3
Goenji apenas y pudo poner atención durante la clase recordando la tarde en la que por primera vez había estado cara a cara con quien se suponía era su destino...
.
.
.
Estaban sentados uno a lado del otro. Natsumi miraba el cielo y Shuya como reflejo el suelo. ¿Que le podía decir?...
—¿Por qué siempre te quedas mirándome sin decir nada? —preguntó sin siquiera mirarlo para romper el hielo.
La chica había notado el extraño comportamiento de Goenji cada vez que coincidían.
—¿Siempre sabes cuando te estoy mirando? —Su sonrisa se ensanchó y miró su estructura física con devoción, para luego levantar la vista y posarse sobre el rostro de la contraria.
—En realidad me pongo un poco nerviosa cuando alguien como tú me observa con esos ojos tan...
¡GOENJI-SAN!
¡GOENJI-SAN!
¡GOENJI-SAN!
El profesor lo miraba con algo de molestia al notar que el rubio estaba en otro lado menos en su clase. De hecho toda la clase lo observaba descaradamente y eso lo puso un poco nerviosp. —¿Esta todo bien Goenji?— pregunto esta vez con algo de preocupación.
—¡Si!— desvío la mirada para ocultar su sonrojado rostro. —No me siento muy bien que digamos, la cabeza me duele y no me puedo concentrar...
—¿Quieres que te lleve a la enfermeria?— preguntó Aki algo preocupada.
—¡No, no es necesario!
—Podemos acompañarte — dijo Endo amable como siempre.
—¡Estoy bien!— ya medio fastidiado volteó el rostro e intento poner mas atención a la aburrida clase.
A la hora de la salida como ya era costumbre la castaña esperba a su chofer mientras Goenji esperaba a que Kazemaru saliera, ya que por hoy Endo se quedaría practicando hasta tarde. Estaban a solo unos metros y como si fuera un acto reflejo (Y porque sintió la mirada) se volteo hasta Goenji. Ambos se quedaron sin aliento al notar al otro entre sus pupilas...
El la castaña se quedó quieta sintiendo sus mejillas arder y en la necesidad impasible de querer arquear sus cejas y hacer muecas. No pudo hacerlo pues cuando ella estaba preparando sus facciones, el de cabello rubio le sonrió con suavidad y movió su mano discretamente para saludarla.
El muchacho paró en seco, la adrenalina llegó a su cuerpo, un escalofrío lo inundó y sus vasos sanguíneos parecieron a su corazón agitado. Al pintar de rojizo su cara. Con solo saludarla Shuya Goenji había explotado y ya no había vuelta atrás. Rápidamente apartó la vista, giró su cuerpo en la dirección contraria y dejó escapar un suspiro. Todo parecía temblar y su corazón se aceleraba; '¡Maldito Fudo!, por culpa de su hijo no podía mirar a saludar a Natsumi sin ponerse nervioso. ¿Por qué? antes podía solo ignorarla , ahora se ponía estúpidamente rojo cada vez que ella lo veía y...
—¿Que tienes?— estaba justo frenta a el. —¿Te acercas y no dices nada mas?— mas relajada Natsumi no dudó en sonreír rompiendo la coraza impenetrable de Goenji quien para su sorpresa estaba mas rojo que una manzana. —¿Estas bien?...
El rubio enderezó su postura y la encaró con su mas sincera expresión, sin embargo al mirar sus ojos cafes el color carmesí de nuevo se apodero de sus mejillas. —Lo estoy— soltó con su habitual tono despreocupado. Natsumi no dijo nada y en su lugar se dedico a escuchar a Shuya. —Desde esta mañana todo el mundo me a preguntado si estoy bien o si me siento mal pero no es así...
—Realmente no te noto enfermo— le dio la razón Natsumi con un pequeño gesto analítico y segun Goenji adorable, cosa que lo hizo enrojecer mas y para empeorar todo su acelerado corazón lo obligo a tocarse el pecho como acto reflejo, cosa que no paso por alto la muchacha. —Estas un poco rojo, ¿Segura no estas enfermo?— cuestionó, un poco escéptica y colocó la mano a la altura de la frente de Shuya y con una inocencia remarcada y ajena a lo que provocaba en el rubio pasó su mano a su frente. —Pero no tienes fiebre— concluyó con una sonrisa.
