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—Yo...yo no quería husmear en tus cosas— lo pillaron desprevenido y con la guardia baja. La mirada de aquel hombre lo intimidaba mucho y era algo que no podía ocultar.

No se había sentido débil antes cuando los asesinos lo miraban con cara de querer sacarle los ojos; pero la persona frente a él era alguien totalmente diferente y no estaba acostumbrado a lidiar con ello.

Jungkook posó ambas manos sobre el borde del escritorio de madera pulida y observó a Jimin con ojos espiratorios. No había dejado aquellas fotos por casualidad o porque había olvidado guardarlas en la caja fuerte; sino, lo había hecho de forma intencional. Quería asegurarse de que la idea que tenía en mente era la misma que impulsaba a Jimin a haber rechazado la oferta de su amigo de ir a recogerlo, y estaba en lo cierto. Buscar una forma de inculparlo era su motivo principal. Aquello no le disgustó a pesar de que su porte reacio demostraba todo lo contrario. Solo quería hacerle creer que había cometido un desliz, tal vez eso le hiciera imaginar que no tenía todo bien cubierto

—No se te ocurra volver a tocar algo que esté dentro de estas cuatro paredes— giró su rostro para observar a Hoseok que se encontraba recostado al marco de la puerta— retírate, tengo algo que hablar con él.

Desde ese ángulo Jimin pudo ver su perfil perfectamente. Tenía una figura muy bonita, delicada y la piel de esa zona parecía estar bien cuidada. Se visualizaba aterciopelada desde allí. Las yemas de sus dedos picaron con la imagen de él tocando esa fina mandíbula. Pensó en como se sentiría debajo de su tacto aquella piel.

—Está bien, si necesitas algo solo llama— habló Hoseok sacando al pelirubio de sus pensamientos. El interpelado se alejó cerrando la puerta detrás de él.

El silencio era muy incómodo entre aquellas dos personas. Jimin se quería morir, había sido descubierto y no podía alegar nada en su autodefensa, sin embargo no podía apartar la vista de aquellos ojos negros que lo traspasaba con la mirada. ¿De dónde había salido aquel hombre? él no lo sabía, de lo que sí estaba casi seguro era de que le provocaba cosas que no había sentido en los años que llevaba existiendo.

Las marcadas piernas del hombre de negro se movieron en su dirección y Jimin contuvo la respiración, sabía que con ella sería más notorio su nerviosismo.

—¿De que querías hablar?— Jimin rompió el hielo del ambiente. Se encontraba realmente intrigado de que era lo que tenía que decirle.

Jungkook rodeó el escritorio y se puso de pie al lado de Jimin que aún se mantenía en su silla.

—¡Oh! Lo siento— se levantó y ocupó el lugar de las visitas del otro lado de la mesa.

—Muy bien, vamos a lo que realmente nos importa— tomó asiento, hincó sus codos en la mesa y juntó sus manos frente a su rostro cubierto— creo que esta conversación ya se ha extendido bastante y es hora de pactar nuestro primer trabajo.

Jimin frunció el seño y comenzó a preocuparse por aquellas palabras que sabía que significaban pero que no quería tomar en serio.

—Tú y yo tenemos un pacto, espero que no te eches para atrás.

—Eso no pasará, yo di mi palabra y la voy a cumplir, solo necesito saber en que clase de trabajo vamos a colaborar.

—No serán pocos pero por algo tenemos que empezar. ¿Qué te parece este?— lanzó hacia su lado del escritorio un sobre marrón completamente sellado.

—¿Qué es?— preguntó tomándolo entre sus manos.

—Revisa su contenido y lo sabrás— recostó su espalda en la parte de atrás de su asiento reclinable.

Con mucho cuidado rasgó la parte superior del papel y extendió todo lo que había en el interior sobre la mesa.

Comenzó a leer y se sorprendió mucho con lo que vieron sus ojos.

—¿Kim Jin Hyun?— susurró.

—Exactamente, ahí está la información faltante, la que necesitas para meterlo a la cárcel.

—¿Cómo es que tienes todo esto?— agitó los papeles frente a su rostro.

—No me gusta que cuestionen mi trabajo o que me pregunten de donde consigo las cosas. Solo te puedo decir que tengo mis contactos— se enderezó hacia adelante y observó atentamente sus ojos captando cualquier expresión en ellos.

—Lo que ocurre es que a diferencia de ti a mi si me piden explicaciones y tengo que darlas.

—Lamentable, por ese motivo trabajo solo.

Jimim sonrió. El pelinegro acababa de decir que actuaba solo, eso era un gran descubrimiento.

Mientras tanto Jungkook festejaba internamente porque con cada detalle que brindaba le hacía creer a Jimin que podía obtener más información y esa creencia le obligaría a permanecer más tiempo a su lado, hasta que logre su cometido y ya no pueda alejarse.

—El trabajo en equipo es mejor— levantó una ceja afirmando su veracidad.

—Demuestralo, necesito que atrapen a ese hijo de perra y se pudra en la cárcel antes de que Gold Killer lo encuentre y ya no pueda escapar.

—¿Gold Killer?

—Si, ¿no has oído hablar de él?— sonrió ante su nuevo alias, sin dudas le gustaba mucho.

—La verdad no, de Mister Gold si que he escuchado mucho.

—Espero que sean cosas buenas— se carcajeó por lo bajo— Gold Killer puede ser muchísimo peor que Mister Gold, eso te lo puedo asegurar.

—¿Porqué tan seguro? ¿Lo conoces?

—Digamos que no, pero los rumores corren como el viento, dicen que puede llegar a matar sin piedad y que no le importa absolutamente nada.

Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Jimin ante el cambió de actitud tan repentino del pelinegro, pero se aclaró la garganta y continuó.

—Supongo que puedo entregar toda esta información; pero necesito saber de dónde salió, me pedirán explicaciones de ello y no puedo mentir.

—Te va a tocar hacerlo porque mis fuentes no las puedo revelar.

—¿Estás loco? No puedo arriesgar mi carrera de ese modo.

—¡A mi me importa una mierda tú carrera!. Cuando aceptaste que trabajaramos juntos sabías perfectamente que iba a ser bajo mis reglas— no le importó mostrar su furia, odiaba que desobedecieran sus órdenes.

—Entonces me retiro. No puedo continuar así. No me puedo involucrar en algo que ponga en peligro el trabajo y la estabilidad por la que tanto he luchado. No puedo arriesgar la promesa que le hice a mi padre, él no se merece que yo le falle— bajó su cabeza cuando la tristeza inundó sus ojos.

—Estoy seguro de que a tu padre no le importará si le fallas o no.

El pelirubio abrió los ojos como platos al escuchar aquella frase, como se atrevía aquel hombre a mentar a su padre.

—Te prohibo que hables así de mi padre. Él era buena persona, además, está muerto, y antes de perderlo le prometí que sería como él.

—Las promesas se las lleva el viento— acató muy tranquilo meciéndose a los lados en su silla.

—¡Basta! No hables así, está muerto.

—Yo no estaría tan seguro.

—¿Qué?.






"Yo no estaría tan seguro" ¿qué piensan de esa frase? ¿Acaso Mister Gold sabe algo que Jimin no, o simplemente lo dijo para mantenerlo más cerca y obligarlo a que haga lo que quiere?

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