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seventeen. i choose you

O17 | I CHOOSE YOU

A la mañana siguiente, Audrey había sido de las primeras en levantarse, por lo que no dudo en dirigirse a la cocina en busca de algo de comida. Su hambre por las mañanas era realmente molesta.

La chica se tardó un poco en llegar a su destino, ya que habían tenido cuidado de no ser demasiado ruidosa para no despertar a los demás, especialmente a los más pequeños. Cuando entró en la cocina, logró ver a Katherine tener una conversación con su hijo mayor, Will.

— Buenos días —saludó. Rápidamente las miradas se posaron en ella.

— Buenos días —dijeron al unisono.

Audrey les sonrió, para luego caminar hasta la nevera y sacar una leche de esta, y una caja de cereales de la alacena.

— ¿Cómo van las cosas en el Lark? —la castaña preguntó, tomando asiento junto a la mujer.

— Bien. Si —Will respondió. Ambas mujeres compartieron una mirada, no creyendo lo que les había dicho.

Katherine tomó una de las manos de su hijo entre las suyas, haciéndole saber que podía ser honesto con ella. El chico hizo una mueca.

— Es raro estar ahí sin Hayley... —finalmente admitió. — Es que queremos darnos espacio, pero ella trabaja de día, yo trabajo de noche. Pero sigue en pie lo de la gala de mañana —se apresuró a agregar.

Audrey tomó el periódico que estaba en la mesa, esperando poder contestar los crucigramas mientras desayunaba. Aunque cuando avanzo un par de hojas, pudo ver una noticia con el rostro de la mujer que estaba junto a ella.

— Kath —la llamó.

— ¿Hmn?

— Estas en el periódico —informó, sonriendo con diversión. Will levantó la mirada, caminando hasta llegar a su lado.

— Ay, Dios —exclamó, con una mueca adueñándose de su rostro. — ¿En serio?

— Si.

— "Katherine Walter será reconocida como veterinaria del año este fin de semana en la gala de la Asociación de Veterinarios de Colorado por sus contribuciones a la comunidad agrícola" —Will leyó en voz alta.

— Odio esa foto —bufo la mujer.

— ¿Por qué? Te ves hermosa.

— Concuerdo con Audrey. La pondremos en el refrigerador.

— ¿Qué? No —negó de inmediato. — No es digno de colgar en el refrigerador.

— Es mejor que el retrato de Audrey que Benny hizo con macarrones —habló el chico. La aludida se llevó una mano al pecho, fingiendo esta dolida.

— Su retrato es hermoso y se quedara ahí —la chica defendió al pequeño, quitándole el dibujo al mayor para poder colocarlo nuevamente en su lugar.

— Guau. Que no te oiga decir eso —pidió Katherine.

En ese momento la puerta principal se abrió, y detrás de ella apareció George.

— ¿Qué no te oigan quién? ¿Eh? —preguntó el hombre, caminando hacia su familia. — Buenos días.

— Hola.

— Buenos días —Audrey dijo de igual forma, dándole un rápido abrazo de lado. George se lo devolvió con una sonrisa. — Katherine está en el periódico.

— Ay, me encanta esa foto —exclamó el hombre, haciendo que su esposa se llevara las manos al rostro en un intento de esconder su rostro. Estaba avergonzada. — ¡Por fin eres famosa!

— Ah, claro —Katherine habló con burla. — Salí en las noticias locales, al lado de la sección de los cupones.

— Bueno, eres una estrella para mi —murmuró George, acercándose a la mujer para poder unir sus labios.

Audrey observo la situación con una sonrisa, pensando en cómo hubiera sido su vida si se hubiera criado con una familia como los Walter. Tal vez todo seria distinto.

— Ve el lado positivo —la chica carraspeo su garganta cuando sus pensamientos comenzaron a abrumarla. — Todos verán tu articulo porque a todos le interesan los cupones.

— ¿Eso es lo positivo? —Katherine cuestionó, soltando un suspiro. — Al menos podrían haber puesto una buena foto de mí. Esa no me favorece para nada.

— Te ves increíble, mamá —Will la interrumpió, dándole una rápida sonrisa, para luego desviar su atención hacia su reloj. — Yo ya me tengo que ir.

— Yo también —exclamó Audrey, colocándose de pie con rapidez.

Había hablado con ellos mucho más de lo que debía, así que ahora iba a tener que arreglarse lo más rápido posible para poder llegar a la escuela a tiempo.

Y digamos que trabajar bajo presión no era su mejor fuerte.
































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Cuando Audrey estuvo lista para ir a la escuela, se encamino al pórtico para poder encontrarse con sus amigos y Alex, quienes la estaban esperando para poder irse juntos.

Una vez que la chica finalmente estuvo afuera, se abrazó a si misma debido al frio que estaba haciendo, mientras que a su vez se acercaba al pecoso.

— ¿Y Danny? —Audrey preguntó. Inmediatamente todos los presentes se dieron la vuelta al escuchar su voz.

Alex sonrió, pasando uno de sus brazos alrededor de los hombros de la chica, acercándola a él. Audrey soltó un suspiro al sentir el calor de su cuerpo. Por alguna razón el chico siempre estaba caliente.

— Aun no está listo —respondió Jackie, recibiendo un asentimiento de parte de la contraria.

— No puedo creer que no fui la última en estar lista esta vez —dijo la castaña.

— Ni yo —dijeron sus amigos al unísono, haciendo que Audrey se llevara la mano al pecho, fingiendo estar dolida.

— Créeme cuando digo que eso es una sorpresa para todos —bromeó Jackie.

— Estas exagerando.

— Estoy diciendo la verdad —se defendió la morena, sonriendo con diversión. — Siempre eres la última en estar lista, y siempre que llegamos tarde a un lugar es por esa misma razón.

Audrey miro a sus amigos en busca de ayuda, aunque todos negaron con una sonrisa, haciéndole saber que Jackie tenia razón.

— Los odio.

En ese momento, un vehículo se estaciono en la entrada de la casa de los Walter, para luego tocar el claxon con fuerza. Audrey pudo reconocer que el conductor era un amigo de Cole.

Como si hubiera estado esperando que eso pasara, el rubio salió de la casa a paso rápido con una sonrisa en los labios. Para la chica Chadwick fue imposible no fruncir el ceño con confusión.

— ¿Qué le pasa últimamente? —Nathan bufo, mirando la dirección por donde se había ido su hermano. — Su teatro de Rebelde sin causa ya está muy desgastado.

— Supongo que hoy yo seré el chofer —dijo Danny cuando llego al pórtico. Audrey sonrió con algo de burla. — ¿Dónde están las llaves?

— Yo no las tengo —contestó Nathan.

— No creo que sea tan idiota como para no dejarnos las llaves y dejarnos abandonados aquí —murmuró la castaña, aunque cuando notó la mirada de los demás sobre ella, se replanteo su pensamiento. — ¿Verdad?

A forma de respuesta, recibió una risa proveniente de los chicos y un gruñido de Jackie. Audrey estaba segura de que si la morena se encontraba con Cole lo iba a matar por hacerla llegar tarde.

Cuando Danny comenzó a caminar, Audrey lo frenó rápidamente.

— ¿A dónde vas?

— A la escuela —respondió con duda.

— ¿Caminando? —Alex dijo de igual forma. Sinceramente prefería faltar antes que tener que caminar tanto solo para llegar al instituto.

— Sí, tengo un ensayo hoy y no puedo llegar tarde —Danny murmuró.

— Llamaré a Olivia para ver si aún está en su casa —Audrey habló, sacando su teléfono y marcando el número de su mejor amiga. — Estas loco si crees que nos iremos caminando.

Danny asintió, esperando no llegar demasiado tarde y maldiciendo mentalmente a su mellizo por su forma de actuar.

Para la buena suerte de todos, Olivia se había quedado dormida por lo que aún no llegaba al instituto. La chica no tenía problema con llevarlos a todos, pero a diferencia de la camioneta que Cole solía conducir, su auto solo tenía dos corridas de asiento, así que se tendrían que ir uno arriba de otro.

Ninguno se quejó ante esto. Al menos no iban a llegar todos sudados a la escuela por caminar tantos kilómetros.

Aunque si había algo en lo que todos estaban de acuerdo; iban a matar a Cole cuando lo vieran.


































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Las horas habían pasado y finalmente había llegado el momento que Audrey había estado esperando durante todo el día; el Torneo Interescolar. Ella no participaba, pero Jackie si, así que se había asegurado de comprar un par de cosas para demostrarle su apoyo.

Cuando llegaron a las gradas, notaron que ya había bastante gente en ella, por lo que corrieron lo más rápido que pudieron para quedar en primera fila. Las chicas que iban a participar se encontraban elongando y preparándose para la carrera, mientras que la entrenadora les daba órdenes.

— Esto es emocionante —exclamó Grace, tomando asiento a un lado de Skylar.

— Le apuesto todo a Jakie —continuó Audrey.

— Yo también —estuvo de acuerdo el moreno.

— Perderé cinco dólares con Parker si no gana —agregó la castaña. Alex la miró con diversión.

— ¿Apostaste con Parker? —cuestionó, sintiendo como sus labios se curvaban en una sonrisa.

— Si —respondió sin dudar. — Dijo que no creía que Jackie pudiera ganar, y yo creía que si, así que apostamos.

— No sé por qué no me sorprende.

En ese momento, Jackie se acercó a sus amigos en cuanto noto su presencia. Audrey frunció el ceño al notar que tenía una mueca en la cara.

— ¿Qué sucede?

— Collins quiere que corra los 400 metros —explicó. — Erin no esta.

— Entonces, ¿quién va a correr las de relevo? —Grace preguntó.

— Ehm, pues yo también —murmuró, para luego soltar un suspiro de frustración. — Voy a enloquecer.

— Lo harás increíble —Audrey la ánimo. — Aunque no es necesario que lo hagas si no te sientes preparada. Te podrías hacer daño.

— No me hare daño. Además, ya me comprometí con Collins.

— Recuerda respirar —dijo Alex, tratando de apoyar a la chica.

— Lo hare —rió.

Luego de unos minutos más de estar hablando y tranquilizando los nervios de la chica, la entrenadora llamó a Jackie para que fuera a precalentar con sus compañeras.

— ¿Alguien tiene algo para comer? —Audrey preguntó cuando sintió como su estómago comenzaba a sonar. No había almorzado, así que el desayuno había sido su única comida hasta el momento.

— No, lo siento —respondió Grace.

— Me comí lo último que tenía antes de venir aquí —murmuró Skylar.

Alex observó a la chica a su lado por unos segundos, para luego abrir su mochila y sacar una bolsa llena de dulces de esta.

— Ten —dijo el pecoso, tendiéndole los dulces.

Los ojos de Audrey se agrandaron con emoción cuando notó que eran de su tienda de dulces favorita. Para Alex fue inevitable no sonreír con ternura al verla de esa forma, parecía que navidad había llegado antes para la chica.

— ¿Todo eso es para mí? —cuestionó. Cuando el pecoso asintió, Audrey se tiró a sus brazos en busca de un abrazo. — ¡Eres el mejor!

— Tenía pensado dártelos después...

— ¿Qué hay despues?

— Una cita entre tú y yo —concluyó. — Después del torneo.

— ¡Ni siquiera dije que sí!

— Acabas de hacerlo.

— Eres increíble —Audrey bufo, sonriendo con diversión.

— ¿Eso quiere decir que si aceptas?

— Si, pero porque me gustas... —rápidamente, la chica se quedó en silencio al darse cuenta de lo que había dicho. — Me gusta pasar tiempo contigo —continuó, esperando que el chico estuviera lo suficientemente distraído como para no darse cuenta de lo que había pasado.

— Somos dos —Alex exclamó. — Entonces,  ¿que te parece si vamos a tu cafetería favorita?

— Suena como un buen plan.
































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El torneo ya había terminado y Jackie había quedado en primer lugar, lo que sorprendió a todos. Había sido todo a último momento, pero aun así la chica se las había ingeniado para ganar.

En este momento, Audrey se encontraba caminando por los pasillos de la escuela en busca de Jackie, ya que quería felicitarla de buena forma.

Sin embargo, la caminata de la chica se vio interrumpida cuando Dylan apareció en su campo de visión, acercándose a ella para saludarla.

— ¡Chadwick! —exclamó el moreno en forma de saludo.

— Hola —Audrey sonrió. Ella y Dylan solían ser muy buenos amigos cuando estaba en una relación con Cole. — ¿Qué haces aquí?

— Yo debería estar preguntándote eso —dijo el chico. — ¿Qué haces aquí?

— Vine a ver el torneo. Jackie ganó —respondió, presumiendo el logro de su amiga. — Es genial en todo lo que hace.

— ¿Jackie? ¿La que vive en casa de los Walter?

— La misma —asintió. — Tendrías que haberla visto. Corrió 400 metros a ultimo momento.

— Me hubiera gustado verlo, pero estaba en práctica de futbol. Tal vez para la próxima.

— Para el próximo año —lo corrigió, sonriendo con diversión.

— ¿Tienes planes para hoy? —preguntó después de unos minutos en silencio. Su pregunta tomó por sorpresa a Audrey.

— Tengo una cita con Alex. ¿Por qué?

— Yo y Cole vamos a salir juntos, así que pensé que tal vez podrías ir para que arreglaran las cosas —respondió, llevándose una de sus manos a la nuca con algo de nerviosismo. — Cole me dijo que las cosas entre ustedes no estaban bien desde la fogata.

— Por su culpa.

— No midió sus palabras —Dylan estuvo de acuerdo. — Pero se siente mal por eso, solo no sabe como decírtelo.

Por otro lado, Alex había ingresado nuevamente al instituto cuando se dio que Audrey estaba tardando bastante en encontrar a su amiga.

Sin embargo, sus pasos detuvieron de golpe cuando vieron como Audrey hablaba cómodamente con Dylan, uno de los chicos más populares de su escuela. La chica le sonreía con dulzura, aunque no entendía porque eso le molestaba tanto, después de todo Audrey le sonreía de esa forma a todos.

La chica era dulce y se preocupaba por casi todas las personas que conocía, y él estaba bien con eso, de hecho, su forma de ser eran unas de las cosas que más le enamoraban de ella, pero no le gustaba que actuara así con Dylan. Lo odiaba. Odiaba pensar que el chico podía ver como los ojos de Audrey se cerraban al reír, o como se le formaban pequeños hoyuelos en la mejilla al sonreír.

Estaba celoso y lo sabía. No era un sentimiento nuevo para él, pero no pensaba volver a sentirlos.

Cuando Audrey se despidió de Dylan, Alex sintió como el aire volvía a sus pulmones. El pecoso no perdió el tiempo y comenzó a caminar detrás de la chica hasta llegar a su lado.

— Audrey —la llamó. La aludida se dio la vuelta, sonriendo al ver a Alex.

— ¿Qué haces aquí?

— ¿Desde cuándo tú y Dylan son tan cercanos? —preguntó el chico, ignorando lo que la castaña había dicho. — No sabía que eran tan amigos.

— Somos amigos hace bastante tiempo, Alex —Audrey murmuró, mirándolo de reojo. — ¿Por qué estas actuando así de repente?

— Solo es curiosidad.

— No te creo —la chica lo interrumpió. — Estas celoso.

— No.

— No lo puedo creer —murmuró, sintiendo como una sonrisa comenzaba a formarse en sus labios. — Es la primera vez que te veo actuar asi.

— No estoy celoso, es solo que... —Alex se quedó en silencio al no saber que decir.

— ¿Te molesto verme con él?

— Si.

— Estas celoso —Audrey aseguró. — Te ves tierno cuando actúas así.

— No me gusto que le sonrieras tanto... Me estoy volviendo loco.

— A mí tampoco me gusta cuando le sonríes demasiado a otras chicas —murmuró la contraria. — Creo que en cierta parte en normal sentirse asi.

— Solo me siento así contigo —Alex confesó. — Me aterra pensar que puedes encontrar a alguien mejor que yo.

— Si te asusta tanto que alguien más me llame la atención, ¿por qué no simplemente me pides ser tu novia?

Alex sintió como se atragantaba con su propia saliva al escuchar lo que la chica había dicho, por lo que tuvo que carraspear su garganta un par de veces para poder calmarse.

— ¿Lo dices en serio?

— Si, ¿por qué no lo haría?

— No lo sé, quiero decir... —el pecoso hizo una pausa antes de continuar. — Si te pido ser mi novia, ¿dirías que sí?

— Probablemente.

— ¿Probablemente? ¿Qué quieres decir con eso?

— Que prefiero que me lo preguntes directamente para que puedas obtener la respuesta.
































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Cuando finalmente comenzaron a caminar en dirección al café, Audrey se encontraba tomando del brazo a Alex mientras sus pasos seguían el ritmo del otro. Los adolescentes hablaban sobre asuntos casuales, tal y como hacían siempre.

De repente, una brisa fresca y helada golpeo sus cuerpos, haciendo que se les colocara la piel de gallina. Alex se acercó aún más a Audrey al saber que ella era una persona bastante friolenta. La chica Chadwick le agradeció el gesto, por lo que se aferró con más fuerza al brazo del contrario, mirándolo de reojo con una sonrisa.

Al poco tiempo, la pareja llego a su destino. No habían tardado demasiado, ya que la cafetería no les quedaba lejos.

Cuando entraron al lugar, recibieron una cálida bienvenida por parte de los dueños del café, siempre eran amables con todos sus clientes.

El olor a granos de café inundó sus fosas nasales y la vista de los gatos deambulando por todos lados era muy agradable. Y si, la cafetería favorita de Audrey era una en donde se podía interactuar con los felinos. Una señora que trabajaba allí se acercó a la pareja y los guió hasta una mesa, en donde les explico brevemente las reglas del lugar.

— Así que puedes pedir cualquier bebida o comida en el mostrador. Tenemos desinfectante de manos en cada mesa para mantener la higiene después de jugar con los gatos —la mujer enumeró lo más rápido posible, haciendo que ambos asintieran. Alex le estaba poniendo toda su atención, ya que no quería hacer algo que estaba prohibido sin saberlo.

La pareja le agradeció la información a la mujer cuando esta se fue, antes de quitarse los abrigos y colocarlos en el respaldo de sus sillas.

— ¡Oh! Y una cosa más —la mujer exclamó, caminando nuevamente hacia la mesa en la que estaban sentado. — Todos los gatos se pueden adoptar. Así que, si sientes tener una conexión especial con uno y quieres llevártelo a casa, ¡solo tienes que llenar una hoja de solicitud al frente!

La mirada de Alex se desvió inmediatamente hacia Audrey. Sus ojos estaban muy abiertos y brillantes. Prácticamente se podían ver los engranajes girando en su cabeza. Si bien había estado en ese lugar demasiadas veces, hoy sentía que si iba a ser posible llevarse a un pequeño animal con ella, después de todo ya no estaba su madre para decirle que no.

Inmediatamente levantándose de su asiento, Audrey se dirigió al parque más grande, donde estaban la mayoría de los gatos.

— ¿No quieres un café primero? —Alex cuestionó, caminando detrás de la chica con una sonrisa en sus labios. Ya sabía la respuesta, pero le resultaba divertido preguntar.

— Más tarde —murmuró en respuesta, haciendo que el contrario asintiera con diversión. Claramente, había algo más importante en su mente.

Cuando llegó al lugar pudo ver a todos los gatitos recién nacidos tambaleándose, sus pequeños pies examinando el suelo con cada delicado paso que daban, tratando de mantener el equilibrio lo mejor que podían. Por otro lado, los gatos más adultos estaban jugando entre sí, mordisqueándose las orejas.

Algunos gatos eran pequeños. Algunos gatos eran grandes. Algunos gatos eran blancos y negros, algunos eran marrones y otros grises. Algunos gatos tenían tres patas, mientras que otros tenían solamente un ojo.

Pero todos los gatos eran hermosos. ¿Y Audrey? Audrey los quería a todos.

La chica se sentó con las piernas cruzadas mientras esperaba que los gatitos exploraran su cuerpo con tranquilidad. Un gato naranja se le acercó casi inmediatamente, sollozando y frotándose a lo largo de su pierna.

— ¿Cómo te llamas, cariño? —Audrey hablo con cariño. Alex nunca antes la había oído hablar de esa forma, por lo que fue imposible que su corazón no estallara de la ternura.

Con cuidado, la chica rascó la cabeza del animal con suavidad, y este poco a poco se fue sintiendo cómodo con la presencia de Audrey. Cuando Alex tomó asiento junto a la castaña, un par de gatos se acercaron a saludarlo.

Si bien a Alex le gustaban los gatos, no había nada mejor que ver a Audrey completamente cautivada por el caos esponjoso que los rodeaba. No había duda de que ese era su lugar feliz.

— Alex... —murmuró. El chico la observo con rapidez.

— ¿Sí?

— Los quiero.

— Sí, creo que puedo darme cuenta de eso —el chico rió.

— ¿Crees que a George le gustaría tener gatos? —preguntó, sabiendo que a la esposa del hombre no le molestaría para nada, de hecho, seria todo lo contrario.

— La verdad no —respondió. Cuando noto la mueca que se había formado en el rostro de la chica, se apresuró a continuar; — De todas formas, puedo hacerlo cambiar de opinión para que quiera un gato.

— Pero no quiero uno, los quiero a todos.

Alex se limitó a sonreír. Fue encantador ver un lado mucho más suave y tierno de Audrey.

La pareja estuvo allí durante muchas horas, ya que se tomaban su tiempo con cada gato que quería ser acariciado o que simplemente quería algo de atención.

Finalmente, y después de estar allí por un tiempo, los adolescentes salieron del gran parque y se dirigieron al área abierta del café, ya que no habían comido nada desde la hora de almuerzo y el hambre les había comenzado a golpear. Aun había muchos más gatos con quienes jugar.

— ¿Qué les puedo servir? —una mujer se acercó a la mesa cuando notó como tomaban asiento.

— A mí me gustaría una porción de pastel de chocolate y una malteada de fresa —pidió, sonriéndole levemente. Ni siquiera lo había dudado, ya que había ordenado lo mismo de siempre.

— Entendido —murmuró, anotando con rapidez lo que la chica había pedido, para juego desviar su atención hacia Alex, quien aún miraba con algo de duda el menú. — ¿Y a usted que le puedo servir?

— ¿Qué me recomiendas? —preguntó, girándose hacia Audrey.

La chica lo pensó por unos segundos. En un principio quería decirle que pidiera la tarta de durazno, pero sabía que el chico odiaba esa fruta, por lo que tuvo que descartarla.

— Los rollos de canela y un café helado —decidió finalmente. El chico asintió.

— Pediré eso —Alex le dijo a la mujer, quien sonrió.

— Tu novia tiene buen gusto.

— Oh, no somos novios —Audrey se apresuró a decir.

— Aún —aclaró el pecoso.

La chica rió con nerviosismo cuando noto lo serio que Alex había sonado. Probablemente había sido lo más serio que lo había visto en toda su vida.

— Ya veremos —murmuró bajo su atenta mirada.

— Sus pedidos estarán listan en un par de minutos —murmuró la mujer que los estaba atendiendo, para después caminar lejos de ellos.

Y así fue, ya que al poco tiempo lo que habían ordenado les llegó a la mesa, por lo que la pareja agradeció con una sonrisa.

Ambos comieron lentamente, disfrutando su comida e intercambiando palabras entre medio. Habían descubierto que una de sus cosas favoritas para hacer juntos era ir a ese café.

Cuando finalmente terminaron de comer, la hora de cerrar había llegado. Afuera del café para gatos, el mundo se estaba oscureciendo y el sol se ponía detrás de los edificios. Mientras Audrey y Alex se preparaban para irse, la chica dejó de ponerse el abrigo cuando logró ver un gato en el otro extremo de la habitación. Era un gato mucho mayor, se podía notar. Tenía el pelaje claro, mejillas hinchadas y un ceño fruncido de mal humor. No parecía tener mucho interés en la gente que se encontraba preparándose para salir del interior del café. Parecía que normalmente lo dejaban solo. Estaba callado, mirando al mundo, como si estuviera contemplando la vida.

Él era perfecto.

— Adelántate, te veré allí —murmuró Audrey cuando se dio cuenta de que el chico ya estaba listo para irse.

Alex asintió, caminando hacia la salida con una sonrisa en sus labios.

El chico admitía que tenía ganas de saltar de la emoción, de alguna u otra forma sentía que había obtenido una victoria. Le encantaba haber visto a Audrey tan feliz y juguetona con los gatos. Su corazón se sintió alegre. Hacer que la chica sonriera de esa manera era todo lo que podía pedir.

— ¿Listo para irnos?

Alex se volteó al escuchar la voz de Audrey a sus espaldas y lo que vio podría haber sido una sorpresa para el si no se preparaba desde un inicio.

En las manos de Audrey había un pequeño transportador para mascotas, en el que estaba el peludo y gruñón gato viejo que habían visto minutos antes. El chico vio la sonrisa que la contraria tenía en sus labios, por lo que se la devolvió.

Alex tomó el transportador de mascotas con una de sus manos, mientras que con la otra entrelazaba sus dedos con los de Audrey, para luego comenzar a caminar por la calle de dónde venían.

— Buena elección —el pecoso rió.

— Gracias —murmuro, sonriendo suavemente. — Soy bueno tomando decisiones. ¿Sabes por qué?

— ¿Por qué?

— Porque yo también te elegí a ti.


























































































































JES'S NOTE !

PERDÓN POR NO ACTUALIZAR 😭 me había ido por cuatro días a la playa con mi grupo de amigos, y como soy medio tontita se me olvido pasar los capítulos de word a wattpad :c además de que tampoco había llevado mi pc, así que no tenía como hacerlo

audrey es un mod constante, porque literalmente soy ella cuando voy a cat coffee 🧘🏻‍♀️

anw, se viene la pregunta que todos están esperando :)

GRACIAS POR LEERME <3 luv u

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