( 🥃 ) - O1: Prologue.
Heena paseó su mirada por todo el lugar. Se encontraba en un antro en pleno miércoles por la noche, esperando a su cita que debía estar allí desde hace diez minutos.
Heena odiaba la impuntualidad.
Cuando creyó que el tipo no llegaría y era hora de marcharse, alguien la tomó del hombro, la muchacha lo miró con evidente mal humor y este al leer sus facciones rió nervioso.
-Disculpa la tardanza, la junta de negocios se retrasó, recién salgo de la oficina.
La castaña lo observó de pies a cabeza, el hombre llevaba un pulcro traje a medida con la excepción de que la corbata estaba un poco suelta, su cabello aún descansaba prolijamente peinado para atrás y sus labios se notaban resecos por la obvia exposición al aire acondicionado.
Heena adoraba ver a los hombres en traje.
Fingiendo estar de acuerdo sonrió hacia su acompañante y palmeó el asiento a su lado.
-Está bien, entiendo que eres un hombre ocupado -Mentira. -Bebe algo conmigo, se ve muy estresado, señor Min.
La chica se removió en su lugar encargándose de llamar la atención del hombre con sus movimientos levemente provocativos. No debía verse santa pero tampoco muy perra, debía verse inocentemente sexy.
-Por favor, solo llámame Yoongi. Me haces sentir muy viejo.
Pero a Heena eso era lo que le atraía de Min Yoongi, lo irresistible que se veía el empresario a su edad.
-No debe sentirse avergonzado, se ve muy bien para sus buenos treinta años -Ella sonrió ladina.
Yoongi negó levemente aunque divertido y a su vez altivo por los halagos de su acompañante.
-¿Y qué me dices de ti? Me habías dicho que eres mucho más joven que yo, solo espero que seas legal, Hwang Heena.
La nombrada rió intentando disimular los nervios. -Tengo veintiún años recién cumplidos.
-Wow -Yoongi la miró de pies a cabeza, incapaz de esconder el deseo en sus ojos. -Toda una mujer.
-¿Le parece que sí, señor Min?
-Yoongi, Heena, por favor -Le corrigió nuevamente.
-Está bien -Aceptó la menor rodando los ojos. -Yoongi.
-Así suena mejor -Bebió de su vaso de Whisky. -¿Cómo es que aún sabiendo nuestra diferencia de edades decidiste salir conmigo, Heena?
-Oh, pues usted es un hombre interesante y muy apuesto cabe destacar -Ella comenzó a jugar con uno de sus mechones de cabello demasiado cerca de su escote llevándose toda la atención de Yoongi en el proceso. -Ademas los hombres de mi edad aún son muy inmaduros, no saben lo que quieren y no estoy para juegos en mi vida -Una mueca de frustración se formó en su rostro.
-Entiendo, buscas estabilidad -Ella asintió. -¿Es lo que quieres conmigo?
Heena se paralizó, era la segunda vez que se encontraba con Min Yoongi desde que comenzaron a flirtear, el que él creyera que para ese poco tiempo que se llevaban tratando era tiempo suficiente para decidir sobre una relación seria la asustó. No, ella no quería nada serio con él, quería divertirse, tal vez uno o dos acostones antes de terminar la aventura y cumplidos bonitos, nada más.
-Verás, Yon-
El teléfono del hombre comenzó a sonar, salvando la noche que le esperaba a la menor, pero el no parecía querer contestar, en su lugar canceló la llamada y regresó su atención a Heena.
-Perdón ¿que decías?
Maldita sea.
-Que yo-
Y nuevamente el teléfono. Yoongi comenzó a frustrarse.
-Debe ser importante, contesta -Animó Heena poniendo su mejor cara comprensiva.
-Es solo mi mejor amigo, no tiene importancia -Insistió Yoongi.
-Ya te marcó dos veces, solo contesta. Puede ser urgente -Cuando creyó que no iba a poder convencer a Yoongi puso sus mejores ojos de ciervo haciendo que el hombre maldijera por lo bajo.
-Bien, no tardaré. -De mala gana tomó la llamada y se llevó el teléfono a la oreja. -Espero que sea importante, Jeon -Hubo un silencio, Heena supuso que el hombre al otro lado de la línea lo estaba insultando por no contestar desde la primera debido a la cara de fastidio que tenía el mayor. -Avisé que llegaría tarde.
¿Avisar? ¿A quién?
-No importa eso, solo dile que me surgió algo de negocios y llegaré más tarde, siempre me has ayudado con esto, amigo.
La palabra amigo, sonó tan falsa que Heena comenzó a replantearse el tipo de persona con el que estaba saliendo. Lo vio sonreír cual niño saliéndose con la suya y tras despedirse de su aparente amigo y cómplice, colgó, regresando toda su atención a la chica frente a él.
-Nada importante, te lo dije -Se encogió de hombros. -Continuemos.
-Si no es importante, no habría necesidad de mentir ¿no cree señor Min? -Heena se puso de pie alisando un poco su vestido y tomando su pequeño bolso de mano, parecía irritada.
-¿A dónde vas? -Cuestionó el mayor.
-Como sabrá, tengo universidad mañana, evidentemente perdimos tiempo aquí -Tomó su vaso de vodka y bebió hasta la última gota de un jalón. -Será otro día, señor Min.
Sin esperar una respuesta, comenzó a caminar en dirección a la salida de la misma manera en la que entró, altiva e inalcanzable. Una vez afuera se dirigió a la parada de taxis para abordar alguno pero en lugar de un taxi se estacionó un auto blanco que ella ya conocía de memoria. La ventanilla se abrió dejando ver a su mejor amigo desde allí.
-¿Qué pasó, Heena? Te ves molesta -No había burla en su voz, en su lugar gotas de preocupación y mucha curiosidad.
-Nada Min, eso pasó -Abrió la puerta del copiloto con frustración y se adentró en el auto. -¿Qué haces aquí? Mañana hay clases y tú tienes una exposición con la profesora Yū.
-Hoy casi no están circulando transportes, supuse que iba a ser más difícil que tú encuentres taxi y decidí esperarte por si acaso.
Park Jimin mejor amigo de Heena desde el jardín de niños, ha estado para ella en todo, desde la primera vez que se escapó de casa a los quince hasta las últimas veces que se ha ido de fiesta diciendo que se va a quedar a dormir con él. Dónde sea que esté Heena, Jimin estará detrás de ella.
-Saliste antes, ¿qué pasó? -El coche arrancó.
-El tipo era guapo, pero oculta cosas, creo que tiene novia -Explicó mientras rodaba los ojos.
-¿Novia o esposa? -Preguntó nuevamente el castaño.
-No le vi un anillo.
-Pudo haberse quitado el anillo -Pero Heena ya no contestó, solo se encogió de hombros. -Si ese es el caso, entonces ¿no volverás a verlo?
Heena negó mientras dejaba caer su cabeza en el asiento.
-No, no salgo con hombres casados o comprometidos.
Jimin asintió y ya no dijo nada más. Con la mano que no tenía en el volante sacó de su chaqueta una cajetilla de cigarros y se la pasó a su mejor amiga. Heena sacó dos y acomodó uno en su boca, para toma el encendedor de la guantera y encenderlo, cuando estuvo hecho se lo pasó a su conductor para que el continuara con el consumo mientras ella encendía su propio cigarrillo.
Sin preguntar o avisar, la chica prendió la bocina y dejó sonar su música, Doja Cat sonaba mientras la chica se relajaba en su lugar, Jimin rió al ver a su amiga cuál niña pequeña perdida en los muñecos que decoraban el frente de su auto. Esa era la verdadera Hwang Heena, una niña pequeña que quería ser una mujer.
Al cabo de unos minutos llegaron a la casa donde residía la chica, aún así ella no hizo por baja del coche. Se quedó a terminar su tercer cigarro en tranquilidad.
-¿No te van a regañar por llegar oliendo a cigarro?
Heena negó. -Mamá no está en casa, regresará hasta mañana por la tarde -Una sonrisa perversa se dibujó en sus labios carmín. -¿No quieres venir conmigo?
Jimin sonrió. -Sabía yo que tu silencio no significaba nada bueno.
-Vamos, tú también lo disfrutas -Se removió en su silla mientras se inclinaba levemente hacia su mejor amigo dándole una mejor vista de sus senos.
El chico dejó caer su cabeza hacia atrás en un intento de procesar la información. Pero no tardó mucho antes de abalanzarse sobre su mejor amiga y atrapar sus cálidos labios en un fogoso beso, uno que se intensificó apenas pudieron tocarse el uno al otro y no tardaron mucho para llegar a la cama de Heena.
Esa era la amistad de Park Jimin y Hwang Heena, una dónde existía la suficiente confianza para verse desnudos y tocarse sin ser una pareja realmente, dónde cuando uno estaba caliente, el otro estaba para ayudarlo, dónde si uno tenía el corazón roto el otro iba a cuidarlo y llenarlo de mimos, pero solo eran amigos, la palabra novios jamás cruzó la mente de ninguno y se habían prometido jamás hacerlo.
Ambos conocían los secretos más oscuros del otro y eso los hacía aún más inseparables, a tal grado de que si uno se tiraba de un puente, el otro también lo haría.
La mañana del día siguiente llegó y ambos se vieron obligados a levantarse más temprano, el chico se había ido un poco antes debido a que debía llegar a su casa a cambiarse por el uniforme antes de ir al colegio. Heena se dió un baño tibio antes de enfundarse en su uniforme gris y sus calcetas blancas junto a sus zapatos escolares. Una vez lista tomó sus cosas y se marchó.
-Te ves muy mal -Opinó la chica recién llegada.
-Sí, buenos días para ti también, Kyujin.
-Buenos días -Dijo por fin. -¿No dormiste bien?
-Me acosté a dormir tarde, pero recuperaré mi sueño después -Kyujin asintió. Realmente no le importaba.
Kyujin no era ni de cerca igual de importante como lo era Jimin para Heena. Pero era su única compañera de grado que le caía bien, ambas eran poco amigables y afectuosas, además no tenían pelos en la lengua así que las hacía compatibles para compartir sus largas horas escolares.
-¿Terminaste tu parte del proyecto?
-Sí, ya adjunté ambos archivos en uno solo, está listo para entregar.
Y ambas eran muy responsables a diferencia de sus demás compañeros. Cuando ambas estuvieron en el salón de clases se dirigieron a sus lugares bajo la atenta mirada de los presentes, ellas siempre eran el centro de atención, solían hablar de ellas como si no pudieran escucharlos pero realmente ninguna le ponía atención.
-Heena -Murmuró indiferente la peliroja sin mirar a la chica a su lado, fingiendo que su libro era mucho más interesante.
Y Heena tan amable como siempre respondió: -¿Qué?
-Tu cuello, parece que te divertiste anoche y está bien, pero no quieras presumirlo, suelta tu cabello porque todos te están mirando.
Heena fue rápida al soltar el prendedor de su cabello dejándolo caer sobre sus hombros y tapándose el cuello en el proceso. La mayoría del salón lo había notado pero si ella fingía que no entonces los demás también lo harían.
-¿Oíste del nuevo profesor de inglés? -Volvió a murmurar Kyujin. Heena la ignoró con su teléfono, pero a la peliroja no le importó y continuó hablando. -Dicen que es extranjero, no es tan viejo como nuestro profesor anterior y es muy apuesto.
-¿Eso es lo que dicen? -Preguntó fingiendo desinterés.
-Es australiano, ¿Sabes qué dicen de los australianos?
-No, iluminame.
-Que son muy buenos en la...
Y la frase quedó a medias cuando el salón quedó en total silencio ante la presencia de un desconocido en el salón. Todos tomaron sus lugares e incluso ambas chicas se removieron en sus lugares, el hombre frente a ellos no parecía tener más de treinta tal vez, llevaba un pantalón negro ajustado y una camisa celeste algo arremangada, su portafolio ya descansaba en el escritorio del profesor y sin decir nada escribió algo en el pizarrón.
-Buenos días, a partir de hoy seré su profesor de inglés, mi nombre es Jeon Jungkook.
Heena estaba muy segura de que era el hombre más caliente que sus ojos habían visto y en hora buena, no tenía anillo de compromiso.
-Por favor saquen su libro de ejercicios en la página cincuenta y tres y lean junto a mí -Habló en un marcado acento australiano que a Heena le hizo mojar las bragas.
Tenía una voz tan linda ¿Cómo se escucharía gimiendo su nombre?
Claro que ella quería saber e iba a averiguarlo, aunque eso rompiera la regla de no salir con personas que estén involucradas en su vida. Aún perdida en sus pensamientos no notó cuando el hombre que ahora era su profesor se acercó a ella y posó una mano en su escritorio. Embelesada por el efecto que su profesor tenía en ella no hizo más que soltar un suspiro silencioso.
-Señorita...
-Hwang, Hwang Heena -Respondió a su pregunta indirecta.
-Señorita Heena ¿Puede hacerme el favor de apagar su teléfono en clases o al menos silenciarlo? -Fue entonces que el sonido de su teléfono fue captado por sus oídos y se apresuró a silenciarlo sin cortar la llamada entrante. -Muchas gracias. -Y regresó a su lugar frente a todos.
Sí, el nombre de Heena se escuchaba como los malditos angeles en sus labios.
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