extra. enough for you
EXTRA | ENOUGH FOR YOU
⠀❝ en donde audrey se entera de la
infidelidad de su novio. ❞
Hace 14 meses
Audrey se encontraba en casa de los Walter, pasando tiempo de calidad con su novio. La pareja está sentada frente al televisor, viendo un partido de futbol americano, mientras que Cole rodeaba la cintura de la chica con uno de sus brazos, mientras que con el otro se llevaba un par de palomitas a la boca.
La castaña no tenía interés alguno en los deportes, pero su novio podía pasar horas viendo un partido de su equipo favorito. A veces parecía ser que esa la única forma de pasar tiempo con él.
Audrey desvió su atención de la pantalla en cuanto el celular de su novio comenzó a sonar, indicándole que tenía un par de mensajes nuevos. Cole no le dio importancia al principio, pero al notar que continuaba sonando, lo tomó entre sus manos.
La chica se enderezó en su asiento, mirando de reojo como el rubio le sonreía a su celular. Su intención no había sido espiar con quien estaba hablando, pero su mirada se había dirigido hacia su pantalla de forma involuntaria. Su estómago dio un vuelco cuando leyó el nombre "Paige" en la conversación. Aparentemente estaba hablando con Dylan sobre ella.
Audrey conocía a la chica, claro que lo hacía. De un momento a otro, Paige había cambiado demasiado, y ahora gran parte de los chicos estaban detrás de ella. Una vez la había visto actuar muy cariñosa con Alex, pero en realidad no sabía si estaban saliendo. Era complicado.
—Amor —Audrey lo llamó. Cole desvió la mirada de su teléfono para poder observarla.
—¿Qué sucede?
La chica se quedó en silencio por unos segundos, pensando en sí debería de decirle algo al respecto. Finalmente, decidió que no lo haría. No quería que su novio pensara que ella desconfiaba de él.
—No es nada —murmuró, colocándose de pie—. Iré a buscar más refresco. ¿Quieres que te traiga un poco?
—Claro. Gracias, preciosa —Cole dijo con una sonrisa, para luego devolver su atención hacia su celular.
Audrey soltó un suspiro, para luego tomar sus vasos y encaminarse hacia la cocina.
La chica iba tan perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta que alguien estaba frente a ella, provocando que chocara contra su cuerpo.
—¿Dónde tienes la cabeza? —Isaac preguntó con diversión, ayudando a que su amiga recuperara el equilibrio.
—Lo siento —Audrey se disculpó, forzándose a darle una sonrisa—. No te vi.
—Claramente —bromeó. Cuando notó como la castaña ni siquiera se había reído, se preocupó—. ¿Estás bien?
—¿Crees que Paige es linda? —preguntó de golpe, haciendo que el chico frunciera el ceño.
—No es mi tipo, pero si —murmuró con algo de duda—. Cambio bastante durante las vacaciones. ¿Por qué la pregunta?
—No es nada. Olvídalo.
—Audrey.
—¿Qué?
—¿Por qué lo preguntas? —Isaac insistió. Conocía demasiado bien a su mejor amiga como para saber que le estaba ocultando algo.
—Es solo que vi a Cole sonreír mientras hablaba de ella con Dylan —Audrey respondió, desviando su mirada hacia sus pies—. No lo sé. Probablemente no sea nada.
El chico García hizo una mueca. Dylan podía ser un idiota si quería, por lo que tenía sus sospechas sobre la conversación que había tenido con su primo.
—Estoy seguro de que no es nada —murmuró. Colocando sus manos sobre los hombros de la chica—. Cole no es tan idiota como para engañarte a ti con ella. Eres mil veces mejor que Paige.
—Solo lo dices porque eres mi amigo.
—¡Claro que no! —Isaac exclamó. Audrey lo miró con una ceja alzada—. Si no me crees, puedes preguntarle a cualquier otro chico en la escuela. Veras que me van a dar la razón.
La castaña negó, riendo levemente.
—Probablemente debería de irme. Cole me está esperando —habló Audrey, encaminándose hacia el refrigerador para poder sacar el refresco y llenar ambos vasos—. Gracias por la charla motivadora.
—Cuando quieras —musito, dándole una sonrisa.
