁS TARDE
-Estás nerviosa.
-No lo estoy.
-A mi no puedes engañarme. Te conozco.
Los brazos de Jude rodearon todo su cuerpo, tirando de ella hasta atraerla más hacia su pecho. Podía sentir como Diana temblaba un poco, incluso como su pulso estaba más acelerado.
-No es algo que tengas que decidir hoy, Diana -le pidió Jude a la chica, consciente de su indecisión.
-Llevo toda la vida jugando con España. He ganado muchos títulos y he hecho muchos amigos a lo largo de estos años. No es que esté pidiendo jugar ya en la absoluta, pero, no creo que me llamen en un futuro inmediato.
-A Lamine Yamal lo llamaron con 16 años y tú eres mucho más buena que él.
-Eso lo dices porque soy...
Se calló Diana mordiéndose la lengua pues no sabía como terminar la frase. Tomó los brazos de Jude y puso su cabeza en su pecho intentando que él olvidara lo que acababa de decir.
-Mi novia. Eso es lo que eres, por si no sabes que palabra buscar.
Sonrío la rubia sintiendo su corazón acelerado. Acabó dándose la vuelta, poniéndose frente a Jude, quien buscó su mirada, a la vez que le apartaba el pelo de la cara, gesto este que siempre hacía con mucha ternura.
-Es que como nunca lo habíamos dicho...
-Pensé que estaba claro. Ni un rollo. Ni un estamos. Somos novios, Diana -la rubia se puso de puntillas, agarrándose a los brazos de Jude, dejando después un pequeño beso en sus labios, emocionada y feliz por el giro que había dado la conversación.
-Pues que sepas que por ahora, me gusta ser tu novia -una carcajada salió de la boca de Jude nada más terminar de hablar. La estrechó contra sus brazos, con un poco más de intensidad para dejar él un beso en su mejilla.
-Si quieres que te sea sincero, yo jugaría donde tuvieras el corazón. Si vas a jugar con España, le diría a mi selección que por ahora quieres esperar al combinado nacional y si ves que pasan algunos meses y no te llaman, entonces te iría preparando la bienvenida a los Three Lions.
-Jude, la verdad es que me siento halagada por el interés de Inglaterra, pero tampoco es que haya hecho nada con el Madrid como para esperar que la absoluta española me llame.
-Ay, empollona, el día que te des cuenta de lo buena que eres, ese día, vas a ser imparable.
Los dedos de Jude acariciaron su mejilla con mucha delicadez. Se perdió en su mirada. En sus lindas y perfectas facciones, adorando tanto tenerla entre sus brazos.
Para él sería todo un orgullo que Diana jugara con Inglaterra. Estaba seguro de que les daría grandes momentos con su selección, pero eso era algo que solo ella podía decidir. Él solo estaría a su lado para apoyarla en todo lo que decidiera.
-Una vez escuché un rumor sobre ti y una compañera tuya de la selección -le dijo Diana mordiéndose el labio de forma juguetona.
-Un rumor, tú lo has dicho.
-Entonces, ¿no es verdad que te pillaron compartiendo habitación con Roxanna Banks?
-Si, si que es verdad, pero no por lo que tú crees -se llevó Jude la mano al cuello, rascándose algo molesto. Habían pasado unos meses desde que ocurrió ese incidente y aún no se lo recordaban.
-¿Y no me lo vas a contar? -le pidió ella separándose un poco de su cuerpo para esperar que él le respondiera.
-Roxanna es lesbiana y salía con una jugadora del Manchester, quien tuvo la mala hostia de romper con ella durante la concentración de la Eurocopa. Aquella noche, Roxanna estuvo a punto de dejar la selección, y me la llevé a mi cuarto porque estaba hecha polvo. Se quedó dormida después de pasarse horas llorando sin que yo pudiera tranquilizarla. A la mañana siguiente la pillaron saliendo de mi habitación y ya sabes...
-Eso te pasa por ser tan bueno con tus compañeras -le puso Diana uno de sus dedos en su pecho, empujándolo un poco para dar más énfasis a sus palabras. La sujetó Jude de las caderas, tirando de ella de nuevo hacia su cuerpo, buscando besar su cuello y de paso, susurrarle al oído.
-Empollona, si tú acabas siendo compañera mía en la selección, te juro que no voy a ser tan bueno.
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