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Con un poco de ira contenida, se adentró a su calida oficina seguido por un preocupado Namjoon, y arrojó con furia los documentos envueltos en el plástico transparente.
¿Cómo se atrevía aquel asesino a hablarle del modo en que lo hizo?
Su consternación crecía a cada segundo mientras más pensaba en las pocas frases intercambiadas en el sospechoso encuentro.
Quería destrozarlo todo. Ahora se daba cuenta de que aquel lo estaba manipulando sin él darse por enterado; pero tenía que frenar aquello antes de que se agravará y no pudiera hacer nada. Llevaba varios días dándole vueltas a algo que no sabía si iba a funcionar dada la naturaleza desconfiada del asesino; pero lo ocurrido le hicieron ver que esa opción era la única que tenía disponible.
Caminaba de un lado a otro de la oficina pensando en todo mientras Namjoon lo observaba en silencio desde su asiento. Nunca había visto así a Jimin, con tanta desesperación, y eso le hicieron saber que se sentía acorralado, y como animal enjaulado buscaba una pronta salida que no hayaba.
Era de madrugada, no sabía la hora exacta, la una y algo tal vez cuando veía como Jimin se dejaba caer en su silla soltando un suspiro de frustración.
El descanso no estaba hecho para ellos...
—¿Se puede saber que te pasa?— preguntó Namjoon contagiado de su desespero.
—Me siento...—su mente buscó las palabras adecuadas— extraño.
—¿A qué se debe esa extrañeza?— soltó en tono burlón, era la primera vez que Jimin le confesaba sus sentimientos.
—Creo que estoy en un pozo sin fondo del que no puedo salir y por mucho que miro hacia arriba buscando la luz solo veo oscuridad— confirmó observando con un gesto más calmado a su amigo.
—De peores cosas hemos salido, esta no tiene porque ser nuestra derrota.
—Lo se Nam, créeme que lo sé; pero si te soy sincero, no me había sentido así nunca. Mi padre siempre me relataba acerca de cada cosa que sentía cuando intentaba resolver sus casos pero nunca me habló de sentirse asfixiado y que ya no puedes más— su mirada triste divagó por cada rincón de la pared frente a él.
—Todos los casos no son iguales. Algunos son más difíciles de resolver que otros pero siempre la determinación y el empeño son la clave para tener un desenlace exitoso— repuso sabiendo que esas dos cualidades le sobraban al pelirubio— y ahora...¿porqué no vemos los documentos? Tal vez nos de pistas de algo.
Sus ojos azules se posaron en el rollo que había sobre la mesa frente a él. Le daba un poco de miedo, aunque no lo reconociera, tener que leer el contenido de aquellos, le resultaba inquietante encontrar algo que lo descolocara más de lo que ya estaba. Pero si había sabido adquirir algo en el poco tiempo que llevaba ejerciendo su profesión eso era curiosidad y sexto sentido, y algo en él le decía que en esos papeles había algo realmente importante.
Con una mirada dudosa observaba a Namjoon. Se sentía inquieto en inseguro, y al ver el gesto de asentimiento del contrario, sin pensarlo dos veces deshizo con sus manos el plástico y desenrolló los papeles.
Nam se levantó de su asiento y se detuvo detrás de Jimin, flexionó su espalda para poder ver mejor.
Durante varios minutos estudiaron con detenimiento cada palabra en ellos impresa.
Varios sentimientos encontrados surcaron sus cuerpos. No lo podían creer, aquello era lo que estaban buscando desde hace días y ahora por fin lo tenían entre sus manos.
Jimin miró sonriente a Namjoon.
—No lo puedo creer— soltó sin poder asimilarlo todavía.
—Ni yo amigo, solo falta corroborar todo lo que dice ahí— se erguió y volvió a su sitio.
—Creo que en un día puedo hacer todo eso. Tengo que ir a esta dirección y encontrar a la mujer de Min Ho. Ella puede contarme todo y así sabré si es cierto o no toda esta información— repuso feliz.
—¿Un día?— frunció el seño— ¿te estás escuchando? Es que no lo puedo creer ¿vas a aceptar la oferta de ese tipo?
En ese momento Jimin supo que había metido la pata. No quería informar de aquello a Namjoon hasta estar totalmente seguro de lo que iba a hacer pero la emoción de tener por fin en sus manos las pruebas que necesitaba para saber el motivo de la muerte de Lee Min Ho, le ganaron.
—No te voy a mentir, si estoy considerando la idea. Tú mismo has leído todo lo que aquí dice, ese hombre puede ayudarnos a resolver muchos casos y en esa alianza ganamos más nosotros porque también nos da cobertura para buscar pruebas en su contra y lograr apresarlo— relató parte de su plan.
—Esto no me cabe en la cabeza, siempre has sido tenaz e inteligente. No tienes porque valerte por alguien para resolver tus casos, siempre lo has hecho tú solo, no entiendo ese cambio tan repentino.
—Ya te expliqué Namjoon, ese hombre nos ha dado pruebas que nosotros no hubiéramos encontrado por nuestra cuenta, se que sabe mucho más de lo que muestra y es una buena oportunidad para conspirar encubierto en su contra, ¿no lo crees?
—Tu idea no es descabellada y entiendo tu punto de vista; pero es muy peligroso jugar así con ese tipo de personas que matan sin piedad, si nos llega a descubrir no haríamos el cuento, además no creo que sea bobo, no se fiará de nosotros seguramente nos estará vigilando.
—A peores problemas nos hemos enfrentado y hemos salido ilesos, este no tiene porque ser la excepción.
Namjoon sonrió burlón.
—La excepción puede llegar cuando menos te lo esperes.
Y dicho esto salió de la oficina, se sentía ahogado y un poco de aire le vendría muy bien.
Jimin le daba vueltas a todo lo que había dicho Namjoon y en parte le daba la razón. Sabía que era peligroso, mucho más peligroso que otros de sus casos, porque había una diferencia, en los anteriores nunca se había aliado con los asesinos, pero era la única forma que tenía para lograr capturarlo. Hay un dicho que dice si no puedes con el enemigo, únete a él. Y aunque todavía no estaba decidido del todo pensaba fuertemente en ello.
Las horas pasaban y él estudiaba detenidamente los documentos que aquel hombre le había entregado. Eran pruebas contundentes acerca de las andanzas de Min Ho, tráfico de joyas y diversos problemas con la mafia.
Pero algo llamó su atención de inmediato y era que la mayoría de sus problemas eran por entregar joyas falsas a personas importantes.
Rápidamente ató cabos: los artefactos giratorios que fueron incrustados en el corazón de la víctima eran utilizados para el tallado de diamantes y el material interno del botón que había en su frente era de titanio, un material muy resistente que posee varias aplicaciones, entre ellas está que se emplea para obtener piedras preciosas artificiales.
Sonrió sin ser consciente. Desde un principio el asesino quiso dar a conocer el lado oscuro de la víctima, solo tenía que conectar todos los puntos y sabría descifrarlo.
El señor Lee Min Ho era traficante de diamantes, pero no unos reales, sino copias tan perfectas como para ser capaz de engañar a personas tan peligrosas como los mafiosos, de ahí la razón de todos sus problemas.
El amanecer esperado llegó. Se sirvió un café bien cargado mientras observaba por la ventana a las personas retomar sus rutinas diarias, trabajo, escuela entre otras cosas.
En ese instante Namjoon entró al lugar ya un poco más calmado y descansado. Se había quedado en una de las camas del cuarto del conserje y había logrado dormir un poco.
Jimin aprovechó ese instante y le contó todo lo que había descubierto a su amigo.
—¿Es en serio eso que dices?— expresó sorprendido mientras se servía café también.
—Muy en serio, tampoco me lo podía creer, pero ahora todo tiene sentido. Ese hombre tenía muchas deudas que pagar y lo hizo con la vida.
—Eso no justifica que lo haya matado, sabes bien que pudo pagar con cárcel.
—Personas como esa merecen morir.
Namjoon negó con la cabeza, no entendía lo que le pasaba a Jimin, desde el encuentro de la noche anterior no lo reconocía.
—Estás hablando como el asesino y no creo que eso a nuestro jefe le agrade.
—No me importa lo que piense él, se trata de justicia.
—¿Justicia?— se empezaba a exaltar, estaba visto y comprobado que Jimin estaba dispuesto a hacerle perder la paciencia— nosotros hacemos justicia, no se de que hablas.
—No quiero discutir Namjoon, será mejor que valla a visitar a la señora Lee, ella puede darme el resto de la información que necesito.
—Yo voy contigo.
—De ninguna manera, necesitas quedarte aquí por si surge algún imprevisto, nos vemos más tarde.
Y dicho esto agarró su chaqueta y salió del lugar dejando a Namjoon desconcertado y algo enfadado.
Se subió a su coche personal. No quería que nadie sospechara lo que iba a hacer, y emprendió en viaje hacia la dirección que bien legible estaba escrita en el papel.
Al llegar se bajó y observó todo a su alrededor, no parecía un condominio pudiente sino todo lo contrario. Estaba todo en malas condiciones y la suciedad cubría las aceras, solo una pequeña casa era la más limpia de todo el lugar, y era justamente a la que tenía que dirigirse.
Caminó seguro hasta detenerse frente a la puerta y tocando el timbré esperó hasta que una señora de cabello negro con algunas canas se dejó ver.
—Buenos días señora, lamento molestar tan temprano, mi nombre es Park Jimin y soy detective, quería hacerle unas preguntas acerca de su esposo.
—Él no está, y yo no puedo contestar nada, que tenga buen día— se dispuso a cerrar la puerta pero Jimin la detuvo interponiendo su pie.
Le extrañó que dijera que no estaba ¿acaso no sabía nada de su muerte?
—Señora, es algo muy importante, por favor.
—De acuerdo, puede pasar— ella se hizo a un lado.
Se adentró al lugar, el interior era muy diferente al exterior. El mismo estaba lleno de obras de arte lujosas, parecía un castillo dentro de un agujero.
Se sentó en un sofá color crema en medio de la sala.
La señora se sentó frente a él y aguardó.
—¿Sabe usted donde está su esposo?— preguntó. Tenía que averiguar qué tanto sabía ella antes de hablar.
—La verdad no, el sale muy seguido por varios días por cuestiones de trabajo pero no dice a donde va.
—Entiendo, ¿ustedes tienen hijos?.
—Si, tenemos un hijo de veinte años de edad, está en la universidad, estudia administración de empresas— sonrió orgullosa.
—Es una carrera muy bonita— intentó ganarse un poco más de confianza.
—Si, es muy linda y sacrificada, me siento muy orgullosa de mi hijo, siempre ha sido muy inteligente y su padre y yo lo hemos apoyado en todo lo que ha decidido para su futuro.
Un silencio de alojó entre ellos. Jimin no sabía como proceder a contarle todo a la mujer sin que se alterara.
—Señora, yo se que usted está al tanto de todo lo que hace su marido y necesito que me de todos los detalles, es muy importante para resolver su caso.
—¿Su caso? ¿De qué habla?— frunció el seño.
—Su esposo fue asesinado, lo siento mucho— soltó, ya no podía seguirlo ocultando.
La mujer llevó sus manos a su boca, no lo podía creer, sin embargo no derramó ninguna lágrima, aunque su tristeza era notoria.
—Dedujo que usted se esperaba esto ¿verdad?
Ella soltó un suspiro y bajó la mirada.
—Si lo esperaba, el camino que llevaba mi esposo no era nada bueno. Salía por varios días a reuniones con personas peligrosas y no regresaba hasta después de una semana.
—¿Uested sabía que su esposo era traficante de joyas falsas?
—Sabía lo de las joyas pero nunca imaginé que fueran falsas, incluso el me regaló muchas.
—¿Puede hablarme de algún socio de su esposo o alguna persona que los haya visitado antes aquí?.
Ella meditó por un momento hasta que levantó su rostro y miró a Jimin.
—Él no acostumbraba a traer a ese tipo de personas a la casa por miedo a que nos pasara algo, pero tenía un íntimo compañero.
—¿Recuerda su nombre?
Ella negó con la cabeza.
—Si tiene nombre nunca lo mencionaron, o tal vez mi esposo no lo sabía, esas personas no revelan su nombre, solo se que lo llaman Mister Gold.
Aquel dato despertó aún más su curiosidad por lo que quiso saber más.
—¿Recuerda como era?.
—Se que era alto y vestía siempre de negro, su cabello es tan oscuro como la noche, por su porte parece ser una persona joven pero su rostro nunca lo vi, siempre llevaba una máscara dorada.
Jimin maldijo internamente, ¿que tenía que ver aquel hombre con el pasado de Min Ho si era su asesino?
Ya todo había quedado claro en su mente, pero necesitaba saber más...y sabía cual era la mejor forma.
—Muchas gracias señora por su colaboración y una vez más siento mucho la muerte de su esposo, si recuerda algo no dude en hacérmelo saber— le extendió una tarjeta con su número de teléfono.
Ella asintió y luego de tomar el rectángulo entre sus manos lo acompañó a la puerta.
Jimin salió todo lo rápido que pudo de allí. Tenía que contarle todo a Namjoon y juntos buscar más información, aunque dudaba que la hubiera, todo señalaba que lo que había descubierto era porque ese hombre le había dado las pistas, de lo contrario estuviera como al inicio.
A penas entró a su auto y mientras se disponía a girar la llave su teléfono sonó.
Molesto presionó el botón verde sin percatarse de que era un número desconocido.
—Diga.
—Veo que has investigado.
Esa voz, esa voz la conocía bien, era él.
—¿Qué quieres?— escuchó una risita.
—Tú respuesta, eso es lo que quiero.
—Todavía no se cumplen las 24 horas.
—No necesitas más tiempo, lo has descubierto todo y te has dado cuenta tú mismo que esta alianza te beneficia mucho.
Hubo un silencio.
—¿Aceptas o no?— recalcó perdiendo la paciencia.
Ya no tenía escapatoria, sabía que solo así podía llevar a cabo su plan por lo que sin ningún miramiento soltó:
—Si, acepto.
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