La chica imitó su acción, para luego caminar hacia la sala de estar. Una vez ahí, logró ver como Cole seguía en su teléfono. El partido de fútbol americano ya había pasado a segundo plano.
—No quería decir nada —Audrey comenzó, haciendo que el rubio elevara su mirada con confusión—. Pero me está molestando bastante que hables de Paige cuando estás conmigo.
Cole frunció el ceño, mientras dejaba el celular de lado para luego acercarse a su novia.
—¿Estabas espiando mis conversaciones? —cuestionó con enfado.
—¿Por qué? ¿Hay algo que no debería de haber visto?
—No —respondió después de unos segundos—. Pero no vuelvas a hacer eso.
—¿Por qué tú y Dylan estaban hablando de ella? —finalmente preguntó, cruzándose de brazos—. Estoy realmente interesada. La conversación se veía bastante divertida. Incluso sonreíste.
—¡Detente! ¡Estas siendo demasiado molesta! —Cole espetó, rodando los ojos con fastidio.
—Solo estoy haciendo una pregunta.
—Y yo no quiero responder.
—¿Por qué estás tan molesto? —interrogó —. Admito que hice mal en invadir tu privacidad de esa forma, pero no es la primera vez que te veo hablar de Paige.
El chico dio un paso atrás, soltando un suspiro de frustración. La verdad, era que Dylan había hecho un comentario burlándose de Paige, y aquello le había causado gracia. Pero no había nada más allá de eso.
—¿Por qué estas siendo tan insegura? —habló con desagrado—. No me gusta cuando actúas así. Debería simplemente terminar contigo y buscar a una chica que no tenga problemas de confianza.
Ante sus palabras, Audrey sintió como las lágrimas se acumulaban en sus ojos, mientras su corazón latía con velocidad. Cole pareció darse cuenta de lo que había dicho, ya que su mirada se suavizo.
—No quise decir eso —murmuró, tratando de tomar la mano de su novia. La chica la movió de golpe, evitando que la tocara—. Preciosa, lo siento.
—¿Cuánto tiempo llevas sintiéndote así?
—No me siento así —se apresuró a negar—. No sé qué estaba pensando cuando dije eso.
Audrey rió con ironía. No podía creer lo que estaba escuchando.
—Vete a la mierda, Cole —la castaña espetó, comenzando a caminar lejos de él. Cole la siguió rápidamente.
—¿Podrías escuchar lo que quiero decir? —preguntó, tomando su brazo para detenerla.
—¡No me toques! —dijo, soltándose de su agarre con fuerza—. No quiero hablar contigo ahora.
—¿Por qué?
—¿De verdad estas preguntando eso? —dijo en un susurro. Odiaba que todo lo que él le dijera la afectara tanto.
—Estas exagerando todo, Audrey. Si tan solo me dejaras...
La chica rodó los ojos al escucharlo. ¿De verdad estaba exagerando las cosas?
—¿Esperas que te deje explicar las cosas aun y cuando acabas de decir que deberías de buscar a otra chica con la que andar? —replicó, repitiendo las palabras que él había dicho.
Cole se quedó en silencio, haciendo que la chica suspirara con cansancio.
—Hablamos mañana, Cole —finalizó, dándole la espalda para encaminarse hacia la salida.
El rubio se quedó viéndola desde lejos. No entendía como es que siempre arruinaba todo lo bueno que tenía en su vida.
Por otro lado, los gritos de la pareja habían logrado despertar a Alex y Isaac, quienes ahora se encontraban en la escalera, viendo la situación con impotencia.
—Eres un imbécil —Isaac espetó. Cole se dio la vuelta, sorprendiéndose al verlo—. No puedo creer que le dijeras eso.
—No mereces a Audrey. Eres un idiota —habló Alex, dándole una mala mirada a su hermano mayor. Luego de sus palabras, salió por la puerta principal para dirigirse hacia Audrey.
La chica se dio la vuelta al escuchar unos pasos acercándose a ella con rapidez. Tenía la esperanza de que fuera Cole, por lo que no pudo evitar decepcionarse cuando vio al pecoso.
—Sé que no soy a quien estabas esperando —murmuró, sintiéndose repentinamente nervioso—. Pero no puedo dejar que te vayas en ese estado.
—Estoy bien, Alex —Audrey dijo con una sonrisa. Pero el chico sabia que es no era verdad. Las lágrimas en sus mejillas la delataban—. En serio.
—Déjame llevarte a casa.
La chica hizo una mueca, desviando su atención hacia la casa de los Walter, en donde logró ver a Isaac gritarle a Cole. No podía escuchar nada de lo que le estaba diciendo, pero claramente no era nada bueno.
—¿Puedes llevarme con Sydney? —preguntó, sintiendo como el calor subía a sus mejillas. El chico sonrió levemente.
—Claro.
🪵🍂👢
Sydney apareció en el campo de visión de Audrey, una pequeña sonrisa adornaba sus labios. En sus manos, portaba dos tazas exhalando el tentador aroma del chocolate caliente.
—Aquí tienes. Toma un sorbo, te ayudara a sentirte mejor.
—Gracias, Syd —murmuró la castaña, aceptando la taza con mueca—. No se qué haría sin ti en momentos como este.
Sydney hizo un movimiento con sus manos, indicando que no importaba. Luego, tomo asiento junto a su amiga. Su mirada dejaba ver lo preocupa que se encontraba por la contraria.
—¿Quieres hablar sobre lo que pasó, Audrey? Sé que probablemente fue una pelea terrible, pero a veces hablar las cosas te puede hacer sentir mejor...
—Nos dijimos cosas terribles, y ahora no me lo puedo sacar de la cabeza.
—Lo siento mucho —dijo en voz baja la rubia, colocando con suavidad una de sus manos sobre el hombro de Audrey—. Sé lo difícil que puede ser eso. Pero recuerda que las peleas son normales en una relación. Lo importante es cómo las superamos.
Audrey parpadeó lentamente, sintiendo cómo las lágrimas comenzaban a emerger en sus ojos.
—Lo sé, pero a veces me pregunto si verdaderamente nos comprendemos mutuamente.
—Es normal que pienses asi. No te juzgo.
La castaña asintió con cautela ante la respuesta de su amiga. Tras unos instantes de silencio, Audrey rompió el mutismo.
—Es un imbécil —exclamó, tomando desprevenida a Sydney por su cambio de humor—. En serio, es un imbécil.
—¿Qué dijo para que estés tan molesta?
—Insinuó que debería terminar conmigo y buscar a una mujer menos insegura —murmuró, golpeteando con inquietud la taza entre sus manos.
Sydney entreabrió los labios con sorpresa, mientras sentía como su entrecejo se fruncía con molestia.
—¡Ese imbécil! —exclamó, colocándose de pie con rapidez—. ¿Quién se cree que es como para decirte algo así?
—Si mal no recuerdo, hace tan solo unos minutos dijiste que era normal tener peleas —Audrey dijo con diversión.
—¡Eso fue antes de saber lo que te dijo! —replicó, caminando de un lado a otro con los puños cerrados con fuerza—. Estaba tratando de ser una buena amiga y no insultarlo, pero ahora veo que tendría que haberle hecho caso a mi instinto.
Ante las palabras de su amiga, la contraria se permitió dejar una carcajada. Amaba como Sydney era capaz de hacerla reír en sus peores momentos.
—Gracias.
—¿Por qué? —la rubia cuestionó, tomando asiento junto a Audrey.
—Por ser mi amiga —dijo con una sonrisa, la cual fue rápidamente devuelta.
Las dos chicas permanecieron en silencio por unos instantes, disfrutando la compañía de la otra. Sin embargo, su tranquilidad se vio interrumpida cuando Audrey se levantó de un salto.
—Necesito un respiro de todo esto.
Fue cuestión de segundos para que los ojos de Sydney brillaran con una chispa de entusiasmo.
—Entonces, ¿qué te parece si nos preparamos y asistimos a la fiesta esta noche? —exclamó, imitando la acción de su amiga—. La fiesta de Sophie es esta noche. Podríamos bailar, reír y dejar atrás nuestras preocupaciones.
—Supongo que no puedo rechazar una invitación tan tentadora.
Ambas compartieron una mirada cómplice para luego subir corriendo las escaleras que daban hacia la habitación de Sydney.
