🔪18🔪
Los primeros indicios de una cálida mañana se comenzaron a notar cuando el sol dejó filtrar pequeños rayos a través de la ventana de la pequeña habitación de Jimin.
Estiró su cuerpo y respiró hondo. Se sentía extrañamente feliz en aquel amanecer. Por primera vez, en todos los días que llevaba allí, había logrado descansar y despertar renovado.
Pero esa alegría no duró mucho, se le borró cuando llegaron a su mente los recuerdos de la charla que había tenido la noche anterior. El día por desgracia había llegado, era hoy que tenía que hacer lo que aquel hombre le había pedido, de lo contrario tendría que despedirse de todo, contando, su vida.
Una extraña sensación de remordimiento comenzaba a atacarlo. Era raro porque no iba a ser la primera vez que mataba a una persona, ya lo había hecho varias veces producto a su trabajo. Aunque en esas ocasiones fue para defender a otras personas y salvar vidas, pero esta vez no sabía a lo que iba a enfrentarse. Jungkook simplemente le dijo que eran personas dedicadas a prostituir a niños menores de edad, pero esas palabras podrían perfectamente ser falsas y no quería arriesgar mucho.
Aunque si de opciones se trataba no tenía mucho de donde escoger. Trataría de calmarse y prestar mucha atención al sitio y a las personas de los alrededores. Siempre había tenido muy buen ojo para percibir la maldad en la gente y cuando algo no andaba bien, así que nada tenía porque salir mal. Descubriría también si lo que le había dicho Jungkook era cierto o debería comenzar a tildarlo de mentiroso.
Por una parte podía estar feliz pues ya no estaba encerrado. Tenía la libertad de caminar por la casa sin ser cuestionado, aunque la salida al exterior estaba prohibida aún, lo que había logrado ya era un avance.
Su pensar fue cortado producto a unos ligeros toques en la puerta que lo comenzaron a poner nervioso.
—Adelante— expresó no muy seguro de si quería ver a la persona que estaba detrás.
—Buenos días— dijo en cuanto entró. Como siempre, con su vestir todo de negro denotaba mucha masculinidad e imponencia— veo que has amanecido mejor— caminó hacia el sofá y dejó la bandeja con desayuno que cargaba— aquí tienes. Come, debes reponer fuerzas. Hoy será un día intenso, ¿lo sabes?— se giró y lo observó detenidamente.
Cada vez que hacía eso lo único que generaba en el rubio era nerviosismo. Justo en esos instantes, y para poder perderlo de vista, deseaba que la tierra se abriera en dos y se lo tragara de una.
—Lo se, desgraciadamente lo se.
El contrario sonrió.
—Esa palabra no me gusta, des-gra-cia-da-men-te— la dividió cuidadosamente— creo que debería ser expulsada del diccionario, suena a tragedia cuando la usas.
—Y según tú, ¿qué es? Porque para mi lo acabas de describir a la perfección— furioso se puso de pie y se sentó en el sofá.
—Debes aprender a no ser tan pesimista. Vamos a hacer justicia, no es nada malo.
—¿Justicia?— se carcajeó— disculpa, es que ese chiste que acabas de hacer es muy bueno. Me parece que por tu bien deberías de dejar el papel de héroe porque déjame decirte que no te queda.
El semblante de Jungkook cambió completamente. De sonriente a enfadado.
—Yo no necesito que nadie vele por mi bienestar, soy una persona lo suficientemente adulta como para cuidarme solo, ¿no te parece?— caminó hasta Jimin y se cruzó de brazos frente a él.
—Si, si, de eso no tengo la menor duda. Creo que malinterpretaste mis palabras, no fue eso lo que quise decir. Simplemente me parece ilógico que personas como tú se quieran tomar la justicia por su cuenta cuando la policía es la encargada de ese trabajo, tampoco hay que ser desconsiderados con ellos, en algo tienen que ganarse el dinero.
—Pues si— respondió molesto— estoy seguro de que se lo ganan y hasta de más. Lo que pasa es que todo es en vano. Los billetes le caen sin ningún esfuerzo.
—¿A que te refieres?— preguntó con el seño fruncido.
Jungkook se inclinó y apoyó sus manos a cada lado de la cabeza de Jimin, justo encima del espaldar, sus rostros quedaron a pocos centímetros. El corazón del rubio palpitaba desbocado.
—Si la policía de este país hace su trabajo como corresponde ¿porqué hay tantos asesinatos, vandalismo y tráfico de drogas? entre otras cosas que no menciono porque es una pérdida de tiempo, ¿ahora entiendes a que me refiero?
—Si, no te preocupes, te entiendo mejor que nadie. Porque si la policía de este país, como tú dices, hiciera su trabajo como corresponde no existieran asesinos como tú, ¿a eso te refieres?.
Esas palabras fueron como un puñal clavado en el corazón de Jungkook, pero aún así tuvo que tragarse los insultos.
—Tienes razón— se reincorporó a su sitio— tal vez yo no sería lo que soy hoy. Porque si la policía de este país hiciera su trabajo como le corresponde yo no hubiera sufrido toda la mierda que me hizo mi padrastro— indignado y dolido salió del lugar cerrando la puerta de golpe.
Lo que había dicho había causado muchas dudas a Jimin. Se sentía culpable por haber juzgado a una persona de la que conocía muy pocas cosas. Ahora sabía que el pelinegro tenía un pasado oscuro y en el que al parecer había sufrido mucho.
Su pecho se apretó. Había soltado la lengua, lo admitía. No sabía que hacer, quería pedir perdón pero ni tenía el valor suficiente para ir a encararlo.
Con remordimiento comió su desayuno mientras observaba a través de la ventana las verdes hojas de los árboles mecerse en un lento vaivén producto a la ligera ventisca fría del amanecer.
Estaba decidido a no salir de su habitación en lo que quedaba de la mañana y la tarde. Si se olvidaban de él mucho mejor. Tenía un poco de desconfianza mezclada con adrenalina por lo que iba a ocurrir aquella noche.
La tarde transcurrió normal. Sin embargo a las tres en punto pasó Hoseok por su habitación y le dejó el traje que debía de ponerse para la "ocasión", era uno completamente negro acompañado de una chaqueta de cuero del mismo color y dentro de una caja de tamaño mediano una máscara negra con detalles en dorado que debía de utilizar. Esa última prenda lo asustó. No quería verse igual a esa persona, a ese asesino con el que convivía. Pero ya no tenía ningún otro plan en mente ni opciones para gastar, debía hacer aquello por el bienestar de todos.
Justo cuando estuvo ya listo escuchó esos toques en su puerta que tanto temía.
—¿Quién es?— tuvo miedo de decir la palabra adelante.
—Soy yo, Hoseok. El jefe quiere que bajes ya, es hora de irnos.
Un sudor frío que nunca había experimentado antes comenzó a bañar su cuerpo. El momento estaba por llegar, sin embargo, su ansia por que acabara crecía con cada segundo que pasaba.
A veces en la vida tenemos que hacer sacrificios por nuestros seres queridos. Aunque esos esfuerzos no sean pedidos y mucho menos valorados por lo que en verdad son. A Jimin le tocaría una tarea muy dura a partir de aquel momento. No lo tendría fácil, ¿pero quien dijo que en esta vida hay algo fácil?, todo hay que conseguirlo con mucho esfuerzo y dedicación, para que al final sean merecidas las recompensas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro