ten. the magic of the lark at dusk
O1O |THE MAGIC OF THE LARK AT DUST
A la mañana siguiente, Audrey se despertó debido a unos pequeños susurros que hacían eco a su alrededor, casi y sonaban como mosquitos.
—Sácales una foto.
—La cámara es pesada, ¿sabes?
—Solo apresúrate o se van a despertar.
—Saben que puedo escuchar todo lo que están diciendo, ¿no es así? —Audrey murmuró, abriendo los ojos con algo de dificultad. En ese momento se pudo dar cuenta de que las personas que estaban suurrando eran Parker, Isaac y Jordan, este último estaba cargando su cámara.
—¡Fue idea de Isaac! —los menores se excusaron con rapidez, para luego salir corriendo del lugar.
—No me puedes culpar —se defendió el aludido cuando sintió la mirada de su amiga sobre él—. Se veían tan bonitos durmiendo abrazados. Parecían una pareja de koalas.
Como si no se hubiera dado cuenta antes, Audrey desvió su mirada hacia su cintura, logrando ver como los brazos de Alex se encontraban a su alrededor, apegándola a él. La chica hubiera sonreído de no ser por la presencia de Isaac, ya que estaba segura de que si lo hacía, sería el objetivo principal de sus burlas durante lo que restaba del año.
—Te voy a tirar encima todas las almohadas si no te callas —amenazó—. Vas a despertar a Alex.
—¿Voy a despertar a tu novio? —dijo en un tono burlón, imitando el tono de voz de su amiga—. Ya bésense, todos saben que se gustan.
—Todos saben que a ti te gusta Sydney, pero no me ves diciendo nada al respecto —atacó, haciendo que Isaac dejara de sonreír y alzara ambos brazos en señal de rendición.
—Me rindo.
—Cobarde —musito. El contrario la miró con una mueca, para luego lanzarle el objeto que se encontraba más cerca de él y luego salir corriendo.
Audrey se quedó analizando lo que acababa de pasar por unos momentos, pero cuando finalmente reaccionó se colocó de pie lo más rápido que sus piernas se lo habían permitido, para luego salir corriendo detrás de su amigo. Ni siquiera se había molestado en ser cuidadosa, solo esperaba que Alex no se hubiera despertado debido al alboroto.
Isaac había aligerado su paso en las escaleras cuando pensó que Audrey no lo estaba siguiendo, sin embargo, cuando vio a la castaña detrás de él, se vio obligado a bajar las escaleras de dos en dos para evitar que la chica lo atrapara, haciendo que casi cayera de cara contra el suelo cuando se tropezó en el último escalón.
—¡Tía Kathy! ¡Audrey me quiere golpear! —gritó entrando en la cocina, en donde se encontraba la mujer en compañía de Jackie.
—¿Qué le hiciste?
—¿Qué le hice? —repitió con incredulidad, deteniéndose en seco. Audrey aprovechó ese momento para darle un golpe en la cabeza, y luego sonreír con satisfacción—. Ella me acaba de golpear.
—Parker te acaba de delatar —murmuró la mujer, sirviéndole panqueques a ambos adolescentes.
—¿Parker? —pregunto cómo si no se lo creyera, recibiendo un asentimiento por parte de su tía—. Entonces supongo que te dijo que Audrey y Alex parecían una pareja de recién casados. Durmieron abrazados toda la noche.
—¡Isaac! —exclamó la recién nombrada, sintiendo como su rostro se ponía rojo de la vergüenza. Antes de que pudiera decir algo más en su contra, el chico agarró su comida y salió corriendo del lugar.
—¿Dormiste con Alex? —Jackie cuestionó, sobándose la cabeza.
—Si, pero no es lo que crees —respondió, procurando que la mujer escuchara lo que decía—. Alex me hizo compañía durante la noche porque yo me sentía mal, y de alguna forma u otra terminamos durmiendo juntos.
—¿Y abrazados? —se burló Katherine, sintiendo como una sonrisa se formaba en sus labios. Audrey se recostó sobre la mesa, estaba llena de vergüenza.
Definitivamente iba a matar a Isaac.
—No pensé que fuera a tener este tipo de conversación con ustedes tan jóvenes, pero espero que se cuiden porque si no...
—¡Katherine! —Audrey exclamó, tapándose los oídos de golpe en un intento de no escuchar lo que la mujer tenía por decir—. Alex y yo no hicimos nada de eso, ni siquiera somos paareja.
—¿Aún no?
Antes de que la joven pudiera responder algo al respecto, Danny apareció por la entrada de la cocina, salvándola de una muy incomoda conversación.
—Buenos días.
—Buenos días —dijeron todas las mujeres en el lugar a la vez.
—Ah, qué bien, panqueques —exclamó, tomando uno y colocándolo sobre un plato.
—¿Cómo dormiste? —cuestionó la mujer con una sonrisa.
Audrey suspiró cuando notó que la atención había dejado de estar puesta en ella. Aunque sabía que Katherine no lo iba a dejar pasar.
—Como un bebé.
—Buenos días —George saludó mientras ingresaba en la cocina, haciendo que todos imitaran su acción—. ¿Cole ya se despertó?
—No, no lo he visto —Katherine respondió, mirando al mellizo del recién nombrado.
—Voy a gritar —avisó. Rápidamente Audrey se tapó los oídos y le hizo una seña a Jackie para que esta hiciera lo mismo que ella.
—¡Cole! ¡Baja, por favor! —gritó, haciendo que los presentes hicieran una mueca. Al no escuchar respuesta alguna, repitió su acción—: ¡Ahora!
Momentos después, el rubio apareció en el lugar, frotándose los ojos con cansancio.
—¿Cuál es la emergencia?
—Bella durmiente, esto es para ti —hablo, tendiéndole un papel a su hijo, para luego voltearse a Jackie— .Y este es para ti.
—¿Y esto que es?
—Una lista de tareas que esperamos que ustedes dos cumplan hoy —explicó, causando que una risa irónica abandonara los labios de Cole—. ¿Qué? No creíste que el castigo era tirarte a ver la tele todo el día, ¿o sí?
—Deberían comer —murmuró Audrey con una sonrisa—. Les espera un día largo.
🪵🍂👢
Sydney había ido a casa de los Walter cuando Audrey le pidió que la necesitaba con urgencia. Está de más decir que la rubia se había preocupado por el estado de su amiga, aunque el único problema de Audrey era que no tenía nada que ponerse para asistir a Lark al anochecer. El vestido que tenía planeado usar para el evento estaba en su casa, y sabía que si iba allí se iba a encontrar con su madre, y honestamente no quería más problemas con ella. Además de que era obvio que la mujer no la dejaría asistir al lugar si se enteraba que eso significaba que su hija pasaría tiempo con los Walter.
Olivia había pasado a dejarle un par de sus vestidos a su amiga, aunque no se quedó con ella para ayudarla a arreglarse ya que se había comprometido con su madre en ayudarla a ordenar su casa.
Audrey estuvo bastante tiempo sentada en la cama de Jackie, pensando en cuál de todos los vestidos debería de usar. Era una persona demasiado indecisa, y para este tipo de situaciones siempre le pedía consejos de moda a Sydney, ya que sabía que esta le iba a dar su opinión más sincera, pero lamentablemente chica no estaba para ayudarla.
—El morado te quedaría bien —la voz de Alex sonó a sus espaldas, haciendo que la chica se volteara a verlo—. Aunque, bueno, en realidad todos se te verían genial.
—¿Estás hace mucho parado ahí? —preguntó con una sonrisa, colocándose de pie para caminar en su dirección.
—Lo suficiente para ver cómo casi te sacas los pelos por no saber que vestido usar —respondió.
—¿Entonces crees que el morado se me vería bien? —repitió, apoyándose contra la pared.
—Todos se te verían bien —murmuró, sintiéndose nervioso ante la cercanía de la chica—. Aunque sí, me gustaría verte con el morado.
—Entonces lo usaré —exclamó, cerrando sus manos en un aplauso—. Acabas de salvarme la vida. Gracias, Alex.
—No es nada.
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Después de un par de minutos, Audrey finalmente había terminado de arreglarse para asistir al evento del mayor de los hermanos Walter, Will.
La castaña bajo las escaleras, acomodándose un par de mechones que se habían soltado de su agarre, bloqueándole la vista. Una vez que llegó al final de las escaleras, todas las miradas se posaron en ella.
—El morado definitivamente es tu color —Cole murmuró, mirando fijamente a su ex novia. Audrey le sonrió, haciendo que Alex rodara los ojos con molestia al presenciar la escena.
—Ves que si te puedes ver bien cuando te arreglas —bromeó Isaac, ganándose una mala mirada por parte de su amiga.
—Yo siempre me veo bien, a diferencia de ti —respondió, logrando que el chico se llevara las manos al pecho con una mueca, fingiendo estar dolido.
Luego de eso, Katherine y Goerge aparecieron en el lugar, y después de alagar a la joven comenzaron a caminar en dirección a los vehículos. No caían todos en la camioneta que Cole suele conducir normalmente, así que les había tocado viajar en dos autos.
Audrey se dirigió hacia Alex cuando noto que este se encontraba hasta el fondo del grupo.
—¿Qué opinas de cómo me veo? —preguntó con una sonrisa, tendiéndole una de sus manos al pecoso para que este le diera una vuelta en su lugar, lo cual hizo después de soltar una carcajada.
—Te ves hermosa —respondió con honestidad, sin soltar la mano de la contraria—. Te ves mejor de lo que imagine.
—Hiciste una buena elección respecto al color —Audrey murmuró, comenzando a caminar a la camioneta—. Desde ahora serás mi nuevo consejero de moda.
—Me gusta cómo suena eso —dijo, abriéndole la puerta del vehículo a la chica. Audrey le agradeció y sin dudarlo se subió al auto, tomando asiento.
Danny iba conduciendo, mientras que Nathan iba de copiloto y los demás se acomodaban en la parte de atrás. La chica había quedado entre Isaac y Alex, y probablemente ese había sido el peor lugar que le podría haber tocado, ya que su mejor amigo no dejo de molestarla durante todo el camino.
Cuando finalmente llegaron al lugar, Audrey se bajó con rapidez de la camioneta mientras acomodaba su ropa, asegurándose de que todo en ella estuviera perfecto. Casi olvidaba las flores que le había traído a Hayley, la prometida de Will y consejera de vida, así que se tuvo que devolver al vehículo.
A penas cruzaron por la puerta, todos abrieron la boca en una perfecta "o", observando el lugar con sorpresa. Se veía completamente distinto y les sorprendía lo rápido que habían logrado remodelar el lugar. Antes de que alguno pudiera decir algo al respecto, Hayley se acercó casi corriendo al grupo cuando notó la presencia de Audrey.
—¡Audrey! —exclamó, tirándose a sus brazos. La aludida se alejó de ella antes de que siquiera pudiera tocarla.
—Casi destruyes el regalo que te traje —dijo con una sonrisa, revisando que el ramo de flores estuviera bien.
—No era necesario que trajeras nada —murmuró, aceptando el obsequio.
—Quería traer algo para ti, aunque no le digas a Will que son de mi parte porque a él no le traje nada —Audrey bromeó, haciendo que la morena soltara una carcajada.
—Son hermosas, muchísimas gracias —hablo con honestidad, dándole un abrazo a la joven, el cual fue recibido con gusto—. Por cierto, te ves hermosa.
—Alex eligió el vestido —presumió.
—Buenas noches a todos —Mato Summerhill subió al pequeño escenario, tomando el micrófono entre sus manos. Las chicas dejaron su conversación de lado para poder prestarle atención al hombre—. Ya saben que me encanta hablar...
—Y hablar, y hablar, y hablar, y hablar —Skylar se burló de él. Su comentario hizo que el público riera.
—Damas y caballeros, mi hijo el comediante —dijo, mirando al aludido con una sonrisa—. Ehm, pero esta noche no se trata de mí. Voy a ser breve y decir que puede que este sea mi café, pero... Esta es la noche de Will y Hayley. Así que hagamos un brindis por ambos, y Lark al anochecer.
A penas el hombre terminó de hablar, el lugar se llenó de aplausos y elogios que estaban dirigidos hacia la pareja. Audrey se volteó hacia la mujer junto a ella, dándole un fuerte abrazo.
—Felicidades, Hayley —exclamó, apretándola entre sus brazos.
No mucho después, Audrey se vio obligada a tener que alejarse de la morena, ya que una de sus mejores amigas se le había acercado para felicitarla por la inauguración y del éxito que esta misma estaba teniendo. Cuando la joven no logró ver ningún rostro que se le hiciera conocido, camino hacia la barra en búsqueda de Kiley, Skylar o Alex. Una vez que llego logró encontrarse con la primera.
—Muchas gracias —habló, mientras se robaba una copa llena de champan. La chica sonrió levemente al verla, era imposible odiarla. Audrey tenía un carisma y una actitud increíble, siempre lograba levantarles el ánimo a todos. Así que honestamente entendía porque a Alex le gustaba tanto.
—Se supone que eso es para los adultos —negó con diversión, dejando la bandeja nuevamente sobre la mesa.
—Por el día de hoy me puedo considerar una adulta —bromeó, dándole un sorbo a la bebida—. Por cierto, Alex me contó lo que hiciste ayer, así que muchas gracias.
—No es nada —murmuró—. De todas formas, no creo que haya sido de mucha ayuda, el profesor pareció no creer la mentira que le invente.
—¿Qué le dijiste? —preguntó con interés, apoyándose en la mesa.
—Que te sentías mal del estómago, así que Alex te había acompañado a casa.
—Fue una buena excusa, es algo que Alex si haría.
Kiley asintió, estando de acuerdo con ella. Aunque bueno, a este punto el chico ya haría de todo por la castaña.
La conversación de las chicas no logró durar demasiado más, ya que Kiley tenía que seguir atendiendo a los clientes, por lo que Audrey se dirigió hacia los hermanos Walter cuando los vio hablando en un rincón.
—¿Qué están haciendo tan aislados? —cuestionó con una sonrisa. Alex se apresuró a colocar uno de sus brazos alrededor de los hombros de la castaña, atrayéndola a él.
—¿Me perdí de algo? —Will dijo, elevando una de sus cejas al ver la cercanía de la pareja.
—¿De que hablas?
—¿Están saliendo o algo por el estilo? —preguntó, haciendo que la pareja negara rápidamente mientras sentían como sus rostros se sonrojaban. Los demás rieron, burlándose de ellos. Era demasiado obvio que ellos estaban destinados a estar juntos.
—¿Por qué todos piensan eso? —Audrey se quejó, aunque cuando notó como los chicos iban a responder a su pregunta, se apresuro a decir—: Mejor no digan nada.
—Solo íbamos a decir la verdad —Nathan habló, ganándose un asentimiento por parte de los demás.
—Incluso Katherine piensa que estamos saliendo, ¿puedes creerlo? —preguntó, esta vez dirigiéndose a Alex, quien la miraba con confusión.
—¿Mi madre?
—Si —respondió con rapidez—. Cuando me desperté en la mañana, baje a desayunar y casi me da la charla cuando se enteró de que habíamos dormido juntos.
—¿Durmieron juntos? —Will exclamó, llevándose un par de miradas de las personas que estaban a su alrededor.
—¡No de la forma en la que tú piensas! —Alex se apresuró a explicar, sintiendo como su rostro se colocaba rojo debido a la vergüenza.
Katherine y George desviaron su atención hacia los niños cuando los escucharon reír a carcajadas. A diferencia de los adolescentes, ellos no se encontraban hablando sobre un tema que les emocione, de hecho, hablaban sobre la falta de dinero.
—Escucha, sé que ahora... Las cosas parecen no tener solución —empezó la mujer, intentando reconfortar a su marido, quien solo suspiro con cansancio—. Pero mira lo que tenemos. Están los niños —dijo, dirigiendo su atención hacia el grupo de adolescentes que se encontraba a tan solo unos metros de ellos, logrando ver como todos parecían burlarse de Audrey y Alex—. Y nos tenemos el uno al otro... A veces, no puedo creer lo suertuda que soy. Lo vamos a superar.
—Si —asintió George, colocando sus manos sobre las de su esposa.
—Todos juntos.
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Horas más tarde, cuando el evento de Will y Kiley término, la familia Walter en compañía de Audrey se dirigieron con rapidez a los vehículos para poder llegar lo antes posible a su casa.
Había comenzado a llover, por lo que se tardaron más de lo usual en llegar a la granja de los Walter. Cuando finalmente llegaron a su destino, todos se apresuraron en bajarse de la camioneta, para luego correr hacia el pequeño pórtico que tenían, refugiándose así de la lluvia. Audrey los observó desde el vehículo con una mueca, pensando en cómo podía evitar arruinar el vestido, después de todo no era de ella, era de Sydney. Alex pareció notar su preocupación, ya que se sacó el abrigo de su traje mientras corría de vuelta en su dirección.
—Esto evitara que te mojes —habló, colocando la prenda de ropa sobre su cabeza.
Audrey sonrío con dulzura, bajándose de golpe de la camioneta, para luego correr lo mas rápido que andar en tacones se lo permitían. Katherine observó la situación con una sonrisa, de alguna u otra forma la relación que su hijo tenia con la castaña le recordaba a su matrimonio con George.
—Gracias —murmuró la chica cuando ambos se posicionaron en el pórtico. El vestido había salido ileso—. Sydney me habría asesinado si se lo arruinaba.
Cuando George se aseguró de que ya todos estaban juntos, le quitó el seguro a la puerta, girando la perilla para finalmente abrirla. Rápidamente todos corrieron hacia el interior sin cuidado alguno, empujándose en el proceso.
Una vez adentro pudieron notar como el lugar estaba sin luz, posiblemente debido a la tormenta. Audrey comenzó a caminar por los pasillos, notando que estos estaban llenos de velas. No entendía porque Cole no había encendido el generador.
—¿Dónde están Cole y Jackie? —Katherine preguntó.
—Te ayudare a buscarlos —murmuró Audrey.
—Gracias, cariño.
Dándole una sonrisa, la castaña se apresuró a caminar en dirección a la sala de estar cuando notó que la cantidad de luz que emanaba de esa habitación era mayor. Una vez ahí, logró ver como Cole ayudaba a Jackie a ponerse de pie. Audrey los observó con diversión.
—¿Acaso hicieron fallar el generador apropósito para poder tener una cita? —bromeó. Rápidamente la pareja desviósu atención a ella cuando la escucharon hablar.
—Me iré a dormir —avisó la morena, carraspeando su garganta con incomodidad.
—Buenas noches, Jackie —se despidió la castaña con una sonrisa. Ahora que estaba a solas con Cole se iba a encargar de interrogarlo.
—Yo también iré a dormir —habló el rubio, haciendo el intento de irse, aunque fue rápidamente detenido por la chica.
—No, no, no —exclamó, tomándolo de la muñeca para colocarlo frente a ella—. ¿Cuáles son tus intenciones con Jackie?
—¿De que hablas? —preguntó, fingiendo estar confundido.
—Es obvio que ella siente algo por ti, así que espero que no la estés usando —advirtió Audrey, mirándolo con los ojos entrecerrados—. Porque si me llego a enterar de que le hiciste daño, te vas a quedar sin descendencia.
Cole le prestó atención a todo lo que decía, aunque las últimas palabras que habían salido de sus labios lo habían hecho reír. Lejos de dar miedo, daba ternura.
—Estoy hablando en serio —la castaña bufo.
—Lo sé, lo sé —murmuró el rubio, colocándose a la altura de Audrey para poder mirarla fijamente—. No tengo ninguna mala intención con Jackie. Creo que ella de verdad me gusta.
—¿Crees?
—Quiero decir, es distinta a las demás chicas que he conocido —trató de explicarse—. Y eso me gusta. Ella me gusta.
—Cole Walter admitiendo que le gusta una persona —Audrey habló con una sonrisa—. No pensé que estaría viva para ver este momento.
—No seas exagerada —el aludido soltó una risa—. De todas formas, ¿qué pasa entre tú y mi hermano?
—¿Cuál de todos?
—Alex —respondió, haciendo que el calor subiera al rostro de la chica al escuchar el nombre del pecoso. Al ver que Audrey no tenía intención alguna en responder a su pregunta, volvió a hablar—: Ya sé que te gusta, solo quiero que lo admitas.
—¿Cómo sabes que me gusta? —se apresuró a cuestionar, temiendo el no haber sido tan discreta como ella creía.
—Es demasiado obvio —respondió, haciendo que la chica lo observara con una mueca. Había estado demasiado tiempo con ella, así que sabía lo que eso significaba; quería que se lo explicara más a fondo—. Cuando estas en la misma habitación que él, siempre se te desvía la mirada para poder observarlo cuando Alex no esta prestando atención. Además, Jordan me mostró el video de ustedes dos durmiendo juntos el otro día, y tu odias dormir con otra persona.
—¿De verdad soy tan obvia?
—Demasiado —dijo sin dudar, haciendo que Audrey se apoyara contra la pared que estaba detrás de ella, soltando un suspiro lleno de cansancio—. Me sorprende que no se haya dado cuenta aún... Pero más me sorprende que aún tú no lo hayas invitado a salir.
—Me da miedo que me rechaze.
—¿Tú tienes miedo a que el tonto de mi hermano te rechace? —repitió Cole, como si no se pudiera creer lo que la castaña estaba diciendo—. Esta loco por ti, Audrey. ¿Cómo es que no te das cuenta?
—Solo me ve como una amiga.
—¿Por qué crees que Alex no me hablo durante dos semanas cuando se enteró que tú y yo habíamos comenzado a salir?
—Porque tenía miedo de que me alejara de él —respondió con algo de duda. En verdad nunca se había detenido a pensar en ello.
—Porque le gustabas —contestó como si fuera lo más obvio, ganándose una mueca por parte de la contraria—. Yo no me di cuenta hasta ese momento, pero le gustabas demasiado. Aun le gustas demasiado —se corrigió.
—¿Bebiste alcohol? —preguntó Audrey, llevando una de sus manos hacia la frente del chico para asegurarse de que no tuviera fiebre. Para su sorpresa, parecia estar bien. Aunque estaba casi segura de que había ingerido algo porque lo que decía no tenía sentido.
—Solo tomé del chocolate caliente que Jackie preparo —habló—. Pero no intentes cambiar el tema.
—No lo hago.
—Si lo haces.
—Esta bien, si lo hago —admitió.
—Lo sabía —Cole presumió—. Te conozco demasiado, no puedes engañarme ni aunque lo intentes.
—Alex de verdad me gusta. Me gusta demasiado, y eso me asusta.
—Alex es un buen chico, Audrey —dijo el rubio, con una mueca adornando su rostro—. No te hará daño. No como yo lo hice.
—Lo sé —la castaña bufo. Hablar del tema la abrumaba—. ¿Pero y si yo le hago daño?
—Tu no le harías daño ni a una mosca —negó el chico, acercándose a Audrey para tomarla por los hombros—. Bueno, a no ser que estés discutiendo con Paige. A ella de verdad la odias.
—Si —dijo, soltando una carcajada.
—Extrañaba estar así contigo —Cole admitió después de estar unos minutos en silencio.
—Aunque odie admitirlo, yo también lo extrañaba.
—Si pudieras clasificarlo en una escala del uno al diez. ¿Cuánto me extrañaste?
—Olvídalo, ya me arrepentí. Retracto mis palabras.
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Después de hablar con Cole por un par de horas, Audrey se había dirigido a la habitación de Jackie, ya que compartiría habitación con ella durante el tiempo que se iba a quedar en la casa de los Walter. Alex había hablado con su madre y le había comentado la situación de la chica, sin entrar en detalles ya que sabía que eso le incomodaría. Así que la mujer aprovechó la situación para pasar más tiempo con la castaña, según ella para recuperar el tiempo perdido.
Jackie ya se encontraba durmiendo, así que la chica trató de cambiarse ropa lo más silenciosa que fuese posible. Luego de un tiempo, finalmente estuvo lista, por lo que se recostó sobre la cama que Katherine le había colocado y apago las luces, lista para irse a dormir.
Aunque su acción se vio interrumpida cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe. Audrey hubiera insultado a la persona que se atrevía a molestar su sueño, aunque no lo hizo cuando notó que era Alex.
—Oye, Audrey —habló el pecoso, sonriendo como un niño ilusionado.
—¿Qué pasa?
—Nada importante... —murmuró, aunque cuando notó la mirada que la chica le estaba dando se armó de valor para decir—; Solo me estaba preguntando si tu... Si tu irías en algún momento a ver una película, o a cenar, o al árcade conmigo —dijo carraspeando su garganta con nerviosismo. Las comisuras de sus labios dibujaron una sonrisa esperanzada—. Solo tú y yo.
—¿Me estas invitando a salir? —cuestionó, tratando de evitar sonar demasiado emocionada. Aunque la sonrisa que había comenzado a formarse en sus labios la delató.
Alex desvió la mirada, moviendo su pie de un lado a otro en un intento de calmar su angustia.
—Tal vez.
—Me encantaría.
—Esta bien —exclamó, apretando sus puños con felicidad. De verdad pensaba que Audrey lo iba a rechazar—. ¿Mañana a las siete?
—¿En el árcade? —recomendó la contraria.
—Suena genial.
—Nos vemos mañana entonces —murmuró la castaña.
—Descansa.
Después de despedirse, Alex desapareció por la puerta a la velocidad de la luz. Audrey sonrió después de unos segundos, para luego tirarse sobre Jackie, moviéndola de un lado a otro con fuerza.
—¡Despierta!
—¿Qué sucede? —se quejó, dándose la vuelta e ignorando a la chica.
—¡Alex me invito a salir! —chilló. Aquello hizo que la morena se colocara de pie de inmediato, dejando el sueño de lado.
—¿Qué? —preguntó.
—Alex me invito a salir —repitió, sintiendo como las mejillas le dolían de tanto sonreír—. Mañana a las siete.
—¡Por fin! —exclamó, dándole un abrazo a la chica junto a ella—. Cuéntamelo todo. Quiero detalles.
— Voy a llamar a Syd y cuando estemos las tres juntas les contare todo.
Y arrojándose a un lado de Jackie, Audrey cogió su celular para marcar el número de su mejor amiga, moviendo sus tiernas de un lado a otro con felicidad.
Aunque odiaba admitirlo, Cole había tenido razón.
JES'S NOTE !
POR FIN LLEGÓ LA PRIMERA CITA OFICIAL DE ALEX Y AUDREY 🥺 soy una mamá orgullosa.
el capitulo que voy a publicar mañana va a ser bastante divertido y lleno de momentos del par de cieguitos :) así que espero que lo disfruten 💕
PD: puede que cole tuviera algo que ver con que alex decidiera invitar a audrey a salir, así que no me odien tanto al niño
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