Estaba ahí por obligación.

No le gustan los gimnasios, ya si quiere hacer ejercicio irá a andar en bici como cuando era pequeño, no esto. Pero fue obligado a ir por culpa de un amigo, está deshecho y no podrá irse así que le llamó para ir a buscar lo que quedó de él.

¿Acaso tiene cara de ser el mensajero de sus amigos? Que sea él único con coche y papeles al día no lo hace el chofer personal de los 4 tontos que llama amigos. Pero ya había aceptado, y Lolito dijo que le iba a pagar la gasolina.

Hoy tiene antojo de unas costillas por culpa de un video, y claro que le va a cobrar el viaje en un buen platillo de carne.

Así que cuando cruza las puertas del gimnasio en busca del caranabo de su amigo su vista recorre todo el sitio.

Las máquinas de ejercicio, la gente de diversas tallas, los entrenadores, la música sacada de tik tok y bueno su amigo en el suelo, cerca de una banca donde descansaba su cabeza y sus cosas.

Un desastre lamentable y penoso.

Auron saco una foto y la envió al grupo de amigos.

-Te ves horrible, como siempre -le saluda Auron mostrándole la foto.

Lolito desde el suelo le mira sin fuerzas de responder, normalmente puede, siempre le tiene alguna respeta ingeniosa que le hace reír pero hoy, está muerto.

-Llévame a casa.

-¿De qué color quieres tus flores?

Lolito pestañeó confundido, la sonrisa de burla de Auron no ayudaba a entender.

-Tengo que preparar tu funeral.

-Cabrón, deja de burlarte.

La risa de Auron estalló en ese instante, su amigo no tiene fuerzas para golpearlo o contestar a nada y él se está divirtiendo de lo lindo el día de hoy.

-Deberías vengarme, puto.

-Ya, ya... -Auron se agacha a su altura y le da palmadas sobre la cabeza para nada suaves. -Quién fue, me reiré de su peinado.

Lolito reúne todas sus fuerzas para señalar a quién le guió el día de hoy en su entrenamiento.

Auron puede jurar que el tiempo se hizo lento, que el ruido de la gente quejándose por el ejercicio se volvió silencio y la música sonando en ese momento es de una maldita película.

Por estar agachado es que la altura de aquella diosa se alzaba mucho más majestuosa.

Con un crop top blanco, unos pantaloncillos cortos y ajustados caminó por el pasillo del gimnasio a paso lento y totalmente seguro. El lugar no es una pasarela de moda, es la plataforma para que caminen los dioses y los mundanos los adoren. Incluso puso sus rodillas sobre el suelo a punto de juntar sus manos para comenzar a rezarle.

Con su cabello suelto, aunque es corto le llega hasta los hombros, y se mueve como olas del mar a la vez que da cada paso.

Sólo cuando se detiene frente a ellos es que Auron nota por fin sus bellos ojos celestes cual cielo despejado.

Digno de una diosa.

-L0l0~ Hoy lo hiciste mejor, verás que en un tiempo más ya no dolerá.

Lolito responde con balbuceos, lo que parece resumirse en quejas y esperanzas por que deje de doler pronto, y sólo por la expresión de su entrenadora es que Auron y Lolito supieron que sería más tarde que pronto.

-¡Ánimo! Verás que pronto dará sus frutos.

Lolito solo quiere llorar. Auron está perdido escuchando la voz de aquella mujer de dos metros de alto y sonrisa gentil.

-Bueno, te encargo con tu... ¿Es él de quién me hablaste? -El fino y largo dedo de la entrenadora se dirige hacia Auron y su corazón se detiene en ese segundo.

-¡No! Joder... no, este idiota es mi chofer. ¡Ugh!

Auron le dio un codazo.

-Soy amigo, me usan de chofer por que soy el único responsable -Auron no entiende cómo es que logra hablar con tanta calma ante ella, pero se alegra. Tartamudear frente a tal hija de afrodita sería una vergüenza que jamás va a superar.

-Oh, no eres Mangel, lo siento.

-¡No, no! Soy Auron -Y siguiendo con esa maravillosa habilidad de fingir estar en control extiende su mano. -¿Puedo tener el placer de saber su nombre?

La entrenadora parecía sonreír con nervios, hasta que sus pómulos comenzaron a tintarse de rosa.

Lolito tenía un rostro contorsionado, además del cansancio no podía procesar que su amigo estuviera siendo tan amable con una desconocida, ¿no iba a defenderlo como dijo antes?

-Ah, Auron... Suena lindo. -Parecía que había recordado algo pero ninguno lo notó. -, dime Luzu.

La sonrisa coqueta de Auron se hizo más pronunciada y pudo apreciar como ella se encogía de hombros por la vergüenza.

Ah, aún tiene encanto. La vida adulta no le ha quitado su personalidad magnética.

-Yo sigo aquí... -Lolito sube su mano para llamar la atención de su entrenadora y su amigo. Espera que no se pongan peor si los deja más tiempo con su cochina conversación.

¡Él está lesionado! ¿Alguien puede pensar en que aún no siente sus piernas?

Un "iii" salió de los labios gruesos y brillantes por el bálsamo labial de parte de Luzu, quién soltó de golpe la mano de Auron llevándola a su cabello y tratando de acomodarlo.

-Cierto, tienes que darte una ducha en casa y descansar, nos vemos en tu siguiente sesión.

Y tan pronto como aquella divinidad llegó ante los ojos de Auron se marchó, igual de lento, seguro y elegante que la primera vez. Ante los ojos de Auron.

Lolito solo puede ver los nervios con piernas que es su entrenadora ahora mismo, lo que le importaría para indagar, sino fuera por qué está aún muerto.

Sólo quiere su cama. Y llamar a Mangel.

Su alarma de que su " querido " amigo volvió fueron los manotazos en su cabeza como niño mientras decía su nombre repetidas veces.

-¡Qué coño te pasa, estoy convaleciente!

-Amigo, creo que estoy enamorado.

Lolito se queda en silencio, y su respuesta se reduce a un golpe en el brazo de Auron.

-Y a mí qué, llévame a mi casa -Lloriquea.

-Insensible.

Auron rueda los ojos, le ayuda a levantarse del suelo por fin y lo acompaña hasta su auto para ir a dejarlo a su casa, además, se ha declarado como su chofer, no está tan desesperado como para meterse al gimnasio (aún) pero al menos puede mantener la dignidad y ver a su nueva religión.

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Esto nació de un meme y bueno, soy débil a las mujeres con músculos.