Sin duda iban a tener una noche como ninguna otra.
🪵🍂👢
En medio del bullicio y la música vibrante de la fiesta, Audrey y Sydney se encontraban en uno de los rincones más animados del lugar, compartiendo risas y anécdotas con algunos de sus compañeros de clases. Audrey se encontraba usando un vestido morado de lentejuelas, mientras que Sydney usaba su conjunto negro.
—¿Han notado a alguien interesante por aquí? —Dylan preguntó, observando a su alrededor—. He visto a algunas chicas que podrían hacer que esta noche sea aún más emocionante.
—¿Siempre tienes que tener la mirada puesta en nuevas conquistas, Dylan? —Audrey dijo, rodando los ojos.
—¡Claro que sí, Audrey! Es parte de mi encanto irresistible.
—Eres un idiota —Sydney bromeó.
—Me sorprende verlas aquí —Sophie dijo subiendo su tono de voz para así evitar que la música la opaque.
—¿Por qué? —preguntaron ambas al unísono.
—Porque dijeron que no iban a venir —se limitó a responder—. Me alegra saber que cambiaron de opinión. Mis fiestas no son iguales sin ustedes.
—Eso es verdad —Dylan estuvo de acuerdo con la chica.
—Cállate —Sophie se giró hacia el con una mueca, haciendo que este elevara ambas manos con burla.
El dúo observo la situación con confusión. Parecía que había sucedido algo entre ellos.
—¿Nos perdimos de algo? —Audrey cuestionó con diversión.
—No, claro que no —se apresuraron a negar, aunque las mejillas sonrojadas de Sophie los delataba.
—Como ustedes digan —Sydney canturreo en un tono juguetón.
—Como sea, ¿Dónde está el imbécil de Cole? —Dylan exclamó, cambiando radicalmente el tema de conversación—. Audrey, ¿tú sabes dónde está?
—No, no hemos hablado —se limitó a responder.
Cole la había llamado un par de veces desde que se fue, pero la castaña no se había molestado en contestar. No quería hablar con él, al menos no ahora.
—Yo vine a esta fiesta a divertirme, no a hablar del idiota de Cole —Sydney espetó, tomándose de golpe el líquido que había en su vaso. Una mueca se apodero de su rostro en cuando el sabor del alcohol apareció—. ¡Esto es horrible! ¿Qué estoy tomando?
—La verdad no se —Sophie murmuró—. ¿De dónde sacaste ese vaso?
—De la barra —habló, elevando sus hombros con desinterés. Los ojos de Dylan se abrieron con sorpresa al escucharla.
—¡Tú fuiste la que se robó mi vaso! —el moreno gritó, apuntándola con uno de sus dedos. Audrey, quien estaba observando la situación, sonrió con diversión.
—¿En serio se van a pelear por un vaso?
—No lo sé. ¿Vamos a hacerlo? —Sydney se giró hacia su amigo.
—Ese vaso tenia lo último de vodka que me quedaba...
—A ver si ahora aprendes a no dejar tus vasos botados en todos lados —la rubia se defendió. Dylan se llevó una mano al pecho, fingiendo estar dolido.
—Me lastimas.
—Exagerado.
En ese momento, "Only Girl" de Rihanna comenzó a sonar a todo volumen por los parlantes del lugar.
—¡Vamos a bailar! —Audrey exclamó, tomando la mano de Sydney. — Adoro esta canción.
—¡Vamos! —la chica dijo de igual forma, abriéndose paso con su amiga entre la pista de baile.
—¡Espérennos! —sus amigos dijeron, siguiéndolas con rapidez.
Una vez que estuvieron todos juntos, el grupo de amigos se dirigió hacia la pista de baile, riendo y bromeando mientras se preparan para dejar su huella en la noche con sus movimientos y energía contagiosa.
🪵🍂👢
Ls chicas ya levaban un par de horas en la fiesta, pero mientras esta avanzaba, un cambio sutil en la expresión de Audrey captó la atención de Sydney.
—¿Estás bien, Audrey? —preguntó Sydney con preocupación mientras colocaba una mano reconfortante en el brazo de su amiga.
Al no recibir una respuesta, Sydney siguió la mirada de Audrey y, al notar lo que estaba sucediendo en la otra esquina de la habitación, sus puños se cerraron con furia. Entre la multitud, vio a Cole besándose sin pudor alguno a Paige.
Audrey contuvo el aliento, su expresión se tensó mientras observaba la escena con una mezcla de incredulidad, tristeza y enfado. Quería llorar, pero no se lo iba a permitir.
—¿Cole está... Besando a la imbécil de Paige? —preguntó en un susurro. Muy en el fondo esperaba estar equivocada, pero era imposible negarlo. Reconocería esa estúpida cabellera rubia a kilómetros de distancia.
No podía creer que su novio la estuviera engañando delante de todos, en una fiesta llena de gente.
—Lo voy a matar —Sydney espetó, aunque fue rápidamente detenida por su amiga.
—No.
Audrey sintió una oleada de emociones abrumadoras inundar su ser. Se sentía herida y enfurecida, pero no iba a permitir que Cole se saliera con la suya.
—Pero...
—Déjamelo a mí.
Sin detenerse a pensar, la castaña se abrió paso entre la multitud, empujando a todo aquel que se cruzara en su camino. No mucho después, logró llegar frente a Cole, quien parecía no notar su presencia, ya que seguía besándose con Paige.
—Sydney tenía razón al decir que eres un idiota.
A pesar de que no lo había dicho demasiado alto, la voz de Audrey resonó en el rincón, atrayendo la atención de los presentes y silenciando la música que retumbaba en el ambiente. La multitud se volvió para mirar lo que estaba sucediendo.
Cole, al darse cuenta de que había sido descubierto, empujó a Paige lejos de él, mientras miraba a su novia con sorpresa. La chica a su lado parecía igualmente sorprendida, con los ojos abiertos de par en par mientras observaba la escena con incredulidad.
—Audrey, yo...
—¿Qué? ¿Vas a decir que me acabo de inventar todo a causa de mi inseguridad? —dijo con ironía.
—No sabía lo que estaba haciendo —Cole exclamó, tratando de acercarse a la chica frente a él, sin embargo, esta dio un paso hacia atrás antes de que siquiera pudiera tocarla—. Tomé demasiado alcohol, debí haberla confundido contigo.
—Sera mejor que te busques otra excusa, porque no nos parecemos en nada —Audrey exclamó, cruzándose de brazos.
—Odiaría parecerme a ti —Paige habló, haciendo que la castaña se girara a verla con asco.
—Ya quisieras ser como yo —la interrumpió con un tono intimidante—. Pero la triste realidad, es que nunca podrás. Solamente eres una pobre perra que se va a quedar con mis sobras.
En ese momento, la multitud que estaba reuniéndose a su alrededor comenzó a reír y a murmurar sobre lo ridícula que era Paige. Esto hizo que la chica saliera corriendo del lugar, con las lágrimas cayendo de sus ojos.
—¿Podemos hablar en un lugar más privado? —Cole cuestionó.
—No.
Ante su respuesta negativa, el rubio soltó un suspiro frustrado. Sabía que no iba a lograr que cambiara de opinión.
Esta vez la había cagado en grande.
—Preciosa, por favor, escúchame. Sé que cometí un error terrible, pero te amo más que a nada en este mundo —exclamó Cole. Su voz estaba llena de angustia, sin embargo, aquello no provoco ningún sentimiento en la pelinegra.
—Eres un idiota si crees que voy a dejar pasar esto —Audrey lo interrumpió, suspirando levemente para evitar que las lágrimas cayeran de sus ojos.
—¿Qué quieres decir...?
—Estoy terminando contigo, Cole.
—No puedes hacer eso.
—Puedo y lo haré —la chica aseguró, cruzándose de brazos—. Siempre fui demasiado para ti de todas formas.
Dispuesta a irse de aquella fiesta, Audrey se dio la vuelta, y en ese momento logró ver a Sydney, quien le sonreía levemente.
—¿Vamos a casa? —la rubia cuestionó, entrelazando su brazo con el de su mejor amiga.
—Si —murmuró en respuesta—. Aunque quizás debamos pasar a comprar un poco de helado, porque voy a llorar hasta el amanecer.
—Entonces te compraré todo el helado que quieras.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro