
[El primer amor] (48)
¡Muchas gracias por 250K lecturas! Disfruten :)
***
And I know you love me, and I know it's crazy
But every time you call my name, I think you mistake me for her
***
Heppenheim es un sueño hecho realidad.
Sebastian se la pasaba diciéndome que es un lugar diminuto y que por eso mismo le desencadenaba problemas que le gustaría evitarse: como tener que ir a una ciudad más grande y equipada para conseguir ciertas cosas o visitar algunas tiendas, y que al ser un pueblo con una población increíblemente pequeña, todos se conocen. TODOS.
Así que conoce el nombre de todas las personas que nos encontramos por la calle. Él dice que se enfada rápido de eso, pero a mí me pareció tierno, pues todas esas personas lo saludan no como un piloto famoso de F1 que casualmente nació y creció en el mismo lugar que ellos, sino como si fuera uno más. Me di cuenta rápidamente de que se muestran orgullosos de él, sí, pero de todas formas lo siguen viendo como Seb, el niño que solía jugar con sus carritos en estas mismas calles. Me pareció adorable, yo recibía muchas críticas y malos comentarios en Sicilia cuando era pequeña porque no creían que llegaría tan lejos (en buena parte, quiero pensar, gracias a mi mamá). Pero me encantó que él sí contara con este tipo de apoyo desde pequeño. Yo más que nadie sé que es fundamental en la vida de un niño.
Habíamos pasado estos últimos días recorriendo el lugar de arriba a abajo. Jugando con sus hermanos, probando los diferentes platillos locales y comprando souvenirs o cualquier cosa que se me cruzara por enfrente. Este viaje está lleno de primeras veces para mí. Realmente solo había tenido un novio formal antes de estar con Seb, pero como nos conocíamos de toda la vida fui privada de muchas experiencias comunes en una relación: primer vez conociendo su casa, a su familia, y en este caso también a sus amigos.
Y estoy jodidamente nerviosa por eso.
Porque para colmo no estaba bromeando con todo el tema del esquí, entonces ahí va otra cosa de la cuál tengo que preocuparme.
— Mi familia te adora, Bert te adoraba. Yo te amo también, ¿por qué le temes a mis amigos? — me pregunta entre risas.
Y por supuesto que se lo toma a la ligera porque son SUS amigos, y porque él es él. Jamás lo he visto nervioso al conocer a alguien nuevo, pero es algo con lo que yo siempre me he sentido en desventaja. Sebastian domina el arte de conocer y socializar con las personas con una facilidad que siempre le he envidiado. No le costó trabajo conocer a mi papá, ni siquiera se había puesto nervioso, y a estas alturas se lleva tan bien con Elio como si lo conociera de toda la vida. ¿Y yo? Yo sigo repasando en mi mente las posibles respuestas a posibles preguntas, planificando escenarios ficticios que muy probablemente no vayan a pasar.
Nos quedamos de ver en un pequeño bar cerca del complejo para esquiar. Sebastian lo había propuesto de esa forma para tomar algo antes de descender por las montañas. Y para cuando llegamos al lugar, sus amigos ya estaban ahí. Vettel se acerca a ellos y los saluda de forma efusiva a todos. Si calculé bien, no los había visto desde hace seis meses.
— Avs, ellos son Mikkel, Agnes, Charlotte y Patrick. — los señala, y cada uno me saluda. — Todo mundo, ella es Avalon, mi novia. No quiero comentarios al respecto. — les advierte, y al principio creí que se refería a que no mencionaran nada referente a que antes nos llevábamos mal. Pero no. Rápidamente me di cuenta de que era simplemente para que no lo molestaran con las típicas cosas que los amigos hacen. Y ellos, por supuesto, lo desobedecieron.
— Hasta que, cabrón. — lo apremia uno de ellos, Patrick, al abrazarlo. — Ya te estabas tardando.
— Es bonita, Seb. ¿Seguro que es tu novia? Está fuera de tu liga. — se le une Charlotte mientras me saludaba con un beso en la mejilla.
Okay, tal vez conocer a los amigos de tu novio no sea tan incómodo como creí. Como lo había sobre pensado.
Nos sentamos en la misma mesa, y de inmediato comienzan a pedir las bebidas para acompañar la plática. Todos parecen concordar con la vibra de Sebastian, no puedo explicarlo. Pero todos se ríen de las mismas cosas, complementan lo que el otro acaba de decir y concuerdan en todo lo demás. Nunca he tenido un grupo grande de amigos, lo más cercano siempre habían sido los pilotos, pero esto se siente agradable también.
Sebastian está sentado a mi lado, pero Agnes está a mi derecha, y frente a nosotras está Charlotte, por lo que es más fácil hablar con ellas mientras los chicos continúan discutiendo respecto a si Pie Grande es real o no. Ellas me dicen que Seb era de hecho muy inteligente en la escuela, pero prefería limitarse en sus calificaciones para poder concentrarse en el karting. También me cuentan algunas anécdotas más de cuanto eran pequeños, y si bien todos en esta mesa estuvieron presentes, se siguen riendo como si acabara de pasar hace 5 minutos. Se conocen de toda la vida, Seb me lo había dicho antes de venir. Creció con ellos, prácticamente vivieron juntos en sus primeros años pues según lo que me había contado su mamá, son vecinos, así que no es de extrañar que compartan tantas vivencias.
Mikkel estaba contándonos acerca de un viaje de esquí en el que Seb y él se habían perdido por un rato porque habían ido a comprar cervezas, pero no pudo terminar su historia porque de forma repentina todos los presentes se callan, y todas las miradas se dirigen hacia el otro extremo de la mesa. No fueron necesarias las presentaciones. No tuve que escuchar su nombre. De antemano yo entendí que ese silencio, esa incomodidad solo pueden ser causados por una sola persona. Ella es Sophie. Ella es su ex. La persona de quien Vettel se rehusaba a hablar, aquella que rompió su corazón y lo obligó a encerrarse en sí mismo, descartando cualquier posibilidad de estar con alguien más.
Al fin la conozco en persona aunque hubiera preferido nunca tener que hacerlo. Rubia, delgada, cabello corto y ojos de color verde que increíblemente te inspiran confianza. Entiendo por qué Seb se enamoró. Y dios, no puedo dejar de verla. ¿Era tan maravillosa con él como para que de verdad él estuviera dispuesto a todo por ella? Lo poco que sé de Sophie es que lo engañó cuando obtuvo una oportunidad en F2, pero también estoy consciente de que Sebastian la adoraba con todo su corazón antes de que eso ocurriera.
Si ella no lo hubiera engañado, probablemente seguirían estando juntos.
Antes de que nuestra relación involucrara sentimientos, él me había dicho que estaba enamorado. Que su infidelidad lo jodió mucho porque todos sus planes la involucraban a ella. Sebastian había planeado a profundidad un futuro a su lado.
Pero no tengo nada de qué preocuparme, ¿verdad?
— No sabía que nos reuniríamos aquí hoy... — suelta con nerviosismo. Sophie observa a sus amigos, pero me ignora por completo como si no estuviera presente también. Estoy segura de que sabe quién soy. Si tuvo el valor de acercarse es porque le sigue interesando, y si le sigue interesando por supuesto que se tomó el tiempo de investigar todo respecto a su vida actual.
Nadie dice nada, pero todos se ven incómodos. No saben si mirarla a ella o a Sebastian. O a mí. Es de esas situaciones en las que no quieres ni puedes hacer nada porque no tienes idea de qué hacer. Pero Seb acerca su silla más hacia la mía como si no tuviera intención alguna de socializar con nadie más.
— Sophie... no sabíamos que ya habías regresado. — dice Agnes con incomodidad.
— Volví desde el 15. ¿Dónde se habían metido ustedes? — pregunta, pero nadie responde. No tengo idea de cómo sea su dinámica o cómo funcione su amistad con ella cuando Sebastian no está, pero a juzgar por la tensión, supongo que no suelen verla muy seguido.
— Por ahí. La universidad es complicada, y... los horarios son difíciles de coincidir. — se excusa Mikkel, con pánico en los ojos al verla tomar asiento en una de las sillas disponibles en la mesa.
¿Qué está haciendo? ¿De verdad va a someternos a todos a una sesión incómoda solo por eso? No quiero sonar dramática, pero yo preferiría MORIR antes de compartir mesa con mi ex... y la nueva novia de mi ex. Evitarse ese tipo de problemas es completamente gratis.
— Seb, que gusto verte de nuevo. — lo saluda desde su lugar, y yo ni siquiera quiero voltear a ver a Sebastian porque no quiero agregarle más incomodidad a todo esto, ni influir en su respuesta. ¿Pero qué va a responder? ¿Qué se dice en estos casos? — Y tú debes ser Avalon...
Puta madre. Ahora todas las miradas están puestas sobre mí y no tengo idea de qué hacer. Sebastian no está feliz, eso es obvio. Finge leer y releer el menú pero incluso él también había alzado su mirada cuando la escuchó dirigirse a mí.
— Soy yo. — regularmente diría "mucho gusto", pero no quiero mentir.
¿Por qué el mundo me insiste en salir y socializar, cuando este tipo de cosas siguen pasando? Justamente por esto prefiero quedarme con mi gato.
Sophie asiente en silencio, inspeccionándome de arriba a abajo con la mirada. Me molesta su sola presencia en esta mesa, me molesta que le siga hablando a Seb con confianza y complicidad. Y me molesta sentirme en desventaja por ello. — ¿No le hablaste de mí? — vuelve a preguntarle, haciendo que el alemán la mirara por primera vez desde que llegó.
— Solo hablamos de cosas importantes. — responde, pero se corrige casi de inmediato al caer en cuenta de que había sonado mucho más agresivo de lo que pretendía. Yo no lo juzgo, pero entiendo que ella sigue siendo cercana a sus amigos, así que prefirió no hacer problemas. — Supongo que debí mencionarte. ¿Pedimos de una vez? — me pregunta ignorándola como si no estuviera ahí, y como si esa extraña conversación no hubiera ocurrido.
Asiento, y dejo que repase las opciones del menú a pesar de que sé que está distraído. No volteo a verla, pero alcanzo a percibir por el rabillo del ojo que se dirige a la barra, y es entonces que todos sus amigos hablan al mismo tiempo, disculpándose y ofreciéndole excusas para hacer que se fuera.
— Sebastian, no sabíamos que iba a venir. — se apresura Mikkel.
— Ni siquiera hablamos tanto con ella desde... que te fuiste. — comenta Charlotte. Pero yo sé que se refiere a que no le hablan desde la infidelidad.
— ¿Qué mierda hace? — finalmente habla Seb. — ¿Cómo se le ocurre hablarme como si nada? Hablarle a Avalon como si nada.
— No le hagas caso y se irá. — complementa su amigo, y por más que me hubiera gustado creerle, algo en mí me decía que las cosas no serían tan fáciles como eso.
Sophie regresa como si nada, sosteniendo varias botellas de cerveza que nos pasa hasta que todos los presentes tenemos una. — Les invito esta ronda. — comenta, y Sebastian no hace más que rodar los ojos y alejar un poco su nuevo trago, aferrándose a la cerveza que había estado bebiendo desde hace rato. — Entonces... ¿Avalon, verdad? ¿Russo?— me pregunta y asiento, pero no me gustó la forma en que escondió una sonrisa al escuchar mi nombre. La cantidad de cosas que esa mujer tuvo que haber escuchado sobre mí a lo largo de los años. Cosas que Sebastian le contó sin saber lo que nos depararía el futuro. ¿Iba a usarlas en mi contra? — ¿Cómo se conocieron?
— Nos conocemos desde karting... — pero Sophie me interrumpe.
— ¡Ah, es cierto! Sebastian solía burlarse de ti todo el tiempo. — mi novio le dedica una mirada fulminante desde su dirección, entonces se apresura a corregirse. Si no estuviéramos tan incómodos todos, eso me hubiera parecido muy atractivo de su parte. — ¡Perdón! No es lo que quise decir.
— No te apures. Te garantizo que cualquier cosa que haya dicho, fue mutua también. No pasa nada.
El resto de los presentes platican entre ellos para evitar el silencio incómodo, y mientras lo hacen, Sebastian gesticula un "lo siento" en mi dirección. Sé que esto debe ser horrible para él, pero no sabe cómo escapar. Y casi como si su ex novia tuviera como misión arruinar el momento para todos, continúa hablando.
— Yo no podría, la verdad. Estar con alguien que me trató tan mal durante todos esos años...
Y siento un nudo en el estómago. Ni siquiera sé por qué. Yo sé lo que tenemos, sé cómo me siento cuando estoy con él y por supuesto nada más tiene que importarme, pero Sophie había creado una nueva inseguridad en mí en cuestión de segundos. ¿Los demás lo ven así? ¿Todos piensan de esa forma? ¿Hay alguien que dice: "pobrecita", al verme pasar? No es así como quiero ser percibida.
— ¿Por qué no? Al que te trató bien lo engañaste. — se mete Seb sin mirarla, nuevamente, con su atención puesta en el menú que sé que no está leyendo.
Dios, este día no hace más que empeorar con cada minuto que pasa. ¡Todo iba tan bien! Tal vez este es un pequeño precio a pagar a cambio de la tranquilidad que habíamos sentido estos últimos meses. Pero ni siquiera hemos terminado con la primera ronda de cervezas, y todavía tenemos el resto del día por delante.
Es Agnes quien finalmente cambia de tema y seguimos platicando de otras cosas, pero la incomodidad nunca se fue. ¿Cómo podría? Si Sophie está aquí sentada bebiendo y sonriendo como si nada, pero al menos ya no participa activamente en la conversación.
— Una vez estábamos en mi recámara, y cuando Seb quería ir a la cocina, tropezó con mi gato. — Sebastian se sonroja al recordar el incidente, porque abrazó a Botones durante todo el día para aliviar su culpa, y le compró un montón de juguetes para gato al día siguiente (como si ese cuadrúpedo no pudiera quererlo más).
Todos los presentes estallan en risas al imaginar a su amigo de esa forma.
Todos menos una.
— ¿Gato? Pero a Seb no le gustan los gatos. — suelta desde el otro extremo de la mesa, lo que provoca que todos volteemos a verla. ¿Cuál es la necesidad de hacer este tipo de comentarios? En serio.
¿No le gustan los gatos? Jamás lo mencionó, ni siquiera cuando llevábamos poco tiempo de vernos a escondidas. Fue él quien quien quiso conocer a Botones en primer lugar, era él quien siempre me preguntaba por mi gato después de las vacaciones. Y sin embargo nadie acreditó lo que dijo. Todos decidimos ignorarla y seguir con la conversación.
— Mi competencia es un gato negro ciego. Y voy perdiendo. — murmura entre risas que se obliga a silenciar al darle un trago a su cerveza. Todos reímos ante eso, todos menos Sophie, que pareciera estar empeñada en buscarle algo negativo a la conversación.
— ¿Pero por qué te someterías a convivir con un animal que no te gusta?
¿"Un animal"? Botones es mucho más educado y bien portado que ella.
— He convivido con cosas peores. — suelta tajante. — Además, me gustan los gatos. Botones, sobretodo. Es un amor. — le explica a sus amigos.
Mikkel y Patrick cambian de tema (otra vez) a nuestra pequeña excursión de hoy. Habían dejado algunos abrigos y cascos de esquí en una mesa cercana, y me explican que iremos a un complejo vacacional cubierto de nieve donde podremos esquiar y comer algo después. Tal cual como en las caricaturas. Me dicen que hay un teleférico para poder subir a la montaña más alta, y que no hay mejor sentimiento que deslizarte hasta llegar abajo por la colina. Yo difiero, por supuesto, pues para mí lo mejor es el sentimiento que te invade al iniciar una carrera. Y al ganarla.
— Y Avalon. ¿Te gusta esquiar? Porque yo la verdad es que soy pésima, esperaba tener una compañera en la montaña pequeña. — se ofrece Charlotte, y de inmediato me siento mucho mejor de no ser la única que va a pasar toda la tarde ahí.
— La verdad es que hace mucho que no lo hago, así que esa montaña va a ser lo único que podré probar hoy. Pero le prometí a Sebastian intentarlo una vez más.
— ¡Súper! ¿qué te gusta hacer entonces?
— Amo leer. Y escribir. Me gusta mucho todo lo que...
— ¡Ay, lo que me recuerda! ¿Se acuerdan de esa ocasión en que vino a visitar el escritor de ese estúpido libro? ¿Cómo se llamaba? — nos interrumpe Sophie. OTRA VEZ. Espero que todos estén conscientes de que lo está haciendo a propósito, porque además no ha dejado de cuestionar todo lo que digo, ni de observarme como si intentara descubrir un secreto de mi parte para joderme.
¿Pero por qué me odia a mí? Fue ella la que lo engañó, ¡¿yo qué culpa tengo?!
No respondo nada porque no quiero causar problemas o más incomodidades. Estoy en una situación difícil porque si bien todos en la mesa podemos sentir la tensión y el drama creciendo entre nosotros, creo que es preferible ignorar los comentarios y no hacer de esto algo más grande. Incluso si quisiera hacerlo no sabría cómo abordarlo, pues me guste o no, una vez que me vaya y regresemos al calendario de carreras, Sophie va a seguir estando presente, va a seguir siendo una de ellos.
Así que sigo tomando mi trago, viéndolos a todos concordar con ella respecto a ese autor, riendo y sonriendo ante las memorias y recuerdos de los que yo no soy parte.
— Voy por otro trago. — le digo a Sebastian al ponerme de pie.
— ¿Quieres que te acompañe? — se ofrece, y casi estoy segura de que deseaba una respuesta afirmativa de mi parte. Sé que esto le resulta tan incómodo como a mí, y como a todos. Pero le digo que no es necesario, y que puedo ir sola.
Lo que sea para alejarme un rato de la mesa y poder estar a solas aunque sea por 3 minutos.
Me dirijo a la barra y finjo leer el menú de las bebidas otra vez a pesar de que ya lo tengo memorizado a estas alturas. Ojalá Elio estuviera aquí, porque este tipo de cosas son exactamente por las que no me encanta socializar con más personas. Todo había estado bien estos últimos meses nada más con nosotros, Elio y el resto de los pilotos. Era un ambiente familiar y controlado para mí, algo con lo que me siento cómoda. Pero habíamos decidido salir de esa zona de confort y... bueno, aquí estamos. Cuando regrese a Sicilia voy a quedarme en casa durante semanas para equilibrarlo todo de regreso.
Había pedido una limonada esta vez. Necesito el azúcar. Pero mientras esperaba a que la chica detrás de la barra terminara de prepararla para mí, Sophie llega a mi encuentro, con una estúpida sonrisa falsa fácil de deducir. Y yo sabía que no sería nada bueno. Admiro mucho su capacidad para seguir jodiendo, yo personalmente no podría convivir con la novia de mi ex, muchísimo menos de forma voluntaria.
— Hola. — me saluda al recargarse en la barra también.
— Hola.
— Sebastian sí que tiene un tipo, ¿eh? — murmura entre risas, pero a mí no me causó gracia. Tal vez debió hacerlo, no es la primera vez que me doy cuenta de que le gustan las rubias. Dios, suficiente había tenido con Melissa. Aunque al menos puedo decir con toda seguridad que yo soy la más amigable de las tres. Y a lo mejor si ese comentario lo hubiera dicho alguien más (quien sea), me hubiera reído también yo. Nico, por ejemplo. O Nelson o Kimi. Pero lo dijo ella, así que no le quiero dar el gusto, y Sophie pareció notarlo porque cambia su actitud de inmediato. — Solo quería venir a hablar contigo y preguntarte si estás bien con todo esto. No debe ser fácil que tu novio sea amigo de su ex.
Fue de esas cosas tan ridículas que tu primer reacción es reír a carcajadas. Reír hasta que tus ojos lloren no tanto por la gracia del comentario, pero para hacerle saber a la otra persona que lo que había dicho fue completamente estúpido. ¿En qué mesa había estado sentada todo este tiempo como para creer que eso denota amistad entre ellos dos? Sebastian ni siquiera la miró en todo el rato, y al menos para mí el enojo y la incomodidad de su parte son tangibles. Además, ¿"preguntarte si estás bien con todo esto"? ¿Qué le sucede? Yo estoy perfecta porque nada había pasado.
— ¿Amigo? No estoy muy segura de que esa es la palabra con que yo describiría todo eso.
— Mira, yo sé que es complicado, pero sus amigos siguen siendo mis amigos. — suelta con parsimonia. Y me molesta que al menos en eso tenga razón. — Siempre hemos estado juntos los seis, nos conocemos de toda la vida y es difícil simplemente olvidarse de eso. Hay historia entre nosotros, sobretodo entre Sebastian y yo. A lo que me refiero es que no me gustaría que las cosas sean incómodas, porque vamos a seguirnos viendo. — murmura con falsa modestia, en un tono condescendiente y con todas las características de un comentario pasivo agresivo.
¿Qué le sucede? En serio. ¿Y cómo se le ocurre? No quiero sonar dramática, pero preferiría chocar a propósito a media carrera antes de hacer algo así.
— ¿Van a seguirse viendo? ¿Ellos lo saben? Porque no tenían idea de qué hacer o cómo comportarse cuando llegaste a la mesa.
— Porque estás tú aquí, y no quieren ser groseros.
— No me digas... ¿y por qué acercarte a todos ellos ahora, y no desde hace años? — Seb y ella terminaron cuando tenían 19 según lo que me contó. Así que, ¿por qué esperar tanto tiempo para intentar arreglar las cosas?
— Qué linda, ¿crees que esta es la primera vez que estamos juntos desde que Seb tuvo que irse? — suelta una risa nasal, y por primera vez en toda mi vida quise golpear a alguien. A ella. ¿Cree que está haciéndome sentir mal con esto? O lo que es todavía peor: ¿piensa que le estoy creyendo todo lo que dice? — Él no te cuenta todo, ya me di cuenta. — la detesto. ¿Con cuántas ex novias locas de Sebastian voy a tener que lidiar? Primero fue Melissa y ahora ella. Se llevarían muy bien si llegaran a conocerse. — ¿No te pone celosa?
— La verdad es que no. Ha sido un año ajetreado para ambos como para prestarle atención a cosas sin importancia. Además Seb ya me ha contado todo lo que necesito saber. — respondo encogiéndome de hombros, restándole importancia. La realidad es que no tenía ningún motivo para ponerme celosa, pero lo estaba, un poco. La simple presencia de Sophie siendo tan natural en su entorno, saber que los dos compartieron miles de anécdotas con sus amigos y familia me hace sentir un paso en desventaja.
Estando con los otros pilotos es un mundo completamente diferente, ¿pero aquí? Aquí yo soy la visitante, escucho sus historias y chistes locales y tengo que limitarme a sonreír y fingir que mi cerveza es de lo más interesante porque claramente hay cosas en las que debías de estar ahí para que hagan sentido. Me duele un poco admitirlo, pero aunque no lo quiera, ellos siguen compartiendo un lenguaje diferente al que tenemos nosotros, y ni siquiera es a propósito. Pero está ahí, siendo fluido y estando presente en todas esas historias de las que no soy parte. Todas esas primeras veces.
Oh dios, sus primeras veces. No debí de haber ido ahí.
— Siempre ha sido muy amoroso, ¿no lo crees? Un romántico. — desvía el tema, esta vez dedicándose a observar a Sebastian sin ningún tipo de pudor. Es como si ella quisiera que mi novio la atrapara mirándolo, pero él se está riendo con sus amigos de un estúpido chiste.
Pero sí, me molesta un poco que alguien como ella haya conocido a Sebastian se la forma en que yo lo hago ahora.
— Eh sí, podrías decir que sí.
— Una vez por nuestro aniversario me llevó a dar un paseo en bote por la rivera. Organizó un picnic a la orilla para ver el atardecer. ¿Han hecho algo así?
No pienso caer en su juego. Llevo años lidiando con personas cuyo único propósito es sacarme de mis casillas para hacerme quedar mal. Va a necesitar mucho más que eso para desestabilizarme.
— Sí, algo así.
— Puedes contarme. No me molesta.
A mí sí.
— No, lo que pasa es que me gusta mantener lo nuestro en privado. Yo sé lo que hacemos, lo que Seb hace por mí, no me gusta ir por la vida comentándolo.
Asiente, y no puedo evitar sonreír para mis adentros cuando distingo la decepción en su rostro al oír mi respuesta. No obtendría nada más de mi parte.
— Sí... lo malo es que se aburre rápido de las personas.
— ¿De verdad? ¿En qué momento se aburrió de ti? — eso se me salió, juro que no fue mi intención ser tan directa. Pero en mi defensa, se lo había estado buscando desde que llegó.
— Créeme, Sebastian Vettel nunca podría aburrirse de mí... — dice con seguridad, pero retoma el tema anterior casi de inmediato. — Hubo una vez que me organizó una cena romántica solo porque estaba estresada por mis exámenes... — sigue hablando como si quisiera recordar todo su pasado con él con lujo de detalle. Gran cosa, ¿no? No es una competencia... pero Vettel ha hecho mucho más por mí. — Agh, pero lo mejor de todo fue el libro...
Mal presentimiento. Lo sabía, y de todas formas quise indagar porque... los libros son algo que me identifica, algo que comparto con él.
— ¿Sebastian te regaló un libro?
— Él lo escribió para mí. Es definitivamente el mejor regalo que me han dado. Todavía lo conservo...
Hubiera preferido otra respuesta, cualquier cosa. Hubiera sido mejor que él le hubiera regalado el libro que yo le había comprado desde Malasia, o que estuviera dispuesto a leer algo por ella. Dios, me hubiera conformado con literalmente cualquier otra respuesta, pero no con algo como esto. ¿Le creo? No, por supuesto que no. Ni una sola palabra. ¿Me molesta y me pone celosa? Muchísimo más de lo que imaginé. Porque si no es cierto, ¿ella como sabe? ¿Cómo lo supo si se supone que ellos no se hablan desde la infidelidad?
— Aunque bueno, técnicamente no es un libro como tal. Me escribió cartas. — se explica. Y siento mi estómago encogerse. — Viajé a Suiza durante 3 semanas para tomar un curso, así que me escribió una por cada día que estuvimos lejos.
¿Sebastian reutiliza sus ideas para conquistar mujeres o ella está mintiendo descaradamente con información que sí había ocurrido conmigo? Necesito una explicación lógica que pueda satisfacer mis dudas antes de colapsar en el piso.
Pero no, no. Lo del libro es algo muy nuestro, de él para mí nada más. No hay manera en que Sebastian pudo haberlo hecho por alguien más, incluso si es alguien a quien también quiso como Sophie. No es posible, ¿verdad? Es decir, una de las cosas que más me encantó de recibir ese libro de su parte fue la originalidad que conlleva. 35 cartas a mano y posteriormente recopiladas en un libro de portada roja con su nombre grabado con tinta dorada. Es el mejor regalo que alguien me ha hecho y ¿ahora resulta que tengo que compartirlo?
Estoy segura de que debe haber una explicación, pero no la encuentro. Y el hecho de que justo ahora se me vienen a la mente todas las veces en que Seb me habló de su primer y gran amor, no me ayuda tampoco. Porque puede detestarla ahora, pero la adoró con todo su corazón en su momento. ¿Realmente hizo eso por ella también? ¿Lo hizo antes que conmigo?
— Tu limonada. Perdón por la demora. — se disculpa la chica al entregarme mi bebida, pero ya no estoy segura de siquiera poder probarla. Las palabras de Sophie me habían dejado consternada y no sé qué pensar.
— Voy al baño. En un momento regreso a la mesa. — dice sin esperar respuesta, perdiéndose en el restaurante.
¿Qué acaba de pasar? ¿Suelta una bomba tan grande como esa y simplemente se va sin decir nada? Incluso si es mentira (que obviamente es el caso), eso no quita que conozca todos los detalles. Pero sé que no es el momento para discutirlo con Sebastian, ni siquiera en estas condiciones voy a darle el gusto a Sophie al caer en sus trampas y provocaciones.
Avs❤️
¿Estás? Necesito consejo y terapia.
Elio💙
Subiendo a la montaña para esquiar.
¿Puede esperar?
Avs❤️
Código Vettel.
Elio💙
Oh shit.
Yo te llamo. Dame 5.
Sonrío para mí misma. El hablar con él me ayuda mucho más de lo que pensaría, pero es más que claro que necesito comentarlo con alguien antes de abordarlo con el alemán, o de hacer una escena frente a su ex novia, pues estoy segura de que eso es lo que quiere.
— Russo, ¿qué haces? Ya están sirviendo las cervezas. — me dice desde la entrada. Estoy afuera del lugar, dejando que la nieve caiga y se asiente en mi chamarra mientras intento procesar lo que acaba de pasar.
— Es Elio. Me está llamando.
El alemán no se ve muy convencido con mi respuesta, pero se limita a decirme un "no tardes" y regresar al restaurante.
Y es que una de las cosas que me hace confiar tanto en nuestra relación es que lo iniciamos todo conociendo únicamente lo malo. Me acostaba con él, intimaba con él y le contaba todo tipo de cosas cuando todavía nos odiábamos con todo lo que teníamos. Contrario a cualquier relación promedio, nos conocimos (a profundidad) en nuestros peores momentos, cuando no nos interesaba quedar bien con el otro, ni tratábamos de impresionarnos bajo ninguna circunstancia.
Me comenzó a gustar cuando todavía le decía pendejo, así que eso nos evitó muchas sorpresas desagradables. ¿Pero esto? Esto es algo que jamás pude haber anticipado, y no tengo idea de cómo abordar el tema siquiera porque no quiero causar una escena, mucho menos frente a Sophie quien estoy segura está a la espera de que eso ocurra para intentar ganar ventaja con Seb.
Necesito respuestas, pero puedo esperar a estar a solas cuando regresemos por la noche. Es solo un día nada más, ¿qué es lo peor que puede pasar?
[...]
No deja de mirarme en todo el recorrido mientras conduce hasta llevarnos al complejo de esquí. Entrelaza su mano con la mía de vez en cuando, tal vez para llamar mi atención y asegurarse de que todo está bien. Y lo está, en serio. Simplemente me gustaría estar en un lugar menos público y concurrido para poder hablar de esto con él.
— ¿Qué tienes? — insiste por tercera vez en los últimos 10 minutos una vez que finalmente bajamos del auto al llegar al complejo donde podríamos esquiar durante toda la tarde. El ambiente había estado tenso desde el bar, y a pesar de que Sophie no venía en el carro con nosotros es como si su presencia nos hubiera seguido hasta aquí.
— Nada. — no puedo abordar un tema como ese estando en este lugar. Estoy segura de que hay una explicación lógica al respecto, pero pensé que estaba haciendo un buen trabajo fingiendo que todo está bien.
— Estás muy callada. No me gusta.
— Solo estoy algo nerviosa por... esquiar. — digo agachando la mirada y prestándole atención a la nieve bajo mis pies.
Sebastian me observa en silencio, y sé que cuando hace eso es para darme oportunidad de retractarme y decirle lo que en realidad ocurre.
— Avalon, ¿Sophie te dijo algo que...?
— ¡Sebastian, vengan ya! — le grita Mikkel desde el lobby, interrumpiéndonos. Todos ya estaban adentro y esperando por nosotros nada más.
Así que hago a un lado la nube gris que me había estado siguiendo todo el día desde el bar y me concentro en disfrutar de las actividades que Seb había planeado para hoy. Sé que él va a poder explicarme, y estas siguen siendo nuestras vacaciones. — Sí me vas a enseñar, ¿verdad? — le digo esperando a que se olvide de todo esto también. — Porque honestamente no tengo ni idea.
Asiente, claramente no muy convencido con mi pobre interpretación, pero de todas formas me toma de la mano y nos dirige hacia el resto de sus amigos, quienes ya se habían adelantado a reservar las instalaciones que usaríamos.
— Te ves adorable con este tipo de ropa. Pareces un pingüino. Un pingüino bonito y rosa. — dice haciendo referencia al color de mi traje mientras se encarga de revisar que mi calzado esté en orden.
— ¿Un pingüino? Te juro que un pingüino tiene más experiencia deslizándose en la nieve que yo.
Suelta una risa al bajar mi visor para protegerme de la nieve o cualquier otro objeto que pueda encontrarme por ahí, y procede a arreglar su propio equipo para prepararse él también.
— ¿Suelen hacer esto seguido?
— Cada año sin falta. — Charlotte rueda los ojos, porque a juzgar por lo que me había dicho hace rato, ella tampoco tiene idea de cómo hacer esto.
— Nunca quiso aprender, pero algo me dice que tú vas a ser buena en esto. Ustedes adelántense, ¿de acuerdo? Voy a explicarle lo básico a Avalon y los alcanzamos en un rato.
Eh, no. Esto definitivamente va a tardar mucho más que "un rato". Pero de igual forma sus amigos le dicen que no hay problema, me desean suerte, y se dirigen al remonte que los llevaría hacia la cima de la montaña. Es una especie de periférico, pero me dijeron que se le llama así al que está destinado para este deporte. Charlotte sube con ellos también, aunque ella va a descender en la montaña pequeña (que es de donde no me pienso mover yo).
— Bueno, ya. ¿Lista?
— Seb, no has visto a tus amigos en meses. ¿No quieres pasar tiempo con ellos? Yo no tengo problema en quedarme aquí nada más, o en el restaurante adentro con un chocolate caliente. — dios, un chocolate suena maravilloso. Pero hablando en serio me siento un poco mal porque debería de estar pasando este rato con ellos. Nosotros hemos estado juntos desde hace meses, a ellos no puede verlos tan seguido como a mí.
— No, yo vine a pasar tiempo contigo. Los demás solo existen. Además vienes por dos semanas nada más, Avalon. Ellos entienden, tú no pienses en eso. — vuelve a entregarme las herramientas que necesitaría, y pone sus manos en mi cintura para mostrarme con mayor detenimiento. — Okay, tienes que inclinarte un poco hacia adelante, y flexionar las rodillas para tener más estabilidad. — le hago caso, y dejo que corrija cualquier cosa que me haga falta. — Bien, ahora, cuando vas descendiendo la velocidad es más impresionante de lo que uno pensaría, así que si quieres frenar tienes que bajar los bastones y girar tus piernas a la izquierda o a la derecha, ¿sí?
— ¿Inclinarme y flexionar las rodillas? Suena a lo que hago a solas contigo.
Suelta una carcajada que me termina contagiando a mí también, y la única forma que se le ocurre para poder despabilarse un poco es abrazándome por la cintura y haciéndonos avanzar un par de pasos sobre la nieve. Sus mejillas están frías y sonrojadas, aunque eso último se lo atribuye al frío de la montaña, y yo finjo que le creo.
— Cállate, te amo. — murmura cuando su ataque de risa pareciera ceder de a poco. — Inténtalo, a ver qué tal te sale.
Las veces que no estuve contra la nieve de hecho fueron bastante divertidas. Es cuestión de práctica, estoy segura de que si tuviera más tiempo lograría dominarlo mucho más rápido, pero nada mal para ser la primera vez. (Segunda vez, porque cuando era pequeña me caí al bajar del teleférico y preferí quedarme en el hotel el resto de la tarde). Pero Sebastian me ayuda a ponerme de pie en cada ocasión, sacudiendo la nieve de mi traje y sonriendo con orgullo cada vez que lograba mantener el equilibro conforme bajaba por la colina. Es mucho más divertido de lo que pensé, pero a lo mejor se debe a que es él quien me está enseñando.
— ¡Bien, Avs! Aprendes rápido.
— Eres un buen maestro. — acomodo mi visor sobre mi cabeza para poder verlo con claridad. Podría jurar que tiene un copo de nieve en sus pestañas.
— ¿Obtengo algo por eso? — me toma de la cintura para acercarme a él y me besa. Su cercanía me brinda una calidez que no me había dado cuenta que había estado anhelando desde que llegamos aquí. No es hasta que me pega a su cuerpo y siento el calor de su tacto que caigo en cuenta del frío que realmente está haciendo en este lugar. No bromeaba cuando dijo que iba a calentarme durante todo el viaje.
Y por un momento había olvidado la incomodidad de hace rato. Mi mente estaba ocupada por su risa contagiosa y mi reciente progreso en la montaña pequeña, pero casi de inmediato, y con Sebastian todavía besándome con ternura y suavidad, alguien se detiene cerca de nosotros, lanzándonos nieve al frenar, lo que hizo que nos separáramos para conocer al responsable de semejante intromisión.
Y como las cosas siempre pueden volverse peores, mi estómago se encoge cuando me percato de que se trata de Sophie. ¿Nos había seguido aquí? Eso es demasiado inclusive para ella. Y a juzgar por la cara de Sebastian, la única persona más irritada por su presencia, es él.
— ¡Hola! Sabía que eran ustedes, los chicos están descendiendo justo ahora. — ¿soy una persona tóxica si me molesta el simple hecho de que le dirija la palabra?
— ¿Qué haces aquí?
— Son mis vacaciones también, Seb. Vengo a esquiar cada año, lo sabes.
"Lo sabes" Otra vez hablando en un sub lenguaje en el que se da por entendido que están hablando de algo que solo ellos conocen. Además, ¿Seb? Yo le digo Seb. Todo mundo le dice así, pero de alguna forma se siente incorrecto cuando ella lo dice.
— Bueno, ¿ya te vas?
Su ex novia le dedica una sonrisa al descender de nueva cuenta, dejándonos solos aquí. Durante todo el día Sophie me ha incomodado o ignorado por completo. No hay punto medio. Y para cuando se aleja de nosotros, me encontré molesta de nuevo por todo lo que pasó.
Seb y yo nunca hemos peleado desde que formalizamos la relación. Solo esos desacuerdos estúpidos que tenemos desde siempre como elegir la película o argumentar qué restaurante es mejor, o el decidir si vamos a salir con los chicos o quedarnos en el hotel. Porque Elio tenía razón: me gusta pelear. Me gusta estar en desacuerdo y me gusta tener la razón. A él también, y por eso funcionamos. Sé que eso puede parecer poco sano en cualquier relación, pero creo que habíamos pasado tanto tiempo odiándonos y peleando por estupideces en el pasado que nuestra deuda había sido pagado mucho antes de que fuéramos pareja. Supongo que habernos llevado mal antes tiene sus ventajas.
— Lo siento mucho, no sabía que ya estaba de regreso, mucho menos que se le iba a ocurrir acosarme. ¿Puedo hacer algo para compensarte?
— Le sigues gustando mucho, Seb. — digo una vez que se pierde de vista.
— Eso no es una novedad. Yo le gusto a todo el mundo. — me dirige a una de las bancas situadas a los costados de la montaña y nos sentamos para tomar un descanso. — Oye, estaba pensando que podemos salir a cenar hoy cuando regresemos. Hay un restaurante japonés muy bueno cerca de mi casa.
— Okay, sí. — ¿cómo es que tiene energía para planear algo así? Yo había sido drenada solo con el estúpido encuentro con Sophie, pero me prometí acompañarlo a cualquier plan que propusiera. Él hizo lo mismo por mí en Sicilia.
— O podemos quedarnos y ver películas.
Eso suena mucho mejor. — También puede ser, sí...
— O... podemos hacer otra cosa... – sugiere acercando sus labios a mi cuello. — Quedarnos en mi cama toda la noche, no salir para nada. ¿Qué es eso que dijiste referente a inclinarte cuando estás conmigo?
— Prefiero la película.
Sebastian deja de besarme abruptamente, dándose cuenta de que sus sospechas no estaban equivocadas: algo sucede. — ¿Qué tienes?
— Nada.
El alemán rueda los ojos, alejándose al otro extremo de la banca y adoptando una postura solemne. Hace eso cuando va a hablar en serio de algo. — Avalon, has estado particularmente callada hoy, y solo estás así de callada cuando tienes algo que decir. ¿Está todo bien?
Dile. — Sip.
— ¿Tienes hambre?
¡Dile! — Nop.
— ¿Vas a seguirme respondiendo con monosílabos, o quieres empezar a jugar caras y gestos? ¿Olvidé nuestro aniversario o algo así?
— ¿Podemos hablar de esto luego? Vinimos a esquiar.
— O sea que sí hay algo... — lo miro de reojo, prácticamente contestando su pregunta con eso. — No vamos a hacer absolutamente nada hasta que me digas qué pasó. Hace rato estábamos bien.
Y entiendo que si no quiero que esta sea nuestra primera pelea, debería empezar a hablar ahora y contarle todo lo que ocurrió. Lo que Sophie me dijo. Sé que debo de decirle, ¿pero es posible que eso vuelva el día todavía más incómodo?
— No te molestes, ¿okay? Pero cuando estábamos en el bar, Sophie se acercó a hablar conmigo...
— Lo sabía. Sabía que no iba a dejar de joder tan fácil, de por sí su puto numerito en la mesa con todos fue imposible de tolerar. ¿Es eso? ¿Sophie dijo alguna pendejada de nuestra relación?
Quiero conocer la respuesta pero al mismo tiempo no quiero decir las palabras. ¿Qué pasa si no me gusta lo que tiene que decir? ¿Qué haría con ese libro que se había vuelto mi favorito si me confiesa que también lo hizo por alguien más? Eso es lo que piensa mi lado nervioso -tóxico-. Pero la otra parte de mí me dice que no hay manera en que Sebastian pudo haber hecho algo así por ella, que hay una explicación.
— Dijo que le escribiste un libro. Un libro de cartas.
Sebastian se queda en silencio, pasmado y estupefacto cuando las palabras salen de mi boca. No supe cómo interpretarlo. ¿Lo negaría? ¿Me daría una justificación que puedo entender? ¿Había sido una mentira todo?
— ¿¡Y ESA LOCA CÓMO SE ENTERÓ DE ESO!? — grita con sorpresa en cuanto conoce la razón por la que he estado tan callada, y debo decir que me alivió escuchar esa respuesta de su parte. No porque desconfiara de él, pero porque ese libro sigue siendo el mejor regalo que alguien me ha dado.
— ¡Shh! Cállate, Seb.
Puedo ver los engranes de su cerebro moverse a mil por hora al intentar encontrar una explicación lógica al respecto, y me mira a mí también como si yo pudiera ayudarle con eso, pero la verdad es que no tengo ni idea de cómo pudo haberlo sabido.
— Supongo que pudo habernos escuchado. A Bert y a mí. — dice mucho más tranquilo. — Estábamos los dos en el bar cuando le conté sobre el libro que iba a regalarte. Nadie más sabía, así que es lo más probable.
Tiene sentido. Y le creo. Ambos ya habíamos pasado mucho tiempo peleando por malos entendidos y problemas de comunicación como para seguir cayendo en los mismos errores. Yo sabía que Sophie haría hasta lo imposible por causar problemas entre nosotros, aunque esto me parece increíblemente desesperado.
— Avalon, antes de salir contigo no levantaba una pluma pero ni por error, ¿tú crees que hubiera escrito algo más que la lista de compras para mi mamá? ¡A Sophie sobretodo!
— Sabía que tendría que haber una explicación lógica, pero de hecho me relaja que lo aclares para mí. También dijo también que eres un romántico.
Hace una mueca... — ¿Ella dijo eso?
— Me contó varias de las citas que organizaste para ella. Y básicamente dijo que hay mucha historia entre ustedes, que quiere intentar ser parte de su grupo otra vez, acercarse a ti.
Vettel se queda callado mientras juguetea con uno de los cierres de su chamarra. Por alguna razón ya no había nadie que siguiera descendiendo por esta montaña, así que estamos prácticamente solos.
— Mira, no me gusta hablar de ella ni de lo que tuvimos. Es algo que prefiero simplemente dejar atrás, pero voy a contestar las preguntas que tengas para que estés tranquila. No deberían quitarte el sueño de todas formas, pero lo entiendo.
— ¿Tienes mucho contacto con ella? — es lo primero que se me ocurre preguntar, y Sebastian inclusive parece verse divertido con la rapidez con que se me ocurrió esa pregunta.
— Me gusta cuando te pones celosa.
— ¡Cállate, no lo estoy!
— ¿Pero por qué estarías celosa de una persona que veo a lo mucho 3 minutos al año? Tú me tienes para ti sola durante meses.
— 3 minutos sigue siendo mucho.
— Nada de lo que hago contigo dura 3 minutos. — murmura con tono sugerente al enarcar la ceja, causándome un sonrojo impresionante que me hace desviar la mirada. — No, no tengo contacto con ella. Desafortunadamente vive muy cerca de la casa de mis padres, así que encontrármela a veces es inevitable, pero esta es la primera vez que cruzamos palabra desde que terminamos.
Me explica, y se asegura de entrelazar su mano con la mía mientras seguimos platicando.
— ¿Sigues molesto con lo que pasó? Es decir, tal vez seguirían estando juntos hasta hoy si las cosas hubieran sido diferentes.
Se queda callado un momento reflexionando su respuesta. Su mirada se pierde en todas esas personas que continúan descendiendo por la montaña, o en la nieve que cae de los pinos al otro lado del camino designado para esquiar.
— Ya no lo estoy. Seguir estando molesto sería decir que me importa, y la verdad es que no. Además, si nada de eso hubiera pasado, nunca te hubiera conocido de esta forma. Y eso es lo único que necesito saber.
— Aww, qué romántico, Seb.
— Por supuesto... ¿es mal momento para preguntar si quieres hacerlo aquí, o...?
— ¡Está helando, Sebastian!
— Okay, okay. Mala mía, perdón. Al llegar a casa. — afirma con su sonrisa de campeón.
Miro hacia el piso intentando comunicarle lo que le quiero decir. — Sobre eso... creo que lo mejor es que regrese. A Sicilia, quiero decir. Para pensar las cosas y darnos nuestro espacio antes de que la temporada inicie...
Su sonrisa se borra tan rápido como llegó, mostrándose desilusionado al escucharme. Claramente mis palabras lo desestabilizan, pues no era lo que habíamos planeado originalmente.
— Pero... pensé que ibas a quedarte hasta año nuevo. Ese era el plan desde un principio, ¿por qué querrías irte ahora?
Y me parece tan adorable la forma en que lo dice, su mirada de cachorro golden retriever que me vence mucho más rápido de lo que pensé.
— Es broma, Seb. No te vas a deshacer de mí tan fácil.
— Pues que broma tan estúpida. — se venga de mí al lanzarme una bola de nieve que choca contra mi costado, así que hago lo mismo.
Pronto, él estaba usando un pino como escudo para protegerse de mis ataques, mientras que yo había tomado la banca como mi fuerte. Bolas de nieve eran lanzadas de un lado a otro, impactándose contra su espalda, o cerca de mis botas. Sé que falla a propósito, pero no dudo en sacarle provecho. Nunca había jugado a pelear en la nieve, y de hecho esta es la primera vez que tengo un "día de nieve" tradicional, y está resultando mejor de lo que pensé. Esto es exactamente lo que siempre tuve en mente cuando veía películas navideñas estúpidamente románticas, y Sebastian se encarga de cumplir esa fantasía sin saberlo.
Me tomo un momento para dejar de atacarlo y hacer más bolas de nieve para tener como munición. Casi llevaba diez cuando Seb me empuja por la espalda hasta quedar encima de mí sobre el suelo. Me aprisiona debajo de él y sujeta mis manos por encima de mi cabeza, inmovilizándome de inmediato.
— Yo gané, Russo.
— No es justo, quítate.
— Tienes razón, no spoilers de hoy en la noche.
— Si quieren nos vamos... — escucho la voz de Patrick a unos pasos de nosotros, y es cuando caigo en cuenta de que todos sus amigos habían regresado y hacen hasta lo imposible por no reírse al encontrar semejante escena.
Dios, me podría morir en este momento.
Sebastian se incorpora y me ayuda a levantarme. Sacudo la nieve que se había quedado en mi ropa, intentando sacudir también la incomodidad, pero solo él puede meternos en este tipo de situaciones y seguir la vida como si nada. Estoy sonrojada como nunca antes en la vida pero él ignora el comentario.
— No es lo que parece.
— Sí, sí, te creo. — le responde su amigo, pero la mirada que le dedica a mi novio me deja en claro que siguen pensando otra cosa. — Bajamos a comer, ¿vienen?
Entonces asentimos, escondiendo nuestras respectivas sonrisas y el claro sonrojo en nuestra piel, y descendemos la montaña entre risas mientras sus amigos nos platican cómo les fue a ellos.
Sebastian's POV
Ahora que estamos aquí, me cuesta un poco recordar por qué es que Avalon me caía tan mal en el pasado. ¿Era porque se la pasaba leyendo todo el tiempo? ¿O porque no solía "divertirse" como todos nosotros" ¿Era acaso porque me molestaba que fuera tan prolija y ordenada con absolutamente todo lo que toca? Todo eso son cosas que amo de ella hoy en día, lo que me pone a pensar: ¿solo tenía que conocerla a profundidad para que me gustara? ¿De verdad la respuesta siempre estuvo ahí?
Avalon se queda en la mesa con mis amigos esperando por la comida. Aprecio mucho que viniera a acompañarme y decidiera practicar esquí al menos por un rato. Sé que no estaba tan emocionada por hacerlo, pero significó mucho que le diera una oportunidad. Además es mucho más buena de lo que pensé, así que a lo mejor en un futuro decida darle otra oportunidad. Tal vez el siguiente invierno cuando regresemos, porque planeo hacer de esto una tradición.
— 2 cervezas, Heineken. — le pido al encargado en la barra, pero mientras se voltea para sacar las bebidas del refrigerador se me ocurre que Avalon podría querer algo más, pues lo había mencionado en la conversación hace rato. — Y un chocolate caliente, por favor. Con crema batida y cerezas.
Mientras espero a que lo preparen, le echo un vistazo a los enormes ventanales que nos rodean. La noche está por caer, y el cielo se torna de un color cada vez más oscuro que se refleja en la nieve de las montañas. Sonrío al recordar a Avalon tomándole foto a todo cuando estábamos allá arriba hace rato, porque sé lo mucho que le gusta atesorar este tipo de momentos. Para cuando el bar tender me entrega las botellas de cerveza, un agradable escalofrío me recorre la columna vertebral al sentir a Avs rozando sus dedos por mi cuello a mis espaldas.
— Basta, preciosa. Me haces cosquillas.
Pero la voz que me contesta no es de ella. — Uh, ¿"preciosa"? Ese es nuevo.
Mi estomago se encoge cuando veo a Sophie tomando asiento junto a mí en el bar. De por sí había sido exagero que arruinara todo el día de hoy, ¿pero acercarse a hablar conmigo y tocarme como si nada? Es demasiado inclusive para ella.
— Dios, Sophie. ¿No te has ido? ¿Qué haces aquí?
— Nada. Yo también vine a esquiar, Seb.
Miro a mi alrededor, buscando a alguno de mis amigos para que me salven de esto, o para cerciorarme de que Avalon no está por aquí. Sophie ya me había causado muchos problemas como para tener que agregar uno más. Russo tiende a sobrepensar mucho las cosas, así que no quiero darle un motivo para que lo haga.
— ¿Por qué la trajiste? ¿No te suelta ni por un minuto?
Ojalá no me soltara ni por un minuto. Sophie pareciera tener la idea errónea de que mi relación con Avalon está basada en una mentira o algo por el estilo. Claramente no tiene idea de nada.
— Quien no me ha soltado en todo el puto día eres tú. ¿Cómo se te ocurre contarle todas esas cosas a Avalon? Las citas, los regalos. ¿Decirle que "vamos a seguirnos viendo"? Y lo del libro... ¿cómo te enteraste tú de eso? — me molesta mucho más de lo que pensé. De cierta forma me agradaba la idea de que ese regalo era algo que solo nosotros conocíamos, así que por supuesto el saber que mi ex novia está al tanto también no me emociona mucho.
Sophie se sigue viendo exactamente igual a la última vez que hablamos la misma noche que me engañó, pero no hay nada respecto a ella que me haga recordar por qué es que me gustaba tanto. No puedo recordar ni uno solo de los chistes que solía contarme, o ninguna de las bromas internas que solíamos compartir. La verdad es que había pasado estos últimos años teniéndole rencor cada vez que la recordaba, pero no logro deducir en qué momento había pasado del resentimiento a la indiferencia.
— Lo siento. Yo sé que no debí decirle nada de eso, fue estúpido de mi parte, pero no es fácil para mí tampoco. — suelta, y me obligo a mí mismo a mirarla porque no puedo creer que incluso después de todos estos años sigue creyendo que ella es la víctima aquí. — Seb, esta es la primera vez que te veo en cuatro años. La primera vez desde que terminamos y me doy cuenta de que viniste con alguien más. Con la persona de la que tanto te quejaste conmigo, por si fuera poco.
— Sophie, yo no te debo nada. — digo, y no me importa haber sonado algo grosero con mi tono. — Cuando tú y yo terminamos creo que fue más que obvio que cada quien podía hacer lo que quisiera. Estoy feliz ahora, ojalá tú también, pero ya déjalo.
— Nosotros nos divertíamos mucho juntos, ¿no? — ignora mis comentarios y continúa hablándome como si nada, aunque noto la frustración en su voz al darse cuenta de que esto no está saliendo como ella quería.
Me encojo de hombros. No pretendo mentir y decirle que no, porque la verdad es que nos llevábamos increíblemente bien cuando estábamos juntos. Todo era mucho más fácil así, pero estoy seguro de que la edad tuvo que ver porque no teníamos ninguna preocupación o estrés en ese momento.
— Supongo.
— Las cosas no tienen que cambiar así de fácil, Seb.
— No me digas. ¿Y qué propones?
Mira a su alrededor, más en específico a la mesa donde están nuestros amigos y Avalon riendo y platicando de temas banales (probablemente ya le esté contando todas mis vergüenzas y momentos de humillación pública de cuando éramos jóvenes).
— Mira, yo sé que estás con alguien más, que ya pasó mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, y que no quedamos en buenos términos por lo que pasó, por lo que hice... pero me gustaría que lo intentáramos de nuevo.
Debe estar bromeando, ¿no? Es una puta broma, no encuentro otra explicación. En cualquier momento va a salir alguien con una cámara ofreciéndome un premio en efectivo.
— ¿Intentar qué de nuevo?
— Seb... sabes a lo que me refiero.
¿Está abria? Es la única explicación que acepto en este momento.
— ¿Y qué te hace pensar que yo quiero eso?
— No terminamos porque dejamos de querernos.
— No, terminamos porque tú dejaste de quererme. Y respetarme. No quiero volver a estar involucrado contigo de ninguna forma.
— Yo nunca dejé de quererte, Sebastian.
— Perdóname si eso no quedó claro cuando te encontré en la cama con otro.
El silencio que nos envuelve después de eso es irreal. Pareciera que el resto del mundo decidió callarse también porque nuestra plática había escalado muy rápido y se había dirigido a un punto en el que ninguno de los dos quería estar. Lo dije en serio hace rato, ya no estoy enojado con ella, pero tampoco significa que la perdono o que las cosas mágicamente van a estar bien. Se supone que uno perdona para estar bien consigo mismo, ¿no? Al menos es lo que Sam me dice a cada rato, pero yo no espero nada de ella. No quiero nada de ella tampoco y no me importa que eso sea egoísta de mi parte, o cruel o insensible. Tuvo que haberlo pensado antes.
— ¿Pero intentar reemplazarme con ella? eso es bajo, Seb. — Lentamente acaricia mi mano sobre la barra del bar. Es una acción simple y carente de lógica, pero inclusive algo como eso se sintió raro porque estoy acostumbrado a que sea Avalon quien me toque, así que la retiro de inmediato.
¿Qué le picó ahora como para que piense algo como eso? ¿No se da cuenta de que ya pasaron años? ¿Por qué sigue obsesionada con lo mismo?
— ¿Reemplazarte? Avalon no es reemplazo de nadie. Es mi novia y ya.
Me dedica una sonrisa condescendiente, y me mira como si fuera un niño pequeño que necesita una explicación con palabras simples y cortas. — Seb, todo mundo sabe que ustedes dos claramente no van a durar. Son demasiado diferentes como para que realmente pienses que van en serio. Tal vez pienses que funcionen de momento, pero jamás va a funcionar a largo plazo.
Eso dice todo el mundo, pero yo sé que es diferente. Lo sé porque nunca antes me había sentido de esa forma, porque estoy en paz cuando estoy con Russo. Tal vez sea cierto que somos diferentes, pero eso no nos ha afectado en lo absoluto. Y ya me estoy hartando de que todo mundo se sienta con la confianza suficiente como para hablar de mi relación.
— No es como que tenga que explicarte nada, pero voy en serio. Vamos en serio.
— ¿Me estás diciendo que nunca te has puesto a pensar en el futuro? ¿Cómo van a ser las cosas al lado de una persona que has odiado toda tu vida?
Maravillosa. Si tengo la suerte de que Avalon siga susurrando mi nombre cada que compartimos habitación, o verla a mi lado en las ruedas de prensa, escucharla burlarse de mí, ganarme en los videojuegos y compartiendo podios a su lado, la verdad es que suena como una buena vida para mí.
— Seb, tenemos historia juntos. Perdón por lo que pasó, pero tú lo sabes. Sabes que de no haber sido por eso tú y yo seguiríamos juntos. Sabes que ese fue el único motivo.
Antes solía pensar eso bastante seguido. En el qué hubiera pasado si... Solía fantasear con escenarios en los que pudimos habernos reconciliado, o escenarios en los que su infidelidad no hubiera pasado en lo absoluto. Pensaba en los lugares donde podríamos vivir, en comprar un departamento para poder vernos más seguido mientras yo viajaba por las carreras. Pero eso se siente que ocurrió hace 10 vidas, mucho mucho antes de tener a Avalon. Eran fantasías maravillosas por imaginar, pero se volvía mucho más doloroso tener que volver a la realidad. Me costó mucho entender que las cosas pasan por algo, aunque tal vez al principio no es lo que querías, porque lo que te espera es mil veces mejor.
Y sí, lo que tengo ahora es mil veces mejor.
— Un chocolate caliente con crema batida. — anuncia una una mesera que sale de la cocina, interrumpiéndonos al fin. Me tomo un segundo para tomar la taza y dejar que Sophie dijera algo más, pero creo que sigue pensando en la última respuesta que le dije.
— Vete a casa, Sophie. No te tengo resentimiento, en serio. Pero ya no siento nada por ti tampoco. Ni bueno ni malo. Tú deberías hacer lo mismo y seguir con tu vida también tú.
— Odiabas a Avalon la última vez que nos vimos... ahora estás aquí con ella, enseñándole a esquiar y llevándole chocolate caliente. Le diste el mejor regalo que he escuchado alguna vez... ¿qué pasó contigo?
Y sí, tal vez en eso tenga razón, pero esa Avalon Russo que solía odiar es mi Avalon ahora. Me gusta estar aquí con ella, tenerla cerca y recorrer todos los lugares del mundo que tenemos oportunidad de conocer con cada carrera. Me gusta verla leer, molestarla, darle la contra y pelear con ella solo para que me bese y me obligue a callarme de una buena vez.
— La vida cambia, las personas también. Deja a Avalon en paz. No puedo prohibirte que te alejes de mis amigos, pero por favor no vuelvas a acercarte a mí.
Me voy de ahí antes de que pudiera detenerme y decir otra cosa, pero ya no lo hace. Simplemente se queda estática junto a la barra, y después de que pasa su ensimismamiento finalmente se va. Y sé que fue lo correcto por hacer porque nada bueno iba a salir de eso.
Cuando me acerco a la mesa escucho a mis amigos contarle a Avalon de la vez que me embriagué por primera vez. Algo terriblemente vergonzoso para mí, pero muy hilarante para todos los presentes al juzgar por la forma en que se ríen y me señalan. Me voy 10 minutos y eso es lo que pasa.
— ¿Para mí? — pregunta con ojos brillantes y una sonrisa de oreja a oreja. Está sonrojada todavía debido al clima, pero se ve tan adorable como siempre.
Pongo la taza de humeante chocolate caliente frente a ella, y Avs la recibe con una sonrisa. — Para ti. — me siento junto a ella en el sillón, y de inmediato entrelaza su brazo con el mío, recargando su cabeza contra mi hombro conforme Patrick continúa contando la historia y mis amigas agregan detalles para que Avalon pueda adentrarse en el recuerdo.
Quise besarla sin que me importara estar frente a mis amigos cuando veo la crema batida sobre sus labios, prácticamente gritándome para que hiciera algo al respecto.
Y terminé de confirmar que no cambiaría nada en lo absoluto.
----------------------------------------------------
— Andrómeda🏎
TRAKAAAAAA.
Im so sorry for this, pero por supuesto que necesitábamos conocer a la responsable de romper el corazón de Seb, la causante de todos sus traumas. Afortunadamente todo se solucionó y terminó para bien✨
Díganme qué les pareció! Y aprovecho para recordarles que oficialmente quedan dos capítulos para el final de esta novela (+el epílogo)💛
Nos vemos en insta para spoilers, dinámicas y stories de los personajes: Andromeda1655
Recuerden votar y gracias por leer❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro