Capitulo 1
El aire era frío en Midgard. Los bosques estaban áridos y solo se oía el sonido de los pájaros y el zumbido de los insectos para quien estuviera allí para escucharlos.
Aunque esta tierra alguna vez fue exuberante y densamente poblada por el hombre, su número había disminuido, dejando muy pocos para observar la desolación que había tenido lugar.
Tres de los pocos habitantes, un hombre y sus hijos. Este hombre tendría unos 50 años, una barba muy crecida y una piel anormalmente pálida, y tenía varios tatuajes rojos que le cubrían la cara y el pecho, un tatuaje rojo le recorría la mayor parte de la parte superior del cuerpo y le llegaba hasta el rostro. Sobre su ojo derecho, una cicatriz le recorría el rostro, una herida que se hizo al intentar salvar a su hermano hacía mucho tiempo. Pero era difícil imaginar que este hombre, que vivía como un ermitaño en el bosque, fuera Kratos, el dios de la guerra griego y el Fantasma de Esparta.
Habían pasado varios años desde sus días como general espartano y de haber completado su venganza contra los dioses del Olimpo. En lugar de vivir como un dios de la guerra, había intentado vivir como un hombre mortal. Conoció a una mujer, Faye, y juntos tuvieron dos hijos, Atreus y Berenice. La pareja había vivido bien juntos. Faye cuidaban de sus hijos, mientras que Kratos pasaba su tiempo cazando en el bosque. El espartano nunca había aprovechado la oportunidad de vincularse con Atreus, él pasaba más tiempo con Berenice de vez en cuando, pero dejo de hacerlo cuando élla empezo a hacer las cosas por su cuenta. Le confió esta responsabilidad a Faye, ya que no sabía cómo expresar su amor como padre, y el peso de su pasado seguía pesando sobre él. Pero ahora, esto ya no era una opción, porque Faye acababa de fallecer.
Kratos temía que ese día llegara, pero nunca esperó que llegara tan pronto. El dolor de su muerte aún estaba fresco y sabía que Atreus y Berenice la lamentaban aún más profundamente que él.
En este momento, Kratos se estaba arrodillando a un árbol marcado con una mano amarilla y pone su mano en el árbol marcado.
El cierra los ojos por un momento, Kratos se levanta y empieza a cortarlo varias veces hasta que se derrumbo. Una vez después de talar el árbol, Kratos guarda el hacha en su espalda, se inclina para recoger el árbol, pero en ese momento, una venda se desata de su antebrazo.
Kratos miró el vendaje, repirá hondo y suspira. Tomá el vendaje suelto empezando a envolverlo alrededor de su brazo. Y mientras lo hacía, su hijo menor, Atreus, se acerca a él con una pequeña planta en su mano.
El niño parecía tener unos diez años. El niño tenía el pelo rojo y una tez pálida similar a la de su padre, con unos ojos azules helados a juego.
Atreus: Hallámos algo.
Lo dijo mientras levantaba la planta en su mano. Atreus intentó mirar las vendas de padre, pero Kratos se giró para que él no lo viera.
Kratos: Niño, sube al bote.
La chica de unos 17 años tenia el pelo castaño, piel clara y ojos marrones. Berenice se acerca detras de Atreus poniendo una mano en su hombro.
Berenice: Ven, Atreus. Deja que padre haga lo suyo.
Atreus asintió y se fue con Berenice al bote. Kratos termino de vendarse el brazo, se inclina y levanta el árbol sobre su hombro con facilidad. Los niños caminaba detrás de su padre. Solo había que mirarlo a los ojos para ver que no era alguien a quien tomar a la ligera.
Atreus: ¿Aún quieres que lo ate al bote?
Berenice: Sería lo mejor.
Atreus y Berenice se suben al bote, Kratos baja el árbol de su hombro mientras se hagacha.
Kratos: Niño.
Dijo Kratos mientras le arroja una cuerda a su hijo, quien el recien mencionado comenzó a atar el extremo al bote con algo de ayuda de Berenice. Kratos tomó el otro extremo de la cuerda quien tenía un gancho y lo enganchó al árbol antes de empujalo hacia el rio. Luego de eso, Kratos se acerca a sus hijos
Berenice: Ok, creo que ya es suficiente.
Los dos terminaron de atar y se sentaron en el bote uno al lado del otro mientras Kratos se subía al bote y se sentaba, él empuja el bote con un remo y comienza a remar hasta a casa.
Atreus: ¿Padre?
Kratos: ¿Qué?
Atreus: ¿Cambió algo? El bosque se percibe diferente ahora.
Kratos: Todo es diferente, niño. No te preocupes por eso.
Atreus: Si, señor.
Pasaron por una cueva hasta llegaron al otro pequeño muelle. Salieron del bote, Kratos saca el árbol del agua tironeando de la cuerda, saca el gancho y se lo puso en su hombro. El trio subió por el sendero hasta llegar a la casa, Kratos deja caer el árbol junto a un montón de madera cortada y saca su hacha.
Kratos: Ese fue el último.
Kratos comienza a cortar el árbol en pedazos pequeños. Faye le había pedido a Kratos que cortara árboles específicos marcados con una señal luminosa con la mano para usarlos para su pira.
Berenice: Vamos, niño. El momento ha llegado.
Mientras Kratos comenzaba a cortar el tronco en pedazos más pequeños, Berenice toma al niño por el hombro y lo conduce al interior de la casa donde estaba el cuerpo de su madre envuelto para llorarla por ultima vez. Encienden las velas juntos y Atreus le pasa unas hojas que recogieron mientras que los dos al mismo tiempo dicen lo que tienen que decir juntos sosteniendo el cuerpo con una mano y dejando reposar la cabeza frente a la mano mientras le salían lagrimas.
Berenice/Atreus: He aquí que veo a mi madre. He aquí que veo a mi padre. He aquí que me llaman. He aquí que me llamán. He aquí que me llamán. He aquí que me llamán. He aquí que me llamán.
Luego de decir eso mientras que las lagrimas salian, los dos se giran viendo a su padre en la puerta. Kratos se acerca a Faye y a sus hijos que lloraban frente a ella.
Atreus: Está lista.
Kratos asintió. Se acercó al cuerpo de su esposa y se arrodilló ante ella. Aunque su rostro no mostraba tristeza como sus hijos, su corazón todavía estaba apesadumbrado por su muerte.
Kratos: Encuentra tu camino a casa. Eres libre.
Kratos no pudo encontrar otras palabras que decir, así que levantó con cuidado el cuerpo de su esposa. Los niños observaron cómo su padre colocaba a su madre en la pira, encendiéndola con un pedernal y su hacha. El cadáver ardía, y los tres observaron en silencio cómo ardía el cuerpo de Faye. Se quedaron a varios metros de distancia, sin saber qué decir. Mientras tanto, Berenice estaba acunando al pequeño contra su propio cuerpo con la cabeza apoyada a su pecho.
El fuego comienza a salir mientras las lagrimas terminaban. Atreus pronto se dio cuenta de que el cuchillo de su madre estaba sobre su cuerpo en llamas y rápidamente lo agarró. Pero el cuchillo ya había comenzado a calentarse y, en cuestión de segundos, Atreus hizo una mueca de dolor. Soltó la hoja mientras su mano se ponía roja de dolor. Berenice al ver eso interviene como hermana mayor.
Berenice: ¡Niño! ¡Sueltalo!
Lo dijo mientras le sacaba el cuchillo tirandolo al suelo, pero afortunadamente su mano solo tiene una pequeña quemadura.
Atreus: Lo lamento.
Ella se arrodilla, agarra un monton de nieve y lo pone en su herida.
Berenice: Aprieta.
Lo dijo mientras Kratos se acerca arrodillandose frete a ellos sacando un pedazo de sus vendas y la envuelve al rededor de la mano de Atreus. Kratos toma el cuchillo de su esposa.
Kratos: Este cuchillo... Era de ella. Ahora es tuyo.
Atreus tomó lentamente el cuchillo con su mano sana. Mientras sostenía el cuchillo, podía sentir la determinación ardiendo en su interior. Era de su madre y necesitaba honrar su legado. Atreus miró el cuchillo y siguió admirándolo mientras reflexionaba sobre sus pensamientos. Mientras Berenice continúa mirando el cuerpo en llamas y Kratos se puso de pie. Necesitaba saber cuán capaz eran sus hijos, qué tenía que enseñarles y cuáles eran sus debilidades. Ahora, era su trabajo preparar a Atreus y Berenice para los desafíos que se avecinaban.
Kratos: ¿Te enseño a cazar?
Atreus: Lo que sabía.
Berenice: Llevo años cazando. Se lo suficiente.
Kratos: Muestrenme.
Atreus: ¿Ahora?
Kratos: Ahora.
Los niños obedencen a su padre y entran a la casa para recoger lo que necesitaban. Kratos solo se queda parado viendo el cuerpo en llamas con algo de tristeza aunque con su misma expresión de siempre. Los niños vuelven con sus cosas, Atreus con su arco y Berenice con su espada.
Atreus: ¿Qué vamos a cazar?
Kratos: Cazan un ciervo.
Atreus: ¿Por donde?
Kratos: En la dirección del ciervo.
La franqueza de su padre desanimó a Atreus, que no obtuvo ninguna respuesta. Berenice no estaba desanimada, porque sabia como era su padre y estaba acostumbrada a su actitud.
Berenice: Vamos, bebe. Vamos a buscar pistas.
Atreus: ¡Te dije que no me llamaras así!
Berenice: Si, se lo que me dijiste.
La caza comienza, Atreus comenzó a correr rápidamente hacia el límite de su propiedad y Berenice solo trota. Kratos se colocó detrás, permitiendo que sus hijos tomaran la delantera.
Atreus: Padre... ¿Por qué estamos haciendo esto ahora?
Kratos: Debo saber que resistirán el viaje.
Berenice: ¿Vamos a la montaña?
Kratos: Depende de ustedes. A cazar.
Atreus se quedó en silencio. Aunque el niño junto a su hermana habían hecho esto muchas veces antes, su madre siempre había tomado la iniciativa. La presión de hacerlo él mismo, con su padre mirando, nada menos, era muy intensa. Como si eso no fuera suficiente, su actuación aquí decidiría si acompañaría a su padre a esparcir las cenizas de Faye. Los tres deambularon por el bosque, sin escuchar nada más que el sonido del agua corriendo por el arroyo, esperando captar el sonido de cualquier animal cercano.
Después de este breve silencio, Kratos vio a sus hijos de pie sobre algo en el suelo
Kratos: ¿Qué encontraron?
Atreus: Huellas. Pero no de ciervo. Seguiremos buscando.
Mientras los dos continuaban la cacería, Kratos observaba desde lejos las acciones de sus hijos mientras estaba atento a su entorno. Mientras vigilaba su entorno, notó algo que sus hijos había pasado.
Kratos: Niños. No vieron esos.
Los niños se acercaron al charco de barro sobre el que estaba arrodillado su padre para observar las huellas.
Atreus: Eh... Casi.
El niño ve las huellas, pero Berenice sabe muy bien que no pertenecen a un ciervo.
Berenice: Pero no es un ciervo. ¿Ves? Las puntas anchas.
Atreus: ¿Una cabra?
Kratos no pudo evitar sentirse impresionado por el conocimiento que tenía sus hijos sobre este tema.
Kratos: Su madre les enseño bien.
Aunque Atreus sintió una pequeña pizca de alegría al oír a su padre elogiarlos, este se vio inmediatamente eclipsado por el recuerdo de su madre.
Atreus: Si...
Los niños caminaban un poco más mirando a la izquierda y derecha. Kratos podía notar que su hijo todavía estaba lidiando con la muerte de su madre, pero no podía encontrar palabras de consuelo para él como lo hacia su hija. Kratos mismo todavía estaba lidiando con el dolor de su fallecimiento, así que ¿Qué podía decir? Así que, en cambio, continuaron invirtiendo toda su energía en la caza. En eso encuentran más huellas en un puente de roca. Kratos se acerca a los niños que están sobre las huellas.
Kratos: ¿Más huellas?
Atreus: Si, pero son muy redondas. Quizá son de jabalí salvaje.
Kratos: Bien...
Berenice: Que listo.
Su caminata los lleva a un borde que cruza el otro lado con un profundo espacio entre ellos. Berenice salta y cruza el puente roto después de tomar la delantera y saltar hacia adelante. Pero el niño siempre dudo en saltar a largas distancias.
Atreus: Oh, ¿Y ahora qué?
Kratos salta hacia su hija, que la recien mencionada veia unas huellas de ciervo frente a ella.
Kratos: Por aqui, niño.
Atreus tambien salta esta distancia vacía que en el fondo esta a muchos metros más bajo. De su salto, casi pierde el equilibrio, pero finalmente encuentra las huellas que su hermana encontró anteriormente.
Atreus: Ey. Huellas de ciervo. Frescas.
Berenice: Efectivamente. Hay muchos ciervos corriendo por aquí. He encontrado suficientes aquí con el tiempo.
Delante de ellos, aparece un ciervo que el niño se apresura a cazar. Este ciervo era mucho más grande que el promedio. Su pelaje era blanco como la nieve, sus cuernos de varios centímetros de largo y curvados hacia arriba como una corona de espinas. Los cuernos emanaban un aura azul claro como si este ciervo llevara energía mística en su interior. Por costumbre de Berenice, nunca debes apresurarte en la caza.
Atreus: ¡Aquí!
Berenice: ¡Espera!
Kratos: ¡Cálmate, niño!
La prisa de Atreus fue un movimiento equivocado. Inmediatamente, el ciervo huye de ellos por miedo.
Atreus: Perdon...
Kratos: Estas cazando un ciervo... no persiguiendolo.
Atreus: Si, padre.
Atreus sigue buscando el ciervo y Berenice se acerca a Kratos comenzando a hablar con él.
Berenice: Hace mucho que no salíamos de caza juntos. ¿Solías ir con madre tambien?
Kratos: Si. A veces. La mayor parte del tiempo ella estaba conmigo, y después de que decidiste a hacerlo por tu cuenta, ella tambien le enseño al niño.
Berenice: ¿De verdad? ¿No te importo que prefiriera andar sola?
Kratos: Si me hubiera molestado, te lo habría dicho desde entonces. Pero después de todo, asi es como aprendiste a luchar mejor, asi que fue la elección correcta para tí.
Berenice: Ya veo.
Nunca pensó que su padre se enfadaría porque ella prefirió aislarse, pero ahora piensa que él hizo lo mismo con ella siempre, en cada momento de su vida. Ella nunca se preguntó porque estaba tomando la decisión de aislarse. Era por naturaleza como una criatura solitaria y con un espiritu libre, pero nunca le preguntó a su padre porque quería estar aislado. Élla no era muy entrometida en lo que hacía su padre, pero no pudo evitar hacer la siguiente pregunta.
Berenice: Pero tu también te aíslas. La mayor parte del tiempo eramos yo, mi madre y Atreus. Y aveces estabas más conmigo que con Atreus. Ibas solo, ¿Lo hiciste para aprender a pelear mejor tambien?
Para Kratos, esto era una gran ironía, ya que la verdadera razón por la que paso tiempo solo en el bosque cazando fue opuesto a lo que dijo Berenice. Él nunca esperó que ella le hiciera esta pregunta, y aunque quería decirle la verdad, no se atreve a responderle: "Quería aprender a controlar mi ira, que mató a mi familia".
Entonces el responde con palabras vagas pero convincentes por ahora.
Kratos: Algo asi. Vamos.
Continuara...
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