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9.

JAKE.

Lee había permanecido en silencio durante el trayecto de vuelta a mi casa, pero cuando estábamos junto a la puerta principal, finalmente habló.-¿Supongo que te gusta Halloween?

Mi mirada recorrió el patio delantero: el camino bordeado de calabazas, la corona de color naranja que colgaba de la puerta, y las guirnaldas a juego que cubrían el porche y las columnas a ambos lados.

-Sí. Esto no es nada comparado con las decoraciones que teníamos en casa, pero queríamos hacer algo. Mi madre vive para estas cosas; decora para todas las estaciones-señalé la puerta-. Esta es su corona de otoño. En cuanto llegue diciembre, la cambiará por la corona de invierno. Está obsesionada-al girar la cabeza, vi que me observaba con una expresión extraña-. ¿Qué?

Heeseung sacudió la cabeza y soltó una carcajada.-Nada. Sólo la forma en que dices otoño con tu acento sexy... es jodidamente caliente.

Lo miré fijamente.-No hay nada especial en mi forma de hablar.

-Acordemos no estar de acuerdo-dijo, entrecerrando los ojos hacia mí.

Me reí mientras me alejaba de él para abrir la puerta.-Claro. Entra. ¿Quieres un trago o algo?-atravesando la puerta y saliendo al pasillo, dejé caer mis llaves en el cuenco y me quité la capucha-. ¿Heeseung?

Entonces, unos fuertes brazos me rodearon por detrás, y un cálido aliento cayó sobre el lóbulo de mi oreja.-¿Por qué no nos saltamos la charla de cortesía y me enseñas tu dormitorio?

Maldita sea, cuando me hablaba así... haría cualquier cosa que me pidiera.

~

Cerrando la puerta de mi habitación tras nosotros, me volví hacia él.

Estaba de pie contra la pared, pasando la lengua por su piercing.

-No tenemos que hacer nada que no quieras.

Me atrajo hacia él, con sus brazos rodeando mi cintura.-Lo quiero. Sólo... necesito un minuto. Es mucho para procesar.

Inclinándome hacia delante, pasé mi nariz por su mandíbula.-Podemos tomarnos las cosas con calma-toda la noche hasta ahora me había dejado la cabeza dando vueltas, así que no me sorprendió que tuviera problemas para asimilarlo todo-. Mis padres no volverán hasta mañana por la tarde. Tómate el tiempo que necesites. Tú eres el que tiene el control aquí.

-¿Sí?-susurró, arrastrando besos calientes por mi cuello-. ¿Y si quiero que tú me controles?

Apoyé mis caderas contra las suyas.-Te gusta eso, ¿eh?

-No lo sé. Pero me gustas-su voz tembló ligeramente, y mi estómago se revolvió ante sus palabras. Estábamos en la misma página. No sólo había química sexual entre nosotros. Había algo más. Mucho más.

Esperé a que levantara la cabeza, y entonces volví a pasar mi lengua por su anillo labial antes de besarlo.-Sabes que tu me gustas, ¿verdad?

Nuestros ojos se encontraron cuando él asintió lentamente.-La forma en que no has podido dejar de mirarme desde el primer día que nos conocimos te delató-sonrió.

Me incliné hacia él, tirando del lóbulo de su oreja entre mis dientes.-¿Qué puedo decir? Eres atractivo, tienes esa vibra de chico malo caliente a tu favor.

Lee soltó una carcajada.-Lo soy.

Arqueé una ceja.-Arrogante, también.

-A veces.

Tras dejar caer un ligero beso en sus labios, le hice una sugerencia.-¿Quieres tomar una ducha? Podemos empezar lento.

Heeseung frunció el ceño en respuesta.

-Una ducha conmigo-aclaré.

-Oh... Ducharse juntos es empezar lento, ¿verdad?-preguntó, mordiéndome el labio inferior-. Guíame.

Riéndome por el entusiasmo en su voz, le señalé hacia mi cuarto de baño.-Ve y pon a funcionar la ducha. Yo llevaré toallas limpias.

Me tomé mi tiempo para coger las toallas y desvestirme, pensando en darle algo de espacio. No estaba seguro de cómo iba a desarrollarse todo esto, pero seguiría sus indicaciones y me dejaría llevar. En algún momento tendríamos que discutir las cosas, pero todavía no. En este momento tenía a un tipo muy caliente, desnudo y mojado en mi ducha, esperando por mí.

El cristal que separaba la zona de la ducha del resto del cuarto de baño estaba lleno de vapor, lo que me impedía ver, pero lo que poco que pude vislumbrar me hizo estremecer.
rodeando el cristal y contemplar el espectáculo más erótico que había visto en mi vida.

Lee Heeseung, toda una perfección masculina, delgada y dura, con la cabeza inclinada bajo el chorro de la ducha y una mano apoyada en la pared.

Cuando notó mi presencia, se volteó para mirarme. El agua se pegaba a su cabello oscuro y le corría por la cara. Seguí los riachuelos de agua que se deslizaban por su cuerpo, sobre los músculos esculpidos, a través del ligero rastro de vello que bajaba hasta su erección.

-Golden Boy-Heeseung se lamió los labios mientras su mirada caliente recorría todo mi cuerpo-. Tu cuerpo es una locura.

-Tú...-me quedé sin palabras por primera vez en mi vida-. E-Eres la reencarnacion de eros-dije finalmente, acercándome entre nosotros y alineando mi dureza con la suya. Envolví mi mano alrededor de nuestras erecciones y él flexionó sus dedos bajo los míos, estirando su mano para abarcar mi miembro así como el suyo siguiendo mi dirección.

-Esto se siente increíble-se quedó mirando entre nosotros, con los ojos muy cerrados y las pupilas dilatadas, siguiendo nuestros movimientos combinados. La fricción de su miembro deslizándose contra el mio, y su mano sobre mí, era el mejor tipo de tortura.

-¿Sí? Te gusta eso, ¿eh?

-Demasiado. No sé si voy a durar-levantó la vista para encontrar mi mirada, antes de inclinar la cabeza para besarme-Me estás matando, Jaeyoon.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Soltando mi agarre, detuve sus movimientos con mi mano.-Iremos despacio. Date la vuelta.

-¿Quieres que...?-su voz sonó repentinamente alarmada, y sonreí para calmarlo. Cuando cogí la botella de gel de ducha de la estantería y la agité en el aire, el alivio apareció en su rostro-. Pensé...

-Sé lo que pensabas. No te preocupes, no voy a hacer nada que no quieras-agarrando sus hombros, lo giré dirigiéndolo bajo el rociador, y cogí una toallita. Se la pasé por la espalda con movimientos lentos y circulares, tomándome mi tiempo.

-No digo que no quiera que lo hagas-su bajo murmullo era apenas discernible sobre el sonido del agua-. Puede que sí... Q-Quiero decir, creo que sí. Pero tengo que trabajar para ello.

Dejé lo que estaba haciendo y lo rodeé con mis brazos.-Lo que quieras-bajé la voz mientras me apretaba contra él, apoyando mi rígida longitud contra su culo-. Tu culo es espectacular, pero no tengo ninguna expectativa aquí. Tú tienes el control esta noche, recuerda.

Las comisuras de mi boca se levantaron en una sonrisa.-Eres diferente... Diferente a como yo pensaba.

Se giró en mis brazos, mirándome con sus oscuras cejas juntas.-¿Qué se supone que significa eso?

-En el buen sentido. No eres el chico malo enfadado que parecía querer apuñalarme mientras dormía.

Su rostro se aclaró cuando me miró con una sonrisa tortuosa.
-Creo que te gusta que sea malo-me rodeó con sus brazos, pasando sus dedos por mi nuca y mi cabello
-. Me gusta cuando te enfrentas a mí y no te echas atrás-me besó, con fuerza-. Cuando me sacas de quicio.

-¿Te gusta eso?

-Mmm, sí. Toda esa tensión sexual...-flexionó sus caderas, y ambos gemimos.

-Heeseung...

-Date la vuelta, Golden Boy

Obedecí, y mientras él pasaba sus grandes manos por mis hombros con movimientos firmes y seguros, cerré los ojos. ¿Cómo estaba sucediendo esto? Esta... cosa... entre nosotros se sentía tan bien. Lo único que podía hacer era esperar que él sintiera lo mismo.

Todos mis pensamientos se esfumaron cuando el apretó todo su cuerpo contra mi espalda, haciendo rechinar su miembro contra mi culo. Me empujó contra él, rodeándome con sus brazos. Pasando sus manos por mi pecho y mis abdominales, se detuvo justo encima de mi miembro.

Le oí exhalar con dureza, antes de acercar su boca a mi oído.-Quiero acostarme contigo.

Girando la cabeza, capturé su boca en un beso duro y lujurioso, antes de apartarme de mala gana.-No sabes cuánto deseo eso-tragué con fuerza-. Pero creo que deberíamos ir despacio.

La decepción apareció en su mirada, pero luego asintió de mala gana.-Tienes razón. Pero, joder, Shim. Yo sólo...-volvió a apretar su miembro contra mi culo-. Quiero esto. A ti. Todo.

-Puedes tenerme. Pero no quiero que te arrepientas de nada.

-Lo único que lamento es la forma en que actué contigo antes de esta noche-inclinó su cabeza hacia mi garganta, besando, chupando y lamiendo su camino hasta mi mandíbula.

-Olvidémonos de eso-logré jadear mientras él me mordía la mandíbula, pasando su mano por los músculos de mis pectorales y rodeando mis pezones.

-Está olvidado-su respiración se volvió más áspera, y su voz era baja cuando salieron sus siguientes palabras-. Si no vas a dejar que te folle, ¿puedo hacerte una mamada?

Ese fue mi fin.

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