El chico con cejas de rayo se sintió en un punto extremo de vergüenza. Miró como Natsumi le sonreía y luego su vista viajo hasta sus delicadas manos; esas que en un futuro lo tocarían por completo...
Sonrojado de nuevo.
—¡Gracias Goenji-kun!— lo sacó de sus pensamientos.
—¿Que, por que?.
—Por tus palabras de ayer. Fue un poco vergonzoso que me vieran llorar pero no soy alguien que logre ocultar sus emociones — se tocó la cabeza apenada. —Apuesto que te apenó acompañarme a casa con la cara de tonta que tenia ayer— saco una pequeña risa nerviosa que el jamas había visto antes. Shuya rodó los ojos pero no tardó en mirar la muchacha que tenia al frente, quizas debia invitarla a salir de una vez por todas. —el chico rubio ¿Como se llama? Se me hace familiar pero nunca lo había visto. Es un poco raro Quería saludarle y pedirle una disculpa como a ti. Les eché a perder su tarde.
—¡Fudo!— respondió como impulso el chico de mayor estatura. La delicada mujer escuchó ese nombre y su corazón se acelero.
—¿Fudo?— repitió haciendo temblar a Goenji hasta la médula. Natsumi arqueo las cejas y entonces pareció pensar en algo.. Fudo; como el dios del fuego de los viejos cuentos que su padre solía contarle. Juntó entonces sus manos y sonrió ampliamente. —¿Sabes? Me gusta. Es un nombre bastante lindo. El nombre que un chico fuerte debe llevar— informó con total suavidad, perdiendose en sus pensamientos y repitiendo lo bonito que era ese nombre.
Shuya la contempló en silencio con su típica discreta sonrisa; asi que después de todo era ella quien escogería el nombre del pilluelo que tenian por hijo en el futuro.
Claro que si. El mocoso chillon, extraño, cariñoso y explosivo era hijo de ambos. Si quería que naciera debía de estar con la persona con la que tenía la posibilidad de estar enamorado. Natsumi sonreía como un boba. Sus grandes ojos cafes casi le cortaron la respiración. ¿Como era posible que una persona como ella existiera y el apenas lo hubiera notado? Ambas miradas chocaron inevitablemente.
El tiempo se detuvo.
—¿Que ocurre Goenji-kun?
—¡Yo-...Creo que tu-...!— su fuerte brutalidad cayó por la borda, cuando los soñadores ojos de la muchacha lo miraron fijamente, preguntando silenciosamente que pasaba.
NO ERA EL MOMENTO DE DECIR LO QUE ELLA PROVOCABA EN EL.
—¡Yo, creo que tu si tienes razón. Me siento un poco mal— asi que dramáticamente se agacho en el suelo colocandose en cuclillas.
—¿Que sientes Goenji-kun?— preguntó. Pero solo pudo escuchar la agitada respiración del rubio. Tenía la cara roja y eso le parecía adorable. Shuya Goenji era un chico bastante particular, parecía no importale el resto del mundo y también parecía que todos lo tenían en un concepto de perfección, pero a ella solo le parecía una chico incomprendido y un poco reservado. "Incluso los fuertes lloran aveces" Cuantas lagrimas tendría que haber derramado para llegar a esa conclusión...
.
.
.
—En realidad me pongo un poco nerviosa cuando alguien como tú me observa con esos ojos tan posesivos. Es que no logro comprerder que piensas de mi— suspiró sonoramente. —Parecias tan distante y ahora supongo que me miraras pensando que soy una patética niña llorona— se rascó la cabeza.
Shuya miró su rostro y esta por alguna razón se sintió bien. —No pienso nada en particular sobre ti, solo te miro y ya. No importa si lloras frente a mi. No pienso que eso te vuelva una llorona, todos tenemos nuestros sufrimientos, pero creo que hemos sufrido para hacernos más fuertes para el presente.
¿Quien eres tu Shuya Goenji?
.
.
.
—¿Por que no llega?— Fudo miró a todos lados en busca de su papá.
CONTINUARÁ...
AL FIN LISTO.
Bueno
Sin mas me despido
Gracias por leer y perdon por las faltas de ortografia, si les gusto no olviden votar o comentar. Como siempre su opinion es lo mas impotante❤❤.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro