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"𝘚𝘪́. 𝘈𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘯𝘰 𝘴𝘢𝘣𝘪́𝘢 𝘮𝘢́𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘢𝘩𝘰𝘳𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘧𝘪𝘯 𝘴𝘰𝘺 𝘭𝘪𝘣𝘳𝘦, 𝘢𝘶𝘯𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘵𝘦𝘯𝘨𝘢 𝘪𝘥𝘦𝘢 𝘥𝘦 𝘢 𝘥𝘰́𝘯𝘥𝘦 𝘪𝘳...

𝘗𝘦𝘳𝘰 𝘢𝘭 𝘮𝘦𝘯𝘰𝘴 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘰 𝘦𝘭𝘦𝘨𝘪𝘳𝘭𝘰 𝘺𝘰 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘢."





ㅤㅤㅤㅤ

ㅤㅤㅤㅤYa no soy hija de nadie, no soy hermana de nadie, puedo llamar padre o madre a quien yo desee. ¿Qué escogí? No sabía, creo que no necesito un plan de vida ahora mismo, cada día es diferente y lo dejaré ser con la diferencia de que ya no siento aquel pecado de nacimiento en mi sangre. A veces me tiraba mi cama y miraba el techo, pensando que hacer con mi nueva adquirida libertad que me resultaba tan ambigua muchas veces, otras veces me ponía la ropa que imitaba la de Hades y andaba por los pasillos de la arena del valhalla, el primer lugar que visite durante mi castigo junto a Apolo, totalmente sola y descalza, arrastrando la mano por la pared.

El tiempo que pasaba en el jardín a veces dejaba moretones pues pasaba mucho tiempo arrodillada, cuando cortaba mal una flor o una planta podía pincharme con sus espinas: en ese instante veía las gotas carmín salir de mi carne, al inicio era extraño pero eventualmente lo acepté.

Asclepio iba a cumplir diez años, dos años pasaron desde que abandone la divinidad y dos años en los cuales tuve que poner cientos de excusas para que Asclepio no supiera nada. La mujer que siempre vio cortar sus manos para vertir su sangre dorada en un cuenco, ahora mismo parecía tener un cuidado y valor excesivo de no herirse gravemente.

Yo misma me di cuenta que muchas de las cosas que hacía para Asclepio serían aterradoras o eso creía, como sostener la tetera hirviendo como si nada.

También encontré un nuevo pasatiempo con mi compañero de vida.
Había pasado la vida acoplandome a diferentes roles: hija, criada, culpable y madre; que me perdí un poco en eso, pues sacrificaba tanto y quería cumplir lo esperado para el público del momento: Océano y Tetis, mi madre y Apolo... Incluso Asclepio.

Entonces, y conociendo que Apolo era un dramático empedernido, solíamos interpretar a veces frente a Hades, Asclepio o ante sus ninfas diversas obras que él mismo creaba y que yo disfrutaba meterme en la piel de los personajes.

Esos dos años que tuve fueron un consuelo para mí, mi pecho ya no dolía por el hybris, no me agobiaba eso, ya nunca lo volvería a hacer. Ahora lo único que podía atormentarme serían las cosas del hoy, era mucho mejor que vivir con el pecado de mi padre.

— ¡Gracias por su atención! ¡Esta fue nuestra interpretación del mito de Perseo!

Apolo exclamó mientras soltaba a Deacon, quien volo alto harto de haber sido usado como la cabeza de Medusa, una de las gorgonas. Las ninfas del séquito de Apolo aplaudieron fascinadas, mi vista mientras me inclinaba para ver a nuestro público se fijo en la razón de esta pequeña ópera: Asclepio, él aplaudía con una sonrisa llena de ilusión.

Eventualmente las ninfas se retiraron para seguir su rutina diaria, hasta que solo quedamos nosotros tres. Asclepio se puso de pie, acercándose a mí para abrazarme, su cuerpo cálido se fundió con el mío en un abrazo familiar. Para ser un niño, ya me había alcanzado en estatura.

— ¿No crees que dimos un excelente espectáculo, mi pequeño sol?

El cabello de Asclepio fue desordenado por la mano de su padre quien hablo con entusiasmo. Iba vestido del héroe favorito de Asclepio,se había tomado el tiempo de encontrar un par de alpargatas doradas decoradas con alas y por poco le pedía su casco al señor Hades.

— Lo hicieron genial ¡Me divertí mucho viéndolos!

— Eso es bueno entonces, porque y sin duda alguna... ¡Soy un excelente actor capaz de interpretar a todos los héroes!

Me reí, aparte los mechones de cabello castaño de rostro de Asclepio y bese su frente.

— ¿Y qué hay de mí? Hice lo mejor que pude para imitar a todos los personajes.

— ¡El hecho de que seas tan versátil es genial! Me la creía sin importar a qué personaje estabas imitando.

— Eso es genial, con el tiempo voy a superar a tu padre.

Apolo me dio una palmada seca en la cabeza, mirándome con indignación.

— Nunca vas a superar al dios de las bellas artes.

Asclepio soltó una risa que encantó nuestros oídos. Cada día él se volvía más fuerte tanto mental y físicamente, era inteligente sin duda, un pequeño prodigio de la medicina que seguramente va a pulir sus habilidades una vez vaya con Quirón.

Cuando la noche cayó sobre nosotros y el dulce abrazo de Selene se extendió, entre a mi consultorio y saque la medicina que había estado guardando todo este tiempo. Era el momento, él ya se iría para aprender más, estaría lejos de casa en un lugar donde mi vista no llegaba. Le iba a dar el mayor de los regalos.

— ¿Y que hay de los otros cinco?

— Son para mis hermanas.

— ¿Vas a ir a verlas? Tú sabes que ellas están...

Lo volteé a ver con una sonrisa, guarde la medicina en mi ropa y cruce el marco de la puerta.

— Lo sé perfectamente, y eso está muy bien.

Solo soltó una risa.

Estábamos sentados mirando el jardín, el sonido de la fuente era una pequeña música. Apolo había acordado que Quirón vendría esa misma noche para que el viaje no se le hiciera largo a Asclepio, y por eso estamos aquí.
Me gire para verlo, sus ojos estaban fijos en el paisaje, luego mire a Apolo que con su brillante presencia era como una vela en la oscuridad.

— Asclepio...

— ¿Qué pasa, mamá?

— Tu padre y yo queremos darte un último regalo antes de que te vayas.

Una sonrisa adorno mi rostro mientras sacaba la medicina de entre mis ropas, las manos de Apolo se posaron sobre sus hombros.

— Toma esto, bebe hasta el fondo — le entregué la medicina —, una vez me preguntaste si podías hacer lo mismo que yo, tu visión del uso de la medicina superó al mío y al de tu padre... Eres una esperanza para el futuro. Por eso cree esto, cumple tus sueños.

Ni siquiera dudo, yo sabía que su ambición era tan grande como una ballena capaz de devorar el mar. A la vez, era capaz de devorarse a si mismo, pero con esto todo aquello que podría llevarlo a su ruina sería erradicado, únicamente dejando su preciosa humanidad, lo que lo hace querer ayudar a la gente a su alrededor y a la vez lo hace ambicionar tanto, era simplemente un alma perfecta.

Cuando dejo caer el pequeño recipiente, me aleje y a su vez Apolo también lo hizo. Me cruce de dedos y me mordí la lengua con ansiedad de ver que pasaría.

Fue hasta que su cabello se torno del mismo color al de su padre y uno de sus ojos, que siempre habían sido oscuros y amables, ahora era tan dorado como los de Apolo.

Casi me desplomó en los brazos de Apolo, estaba aliviada, ni siquiera me resistí a las lágrimas que silenciosas recorrieron mis mejillas, ni siquiera me di cuenta hasta que Asclepio algo asustado me pregunto que me pasaba.

Era un alivio, seis siglos de arduo trabajo desde que inicie con el plan de romper mi divinidad y diez años desde que encontré una razón fuerte para terminar de abandonarla, todo ese tiempo de resistencia mental y incertidumbre finalmente estaba dando su respuesta. Estaba siendo recompensada.

Había logrado engañar la broma del destino que los dioses pueden ver.

Esa noche nos despedimos entre abrazos y lágrimas de alegría, podía sentir la divinidad emanar de él, algo que una vez tuve yo y que ahora era mi más puro regalo para él.
Cuando su silueta se alejo lo suficiente acompañada de la inmensa de Quirón, sonreí y finalmente me deje caer.

Las lágrimas recorrieron mis mejillas, era un fuerte llanto de alivio. Apolo siempre estuvo conmigo sin importar que, dándome un pecho en donde llorar sin decir nada, estaba segura que entendía perfectamente el sentimiento por el que estaba pasando.

Pero yo sabía que esto aún no acababa, no hasta que pisara las tierras donde crecí.







ㅤㅤㅤㅤEmpaque las medicinas restantes esa misma noche, partiría por la mañana. Un artista no se retira hasta ver realmente su obra concluída, al menos yo lo haría de esa forma, entonces una vez Asclepio se retiró de la isla de Apolo tome una desición: dejaría mis dudas de lado y me presentaría en los bosques donde crecí para purificar lo que ahora era el cuerpo de Fíale. Ese era el primer paso y el más fácil de todos.

Estaba bastante nerviosa, pase esa noche en vela, recostada sobre el pecho desnudo de Apolo mientras lo oía murmurar algunas cosas. De vez en cuando hablaba dormido, era tierno. El antifaz que cubría sus ojos de un tono rosado con ojos pintados muchas veces me había sacado algunos sustos.

Me acurruque en su abrazo cada vez que sentí mi decisión flaquear un poco, sus brazos eran firmes y cálidos, como si un rato de sol te rodeara para dar consuelo. 

Me sentía algo inquieta, tanto que entre mis movimientos bruscos al no saber como acomodarme, desperté a Apolos sin darme cuenta pues me ahogaba en murmullos.

— ¿No puedes dormir?

Su voz era tan genial como siempre, como si no se hubiera levantado de golpe.

Sentí su brazo apretando mi cintura y su mentón delicado apoyándose en mi hombro. Su aliento me hizo sentir un escalofrío por la columna.

— Si no estás segura del todo puedes hacerlo en otro momento, tienes tiempo antes de que sea tarde.

— No... Debe ser ahora, sino, nunca se va a acabar esto.

Apolo no me respondió, únicamente suspiro ante mi terquedad y me mantuvo cerca.

A la mañana siguiente y apenas el sol se poso sobre mi silueta y la de Apolo, me dispuse a bajar al mundo humano, presenciando después de tantos siglos el bosque donde crecí y viví tanto tiempo.
Llevaba una canasta con las medicinas que tanta vitalidad y fuerza mental me costaron, años de ahorrarme hablar de eso y mentirme incluso a mí misma como si no estuviera haciendo tal sacrificio, solo porque sabía que si hablaba antes de lo requerido mi sacrificio podría caer a la miseria.

Pero acabe esto hace siete años, saque el hybris de mi cuerpo y ahora le di la inmortalidad a Asclepio mediante el regalo de la divinidad que era mía. Era libre, y ahora está era la última parte de este gran espectáculo, de la mentira que viví desde mi nacimiento y que tarde tanto en buscar una salida.

Nacida con la desdicha, recibiendo la maldición de mi padre y siendo un espía que a la vez actuaba como una hija para Artemisa, a quien ame y amo como una madre. Luego me jugué la vida intentando complacer a ambos lados de la moneda que eran mi familia, buscando el reconocimiento en una cara y en la otra buscaba la seguridad de lo que amaba, como un actor que hace su mayor esfuerzo para cumplir su papel de acuerdo a lo que diferentes críticos analizan. Creo que fue cuando descubrí mi oportunidad de romper los hilos al saber que podría crear medicinas en base a mi sangre, que sin duda vi un futuro brillante y no uno sin esperanza encerrada eternamente en las paredes de un palacio con rostros que conozco... Y así pase esos siglos actuando normalidad y tranquilidad ante toda situación que se me interponía, pero fue cuando mi rayo de sol más brillante, Asclepio, llegó a mis brazos, que mis intenciones tomaron realmente fuerza.

Yo había nacido con regalos divinos que únicamente fueron dados para engañar los sentidos del resto, para despistar a la gente de lo que los dioses superiores tenían planeado para mí. Y yo los engañe a ellos, di la vuelta a todo, engañe al destino visto desde los ojos de los dioses.

Y aquí estoy, ahora sí que puedo presumir de ver la belleza del mundo sin necesidad de ser un secundario, baje del escenario para cambiar mi rol, o incluso abandonar esta gran farsa que me acompaño de nacimiento. Una vez lo hice al arruinar el guión de Océano, abriendo la boca y delatando sus planes, la segunda vez fue cuando logré conservar mi don y aquí la tercera y más magnífica de todas, engañe al destino y salve a mi hijo, en su momento salve a Apolo y a Artemisa, y ahora me salve a mi misma.

Las flores rozan mis pies, y fijo la mirada en el árbol cercano al arroyo donde una vez rompí una vieja vasija. Su cuerpo ahora era parte de la naturaleza, el de ambos, tanto de Bemus como el de mi amada hermana Fíale.

Fue en este sitio donde subí a escena por primera vez, y sera aquí donde acabe.

Me incline y me apoye sobre mi rodilla, destape el frasco y verti la medicina. A primera vista el agua del arroyo no cambio, pero y pese a tener la condición de un humano sin nada en especial, yo sentí como mi hermana me agradecía de librarla del mismo pecado que nuestro padre vertió sobre nuestra sangre.

— He de apluidir tu gran esfuerzo, él no me mintió cuando dijo que realmente diste la vuelta a lo que los dioses querían.

Los aplausos sonaron a mis espaldas, con cuidado me puse de pie antes de ahogar un jadeo débil. Trague saliva y sonreí.

— Cumpliste bien cada uno de tus roles, pero al final angañaste incluso a  el destino. Has vuelto, pero ahora eres libre.

— ¿Eso te pone orgullosa?

Pregunté antes de darme la vuelta, vi la seriedad en su rostro, elegante y sonrió, su cabello cayendo recto y su silueta que impone como la diosa que era.

— Has sido una magnífica protagonista de tu propia historia, ahora sin duda puedes descansar verdaderamente... Esto ya se acabo.

— Gracias, madre.

Y finalmente, antes de que la página se cerrara y el telón cayera, una sonrisa se formo en el rostro de Artemisa.



















𝐆𝐎𝐋𝐃𝐄𝐍 𝐄𝐘𝐄𝐒.

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¡Holaaa!

Ay dios, quiero agradecer si llegaron hasta aquí a todos los que leyeron está historia, tanto la primera parte como está conclusión. No saben lo feliz que me pone que se hayan tomado el tiempo de leer tremenda tontería que me pegue un día y me puse a escribir como desgraciada, realmente no sé si lleve bien todo al final pero hice mi mayor esfuerzo para entregar algo medianamente decente y algo entretenido a mi opinión.

Me gustaría aclarar que como perdí la primera versión de Golden Eyes, muchas de las referencias a la Ilíada y la Odisea se disminuyeron, aunque cosas como la mención de la guerra de Troya, el héroe Aquiles y la propia Atenea como diosa cercana a los héroes vienen sacadas de allí. También quiero aclarar que ya en los últimos capítulos se menciona bastante la actuación y eso, si bien parece sacado así de la nada o siento que podría verse así, lo introduje como forma de ver qué Ránide ya estaba llegando a su límite soltando esas cosas cuando ella misma se prometió creerse que todo lo que hacía y pasaba era porque así tenía que pasar con tal de que su plan saliera bien.

¡Ay! También espero haber podido llevar bien la relación de Apolo y Ránide, si bien en el prólogo mencioné que era un romance extraño, no son pareja como tal y desde el primer libro lo dije: Ránide misma lo aclara, son compañeros. Se aman y se trataran como amantes muchas veces, si, pero no son amantes, creo que su relación va más allá de un simple amor romántico(?) Y solo eso.

En fin, les agradezco nuevamente su atención y espero le haya gustado todo este show. 💞💞💞 

Y como siempre, abrazos especiales a LeviaAckerman12 que siempre me apoyo y fue la primera en leer la mayoría de capítulos jdkskaka te adoro.

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