nine. drunks always tell the truth
OO9 | DRUNKS ALWAYS TELL THE TRUTH
—Supongo que debí preguntar quien iba a venir —aquellas palabras fueron lo primero que Jackie dijo cuando llegaron al lugar. Había demasiada gente con la que no se sentía cómoda.
—Todo estará bien —Danny respondió, tratando de consolarla.
—Si en algún momento alguno de ustedes se quiere ir, me robare la camioneta de Cole y nos iremos —habló Audrey, refiriéndose a Jackie y Alex, quienes la miraron con una sonrisa—. ¿Está bien?
—Bien —dijeron a la vez.
—¡Oye, Danny!—Dylan exclamó, haciéndole señas al aludido desde lejos. El chico se dirigió hacia él con rapidez.
—¿Quién la invito a venir? —Ruby, una de las amigas de Erin murmuró, mirando fijamente a Jackie.
—No digas nada —Erin musito, burlona. Audrey rodó los ojos con fastidio al escucharlas.
—Son unas idiotas, ignóralas —pidió. La morena hizo una mueca, mientras se restregaba los brazos con sus manos, intentando entrar en calor.
En ese momento, Cole apareció por detrás, colocando su antiguo abrigo de fútbol sobre los hombros de la chica. Los presentes miraron la escena con asombro, era raro que el rubio tuviera ese tipo de detalles con las demás personas.
—¿Estás pensando lo que yo estoy pensando? —Alex le susurró a Audrey, acercándose a ella para asegurarse de que Jackie no escuchara su conversación.
—¿Qué esos dos tienen algo más que una simple amistad? —cuestionó, ganándose un asentimiento por parte del contrario—. Entonces sí, estamos pensando lo mismo.
—Hola, Erin —Jackie saludo a la chica una vez que pasó a su lado.
—No sabía que hoy tendría un día lleno de Jackie. ¿Cómo tuve tanta suerte? —hablo con ironía, mirando a la chica con una sonrisa llena de superioridad. Luego camino lejos de ella, acercándose aún más a sus amigas—. ¿Por qué quiere mi vida?
—No sé.
Audrey suspiró con cansancio, el día a penas y había comenzado y ya podía deducir que sería un día bastante agotador.
🪵🍂👢
Las horas habían pasado y ahora Audrey se encontraba en el bar de la cabaña, meneando sus caderas al compás de la música que sonaba a través de las bocinas mientras que preparaba un par de shots de tequila para ella y sus amigos. Estaba tan enfocada en su tarea que no se había dado cuenta de la presencia de cierto chico detrás de ella.
—¿Qué haces? —preguntó a sus espaldas, haciendo saltar a la chica en su lugar debido a la sorpresa.
—¡Alex! —se quejó. En estos momentos agradecía no haber tenido entre sus manos la bebida—. Casi me matas del susto.
—Lo siento —dijo inocentemente, con una sonrisa adornando sus labios—. ¿Es tequila?
—Si, ¿quieres uno?
—Uno no me haría nada mal —respondió. Audrey sonrió, para luego tenderle un shot de la bebida, adornada con un poco de sal y una rodaja de limón.
Alex agarró el vaso de sus manos y se lo llevó a la boca, en donde se tomó el líquido de un sorbo. Una mueca se apoderó de su rostro cuando sintió como el líquido bajaba por su garganta. Estaba más amargo de lo que había pensado.
—¿Estás bien? —bromeó la castaña, dándole un codazo juguetón.
—Perfecto —contestó, limpiándose el residuo de la bebida que había quedado en sus labios—. ¿Tu no beberas?
—No tengo planeado emborrarme hoy —murmuró, soltando un suspiro—. A quien engaño, ese tequila se está burlando de mí.
Alex rió al escucharla.
—Entonces bébelo.
Audrey lo observó, para luego agarrar el shot y tomárselo de golpe mientras mantenía el contacto visual. Al pecoso le sorprendió el cómo no había hecho ninguna mueca cuando el líquido bajo por su garganta. Parecía estar acostumbrada.
—Mejor llevémosle esto a los demás —Audrey habló, tomando la bandeja llena de bebidas alcohólicas para llevarla con sus amigos. Alex la siguió.
—¿Quién quiere nadar desnudo conmigo? —Dylan preguntó, arrojando una lata de cerveza vacía al suelo.
—El agua esta como a cuatro grados —Audrey dijo con una mueca, dejando las bebidas sobre una mesa—. No seas idiota.
—Por eso necesito a alguien que me de calor —se limitó a responder, quitándose sin cuidado alguno las prendas de ropa que llevaba encima.
—Si, que alguien te haga una fogata para que no te de hipotermia —recomendó Sydney.
—Yo te acompaño si vas primero —Ruby musito, comenzando a desabrocharse el suéter que llevaba.
—Perfecto —murmuró el moreno, sacando la última prenda de ropa que le quedaba, quedando en su nueva camiseta de futbol.
Todos lo observaron con una mueca cuando lograron ver el número de esta. Era el antiguo número de Cole. Dylan pareció notar aquel pequeño detalle cuando notó las miradas sobre él.
—Oye, amigo. No es la NFL. Los números no se retiran, y como juego en tu posición...
—Esta bien —Cole habló, colocándose de pie lentamente, para luego caminar hacia su amigo—. No es como si aun fuera parte del equipo, ¿no es asi?
—Exacto.
—Sydney tiene razón. Una fogata estaría bien —exclamó, para luego abandonar el lugar.
Audrey hizo el intentó de seguirlo, pero se detuvo de inmediato cuando notó como Jackie iba detrás de él.
—Sin duda hay algo entre ellos —Sydney murmuró, mirando el lugar por donde ambos se habían ido.
—Es obvio que se gustan —Audrey continuó.
—¿Eso a ti no te molesta? —Danny preguntó, haciendo que Alex prestara atención de inmediato. Para ser honestos, él también tenía interés en aquello.
—No, ¿por qué me molestaría?
—Porque son ex pareja...
—Honestamente me da igual —respondió sin mucho interés, abriendo una lata de cerveza, para luego darle un sorbo—. Ellos pueden hacer lo que quieran con su vida. Ahora mismo tengo mi interés puesto en otra persona.
—¿En quién? —cuestionó el mayor.
—No te diré —se limitó a decir, mirando de reojo al chico pecoso que estaba junto a ella.
A diferencia de lo que ella hubiera querido, no había sido tan disimulada como pensó, ya que Danny se dio cuenta de inmediato de quien era la persona desconocida. Aunque bueno, ya tenía sus sospechas desde antes.
—Entiendo —murmuró.
En ese momento, el teléfono de Audrey comenzó a sonar, indicando que tenia una nueva llamada entrante. Sacando el aparato del bolsillo de su falda, la castaña prendió la pantalla para saber quién era la persona que la llamaba, su corazón se paró por uno segundos cuando vio el número de su madre.
Después de disculparse con sus amigos, Audrey se colocó de pie para luego dirigirse con rapidez a un lugar alejado para poder hablar más cómodamente con la mujer.
Una vez que estuvo lista, la chica aceptó la llamada.
—Hola, mamá —murmuró, esperando que la música de fondo no se escuchara.
—¿Dónde estás? —preguntó. Audrey hizo una mueca al notar que ni siquiera tenía interés en saber como ella estaba después de tantos días sin hablar.
—¿Por qué?
—La orientadora de la escuela me llamo para decirme que no estabas en clases —respondió. La castaña trago en seco cuando pudo escuchar el enfado en la voz de su madre—. Así que no me hagas preguntártelo tres veces. ¿Dónde diablos estas metida?
—Estoy con Sydney —dijo con nerviosismo—. Se sentía mal así que decidí acompañarla por un tiempo hasta que se sintiera mejor.
—No me mientas, niña —espetó—. Estas con algún inútil de los Walter, ¿no es así?
—No hables así de ellos.
—Yo hablo como quiero —la cortó. Audrey rodó los ojos con molestia ante su actitud. Odiaba cuando se comportaba de esa forma—. Esos chicos son una pésima influencia para ti.
—¿Por qué? ¿Por qué son de una clase social más baja a la de nosotras? —cuestionó con ironía.
—Si, los Walter son inferiores a nosotras, y por esa misma razón no te puedes juntar con esa gentuza.
—No son ninguna gentuza —se quejó la menor, apretando el celular entre sus manos cuando comenzó a enojarse—. Y no voy a permitir que hables así de ellos. Al menos no frente a mí.
—Pensándolo bien, no me sorprende que te juntes con los Walter —habló, soltando una carcajada—. Eres igual de fracasada que ellos. Pareces más su hija que la mia.
Audrey no respondió, simplemente se dedicó a controlar su respiración para evitar comenzar a llorar en medio de la fiesta. Odiaba el poder que su madre tenía sobre ella y sus emociones.
—Más te vale estar con Sydney, porque si me entero que estabas con alguno de esos niñatos te ira peor —amenazó—. Eres una decepción para la familia, Audrey. Espero que eso se quede grabado en tu mente.
Y sin dejarla decir nada más, Audrey decidió darle fin la llamada. Ya no podía soportar las palabras llenas de odio que decía en su contra. Era su madre, asi que ¿Cómo era posible que la tratara de esa forma? ¿Cómo era posible que la odiara tanto?
Cuando era pequeña, ella y su madre solían ser las mejores amigas del mundo, aunque después del divorcio de sus padres, la mujer cambio radicalmente, y para peor. Audrey ya ni siquiera lograba reconocerla. No podían tener una conversación sin gritos de por medio. Y eso era horrible.
Audrey de verdad extrañaba los antiguos tiempos, en donde todo solía ser color de rosas. Tal vez y estaba viviendo en una mentira, pero al menos era feliz.
La castaña estuvo un par de minutos afuera, tratando de regularizar su respiración para no tener un ataque de pánico en medio de la fiesta. Lo que menos quería era preocupar a sus amigos.
Cuando finalmente logró calmarse, Audrey se limpió algunos lagrimas que habían caído durante la llamada, para después fingir una sonrisa y comenzar a caminar hacia donde se encontraban los demás.
—¿Esta todo bien? —Alex preguntó una vez que la chica se sentó a su lado.
—Todo perfecto —se obligó a responder, dándole una sonrisa.
El pecoso no le había creído del todo, sin embargo, decidió no decir nada al respecto. Él nunca la presionaría a nada, si ella no quería hablar en el momento, no la obligaría, simplemente esperaría al momento en el que la chica se sienta cómoda para poder contarle.
—Bien.
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—Okey —Erin habló, colocándose de pie—. ¿Oli?
Su mejor amiga la observó con confusión.
—¿Hmm?
—¿Verdad o reto?
—¡Llego el momento! —exclamó con emoción la contraria.
—Por supuesto que llego el momento —Dylan hablo a lo lejos.
—¿En serio? ¿Verdad o reto? —cuestionó Jackie con un tono burlesco. Ella también había tomado bastante—. ¿Cómo el juego de las pijamadas de niños de doce años?
—No —Audrey respondió mientras reía. Alex la observó con confusión—. Así no es como nosotros jugamos.
—Sírvanse otro trago, novatos —Sydney, le mejor amiga de Audrey murmuró—. Lo van a necesitar.
No mucho después, el grupo de adolescentes se había reunido alrededor de la fogata que Cole había hecho minutos antes. Ya iban a comenzar a jugar.
—Ruby —Erin llamó a la chica, dándole inicio al juego—. ¿Verdad o reto?
—Verdad —respondió sin dudar—. Siempre.
—¿Cuál es tu opinión sincera de Paige?
La chica se limitó a negar con la cabeza, mientras una sonrisa divertida se apoderaba de su rostro, para luego girarse hacia su izquierda y coger a Dylan del cuello, estampando sus labios contra los del contrario.
—¿Qué acaba de pasar? —Alex preguntó en un susurro.
—Eres tan tierno —Audrey murmuró, colocando una de sus manos en su mejilla. El pecoso se sonrojó—. En nuestra versión del juego, puedes pasar turno besando a la persona que se encuentra a tu izquierda.
—Y luego cambiando de lugar —la rubia continuó.
—Así el juego se mantiene interesante.
Jackie observó la situación con ambas cejas alzadas, para luego darle un gran sorbo a su bebida. De verdad la iba a necesitar.
—¡Mi turno! —Dylan exclamó una vez que se separó de Ruby—. Audrey, ¿verdad o reto?
—Verdad —contestó. En otra situación hubiera elegido reto, pero Alex estaba presente y no quería quedar mal con el chico.
—¿Pasarías siete minutos en el paraíso con Alex? —preguntó. Audrey tragó en seco, mirando con una mueca, al contrario, ¿a qué había venido esa pregunta?
Alex se quedó en silencio, esperando una respuesta por parte de la castaña. Para ser honestos, no sabía que esperar. Le gustaría que la chica dijera que sí, pero esa situación se veía bastante lejana. Después de todo, Audrey estaba fuera de su alcance.
—Si —respondió después de unos minutos, haciendo que el grupo dejara salir suspiros de sorpresa.
—¿En serio? —Cole cuestionó.
—En serio —repitió.
—Entonces hazlo —Dylan la retó.
—Eso ya sería otra ronda —se apresuró a decir, negando con su cabeza.
—Esta bien —el moreno bufo, riendo por lo bajo—. Pero no te salvaras. Cuando sea mi turno te preguntaré de nuevo.
—Como quieras —murmuró, fingiendo desinterés.
En ese momento la chica desvió su atención hacia Alex, quien se encontraba tomando de su bebida en un intento de calmar sus nervios y bajar el calor que se había acumulado en sus mejillas. Audrey contuvo una sonrisa. Se veía tierno.
—Esta bien, ahora es mi turno —una de las amigas de Erin exclamó, haciendo que la castaña prestara atención—. Y voy a elegir a... Cole.
El rubio miró en su dirección cuando logró escuchar su nombre, dejando su cerveza de lado.
—¿Verdad o reto?
—Verdad —respondió.
—¿Cómo te sientes en realidad de que Dylan haya robado tu lugar y tu número?
—¿Qué? —el moreno murmuró en voz baja, mirando rápidamente a su amigo.
—Ya no quiero jugar este estúpido juego —Cole exclamó, bufando—. Me largo.
—No me sorprende —Erin habló, deteniendo la acción del chico—. Renunciar a las cosas se ha vuelto tu forma de actuar estos días.
Cole soltó una carcajada mientras se daba la vuelta, estaba dispuesto a irse. No le importaba estar en ese lugar, ni lo que la chica tuviera para decirle.
Su intento de irse se vio interrumpido cuando tropezó con Jackie, la cual estaba bastante borracha.
—Cuidado —susurró, tomándola por la cintura para ayudarla a establecerse.
—No lo harías —Erin espetó, viendo la cercanía de los chicos.
—¿Qué? ¿No lo haria?
Apenas esas palabras salieron de sus labios, Cole comenzó a acercarse a Jackie, quien lo observaba con un rostro lleno de confusión. Cuando estuvo lo suficientemente cerca y la morena notó sus intenciones, todo lo que había comido durante el día se removió en su estómago, haciendo que vomitara en la ropa del chico. No sabria decirles si había sido gracias a los nervios, o a la cantidad de alcohol que había tomado.
Ahora todos se encontraban riendo ante lo graciosa que había sido la situación, a excepción de las amigas de la chica, quienes miraban a los demás con unas muecas llenas de desagrado.
—Vamos a casa, Jackie.
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Danny había sido el que menos había ingerido alcohol, por lo que lo habían designado como el conductor. Jackie, Audrey y Alex se encontraban en la parte de atrás del vehículo. Acababan de dejar a Sydney en su casa así que ahora se encontraban volviendo a la granja de los Walter, mientras se preparaban para el castigo que muy probablemente les iba a llegar.
El fresco de la noche entraba por las ventanillas bajadas junto con el canto chirriante de un coro de grillos.
Audrey había recostado su cabeza sobre el hombro de Alex cuando el sueño comenzó a invadirla. El chico se había limitado a colocar una de sus manos sobre las de la contraria, dejando suaves caricias en estas. Audrey notaba un cosquilleo en los dedos de las manos y de los pies, lo cual la hizo sonreír.
La camioneta paso por sobre un bache y la castaña pudo sentir como el estómago le daba vueltas. Jackie se despertó de golpe ante eso, aunque rápidamente volvió caer en un sueño profundo. Sin duda beber alcohol le había hecho mal.
—¿Vas bien? —Alex cuestionó en voz baja.
—No... —respondió cuando notó como la invadían las náuseas—. Me parece que voy a vomitar.
—Danny, detén el auto —el pecoso pidió. El mayor lo miró con confusión, sin embargo le hizo caso, aparcando la camioneta a un lado de la carretera.
Audrey logró oír el golpe de la portezuela al cerrarse y al momento Alex la estaba ayudando a salir, tomándola por la cintura para brindarle estabilidad. Mientras la chica vomitaba entre los arbustos, el pecoso se aseguró de sujetarle el cabello.
—¿Has terminado? —preguntó cuándo Audrey se incorporó para limpiarse los labios—. ¿Te sientes mejor?
—Sí, mucho mejor —murmuró con una sonrisa, volviendo hacia el vehículo.
—Vaya —Cole habló cuando la pareja estuvo nuevamente adentro—. Puede que lo hayas vomitado todo, pero desde luego sobria no estás.
—Cállate —bufo la castaña, volviendo a la posición en la que estaba antes. Alex la recibió, gustoso.
A los pocos minutos después y en completo silencio, el grupo de adolescentes finalmente había llegado a la casa de los Walter. Despertar a Jackie había sido lo más difícil de todo, ya que abría los ojos y los volvía a cerrar de forma automática. Audrey tuvo que arrojarle un poco de agua encima para que despertara del todo.
Danny dejó a sus hermanos atrás mientras que él se dirigía hacia la puerta, siendo seguido rápidamente por los demás. Una vez adentro, Jackie comenzó a reír, haciendo que Cole tratara de mantenerla en silencio.
—¡Katherine! —Audrey exclamó cuando vio a la mujer sentada en la cocina, haciendo que todos desviaran su atención hacia aquel lugar, con el terror inundando sus rostros—. Que hermosa te ves.
—¡Hola, Katherine! —Jackie dijo de igual forma.
—¿Dónde estaban? —preguntó, observando al grupo, aunque se detuvo en Cole al notar como este estaba vestido—. Oh, guau. Lindo atuendo. Quiero escuchar esa explicación.
—Fuimos a una fiesta —respondió Jackie, mientras reía torpemente.
—A la cual prácticamente la obligue a ir —Cole se apresuró a hablar.
Katherine observó los tres chicos restantes, aunque al ver que no se encontraban en el mismo estado que Jackie, suspiró.
—Vayan a dormir —pidió.
Inmediatamente, Alex y Audrey subieron las escaleras, dejándole el problema a los mayores. Danny los siguió al poco tiempo.
—No puedo creer que no se haya dado cuenta de que yo también estaba borracha —Audrey murmuró, divertida, dejándose guiar por el pecoso.
—Sabes actuar, así que no me sorprende —dijo, entrando en su cuarto. La castaña rio al ver como Isaac estaba durmiendo plácidamente en su cama, roncando como si no hubiera nadie más en el lugar—. Dejare que te cambies, puedes sacar lo que quieras de mi armario.
—Gracias —respondió. Alex sonrió, para luego abandonar el lugar y dirigirse hacia la habitación de Danny y Cole en busca de una pastilla para la resaca.
Audrey no perdió el tiempo y se dirigió hacia el armario del chico. No tardó mucho en decidir que usaría, simplemente agarró una polera que sabía que le quedaría grande y un par de pantalones de pijama. Quería estar cómoda. Una vez que se cambió, la castaña se sentó en la cama de Alex, esperando pacientemente a que este cruzara por la puerta.
No mucho después, el pecoso volvió a su habitación con un vaso de agua y una pastilla en sus manos.
—Mañana me lo vas a agradecer —habló, entregándole lo que había traído. Audrey las aceptó con una sonrisa, tomándose la pastilla con rapidez. Sabían horrible—. Acabo de hablar con Kiley, y dijo que nos cubrió en la escuela.
—Dile gracias de mi parte.
—No hay problema —murmuró, colocando un mechón rebelde de la chica detrás de su oreja.
—Eres muy lindo, ¿lo sabias? —Audrey dijo, tomándose su tiempo para observar el rostro del chico frente a ella.
—Y tu solo dices eso porque estas demasiado borracha.
—Los borrachos siempre dicen la verdad —continúo. Alex rió con ternura.
—En ese caso, tu también eres bastante linda —murmuró, haciendo que Audrey sonriera en grande—. Muy linda.
—¿Puedes quedarte conmigo esta noche? —preguntó con timidez, cuando lo que su madre le había dicho durante la tarde cruzo nuevamente por su cabeza—. Solo... Quiero estar contigo hoy.
—Claro —dijo, reprimiendo una sonrisa. Su voz había sonado seca y desinteresada, pero su corazón estaba latiendo a la velocidad de la luz—. Me quedare contigo.
Audrey se movió hacia un lado de la cama, dejando el otro despejado para que el chico pudiera dormir junto a ella. Alex se apresuró a sacarse los zapatos, para luego deslizarse bajo las mantas que cubrían su cama. Audrey no perdió el tiempo y se acercó más a él.
—Tu piel siempre esta demasiado caliente —la castaña murmuró cuando Alex colocó una de sus brazos alrededor de sus hombros, atrayéndola hacia su pecho—. Se siente bien.
—¿Quieres hablar de lo que sucedió hoy? —preguntó con cuidado, no sabiendo si la chica se sentía lista para hablar.
Audrey se quedó en silencio por unos segundos, y Alex temió haber arruinado todo.
—Mi madre dijo que yo era una decepción para la familia —explicó, acomodándose aún más en el pecho del contrario cuando sintió como las lágrimas se acumulaban en sus ojos. De alguna u otra forma el latido de su corazón la calmaba—. Ya llevamos un par de días peleando porque ella cree que paso demasiado tiempo con ustedes... Y por alguna razón no le gusta.
Alex no dijo nada, solo se limitó a escuchar cómo se desahogaba.
—Honestamente no la entiendo, primero dice que yo nunca debí nacer, que fui un error, y luego se molesta porque no paso tiempo con ella. No tiene sentido —bufo—. Además, no es como si yo no quisiera estar con ella, pero siempre está ocupada trabajando o haciendo cualquiera otra cosa. Pareciera que mi madre es la que no quiere pasar tiempo conmigo.
—Debería de estar acostumbrada a su actitud y a su forma de ser conmigo, pero no puedo seguir fingiendo que no me afecta lo que me dice —se quejó, sintiendo como las lágrimas comenzaban a caer.
—No tienes por qué ocultar cómo te sientes, Audrey...
—Lo sé, pero he crecido así —explicó—. Cuando era pequeña, mi madre solía decir que era débil por llorar y que nunca llegaría a ningún lado si era tan sensible. Ahora que soy mayor suena estúpido, pero para una niña pequeña es horrible.
—Puedes quedarte con nosotros si no te sientes lista para ver a tu madre —recomendó, acariciando su cabello con delicadeza—. Sabes que a ninguno le molestaría que estés aquí. Eres parte de la familia.
—Lo pensaré.
—Esta bien...
Por unos momentos lo único que se escuchó en la habitación fue el sonido de la respiración de ambos.
—Sabes que yo siempre voy a estar para ti, ¿no es así? —Alex murmuró. Audrey sonrió con algo de tristeza, no estaba acostumbrada a ese tipo de trato, pero se sentía bien, Alex la hacía sentir bien.
—Te quiero.
—Yo también te quiero, Audrey... Más de lo que imaginas.
JES'S NOTE !
HOLAAA <3 ¿como están? espero que ayer la hayan pasado bien con su familia y sus seres queridos ❤️ yo la pasé de 10 y recibí muchos regalos así que estoy feliz y agradecida!!
también quería aprovechar estos momentos para agradecer por todo el apoyo que le han dado a este fic, honestamente estaba dudando en publicarlo en un principio, pero ver el apoyo que le dan hace que me den ganas de seguir escribiendo 🫶🏻 MUCHAS GRACIAS! <3
cada vez falta menos para el primer beso de mis cieguitos favs, tengan paciencia que cuando menos se lo esperen estos dos van a ser pareja :)
PD: jackie borracha es de mis nuevas cosas favoritas
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