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Así como las monedas tienen dos caras las personas muchas veces también las tienen, incluso sin saberlo. Lo único que les hace falta es ese toque de benevolencia o maldad para despertar esa otra parte que habían creído inexistente.
Exactamente eso le había ocurrido a Jimin. Siempre acostumbrado a ser una persona justa y honesta, lleno de compasión y amor por su trabajo que nunca se había detenido a pensar que tenía otra forma de ser tan distinta a la que había mostrado al mundo.
Era como si un ser totalmente desconocido emergiera de su cuerpo, del cual no tenía control absoluto. Su otra parte, la que había quedado oculta le gritaba que ese no era él, que no se dejara llevar por el momento pero fue imposible detenerlo. Había nacido así y reformarlo era una tarea prácticamente imposible.
Y solo se dejó llevar...
Todo había salido a pedir de boca. Exactamente como el plan que habían desarrollado. Se encontraban frente a su próxima víctima, ambos apuntando con un arma directamente a su presa. Una presa fácil que sería devorada por la nueva forma de ser de Jimin.
Un rostro pálido y descompuesto era la imagen que denotaba, el que para Jungkook, ya era hombre muerto. Se mantenía de pie, estático y con las manos al frente desde el otra lado del escritorio de madera pulida.
El pelinegro se adelantó y colocó su arma justo en la cien del hombre.
—Ahora muy calladito vas a obedecerme en todo lo que te diga, ¿entendido?— susurró arrastrando las palabras.
—¿Qué quieres de mi, Mr Gold?— preguntó con voz temblorosa el anciano calvo que estaba a punto de convertirse en comida para las hormigas.
—Veo que todos te conocen— se expresó Jimin mientras adelantaba dos pasos.
—Digamos...cariño, que soy la peor pesadilla de todos en este mundo, ¿no es así?— soltó una risa siniestra mientras volvía a girar su atención a la víctima.
—Hagamos esto rápido. Puedo matarlo aquí mismo— habló el rubio mientras se mordía el labio.
—Eso sería demasiado fácil con tanta diversión que podemos obtener. Todavía tiene que decirnos dónde tiene a todos esos niños— con la culata de su revólver golpeó fuertemente la cabeza del anciano y este calló desmayado.
—¿A donde lo vamos a llevar?
—Lo vamos a subir hasta la azotea. Allí tenemos un poco más de tiempo y podermos sacarle la información.
—De acuerdo. Hagámoslo.
Jungkook agarró al hombre por una pierna y lo arrastró hasta las escaleras. Siempre vigilando que no hubiera algo fuera de control.
—¿Qué haces aquí?— preguntó el pelinegro al ver a Hoseok con el atuendo de uno de los guardias justo en la escalera.
—Estaba esperando su próximo paso.
—Muy bien. Hemos corrido con suerte de que aún no se hayan percatado de que algo anda mal. Nosotros vamos a subirlo y allí le sacaremos la información. Ahora es tu turno de actuar. Has lo que planeamos. Tenemos aproximadamente cincos minutos. ¡Vamos!
Hoseok salió corriendo para llevar a cabo su próxima tarea mientras Jimin y Jungkook subían a aquella bestia que pesaba como 200 kilos hasta la azotea.
Una vez allí lo amarraron en una silla y le arrojaron un balde de agua fría encima. El anciano reaccionó al instante.
—¡Maldito hijo de puta! Te vas a pudrir en el infierno— escupió aquella frase que provocó una carcajada a Jungkook.
—El que se va a pudrir en el infierno eres tú. Créeme que lo conozco muy bien y no te va a gustar nada— habló mientras sacaba una navaja afilada del interior de su chaqueta— ahora vas a hablar si no quieres ir perdiendo todos los dientes y los ojos.
—¿Qué mierda quieres que te diga si no se de que hablas?
—¿Dónde están los niños de los que abusas maldito gusano?
—¡Ya te dije que no se!
Lleno de rabia iba a arremeter contra el viejo cuando Jimin lo detuvo sujetando su brazo.
—Quiero hacerlo yo— la ira y el deseo de venganza brillaba en sus ojos.
Era otra persona y Jungkook se percató de ello, pero decidió no decir nada porque en el fondo admitía que adoraba esa nueva personalidad.
—De acuedo— le tendió la navaja y el rubio la agarró con firmeza. Se acercó al hombre.
De pronto, el sonido de una alarma interrumpió la quietud de la noche. Hoseok había hecho bien su trabajo. Seguramente ahora todos estarían dentro de los túneles buscando a su jefe. Lo que indicaba que no les quedaba mucho tiempo, tenían que darse prisa.
—Vamos, cariño, no tenemos mucho tiempo.
Jimin se acercó al hombre y clavó la navaja en uno de sus brazos y luego la arrastró hacia abajo desgarrando la piel. El anciano aulló de dolor.
—¡Malditos enfermos!
—¡Habla de una puta vez! A menos que quieras acabar muerto. No estamos jugando.
Tranquilamente rodeó al hombre y desde atrás clavó la navaja en el otro brazo repitiendo la misma operación.
—¡Ya les dije que no se nada!— volvió a gritar pero con un poco menos de fuerza.
Jungkook lleno de rabia se acercó y le dobló la cara de un puñetazo. Sangre salió inmediatamente de su nariz y boca.
Luego le siguió otro golpe, y otro, y otro hasta que el viejo no tuviera fuerza ni para sostener su cabeza.
Jimin lo agarró del pelo con fuerza y tiró hacia atrás su cabeza. Se acercó y escupió las palabras.
—¿Donde, están, los niños?— sus dientes rechinaban de la rabia contenida.
—No, no se, nada.
El pelinegro comenzó a perder la paciencia. Sacó un cuchillo del interior de su bota y lo clavó en la frente del hombre. Un grito de dolor sin fuerzas salió de la sucia boca de aquel monstruo.
Jungkook hizo girar el cuchillo abriendo un agujero en la frente. Sacó de uno de sus bolsillos un botón dorado y lo incrustó en la frente del tipo.
—Por...por favor.. no..no me ha..hagan...nada.
—Esta es la última vez que te repito la pregunta— habló Jimin— ¿dónde están los niños?
La sangre chorreaba por su frente, brazos, nariz y boca. No tenía fuerzas ni para hablar. Y en un intento por salvar su vida decidió decir todo.
Aunque su vida ya estaba más inclinada hacia el mundo de los muertos que de los vivos.
—Hay, un sótano...en...en el bosque.. allí están.
Susurró sin fuerza y con los ojos cerrado. Otra misión exitosa, pensó Jungkook.
—Lo hemos conseguido— susurró Jimin sonriendo.
—Si, pero esto aún no ha acabado.
—¿Qué..que me van..a...hacer?
—Te daré lo que te mereces.
Con el mismo cuchillo que había usado para hacer el agujero en la frente del anciano rasgó el pantalón ensangrentado del monstruo. Con ira agarró su miembro y de una sola estocada lo cortó.
Un grito terrible profirió aquel animal que los dejó sin escuchar por un momento.
Lanzó su asqueroso miembro al suelo.
—Esto ya no te sirve— se acercó— si abusas de niños indefensos mereces morir cerdo asqueroso— escupió su cara con desprecio.
Luego levantó su rostro y miró a Jimin el cual asintió. Recibió el cuchillo que el pelinegro le dio y lo incrustó directo al corazón de aquella bestia repugnante que acababa de dar su último latido.
—Estoy orgulloso de ti— se acercó Jungkook y quitando su máscara y la de Jimin se besaron apasionadamente— tenemos que irnos.
Jimin asintió totalmente ido. Colocó nuevamente su máscara y bajaron por donde mismo habían decidido iniciar aquella misión que marcaría el inicio de una gran confusión mental.
En próximos días subiré otros, cuídense!!!❤❤❤
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