-A ver si entendí bien... ¿Me están diciendo que el Bentley tiene vida?- inquirió Newton con un tic en el ojo.

-Sí...

-¿Y que Turpin también es consciente, porque los objetos que son muy preciados para sus dueños como él lo es para mí desarrollan inteligencia?

-Básicamente, sí.

-¡Esto es extraordinario!- exclamó Anathema entusiasmada.- Jamás hubiera podido creer que semejante cosa era posible. ¡Objetos vivos con sentimientos y pensamientos propios! Fascinante. Oigan, ¿creen que podríamos comunicarnos...?

-¡Mi amor, ese no es el punto ahora!- la interrumpió Newton visiblemente nervioso, retorciéndose las manos.- El asunto es que tal y como lo dice Crowley... su auto... 

-Está enamorado del tuyo- completó el demonio bajándose levemente las gafas oscuras y mirándolo fijo.- ¿Por qué? ¿Algún problema con Bentley?

-¡No, no, no es eso!- se apresuró a negar Newton temblando, y haciendo que Aziraphale apoyara su mano sobre el hombro de su esposo.

-Querido, no lo asustes. 

-Sí, bueno. Lo siento. Es que Bentley es como un hijo para mí, así que quiero hacer lo posible por ayudarlo.- Hizo una pausa.- Aunque supongo que no depende de mí sino de Newt.

-¿Ehh? ¿De mí? 😲

-Claro. Dick Turpin es tu auto. ¿Lo dejarás tener una cita con Bentley?

-¡Aww, que romántico, una cita!- exclamaron Zira y Ana a la vez.

-¡Cielos! Supongo que... Si Turpin quiere... ¿cómo sabré si quiere? Yo no tengo poderes para comunicarme con él.

-Nunca lo probaste- adujo Ana con lógica.- ¡Volvamos afuera y preguntémosle!

Newton creyó que sería complicado, que tendría que estar toda la noche mínimo para obtener una respuesta pero, ni bien entraron a la cochera, la respuesta saltó a la vista: Turpin y Bentley estaban estacionados uno junto al otro y sus portezuelas abiertas se rozaban, casi como si estuvieran tomándose de la mano. Una sonrisa confusa apareció en su rostro y entonces dijo a Crowley:

-Creo que él ya tomó su decisión... ¿El próximo sábado a la noche estará bien?