Capitulo 8
En el bosque, atravesaron una pequeña entrada de roca que conducía en la dirección del sonido. Al final de esta entrada, había un gran desnivel. Kratos fue el primero, Berenice la segunda y Kratos atrapó a Atreus cuando cayó. Los tres encontraron el animal que buscaban. Era un jabalí con marcas en todo el cuerpo.
Atreus se arrodilló y preparó su arco mientras Kratos y Berenice se acercaban detrás de él.
Kratos: Dispara al estar listo. Ténsala hasta el pecho. La piel del jabalí es gruesa.
El niño se muestra pacientemente por unos segundos y finalmente lanza la flecha al pecho del animal. Pero flecha no la penetra y sale volando, haciendo que el animal salga corriendo asustado al instante.
Atreus: Pero... si le dí, ¿O no? Hice lo que me dijiste y parece que le rebotó.
Berenice: Hmm... tal vez ese jabalí sea unico.
Atreus: ¿Será un jabalí magico?
Kratos se arrodilla frente a su hijo.
Kratos: ¿Tú que crees?
Atreus: Se veía diferente a cualquier otro jabalí.
Kratos: Pues ve por él.
Atreus hizo lo que le pidió y comenzo a acelerar el paso y los dos comenzaron a seguir. En el camino, se encontraron un pueblo abandonado, con casas destruidas y algunos cadaveres en todas partes. Un resto de existencia humana que ahora es un pueblo fantasma, un cementerio y nada más.
Kratos: Mantengansen alerta.
Atreus: ¿Más de esa gente?
Kratos: Es otra cosa.
Berenice: (Pensando) ¿Qué diablos acaba de pasar aquí?
Estuvieron investigando el pueblo y viendo los cadaveres de la gente.
Atreus: Algunos de esos cuerpos son de esas cosas muertas.
Luego de unos minutos de estar caminando por el pueblo, se vuelven a encontrar nuevamente con el jabalí, Atreus se arrodilla, listo para apuntar y volver a intentarlo. Kratos iba a aconsejarle, pero Atreus le interrumpe.
Atreus: Le dí.
Atreus saca una flecha preparando el arco y se mantiene concentrado. Respiró profundamente y recordó todo lo que su padre le había enseñado.
Atreus: Codo arriba. Mano firme. Relájate... Precisión, no velocidad...
Tiró del arco, preparó su puntería en los órganos vitales del jabalí y, con un rápido movimiento de sus manos, disparó la flecha. La flecha alcanzó al jabalí en el estómago, lo que le hizo rugir de dolor y salir corriendo.
Atreus: ¡Sí!
Berenice: ¡Bien hecho!
Kratos: ¡No lo pierdas!
Atreus corrió en dirección al jabalí, pero mientras corría no sintió que el cuchillo se le resbalaba del bolsillo. Berenice vio el cuchillo que se había caido, élla lo agarro y se lo guardó mientras el espartano soltó un bufido de irritación: Atreus había sido demasiado descuidado y había olvidado el cuchillo de Faye. Un error verdaderamente costoso.
Los dos siguieron adelante para buscar al niño, pero rápidamente descubrieron que el siguiente camino que encontrarían no sería tan sencillo como los demás. Había una densa capa de niebla que apareció a su alrededor. En el camino se dividieron en tres direcciones, y ninguno de los dos supo por cuál de ellas se fue Atreus.
Berenice: ¡ATREUS!
Kratos: ¡¿Niño?! ¿Dónde estás?
¡De prisa, padre, Berrie! ¡Lo encontré! ¡Densen prisa!
Escucharon la voz de Atreus que venía del camino correcto, así que los tres se lanzaron a correr. Pero el camino seguía siendo demasiado confuso y había demasiadas direcciones por las que ir.
Kratos: ¡Atreus!
¡Va más despacio!
Kratos: ¡Esperanos, niño!
¡Padre, por aquí!
El paso de los dos comenzó a acelerarse. Comenzó a ir ligeramente por delante de su hija, asegurándose de mantenerla a una distancia que le permitiera moverse a su brazo mientras recorría el laberinto. Pero al seguir ese camino, cambiaba constantemente entre rocas y árboles en los alrededores, y la luz brillaba en algunos lugares más que en otros.
Kratos: ¡¿Atreus?!
¿Dónde están?
Kratos sintió que el pánico aumentaba a medida que aumentaba la incertidumbre sobre la ubicación de Atreus, especialmente en un laberinto como este. Pero Berenice sintió mucho más pánico, teniendo ese horrible pensamiento de que algo malo pudo haberle pasado a Atreus.
¡¿QUÉ HICISTE?!
¡Lo siento!
Kratos: ¡ATREUS!
La voz de una mujer extraña llenó el aire. ¡Alguien más había encontrado a Atreus antes que él!
Los dos comenzaron a correr con mucha más velocidad. Mientras corrían por el camino, se encontraron con una abertura estrecha. Se arrastraron desesperadamente entre esta abertura estrecha, listos para proteger a Atreus de lo que fuera que hubiera encontrado. Pero cuando llegaron al otro lado, encontraron a una mujer y al niño arrodillados frente al jabalí que Atreus había matado, la vegetación reemplazaba el paisaje brumoso. La mujer parecía tener unos treinta y pocos años. Tenía el pelo largo de color castaño rojizo hasta la espalda atado cerca del final con algunas cuentas y dos largos mechones trenzados que le caían hasta los hombros. Llevaba un vestido marrón claro con piel de animal y tenía tatuajes descoloridos en los brazos.
Atreus: No sabiamos que fuera de alguien.
Berenice: (Pensando) Oh... supongo que no debimos cazarlo.
Mujer: No es mío. Es mi amigo.
Sabiendo que el niño no estaba en peligro, los dos se acercó a la mujer y al niño a paso mesurado.
Kratos: El niño obedecía mis ordenes.
Mujer: Entonces arreglalo. Aprieta aquí, por favor. Se está desangrando.
La mujer agarró el brazo de Kratos y le hizo agarrar el estómago del jabalí en la zona donde estaba herido, mientras Berenice se puso al lado de Atreus, sabiendo que tambien debe asumir la responsabilidad del error que cometieron. La mujer se movió al otro lado del jabalí y preparó una especie de polvo mágico en su mano.
Mujer: El último en su especie en el reino y tú le disparas. ¿Necesitabas comida?
Berenice: Emm... no fue por eso.
Atreus: (Avergonzado) Practicaba.
Mujer: Para practicar...
La mujer miró a Kratos con una mirada de sorpresa y desaprobación sin poder creer que solo le dispararon solo para practicar y no porque tuvieran alguna necesidad. El tono de voz de la mujer hizo que Atreus se encogiera de culpa.
Atreus: De v... de verdad lo siento.
Berenice: Nosotros no lo sabiamos.
Mujer: Mantén presionado ahí. La culpa es mía. Debí haber estado más atenta.
Atreus: ¿Va a morir?
Mujer: No lo permitiré. Tú... la flecha le atravesó una arteria. Encuentra ambos extremos y sostenlos.
Berenice estaba intentando calmar al animal acariciandole su hocico y actuando de forma amistosamente hacia él.
Mujer: Primero el lado izquierdo. Tómalo y sostenlo.
Kratos intentó sentir el órgano dañado y, una vez que lo hizo, sujetó con fuerza la sección herida.
Mujer: Ahora el lado derecho. Sostenlo fuerte.
Hizo lo mismo después de sentir la sección derecha del órgano.
Mujer: Bien. Ahora júntalos... al mismo nivel.
Una vez que los dos extremos del órgano estuvieron conectados nuevamente, la mujer cerró los ojos y recitó un cántico en otro idioma.
Mujer: Sunnan-þoka.
De sus manos, la sustancia brillante comenzó a extenderse por el cuerpo del jabalí y a filtrarse en su piel. Atreus pudo ver que esta mujer era experta en los caminos de la magia. Berenice se quedo asombrada por las habilidades de la mujer, entonces asumieron que esta mujer era una bruja. Berenice en sus 17 años por primera vez a una bruja en su vida.
Atreus: (Murmurando) Eres una bruja...
Bruja: No puedo curarlo aquí. Mi casa está detras de esos árboles. ¿Lo llevaras tú?
Kratos permaneció en silencio. No veía ningún propósito en ayudar a esta mujer desconocida con su problema, a pesar de haberlo causado en primer lugar. Los niños pudieron ver la vacilación de su padre, poniéndose de pie y haciendo un ligero movimiento con las manos.
Bruja: Él no puede morir.
Una vez más, apelando a su pequeño sentido de empatía, Kratos a regañadientes decidió cumplir con su pedido y cargó al jabalí.
Bruja: Bien, parece estar estable y calmado.
La bruja se acercó a una pared de enredaderas espesas frente a ellos, recoge un poco de tierra, la esparce al aire delante de las enredaderas y pronunció otro encantamiento mágico.
Bruja: ¡Greioa!
La pared de enredaderas desapareció, abriendo el camino para ellos. La bruja tomó la delantera, Atreus y Berenice la siguieron de cerca mientras Kratos caminaba con cuidado con el jabalí en sus brazos. Mientras caminaban por este camino, lo encontraron mucho más tranquilo y sereno que lo que habían encontrado hasta ahora. A su alrededor había árboles con hojas rojas y hierba amarilla mezclada con flores de una variedad de colores. Era otro paisaje asombroso.
Mientras caminaban hasta su casa en silencio, la bruja decidió entablar una conversación.
Bruja: Ese arco es algo grande para tí, ¿No?
Atreus: Me lo hizo madre. Dijo que crecería para usarlo.
Bruja: Nunca antes los había visto por este bosque. Les debe extrañar estar lejos de casa.
Atreus: Está.... está muerta.
Berenice: Lamentablemente.
El solo hecho de reconocerlo fue como otra oleada de dolor para Atreus y Berenice.
Atreus: Llevamos sus cenizas al pico más alto de los reinos.
Bruja: ¿Cenizas?
Atreus: Fue su último deseo.
Kratos: ¡Niño!
Kratos no quería que ningún extraño supiera de ellos y que su hijo confie y se habra con un extraño. Aunque la bruja parece tan buena, sabia y con gran experiencia.
Bruja: En verdad... lamento... su pérdida.
Berenice: Gracias, y te pido mil disculpas otra vez. No sabiamos que era un amigo tuyo, no pretendiamos hacerle daño. Y por cierto, me llamo Berenice, pero mi hermanito me llama "Berrie".
Bruja: Que bonito nombre. Único y poco común, por supuesto. Es en otro idioma... y sino me equivoco, significa "victoria".
Kratos al escuchar eso, sintió incomodidad y nervios, temiendo que la mujer extraña revele su verdadero origen a sus hijos.
Bruja: Llegamos.
Más adelante había un árbol grande con una base enorme y varias ramas gruesas que se extendían en múltiples direcciones.
Berenice: (Confundida) ¿Aquí?
Atreus: ¿Vives en un árbol?
Bruja: No dentro... debajo. ¡Heimili!
La bruja agitó la mano y pronunció otra palabra mágica. De repente, el gran árbol comenzó a moverse. Fue entonces cuando los tres se dieron cuenta de que no era un árbol en absoluto. Desde abajo, pudieron ver un par de piernas que se alzaban desde el suelo. Con ellas venía la cabeza de una especie de tortuga.
Berenice: ¡Wow! ¡Una tortuga gigante!
Bruja: Está bien.
Mientras los cuatro se acercaban a la casa bajo la tortuga aparentemente inofenciva, el niño parece tener dudas y vacilaciones.
Atreus: ¿Es agradable?
Kratos: Niño...
Bruja: Te lo prometo, está a salvo.
Berenice pone una mano suavemente sobre la enorme mandibula de la tortuga y esta cierra los ojos. Y cuando se aleja, hace una pequeña reverencia, significa que le gusto.
Atreus: No lastimaria a nadie...
Berenice: Yo no creo que nadie viva debajo de una criatura peligrosa.
Atreus: Tienes razón.
Con el cuerpo de la tortuga levantado, el grupo pudo acceder a lo que había debajo. Resultó que allí estaba la entrada a una casa de madera que estaba escondida debajo de la tortuga.
Mientras se acercaban a la entrada de la casa, el jabalí comenzó a chillar y retorcerse en los brazos de Kratos.
Bruja: Rapido.
Los cuatro entraron en la pequeña morada. Era una casa pequeña pero acogedora. Había una chimenea en un lado de la pared. En las otras paredes, había estantes llenos de varios objetos al azar de diferentes formas y tamaños. También había algunos escritorios que tenían algún tipo de ingredientes, tazas pequeñas y cuencos colocados sobre el mostrador. El centro de la habitación era un espacio abierto con una especie de duela tallada en el piso.
Bruja: Colócalo sobre ese simbolo. Que no se mueva.
Kratos colocó con cuidado al jabalí en el centro del simbolo mientras Freya se dirigía a uno de los escritorios y comenzaba a preparar los ingredientes en una de las pequeñas tazas y cuencos. Mientras ambos hacían esto, Atreus observó que no había nadie más presente.
Atreus: ¿Vives sola?
Bruja: Es mejor así.
Atreus: Si, a padre y a mi hermana tampoco les gusta la gente.
Kratos: Niño.
Atreus: Pues, es cierto.
Berenice no se ofendio por lo que dijo su hermano, porque sus padres les enseñaron le habian dicho que el mundo era peligroso fuera del simbolo de protección.
El animal continuó quejandose y temblando.
Bruja: Sujetalo para que no se lastime.
La bruja sostuvo la mezcla mágica en la taza y el cuenco pequeños y se arrodilló frente al jabalí.
Bruja: Bien.
Como el jabalí seguia quejandose, la joven y la bruja intentan tranquilizarlo y consolarlo.
Bruja: Tranquilo... Descansa...
Vertió suavemente el líquido de la taza en la boca del jabalí. Esto pareció tranquilizarlo, y rápidamente dejó de retorcerse en los brazos del espartano.
Bruja: Necesito dos cosas más. Detras de la casa crece un poco de aciano. ¿Me traen un poco?
Berenice: Claro. ¡Ven niño!
Los dos salieron rapidamente de la casa y se dirigieron al area trasera. Kratos y la bruja se quedaron solos en la casa. El espartano decidió preguntar por el otro ingrediente.
Kratos: ¿Qué más?
Pero ahora que Atreus y Berenice estaban solos, la bruja podía revelar la verdad que había descubierto sobre él.
Bruja: Yo...
Se inclinó ligeramente hacia delante, pero la acción hizo que Kratos se tensara. Al ver su inquietud, la bruja se apartó un poco antes de terminar la frase.
Bruja: Yo sé que eres un dios. No de este reino, pero no hay duda de eso.
Kratos sintió que su cuerpo se tensaba. ¿Así que esta mujer lo había descubierto tan fácilmente? ¿Por eso sabia el significado del nombre de su hija?
Ella se levantó del suelo y comenzó a caminar hacia su escritorio.
Freya: Éllos no lo saben, ¿Verdad? Tú verdadera naturaleza... ni la suya.
Kratos: Eso no es asunto tuyo.
Kratos se levantó y caminó a su lado.
Bruja: A los dioses de estos reinos no les gustan los forasteros. Créeme, lo sé.
Afuera de la casa, Berenice estaba viendo el paisaje, pero detras de la ventana escuchó las voces de su padre y la bruja, y algo le llamo la atención. No es de meterse o escuchar cosas que no son suya, pero esto le encendio la curiosidad.
Bruja: Cuando te encuentren, y va a pasar... todo será más dificil. Los niños preguntarán cosas.
Kratos: Ese será MÍ problema.
Bruja: Lo que sea que ocultes, no podrás proteger sobretodo al chico para siempre.
La bruja hizo una breve pausa.
Bruja: Pero tienes razón... No es asunto mio.
Comenzó a mezclar otros ingredientes que estaban esparcidos sobre el escritorio.
Berenice que habia escuchado esa parte de la conversación, se hizo miles de preguntas, pero sabe que no obtendra las respuestas, porque si se lo preguntara a su padre, obiamente no se lo diría, y posiblemente se enojaría con élla por escuchar a escondidas. Asi que solamente tiene que disimular y volver al trabajo, pero cuando volvio a ver el paisaje y el lago recordo las veces que su madre la llevaba a pescar, y eso le trajo unas lagrimas por recordar los buenos momentos que pasó con ella.
De vuelta Kratos.
Bruja: Tambien necesito berros. ¿Podrías? Es una flor blanca del jardín. Solo un puñado.
El espartano la miró exasperado. ¿Quién se creía que era para darle órdenes con un tono tan despreocupado? Podía percibir la exasperación y le dedicó una breve pero descarada sonrisa. Kratos se obligó a no poner los ojos en blanco.
Kratos: Bien. Unos berros.
Kratos salió de la casa y se dirigió a la izquierda para buscar la flor de la que ella hablaba. Después de unos segundos de explorar la fauna, encontró la flor de pétalos blancos que necesitaba. Una vez que consiguió la flor, Kratos se encontro con su hija con la mirada perdida, y se pregunto que le pasaba, antes estaba bien, y ahora estaba quieta. Entonces se acercó tranquilamente y le puso una mano en el hombro viendo que tenia unas lagrimas.
Kratos: Muchacha, ¿Qué ocurre?
Berenice: Si te lo dijera no creo que lo entenderias.
Kratos: Intentalo.
Berenice: Pues tu vas a decir que no debemos mostrar y dejarnos llevar por nuestros sentimientos. Ahora me siento debil por hacerlo, ¿Ok?
Kratos: Nunca te dije que lo fueras. Todo lo que haz hecho fue hasta ahora no esperaba que lo lograras. Preseveraste incluso después de muchas situaciones a lo largo de los años, protegiste, diste fuerza y lecciones el niño. Puedes ser muchas cosas, pero no eres debil. Pero estoy seguro que algo pasó para que estes así.
Berenice calma sus sollozos con un respiro.
Berenice: No se si pueda hacerlo sin mi madre. Desde que comence, sentí que no valgo nada, ahora que ella se fue, ya no siento confianza en mi misma y ahora estoy volviendo a perder el control de mis emociones. Ahora no se que hacer...
Kratos: Tienes miedo.
Berenice: Si, escucha, tal vez no lo entiendas, pero no se como hacerlo sin ella y eso podria descepcionarte por no controlar mis emociones...
Kratos: No estoy decepcionado. Yo tampoco se como hacerlo sin tu madre.
Berenice levanto la mirada con sorpresa sin esperar que su padre dijera esas palabras.
Berenice: ¿En serio?
Kratos: Si.
Berenice: Pues... me sorprende que lo entiendas. Ya que tu sientes lo mismo que yo, ¿Qué sugieres?
Kratos: Encuentra otro motivo. Encuentra el camino que sabes que te hará sentir mejor. Si te concideras debil, te volveras debil. Incluso si eres joven, algunas cosas por aprender, tienes disciplina y control. Y quiero que el niño se controle como tú lo haces. Asi que si puedes luchar contra monstruos, tambien puedes cruzarte en tu propio camino.
Berenice se seca las lagrimas con su mano sintiendose feliz por las palabras que nunca esperó escuchar de su padre.
Berenice: Gracias, padre, me alegro que lo entiendas. Voy a intentar mejorar.
Kratos: Bien.
Berenice: En cierto modo, me he vuelto como tú. Ambos somos escandalosamente perfeccionistas.
Kratos: Mmm... tal vez si lo seamos. Vamos, vayamos con el niño.
Berenice asiente y sigue a su padre. Los dos encontraron a Atreus tirando de la raíz que había estado buscando. Sintiendo que Atreus estaba teniendo problemas, Berenice se acerca y se arrodilla frente al niño y sacó el cuchillo de Faye de su bolsillo.
Berenice: ¿Necesitas ayuda?
Atreus sintió que se le encogía el pecho. Era el cuchillo de su madre. Pero ¿cómo lo tenía su padre? Nunca se lo había dado. Eso significaba...
Atreus: ¿Se me cayo?
Kratos: Cuando perseguías al animal.
Atreus tomó el cuchillo y lo miró fijamente. Pensar que había sido tan descuidado.
Atreus: ¿Qué me pasa? Si lo... perdiera yo...
Kratos: Ya lo habias perdido.
Kratos no se anduvo con rodeos y le dijo la cruda verdad. Atreus bajó la cabeza avergonzado y comenzó a cortar la raíz con el cuchillo.
Atreus: A partir de ahora lo guardaré mejor.
Kratos solo dio un gruñido en respuesta y comenzó a caminar de regreso a la casa junto a su hija. Una vez que Atreus cortó la raíz, colocó el cuchillo en su bolsillo. Pensar que podría haber perdido el cuchillo que su madre le había confiado tan descuidadamente.
Continuara...
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