Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[Multi 21] (26)



I don't apologize for winning

***

No logré comprender realmente lo que había pasado hasta un rato después, cuando estaba acostada en mi cama y la oscuridad y silencio ensordecedor de mi cuarto me abrazaron desde la penumbra. Estaba demasiado impresionada por los recientes eventos que me siento víctima de una anestesia que me impide sentir como lo hago con regularidad. No sé cuánto tiempo quiero que dure el efecto, porque sé que en el momento en que todo pase, va a ser mil veces peor porque me voy a volver consciente de las cosas.

Sebastian y yo habíamos tenido una historia de altibajos toda la vida. Años de conocernos que se resumen en choques y comentarios completamente fuera de lugar que se extienden por más de una década, sin embargo de cierta forma nos habíamos arreglado lo suficiente para cambiar la narrativa, para cambiar por completo la imagen que siempre había tenido de él. En menos de una temporada me tenía en su habitación y en la palma de su mano, y de todas formas no nos teníamos en lo absoluto. Tal vez no le estoy dando la importancia debida porque sigo en shock por todo. Ese había sido el problema: se me había juntado todo. Desde la clasificación y el estrés de no perder mi posible podio, el saber que cada vez tengo menos tiempo para hablar con mi papá y descubrir qué tendría que hacer respecto a dónde pasaré las vacaciones, la invitación de Mark, Sebastian descubriéndolo todo, y para colmo Webber diciéndome que no era para tanto, que todo había sido una broma para joder a su compañero de equipo. Simplemente había sido demasiado.

Sebastian y yo terminamos algo que ni siquiera comenzó, le pusimos punto final a una oración que ni siquiera pudo escribirse. Ambos lo sabíamos y ambos estuvimos de acuerdo. No había nada más por hacer, y lo entiendo. Pero al mismo tiempo me confunde muchísimo.

Me había acostumbrado tanto a regresar a su habitación que encuentro su ausencia como una tortura interminable. Lo hicimos por última vez, lo besé y sentí por última vez y no tenía idea.

Pero no voy a pensar en eso, no voy a dedicarle más energía de la necesaria. No puedo permitir que mi mente vaya a otro lado que no sea la carrera, todo lo demás puede esperar, lo arreglaré después. Necesito ese podio, necesito que mis últimas dos carreras antes de las vacaciones sean buenas para no irme con un mal sabor de boca. No puedo echarlo a perder y definitivamente no puedo permitir que los malos pensamientos se cuelen en mi mente a mitad de la carrera. Puedo hacerlo.

Puedo colapsar después, una vez que la carrera termine y tenga toda una semana por delante para deshacerme y recuperarme antes de que alguien pueda notarlo. O puedo esperar hasta la última carrera antes del verano, mejor aún: puedo ponerle pausa a todo y finalmente colapsar durante el break, así estaría a miles de kilómetros de distancia de cualquier persona que pudiera encontrarme. Puedo hacerlo, lo he hecho toda mi vida. Soy experta en ocultar lo que siento durante tanto tiempo que puedo hacerlo desaparecer. Si no lo pienso, si no le permito salir, eventualmente termina por desaparecer. Y sé que puedo hacerlo si me lo propongo.

Así que no, no voy a pensar en eso hasta las vacaciones. Tal vez para ese momento ya se me olvide todo, y para ese entonces Sebastian vuelva a ser Vettel nada más.

(...)

— ¿Segura que estás bien? Te noto algo distraída hoy. — Elio me acerca el recipiente con el azúcar sobre la mesa, y yo le respondo con una sonrisa para tranquilizarlo.

— Algo nerviosa nada más. Quedan solo dos carreras antes del break, y quiero hacerlas bien. — me preparo mi café como me gusta y revuelvo el caliente líquido con la cuchara, rogando para que mi explicación le sea suficiente. — ¿Qué tan probable crees que sea que quede en podio estas carreras?

Mi amigo junta sus manos bajo su mentón, pensando una respuesta coherente pero realista para darme. — ¿Quieres una respuesta como tu amigo o como tu manager? — pregunta con una sonrisa al darle un mordisco al wafle sobre su plato.

Su profesional respuesta me hace recordar a cuando éramos pequeños, porque la misma persona que está evaluando los números y las probabilidades en su cabeza, es el mismo que me pregunta cuál era el nombre de cada Scuderia. Elio no entendía absolutamente nada de las carreras cuando éramos niños. Solía ir a desayunar a mi casa todos los sábados sin falta, y por supuesto que se encontraba con mi papá y conmigo viendo la clasificación desde temprano, así que creo que eventualmente comenzó a acostumbrarse. Preguntaba, apostaba, aplaudía, hasta que por fin lo tuvo dominado y se volvió tan fanático como nosotros. Y es curioso ahora que lo pienso; porque su casa era mi refugio cuando mi mamá se volvía demasiado para soportar, pero mi hogar se volvía el suyo. Su familia nunca lo aceptó, y hasta el día de hoy repudian las preferencias de Elio hasta el punto en que ni siquiera le hablan, se rehúsan a tener cualquier tipo de contacto con él.

Por eso cuando me ofrecieron el contrato en F2 supe que lo ideal para ambos era contratar a Elio para estar juntos siempre. Así yo tenía su compañía, y él no tendría que estar en su casa. Era un ganar- ganar desde que se lo propuse, pero nunca ha dejado de tomárselo en serio. Es estricto cuando tiene que serlo, y es gracias a él que House of Glittler y Lancome se aventuraron a patrocinarme esta temporada. Él había estado conmigo en cada momento y cada parte del camino. Ya sabía todo esto, pero de todas formas es como si el cielo de mi mente se hubiera esclarecido para permitirme darle la importancia debida. Puede que ya no tenga a otras personas con las que creí contar, pero siempre voy a tenerlo a él.

— Como mi manager.

— Lo veo probable. Muy probable, en realidad. Ferrari les dijo que no veían más victorias para antes de las vacaciones, pero los podios siempre están sobre la mesa. Además te recuerdo que tienes un excelente historial en estos circuitos. Sigue así, concéntrate y el trofeo va a ser tuyo. — finaliza y le da un trago a su café. Pero mi mente no descansa incluso cuando es momento de dejar las cosas por la paz, así que le comunico aquel pensamiento infame que había estado rondando en mi cabeza desde hace semanas.

— Me iba bien porque son las carreras en las que mi papá solía acompañarme... — admito con la mirada clavada en las migajas de azúcar que se habían caído del recipiente. — Pero no está aquí esta vez, ni estará en la siguiente.

— ¿Todavía no has hablado con él? — encuentra mi mano sobre la mesa y la envuelve con la suya para mostrarme su apoyo.

— No. Bueno, solo por mensaje. "Estoy bien", "ya comí", "voy a salir". Cosas del estilo, pero nada más desde mi cumpleaños. — reitero jugando con una uva en mi plato que se rehúsa a ser perforada por el tenedor. — No soy supersticiosa, pero temo fallar porque no va a estar conmigo.

Asiente con lentitud, y retira los platos entre nosotros para tomarme de las manos y hacer que lo mire. — Sé que tenerlo cerca te transmite confianza, y yo sé que es cuestión de tiempo para que arreglen las cosas y todo vuelva a la normalidad, pero esté o no presente, tu papá siempre está contigo, Avs. Ve las carreras todo el tiempo, sigue tus on boards y no se pierde de nada. Ya has ganado dos carreras esta temporada con él siguiéndote desde la distancia. Lo que sigue no tiene que ser diferente. La diferencia son kilómetros, nada más. ¿De acuerdo?

— Se supone que quien escribe soy yo, Elio, por dios. — le digo entre risas, porque sus palabras habían hecho un buen trabajo para animarme. — Gracias. Necesitaba escuchar eso. Tienes razón.

— Bueno, por supuesto. Yo siempre tengo la razón, por eso estoy a cargo de ti. — suelta con falsa arrogancia, pero se ríe también. — Había extrañado nuestras pláticas así. Últimamente no hacemos esto tan seguido. ¿Y ese milagro que decidiste comer en tu cuarto hoy? Antes tenía que rogarte para que socializaras más con los pilotos y bajaras a desayunar con ellos, y de la nada se volvió tu actividad favorita. Temí ser reemplazado por un momento. — bromea al regresar la atención a la comida en su plato.

— Quería comenzar a volver a la normalidad. Nuestros desayunos privados en mi habitación son mi cosa favorita en el mundo, y sé que vamos a hacerlos más seguido. — le respondo, y a pesar de que sonríe con genuina emoción, yo sé que hay segundas intenciones en mis palabras.

No hacíamos esto tan seguido porque estaba demasiado ocupada pasando mi tiempo en la cama de cierto alemán que no me interesa ver en este momento. O nunca. Había hecho a Elio a un lado para poder escabullirme en la calidez de unos brazos que jamás tuvieron la intención de abrazarme de regreso. Le mentí a mi mejor amigo, inventé decenas de excusas para cubrir los rastros de un amorío del que nadie tenía ni idea.

Y de todas formas había sido para nada.


Después de desayunar Elio me convence para hacerme un maquillaje sencillo pero bonito antes de la carrera. Y por supuesto le dediqué una mirada para indicarle que está loco, porque ya lo había intentado antes y siempre resulta en un desastre. Un día inclusive tuve que bajar corriendo del auto después de la práctica porque el maquillaje se me había metido al ojo. Sin embargo esta vez decido hacerle caso sin discutir, porque Lancôme había sido muy comprensivo conmigo estos meses, supongo que puedo esforzarme un poco más lo que resta de la temporada, sobretodo porque estas carreras suelen llamar la atención de los medios. Así que me decido por un delineado simple, pero de igual forma más llamativo de lo que suelo hacerlo, y esta vez también me pongo máscara de pestañas.

Me lo pensé un momento al decidir el color, porque el negro es básico y elegante, pero el azul es divertido, bonito, me saca de mi zona de confort y me incita a traerlo siempre en mi bolso en caso de necesitarlo a lo largo del día. Pero el azul me recuerda a Sebastian, y no quiero pensar en él para nada el día de hoy, así que me decido por el negro.

Es una carrera como cualquier otra, no hay nada particularmente interesante respecto a este gran premio, pero de todas formas todo se siente diferente, como si todo mundo me estuviera mirando. Sé que no lo hacen, por supuesto, pero mi pelea con Sebastian me había hecho estar más alerta que de costumbre. Todos los presentes siguen sus vidas como si nada hubiera pasado: los fotógrafos preparan y enfocan sus cámaras, los reporteros y comentaristas practican sus notas y el resto de los pilotos se encuentran calentando para la carrera que comenzaría en breve. Y es precisamente eso lo que me hace caer en cuenta: todos actúan como si nada hubiera pasado porque nada pasó. No realmente, no para ellos.

A veces olvido que yo había experimentado la vida estos últimos meses de forma muy distinta a las demás personas a mi alrededor, y ellos no tienen ni idea. Algo que ni siquiera comenzó terminó ayer y el mundo siguió igual que siempre. Nada cambia.

Y de alguna forma los dos estábamos de regreso a como todo comenzó. La indiferencia tal vez resulte cotidiana para cualquier persona que nos vea, pero se siente ajena a mí luego de meses de tener la seguridad de que nos veríamos en nuestras habitaciones al terminar todo. Nuestro desahogo se había vuelto costumbre, pero no en el mal sentido, sino en uno en el que ya existía esa confianza entre los dos. Pero Vettel ni siquiera me mira mientras todos caminamos por el paddock. No mira a nadie, de hecho. Se ve tan serio como nunca antes lo había visto, ni siquiera tomaba esta postura cuando chocábamos en alguna carrera a inicios de temporada, incluso me atrevería a decir que se le ve molesto. E inquieto. No deja de moverse de un lado a otro durante el himno nacional, como si estuviera realmente ansioso por correr. Su arrogante y estúpida sonrisa no se asoma pero ni por error. Y me preocupa, porque ese chico siempre está sonriendo de forma arrogante como si el mundo fuera suyo y las personas solo vivieran para complacerlo a él. Si no lo conociera diría que simplemente está concentrado, pero sé que es mucho más que eso. Está furioso. Y es experto en canalizar sus emociones en la pista, así que tal vez sienta que debe probar algo hoy.

Fuera de eso todo se siente normal. El mismo aire fresco que corre antes de comenzar como si fuera benevolente con nosotros y supiera que nos veríamos privados de él durante las siguientes dos horas, y las mismas palmadas que Kimi deja sobre mi espalda para desearme suerte como suele hacerlo antes de cada carrera.

La adrenalina se absorbe a mi cuerpo como agua a una esponja, impidiéndome poner mi atención en cualquier otra cosa que no sea la pista que se extiende por lo que parecieran ser kilómetros y kilómetros frente a mí. Veo el calor desprenderse de los carros a mi alrededor, y los gritos de la multitud están presentes en mis sentidos aunque se escuchan dolorosamente lejanos. El instante antes de que la carrera comience, esos segundos en los que el último auto termina de posicionarse y las luces se ponen en verde, es cuando realmente puedes sentirlo todo: los nervios formándose en la boca del estómago hasta convertirse en un vacío que se evapora conforme las vueltas van en aumento y puedes acostumbrarte a todo. Tus manos sobre el volante, porque ahora que lo pienso, una vez que las luces se apagan dejas de ser consciente de absolutamente todo, incluso de tu mismo cuerpo.

Son esos efímeros segundos en los que eres tú, porque una vez que aceleras tu nombre queda atrás. Te conviertes en tu auto, en tu número y en tu equipo. Nos convertimos en peones de un costoso juego en el que todos estamos dispuestos a morir con tal de ganar. La adrenalina se vuelve una aliada, incluso una amiga. Nos aferramos a ella porque nos permite tomar decisiones en una fracción de segundo que ni de broma tomaríamos bajo circunstancias normales. Por eso amo correr, porque me permite reescribir el camino conforme lo recorro.

Me vuelvo una con el carro una vez que las luces verdes iluminan los semáforos. Ni siquiera lo pienso, simplemente acelero lo más que el Ferrari me lo permite y hago lo mejor que puedo para subir un par de posiciones en la largada. Es difícil de saber cuando estás detrás del volante, pero quiero pensar que tuve un buen comienzo porque estoy segura de que rebasé a un par de monoplazas, pero no me quiero ilusionar, así que espero a que Chris lo afirme en un momento.

El calor es tolerable, o al menos así lo siento en cada carrera porque ya estoy acostumbrada. Realmente no eres consciente de ese tipo de cosas hasta que te quitas el casco y sientes el aire fresco golpeándote en la cara y caes en cuenta de la temperatura a la que estuviste expuesta. El auto se siente bien, estoy segura con la estrategia y ya existe una buena diferencia con el auto detrás. Si las cosas siguen así, todo apunta a que será una carrera tranquila.

P4, Avalon. Buenos adelantamientos en la largada. — me informa Chris después de un par de vueltas de absoluto silencio.

Y escuchar eso incluso me sorprende a mí, porque la qualy ayer no había sido muy prometedora, y teníamos previsto pelear por el podio pero mucho más avanzada la carrera, así que haber ganado un par de posiciones desde las primeras vueltas se siente bien.

— ¿Seguimos con el plan A?

Sí, plan A hasta el final en caso de que las cosas sigan de esta forma.

Me relajo un poco, pero no me desconcentro, y por el contrario le pongo toda mi atención a cuidar los neumáticos por si alguien intentara atacar mi posición. Pero gran parte de las carreras es mera costumbre. Después de varias vueltas casi puedes recorrerlo con los ojos cerrados porque el verdadero riesgo ocurre cuando pasa algo imprevisto como un safety car o una bandera roja, porque al tener que bajar el ritmo o incluso detener el auto te obliga a comenzar de cero. Pero este no parece ser el caso. Las paradas a boxes son fluidas y ocurren sin ningún tipo de contratiempo. Pareciera ser de esas carreras en las que no se tiene que preocupar por nada, pero no debí de haber hablado tan pronto.

Fue después de una rápida parada a boxes y una mala estrategia por parte de Hamilton que el tercer lugar cayó en mis manos, y sé que sería un milagro rebasar a cualquiera de los Red Bull que están dominando la carrera desde que empezó, pero quiero un podio hoy, lo necesito. Así que planeo mantener las cosas así. Construyo mi propia estrategia en mi mente, y creo una distancia considerable entre Hamilton para acelerar y acercarme a los Bulls lo más que puedo.

Todo iba bien, tal vez demasiado. Por eso me toma por sorpresa ver uno de los monoplazas frente a mí arremeter contra el de su compañero como si su propósito principal fuera sacarlo de la carrera. Debo de haber visto mal, o tal vez solo fue una mala estrategia en su intento por rebasarlo. Pero no pasa mucho cuando sucede de nuevo.

Sebastian me había comentado algo al respecto hace un par de días. Al parecer en Red Bull estaban preocupados por la creciente rivalidad entre sus dos pilotos, y les habían hecho prometer que no iban a pelear en la pista, que no podían permitirse más choques y accidentes. Por eso mismo llegaron a la conclusión de que se le daría prioridad al piloto que llevara la delantera. Querían evitarse dramas y problemas, todo para que su piloto dorado lo jodiera todo y se pusiera como propósito ganar la posición. Sebastian lo ataca como si el campeonato se estuviera disputando en este preciso momento, como si Mark fuera su peor oponente en lugar de su compañero de equipo. ¿De verdad está dispuesto a sacrificar las carreras de los dos solo para intentar llegar primero? Es un riesgo innecesario, y estúpido. Se está comportando como un malcriado. Pero lo entiendo. Cuando te miden con la misma regla que a tu compañero de equipo lo único que quieres es superarlo, demostrar que eres mejor. La diferencia es que aquí no hay riesgo, están asegurando P1 y P2, no vale la pena arriesgarlo todo solo para probar un punto en una carrera en la que no se está disputando nada.

¿Qué mierda están haciendo los Red Bull?

¿Estás viendo lo mismo que yo? — pregunto a mi ingeniero en caso de que esté alucinando lo que ocurre frente a mí. No sería la primera vez que una maniobra de los autos a mi alrededor resulte ser exagerado, eso es lo que provoca la adrenalina en cada carrera. Una vez que todo termina y puedes ver la repetición, puedes darte cuenta de que muchas veces no es para tanto.

— Sí, ellos están en su propia carrera. No te desconcentres. Deja que se destruyan entre ellos y trata de pasarlos.

Mark va a la cabeza, poniendo todo de su parte por defenderse y conservar la posición, pero Sebastian está siendo tan agresivo que no sé cuánto tiempo vaya a lograrlo. Los bloqueos de Webber se vuelven desprolijos y desesperados. Por primera vez en toda mi carrera, por primera vez en toda mi vida me preocupó lo que pudiera pasarle a él. Porque eso luce acalorado, y Vettel tiene el temperamento altamente volátil y sé que no le importará terminar contra el muro, o colisionando su monoplaza contra el de Webber, siempre y cuando no gane.

Tiene antecedentes, no sería la primera vez. De hecho ahora que lo pienso, todas las veces que Sebastian había tenido que retirarse de una carrera este año ha sido porque había colisionado contra su propio compañero de equipo. Y conmigo, pero ese es otro tema.

Están demasiado ocupados matándose entre ellos, cuando los alcances ten cuidado de que no te arrastren. 

Pero sé que va a ser complicado. Ambos monoplazas siguen con su propio juego metros adelante. Es la última vuelta, y sé que no podré alcanzarlos, pero creo que es lo mejor; mantener distancia y ver desde lejos. Pero no puedo evitar tensarme cada vez que veo a Sebastian acercarse peligrosamente a Webber. Una colisión parece prácticamente un hecho a estas alturas, y estoy convencida de que su equipo le está pidiendo hasta el cansancio que le deje espacio, que no vale la pena y que se concentre en mantener la posición. Pero lo conozco, es competitivo con cada fibra de su cuerpo, y sé que eso no va a suceder. Lado a lado, ambos monoplazas pelean para obtener el primer puesto hasta que Vettel finalmente lo rebasa después de una pelea digna para los libros de historia.

La carrera llega a su fin minutos después, y tal vez sea porque los Red Bull estaban peleando en su separada categoría, o porque desde un principio sabíamos que una victoria sería algo inalcanzable para nosotros, pero esta fue la primera vez que realmente disfruté de un tercer lugar. Se siente como un triunfo de todas formas porque ganarles hubiera sido imposible, todos lo sabíamos. Pero de igual manera me las arreglé para quedar en el podio. Bajo cualquier otra circunstancia simplemente me sentaría a disfrutar del drama de esos dos, pero no creo que este sea el caso.

Mark no se acerca a Sebastian cuando baja del monoplaza, y por el contrario va directo al área de pesaje, alejado de su compañero de equipo. El alemán no celebra como suele hacerlo. Se nota distraído, distante, y su mirada sigue inevitablemente a Webber en búsqueda de alguna pista que le indique que no lo odia en este momento, que todavía puede arreglarlo. Pero nada de eso sucede. Seb no lo dice en voz alta, pero sé que le importa Mark y lo que piense de él. Realmente lo considera un amigo, así que no me puedo imaginar lo que está sintiendo en este momento. Yo no podría con mi propia consciencia al ver a Kimi distanciándose de esta forma.

Me tomo mi tiempo para bajar del monoplaza porque no tengo mucho apuro en tener que lidiar con lo inevitable. Saludo a Kimi y a Nico y platico un momento con Elio, quien aprovecha para dedicarme una de sus miradas de "¿viste eso?" porque está tan sorprendido como el resto de los presentes, porque a estas alturas los audios de la radio son de conocimiento público.

— Le dijeron que no atacara. No hizo caso. — comenta al darme un par de productos para retocar mi maquillaje antes de salir en cámara nuevamente. — Por eso Mark está molesto. Vettel desobedeció al equipo cuando ya habían quedado en algo.

Así que eso era. Por eso es que el ambiente se siente tan tenso. No había sido simplemente una rivalidad en la pista, sino algo mucho mayor.

— ¿Puedes hacerlo tú? No quiero que las cámaras me graben haciendo eso porque van a decir las pendejadas de siempre. — insisto, porque casi puedo verlo. "A Avalon Russo le importa más la apariencia que su podio", o "Insensible de tu parte maquillarte cuando tus colegas están teniendo un conflicto de ese tipo". Así que Elio lo hace por mí. Nada muy extravagante, solo o suficiente para que se vea natural y prolijo.

Para cuando termina y me hace entrar al cuarto, pensé que las cosas estarían mejor. Que al menos ya habrían terminado de hablar, o que seguirían discutiendo, pero Mark ni siquiera había llegado todavía. Maravilloso. Me doy la vuelta para regresar por donde vine, no necesito agua de todas formas. Prefiero deshidratarme antes de ponerme en una situación como esta. Pero Elio no me lo permite, porque Ferrari había acordado que este tipo de narrativa nos ayuda a nosotros, entonces no tengo escapatoria.

Así que me resigno. Puedo hacerlo. Yo no fui la víctima ni la causante en esta ocasión, no tengo que esconderme de nada ni de nadie. Al menos eso es lo que me digo a mí misma cuando mi narrativa se va al demonio cuando Sebastian me mira al entrar. Sus manos juegan con su botella de agua, y él se muestra algo inquieto al no poder dejar de moverse mientras entabla una conversación con Adrian Newey. Hago lo posible para que no me importe, pero la verdad es que me muero de ganas por escuchar lo que dicen. ¿Van a darle una reprimenda por todo eso? No sería la primera vez que Red Bull le pide que desarrolle sus habilidades como compañero.

Siento su mirada siguiéndome con cada paso que doy. Sin despegarse de mí cuando me acerco por una botella de agua y luego tomo asiento en uno de los sillones.

— No me disculpo por ganar...

Es lo que escucho que le comenta a Adrian cuando éste último pareciera recriminarle por lo ocurrido. Y lo comprendo. Entiendo ambas partes, de hecho. Eso es lo complicado. ¿Quién tiene la razón? Sí, desobedeció al equipo, pero ganó. Ese es su trabajo. Estoy enojada con él por todo lo ocurrido ayer, pero odiaba no estarle hablando en este momento porque me encantaría tener la información de primera mano. Si nada de lo acontecido entre nosotros ayer hubiera tenido lugar, sé que me lo contaría todo sin ningún problema. Y una vez que ese pensamiento se asienta en mi cabeza es que caigo en cuenta de otra cosa: tal vez, solo tal vez, Sebastian hizo lo que hizo precisamente por eso. Dios, espero que no. Lo creo mucho más inteligente como para dejarse llevar por algo así. ¿Verdad? Sebastian no acaba de ponerse a sí mismo en esta situación incómoda no solo con su compañero de equipo, sino también con su equipo, que le habían dado órdenes directas y claras que sencillamente decidió ignorar. No lo hizo por mí, ¿verdad?

No, ¿por qué debería? Había sido muy claro ayer.

Escucho que Adrian le habla acerca de la degradación de neumáticos y el rendimiento del auto, pero no pareciera comentar nada de lo obvio. Tal vez estén esperando a estar a solas con el equipo para no alimentar el drama de parte de la prensa. Mark entra instantes después sin decir palabra alguna, limitándose a tomar asiento y apretar su botella de agua para contenerse de comentar algunas palabras que no serían bien recibidas por el público en casa.

Este debe ser el colddown room más incómodo en la historia de este deporte. La tensión es tangible, casi puedo cortarla con tijeras, y estoy segura de que puede sentirse inclusive a través de la cámara. Es todavía más incómodo porque ahora que lo pienso, ninguno de los presentes nos hablamos en este momento como para al menos fingir una plática casual, así que opto por quedarme callada y beber mi agua en silencio. Inclusive si quisiera hablar para distraerlos un poco me ignorarían por completo porque los dos no pueden dejar de mirarse aunque traten de evitarlo.

Multi 21, Seb. Multi 21. — repite, y no entiendo lo que eso significa. Es una clave que ambos ya tenían bien aprendida por lo que puedo intuir, pero claramente Sebastian no la respetó. Webber se dedica a beber agua, pero pareciera que solo lo hace para no gritarle a Sebastian todas las groserías de su vocabulario. Estoy segura de que lo está insultando en su mente en este momento, porque no ha dejado de mirarlo desde que entró.

El alemán ni siquiera hace el intento por hablar, y es como si lo hiciera para poner de su parte y retribuir un poco a lo que acaba de pasar, pero todos sabemos que no es suficiente. Y a pesar de los recientes eventos entre ambos, mi primera reacción es abrazarlo. Fue lo primero que pensé en cuanto lo vi bajar del monoplaza sin celebrar como regularmente suele hacerlo, porque su pesar es notorio. Acaba de asegurar una nueva victoria pero sé que no se siente como una. Creo que todos los pilotos hemos estado ahí alguna vez, cuando ganas a costa de tu compañero de equipo, y es uno de los sentimientos más agridulces que puedes experimentar.

La ceremonia de premiación es más o menos igual. Sebastian intentando encontrar la mirada de Webber y el australiano ignorándolo con una devoción impresionante hasta que Vettel dejó de tratar. Red Bull celebra su triunfo, pero no como regularmente suelen hacerlo, es como si todos en su equipo estuvieran tomando distancia de él y de todo esto. Ninguno de los tres fue rociado con champaña hoy, y por primera vez desde que tengo uso de razón, el podio está lleno de personas que no cruzan palabra entre ellas. Me dedico a rociar a mi equipo desde el balcón, y al menos puedo distraerme de esta forma al verlos tan felices por mí, todos viéndome con enormes sonrisas y aplausos que me ensordecen. También veo a Kimi entre la multitud mostrándose igual de orgulloso que el resto, y le dedico una sonrisa desde mi dirección. Es una pena lo ocurrido entre Webber y Vettel, pero me siento afortunada de tener a Kims como mi compañero de equipo. Muchos matarían por tener a alguien así.

La foto fue igual de incómoda: Sebastian poniendo su brazo alrededor de Mark y éste último alejándose lo más que se pudiera. Y yo... creo que lo describiría como cordial nada más. Su mano no se posiciona sobre mi cintura como en otras ocasiones, pero al menos el gesto no se siente tan frío como nuestros podios compartidos a inicios de nuestras carreras hace un par de años. ¿Se le puede considerar progreso?

Cuando la premiación llega a su fin y podemos retirarnos, aprovecho que Mark se aleja prácticamente corriendo y estamos finalmente a solas, porque es la primera vez en un buen rato que no hay una cámara enfocándonos directamente a la cara. Solo me interesa saber cómo se siente, porque he estado en esa misma situación y es desgastante. Sebastian suele sobrellevar ese tipo de cosas mucho mejor que yo, pero de igual forma nunca está de más preguntar.

— Hey. — lo tomo del brazo para mantenerlo aquí por un instante, y sus ojos azules se encuentran con los míos casi de inmediato. Sus mejillas están sonrojadas por el calor, y el cabello se pega a su frente de la misma forma que cuando sale de bañarse. Lo conozco tanto como eso, todo respecto a él me resulta tan familiar que se siente raro no hablarnos en público. — ¿Estás bien?

— ¿Ya te importo otra vez? — pregunta con molestia, y me hace regresar a la realidad.

— Vettel, ¿por qué cada vez que quiero acercarme a ti, rompes tu propio récord y te comportas aun más como un pendejo?

— Ah, ¿ya soy pendejo otra vez? — se acerca más a mí, obligándome a pegar mi espalda contra la pared. — ¿Me extrañaste?

Lo odio. Odio lo fácil que le resulta ponerme nerviosa y odio que no pueda darse cuenta de nada. Sé que yo tampoco le digo cómo me siento, pero solo porque me rehúso a cederle ese poder sobre mí.

— Claro que me importas, tonto. Siempre lo he hecho. — respondo para cambiar de tema. No soportaría que desviara el rumbo de la conversación a los trucos que regularmente suele aplicar conmigo.

— ¿Siempre? — murmura con la mirada clavada al piso, y su tono de voz me hace pensar que más bien lo dijo para él.

— O sea... es un deporte peligroso... me preocupo por todos. — me corrijo, y no estoy mintiendo. Cada semana les deseo lo mejor en cada carrera.

— ¿Sí? No me gustaría que te preocuparas por Webber. — Resopla, y se recarga contra la pared contraria. Tenemos suerte de que no haya cámaras a nuestro alrededor en nuestro único momento de paz, porque estoy segura de que esto estaría en la plana de los periódicos, muy probablemente bajo el titular de que estamos discutiendo.

— Me preocupo por todos. También por ti. — puntualizo para que le quede claro. Sebastian no responde nada, pero no se va tampoco, entonces decido preguntarle aquella duda que necesito esclarecer para tener mi propia consciencia tranquila a pesar de no haber sido yo la perpetradora de lo ocurrido. — Hablando de... dime que no lo hiciste por eso.

Me mira con falsa inocencia, abrazando su trofeo contra su pecho. — ¿Hacer qué?

Incluso si lo hizo, sé que jamás lo admitiría, pero su mirada me está diciendo todo lo que necesito saber.

— Dime, por el amor de Dios que no iniciaste una guerra con tu propio equipo por lo mío con Webber. — insisto con vehemencia, con el corazón resonando en mis oídos. De ser así, ¿cómo debería de tomarlo?

— ¡No hay nada entre tú y Webber! — escupe con molestia, en un tono que nunca había escuchado de él jamás.

— Seb...

— ¡No! No fue por eso. Hay cosas más importantes en la vida que tú, ¿sabías? El campeonato, por ejemplo, ese por el que estamos peleando todos. ¡Tú también! Así que dejemos de pensar que te tengo tan presente como para comprometer mis puntos. ¿Quién te crees que eres?

Increíble que pensara aunque sea por un instante que Vettel era distinto. Por supuesto que no lo es. Solo me buscaba para tener sexo conmigo, nada más. Jamás me ha visto para otra cosa más allá de lo que pueden capturar sus sábanas. Todo lo que vivimos después, las pláticas profundas y quedarnos despiertos hasta la madrugada, no es nada. No significa nada. Y él ya me lo había dicho ayer, ya había quedado claro y yo había aceptado sin ningún problema.

Pero como siempre, Avalon queriendo ser amable, Avalon dejando que sus sentimientos ganaran y se pusieran en el medio. Avalon Russo, deseando que alguien pudiera verlo como algo más.

— Sebastian, fuiste una gran pérdida de tiempo. — me limito a responderle con cortas palabras que no ejemplifican ni la mitad de las cosas que quiero gritarle, y no agrego nada más al alejarme de ahí, dejándolo solo a medio pasillo.

No se siente como si fuera el final, pero nuevamente, no me sigue tampoco. No grita mi nombre a mis espaldas, no me pide hablar. Y otra vez me encuentro deseando algo de parte de alguien que siempre fue claro con lo que quería. Haz algo, di algo.

Pero nada ocurre. Y para cuando estoy de regreso al hotel, había abandonado toda esperanza de que viniera a buscarme. Tal vez eso había sido todo. Nuestra fecha de caducidad terminó por cumplirse y esto fue todo lo que alguna vez pudimos ser, no pasa nada. No es el fin del mundo. Sebastian había sido agradable en su momento, pero esa época había sido una fachada solamente, un momento temporal que había llegado en el instante perfecto en mi vida. Ahora mismo lo odio, pero no lo odié cuando me acompañó el desayuno con mis padres, o en su cumpleaños, que fue cuando mi perspectiva de él había cambiado por completo y para siempre. Definitivamente no lo había odiado en la gala tampoco, sino todo lo contrario. Odio muchísimo tener que odiarlo, porque las cosas iban tan bien que parecían sacadas de un libro de romance.

Pero si solo había estado destinado a ser una enseñanza para mí, con eso decido quedarme.

Sin embargo yo misma caigo en cuenta de que me estoy mintiendo cuando mi corazón se acelera al recibir un mensaje en mi celular, con la esperanza de que su nombre se ilumine en la pantalla, tal vez para hablar, tal vez para disculparse. Ansiaba con todas mis fuerzas que el corazón amarillo que había editado al final de su nombre en mis contactos me estuviera esperando en mi buzón de mensajes pidiéndome la oportunidad de explicarse.

Pero no era él. Mi decepción momentánea se convirtió en un nuevo pendiente con el que tendría que lidiar.

Paaaa☕️

Felicidades, Pulguita. Otro podio bien merecido. Estoy muy orgulloso de ti❤️

Botones también.

Pulguita

Gracias, pa :)

Paaaa☕️

Vi toda la carrera, wow. ¿Qué fue todo eso?

¿Fue tan incómodo como se vio en televisión?

Pulguita

Peor.

Paaaa☕️

Avalon, apreciaría que me respondieras como si no te estuvieran cobrando por cada palabra que escribes.

Ya pasó un mes, déjame hablar contigo.

Pulguita

¿Un mes desde qué? Recuérdame.

Paaaa☕️

Aprendí la lección, Avalon. No hay necesidad de dejar así las cosas.


Dejar así las cosas. Eso suena como un final. Y no quiero que lo sea. Ya pasaron un par de semanas desde lo ocurrido, y creo que ambos habíamos utilizado ese tiempo para reflexionar y pensar las cosas. Mi papá había intentado contactarme por todos los medios que se le ocurrieron: por medio de Elio, mi correo para fans, y por supuesto mi número privado. Día tras día, las llamadas caían al buzón de voz y los mensajes eran contestados con respuestas cortas y triviales. Me había dicho a mí misma que debía hacer eso a un lado para concentrarme en las últimas carreras antes del verano, pero no puedo posponerlo más. Sigo molesta con mi papá por su forma de hacer las cosas, y al igual que con Sebastian, odio no poder enojarme con él porque a pesar de todo puedo entender por qué hizo lo que hizo. Porque tal vez no fue lo mejor, y no fue la manera correcta de hacerlo, pero sus motivos eran nobles.

Pulguita

No, yo tampoco quiero eso, tienes razón.

Podemos hablar por la mañana, ¿puedes?

Paaaa☕️

Creo que lo mejor sería hablar en persona. No es algo que sea fácil de discutir por llamada.

Pulguita

Bueno, podemos hablar cuando regrese.

Llego a Sicilia el 1ero, y me gustaría llegar a casa si se puede.

Paaaa☕️

Por supuesto que sí, Avalon. Esta siempre va a ser tu casa, y no hay nada que me vaya a hacer más feliz que tenerte aquí de regreso.

No puedo esperar para verte :)

Pulguita

Súper. Nos vemos hasta entonces.


No era la solución al problema, pero era un comienzo. Y uno bien merecido. Desde que tengo uso de razón mi papá había sido mi confidente para todo, la persona con la que siempre podría confiar sin importar nada, quien me lo había enseñado todo. No hay manera en la que pudiera estar aquí de no ser por él, así que estas últimas semanas se habían sentido como un infierno porque no podía hablar con la única persona que siempre estaba dispuesta a escuchar.

Mi mamá había arruinado las cosas una vez antes, pero no voy a dejar que lo haga nuevamente.

No, esta vez soy más inteligente, ya había aprendido muchas cosas, sé como defenderme, y sé que puedo arreglar la situación con mi papá. Me siento mucho más tranquila, y mi pecho mucho más ligero una vez que me desea buenas noches y me manda una foto de Botones. Las cosas poco a poco comienzan a volver a la normalidad (en todo sentido de la palabra). Me dejo caer sobre mi almohada, dejando que las sábanas descansen sobre mi cuerpo. Supe desde ese momento que dormiría como un bebé al no tener esa preocupación encima, y estaba a punto de apagar la luz cuando alguien toca a la puerta.

El sonido se sintió familiar. Ya estoy demasiado acostumbrada como para que algo como eso me hubiera tomado por sorpresa, pero de todas formas me quedo inmóvil sobre la cama en caso de que lo hubiera alucinado. Ya sería el colmo; alucinar y fantasear con los fantasmas de su ausencia jugándome una mala pasada mientras trato de conciliar el sueño.

Pero ocurre otra vez.

No era producto de mi imaginación, ni alguien tocando a un cuarto vecino. Era aquí, a escasos metros de mi cama, y yo sabía quien era. ¿Quién más puede ser? Pero no sé si quiero verlo. Ya había hecho las paces con nuestro final, lo había aceptado. ¿Para qué vuelve entonces?

Pero sé que la única forma en que mis preguntas sean respondidas es abriendo la puerta. Así que lo hago, y mi corazón se siente desembocado en mi pecho cuando lo veo.

— ¿Seb?

[...]


---------------------------------------------------------

— Andrómeda🏎

Este cap fue uno de los primeros que escribí para esta historia, porque POR SUPUESTO que no iba a desaprovechar el icónico Multi 21.

Díganme qué piensan🥳 Y btw, gracias por 85k lecturas! Qué rapido😭

Les dejo el insta: Andromeda1655 (subo cajita cada lunes, para que escriban, manden memes y me funen).

Recuerden votar y gracias por leer❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro