JAKE.

Era el primer día que Heeseung volvía a entrenar con el equipo de fútbol, y las cosas no iban bien.

El entrenador nos estaba presionando mucho y el capitán del equipo estaba de mal humor, lo que afectaba a todos.

Cuando el entrenador hizo sonar el silbato para un descanso, me dirigí a mi novio, apartándolo por un breve momento.

-¿Por qué no vas a hablar con Hoon para ver qué pasa?

Él asintió, respirando con dificultad.-Sí, iré a hablar con él ahora.

Heeseung salió corriendo en dirección a nuestro capitán, y yo me dirigí a un lado del campo, tomando una botella de agua y destapándola. Por el rabillo del ojo, pude verlos en plena discusión.
yo quería estar allí con él.

Por mucho que no quisiera presionarlo, y no lo haría, quería que nuestra relación saliera a la luz. Nunca me había sentido así por nadie, y quería que todo el mundo supiera que este increíble chico era todo mío.

Con un suspiro, aparté la mirada de mi novio y me dejé caer en una serie de estiramientos, ejercitando mis doloridos músculos. Mis compañeros de equipo hacían lo mismo a mi alrededor o se tumbaban desplomados en la hierba.

Cuando empecé a estirar los isquiotibiales, mi mirada volvió a dirigirse a Heeseung. Me estaba mirando, y en ese momento, todos sus muros habituales que tenía alrededor de nuestros amigos habían caído.

Me miraba como lo hacía cuando estábamos solos.

Entonces me hizo una seña para que me acercara a donde estaba con su amigo, y corrí lentamente hacia ellos, con las piernas temblorosas. En cuanto llegué a ellos, Heeseung me rodeó la cintura con el brazo y me besó con fuerza y determinación.

¿Qué carajo?

Sorprendido, retrocedí a trompicones, pero él me sostuvo. Lo estudié detenidamente y no vi más que pura determinación en sus ojos. Una sonrisa se extendió por mi rostro mientras le sostenía la mirada. Acababa de besarme delante de todo el equipo de fútbol, y no había pasado desapercibido.

Finalmente lo había hecho.

Por mí. Por nosotros.

-¿Supongo que el secreto se ha descubierto?-logré preguntar, cuando mi cerebro finalmente se envolvió en el hecho de que Heeseung había salido. Con todos nuestros compañeros de equipo. Con sus amigos más cercanos.

La expresión de asombro de Hoon se desvaneció, y nos dedicó una sonrisa genuina.-¿Cuánto tiempo lleva esto?

-Desde Halloween-le dijo Heeseung, apretando más mi cintura.

-No fui el único que tuvo una relación secreta en Halloween entonces-Sunghoon sonrió, encogiéndose de hombros. Antes de que pudiera preguntarle sobre eso, nos interrumpió el silbato y nos dirigimos de nuevo al campo.

Todo era diferente ahora. Lo que sea que Heeseung le había dicho a Hoon había impactado en su estado de ánimo para mejor, y en cuanto a mí, estaba caminando en el aire después de la afirmación pública de mi novio. El equipo se unió, trabajando como una máquina bien engrasada, y los pases entre Heeseung y yo fueron sin esfuerzo. Me sentí muy bien, capaz de conquistar el mundo.

Cuando acabó el entrenamiento y terminamos los estiramientos de enfriamiento, aparté a mi novio mientras el resto del equipo regresaba a los vestuarios. Heeseung estaba cubierto de barro, sudando y respirando con dificultad, pero para mí nunca había tenido mejor aspecto.

-¿Estás seguro de esto?-pregunté, pasándome la mano por el pelo.

Su respuesta fue instantánea.-Sí. Debería haberlo hecho antes. Mucho antes-me dedicó una sonrisa torcida, acercándose y rodeándome con sus brazos-. Eres especial para mí, Golden Boy, y ya es hora de que la gente de por aquí sea consciente de a quién perteneces.

Tardé en formular una respuesta, el nudo en la garganta era demasiado grande para tragarlo. Bajé mi frente a la suya y mis brazos se deslizaron alrededor de su cintura.-Lo eres todo para mí.

Me agarró con fuerza y exhaló un fuerte suspiro. Nos quedamos así un momento, disfrutando de la cercanía entre nosotros, antes de que me soltara.-Siento que me he quitado un peso de encima, ¿sabes?

-Lo sé-me giré en dirección a los vestuarios-. Estoy orgulloso de ti. Y feliz. Me haces muy feliz, Hee.
Con ojos brillantes, me cogió la mano y la apretó ligeramente, antes de tirar de mí hacia los vestuarios.

(...)

-Así es como celebramos que las cosas se han hecho oficiales, ¿eh?-sonriendo, miré la mano de Heeseung alrededor de la mía, mientras nos deteníamos al final del paseo marítimo que se extendía sobre el mar.

-Tal vez esté tratando de enamorarte antes de llevarte a mi casa y hacerte cosas malas-se encogió de hombros, con una sonrisa en los labios.

-Oh, babe, eres tan dulce-fingí que me desmayaba, batiendo mis pestañas hacia él, y me golpeó en el bíceps como respuesta. Lo fulminé con la mirada. -¡Oye! Eso fue innecesario.

-Eres un idiota-dijo, riendo-. Menos mal que me gustas tanto.

-Lo dice el tipo que acaba de golpearme.

Nos sonreímos el uno al otro, y saboreé el hecho de estar al aire libre con mi novio. Se acabó el esconderse, el tener que caminar a su lado sin poder tomarle la mano. Ahora todo el mundo podía ver que él era mío y yo era suyo.

-¿Está bien para ti, estar conmigo, al aire libre? ¿Te sientes incómodo?-pasé mi mano por su brazo, sintiendo cómo sus duros músculos se flexionaban bajo mi contacto.

-Se siente... nuevo. Pero bien. Muy bien-acercándose un poco más, me tomo de la barbilla con la mano y me pasó el pulgar por la mandíbula-. No me arrepiento de nada de esto. Lo prometo.

-Bien. Pero quiero que me digas si alguna vez te sientes incómodo, ¿de acuerdo?

En respuesta, Heeseung asintió con la cabeza y me mordió ligeramente el labio inferior.-Hablando de romanticismo...-apareció un rubor en sus mejillas y arrastró los pies-. ¿Quieres salir conmigo? ¿A comer o algo así...?

Una amplia sonrisa se extendió por mi rostro.-¿Me estás pidiendo una cita?

-Sí. Sé que probablemente hemos hecho las cosas mal... vale, definitivamente lo hemos hecho, pero quiero que sepas que eres importante para mí. Quiero que me vean contigo. ¿Estaría bien?

-omg, sí. Está más que bien. Me encantaría.

Nos quedamos en silencio, con su brazo contra el mío mientras nos apoyábamos en la barandilla. Respiré el sabor salado del aire marino, y los recuerdos de mi casa en la costa de Brisbane me invadieron mientras miraba el mar.

-¿Lo echas de menos?

La voz de Heeseung irrumpió en mis pensamientos, y me giré para verlo estudiándome atentamente por debajo de sus pestañas, con su pelo oscuro alborotado por la brisa marina y sus labios rosados, me tientan a cada rato.
Maldita sea, era guapísimo. ¿Cómo había tenido tanta suerte?

-¿Eh?

-Australia -explicó-. Tienes esa mirada distante en los ojos, como la que tienes cuando piensas en ello.

-¿Te has dado cuenta?-lo miré sorprendido, y él me dedicó una pequeña sonrisa.

-Sí. No sé si eres consciente, pero me doy cuenta de muchas cosas sobre ti, Jakey

Me aclaré la garganta antes de responder.-Yo también-Heeseung me dedicó una suave sonrisa, que no enmascaró la pregunta en sus ojos, y le presté toda mi atención, girando para apoyarme de lado en la barandilla y poder mirarlo bien-. Sí que lo echo de menos. A veces es como un dolor físico, un dolor interior.

Una tristeza se apoderó de su rostro, que intentó disimular con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Lo atraje hacia mis brazos.-¿Pero sabes qué?-esperé a que me mirara y continué, diciéndole mi verdad-. Ahora soy más feliz que nunca.

-¿Sí?-su voz era un susurro agudo.

-Sí. Claro que no ha sido fácil, pero he ganado más de lo que he perdido. Te tengo a ti, ¿no?

Esta vez, su sonrisa llegó a sus ojos.-Cierto.

-No sólo eso, sino que ahora somos oficiales, y puedo llevarte un día a mi país para mostrarle a todos al chico malo y caliente que se convirtió en mi novio.

Heeseung me acercó hacia él, y su voz fue un murmullo ronco contra mis labios cuando dijo:-Me gustaría eso.