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O1


El sol naciendo, el verde en las hojas de los árboles, moviéndose con el viento, las calles con gente mañanera que comenzaba su rutina de cada día. El cemento dejaba de verse azul para convertirse en el gris pulcro y las líneas amarillas iban hacia atrás por debajo de mis ruedas.

Podía sentir aquella energía, tal vez era el positivismo que se tiene originalmente en el primer día de clases, no sabía decir si era eso ya que normalmente mi vida estaba llena de esta energía. Aún siendo mi segundo año en la universidad, seguía con esta vibra de no dejarme vencer y esforzarme en demasía.

Era conocido por eso, rodeado de gente con la que me llevaba bien de alguna manera u otra. Porque tengo una personalidad energética, amable y carismática.

No importaba con quien hablara o si apenas acababa de conocerlo, podía instalar cualquier tipo de conversación con la persona que sea. Así era como tenía tantos amigos y me llevaba tan bien con muchos de los maestros aunque no me dieran asignatura.

Me hacía feliz empezar mi segundo año en la universidad, en una carrera que amaba y en la que mis padres me apoyaban, donde me esforzaba mucho y tenía muy buenas calificaciones. Era un buen estudiante, sin complicaciones para salir adelante y con amigos por montón.

Mi vida estaba llena de dicha.

Pero sentía que este día era especial, este curso lo era. No sabía decir por qué.

La brisa movía mis cabellos, los cuales había intentado mantener en su lugar mientras conducía en la bicicleta, sin tener mucho éxito. Lo descubrí al llegar al estacionamiento.

Encadené mi bicicleta, con los cabellos en la cara que no me dejaban ver, escuchando las risas de mis supuestos amigos a mis espaldas y cuando me levanté ellos sencillamente seguían riéndose en mi cara.

─¿Van a dejar de reírse de mí? ─cuestioné, mis labios se movieron juntos a hacer un puchero para ellos, sus miradas estuvieron sobre mi hasta que tuvieron que mirar a otro lado.

─Estabas empinado sobre la bicicleta con el pelo sobre la cara, pensamos que eras alguien más. Sobre todo porque... ¡Cambiaste tu color de pelo una vez más y no nos dijiste!

─¿Una vez más?, solo es rubio con la mitad cereza. Pocas veces me he decolorado para teñirmelo, es muy difícil mantener el rubio y el rojo.

─¿Y por eso te has partido mitad con cada color de los más difíciles?

─Oh, cierto. Sin embargo, a que se ve muy chulo. ¿Me van a decir que no se ve chulísimo?, se ve chulísimo.

Mis amigos le restaron importancia al asunto, haciéndome quejar al instante porque habían ignorado completamente. Uno de ellos, pasó su brazo por mis hombros para caminar rumbo a la primera materia que teníamos asignada.

Esto era lo mejor de mi grupo de amigos, al que era más cercano, los cuatro estudiábamos lo mismo y cuando elegimos los horarios en aquella carrera mortal por estar en las materias, habíamos hecho videollamada para celebrar cuando entrábamos. La mayoría de nuestras clases las compartíamos.

Los cuatro juntos, mejores amigos desde secundaria, sabiendo todo o casi todo de nuestras vidas. Caminando por los pasillos de la universidad, entre tantas personas a las que saludaba amablemente.

No éramos populares ni nada de eso, en esta universidad no existía, solo había gente muy guapa con varios seguidores en instagram, pero nada más allá de eso. Varios se conocían entre sí, se podían ubicar a las personas fácilmente con las redes sociales.

Solo necesitabas el apellido para buscar a alguien en facebook y si no se podía encontrar a la persona por ser de aquellos con nombres raros de japoneses, rusos o monitos de anime, entonces los amigos de los amigos que tienes en facebook es la mejor elección. Aunque, también preguntar era mucho más fácil.

Yo simplemente no sabía de eso, no era de los que buscaban a personas por facebook para hablarles. Soy más de cara a cara y después agregar en las redes sociales, me gustan más los momentos reales que hablar con alguien a través de una pantalla. A excepción claramente, de mis amigos, con los cuales hablaba a diario por distintas plataformas.

─Joder, tengo tanta hambre ─habló el rubio, mi mejor amigo a la derecha, Aungus. Mientras sobaba su estómago con reproche en todo su rostro ─. No pude desayunar a tiempo, ¿iremos a la cafetería el primer día o saldremos a comer?

─La comida del primer día siempre es buena porque es el primer día. No quiero perderme el postre de hoy ─respondió mi mejor amiga a la izquierda, peinando sus cabellos hacia atrás para subir sus manos en puño cerca de su barbilla. Ella estaba emocionada por la comida y eso nos hizo reír a todos. Su nombre era Amber, pero le decíamos Ame.

─¿No te cansas de comer? ─cuestionó mi otra amiga, ella estaba junto a Aungus. Con ese cabello negro como el carbón en trenzas que lucían demasiado bien. Con su piel oscura combinando con ese labial rojizo, sus ojos miel, su brillante sonrisa. Ella era la más atractiva de los cuatro si podía atreverme a decir. London, un nombre que no se escuchaba mucho pero quedaba totalmente con ella ─. Siempre estás comiendo o hablando de comida.

─¿Vas a molestarme con eso de nuevo?, tengo que disfrutar antes de que pase mi juventud y comience a engordar, London.

─Bien puedes hacer ejercicio, Ame ─solté, recibiendo su expresión graciosa al sacarme la lengua y yo regresarla de nuevo ─. Igual tengo hambre y es la suficiente para comer cerca.

Las primeras cuatro materias pasaron volando, siendo aburridas al tratarse de la clase de introducción. Entonces, nosotros estábamos caminando cerca de la cafetería, con Ame casi corriendo para poder alcanzar alimentos más pronto que otras personas, teniendo nuestros lugares apartados con su pierna casi totalmente estirada por ir a gimnasia gran parte de su niñez.

Instalamos una conversación entre nosotros de videojuegos, los cuatro adorábamos jugar juntos, no importaba el videojuego que fuera, nos esforzamos por entenderlo y divertirnos. Por lo general eran juegos en donde podíamos hacer equipo, ya que el competir entre nosotros salía muy mal, no porque fuéramos malos perdedores, sino porque en su mayoría éramos egocéntricos y terminábamos por ponernos retos colosales.

La última vez, Aungus terminó con el culo rojo mostrándolo por la ventana de su camioneta y Ame quien era de su equipo tuvo que conducir la misma con un disfraz de dinosaurio. Fue gracioso, pero peligroso.

─Oliver, ¿cómo vas con eso de tus conquistas? ─escuché a London, obligándome a levantar la vista con el tenedor entre mis labios. Esquivé su mirada cuando nos conectamos.

La situación era esta, ninguno de los cuatro éramos heterosexuales y siempre fuimos libres de expresar nuestros gustos sin ningún problema. Podríamos hablar de chicos y chicas de una forma totalmente libre, tres de nosotros con la baba de fuera muchas veces cuando observamos a estudiantes de la universidad o actores de distintas películas y series.

Ame siendo totalmente lesbiana, Aungus siendo totalmente gay, luego estábamos London y yo siendo bisexuales.

Ninguno sentía atracción por el otro dentro del grupo, a excepción de mi, quien había sentido esta atracción por London desde que alguien tan atractiva como ella se unió a nuestro grupo al cambiarse de escuela en segundo año de secundaria.

No era una atracción demasiado fuerte como para estar enamorado de ella.

Pero si lo suficiente para ponerme nervioso cada que ella me preguntaba sobre mi interés en alguien.

Y, por lo regular, salía de esa presión diciéndole alguna excusa que tuviera que ver con un chico. Porque aunque me denominara bisexual y reconociera el atractivo de las mujeres, decir que era bisexual era que me gustaban los chicos y London.

Antes de ella había tenido algunas novias y sentí atracción físicamente por algunas chicas, pero no estaba del todo seguro por mi orientación sexual hasta que ella se unió a nuestro grupo.

Y es que la mujer era muy atractiva, tenía esta belleza afroamericana que aunque era común de ver en algunos lados, no significaba que ella dejara de llamar la atención. Ella realmente tenía un montón de admiradores que querían salir con ella.

Pero London no era de nada serio.

Tomé el jugo entre mis alimentos, llevando al popote entre mis labios para sorber de este con lentitud. Sentía las miradas de mis amigos sobre mi.

─En las vacaciones me di el tiempo para mí. Terminé todo contacto con mis ligues y ahora no sé, creo que no espero nada ─continúe, mis ojos ascendieron hasta los de London y luego los volví a bajar ─. Ya veré, si alguna belleza se presenta ante mi.

─¿Ves, London? ─cuestionó Ame ─, te dijimos que no le preguntaras de nuevo. Siempre lo pones nervioso con esa pregunta.

─Solo quiero saber si para las fiestas de invierno llevarán a alguien, este año toca en mi casa y nunca podemos coincidir con pareja.

─¿Y si mejor no llevamos pareja en las fiestas? ─avisó Aungus, picando su comida con falso interés mientras yo seguía observando a los estudiantes y bebía de mi jugo. Ninguno de los dos teníamos los ojos sobre las chicas ─, me da pena tener que dejar a mi novio cuando nosotros nos ponemos ebrios y tenemos que cuidarnos. Además de que, casi nunca entienden nuestra conexión.

La razón por la que nunca he hablado sobre mi atracción hacia London, era debido a que sencillamente sabía que no podría tener una relación con ella. Ninguno teníamos algo serio, no sabía si tenía la misma atracción hacia a mi, además de un montón de razones más que no iba a lucir en mi mente ahora. Sobre todo también porque mis amigos...

─A mi me parece gracioso cuando creen que salimos entre nosotros o tenemos algo por el otro ─agregó Ame, con esa sonrisa burlona que era característica en su rostro. Ella estaba sentada arriba de la mesa con las piernas cruzadas hacia London ─. ¿No es cierto, mi amor? ─le llamó a ella, tomando su barbilla con la paleta entre sus dedos recibiendo una sonrisa de London.

─Oh, sabes que sí, preciosa.

Ahí estaba el coqueteo entre las mujeres, pero nosotros no nos quedábamos atrás, Aungus se sintió retado y subió a la mesa para sentarse sobre la mesa, arremedando los movimientos de Ame hasta tocar mi barbilla y separar mis labios del popote.

─Nada es mejor que Oliver y yo ─expresó, con su sonrisa ladina me hizo batear las pestañas, subiendo la barbilla aún más ─. ¿Es así, bebé?

─Oh, sabes que sí, cielito.

Sin más, unió rápidamente sus labios con los míos en un beso rápido que hizo chillar a nuestras amigas, riéndonos del asunto y yo volviendo a llevar el jugo a mi boca.

─Aunque, sabemos que tanto Oliver como yo somos los de abajo ─volvió a hablar, ahogándome con el jugo y torciendo casi instantáneamente ─. Oliver, no te hagas el macho solo por ser bisexual. A leguas se ve que las mujeres te dominarian a ti. En cambio, no puedo imaginarnos juntos siendo pasivos.

─Claro que se puede ─contraatacó Ame ─, pero no he de decirles cómo.

─¿Eres una lesbiana que ve porno gay?

Rodé los ojos, ignorando la nueva discusión que entablan los cuatro, seguí bebiendo de mi jugo casi a terminar, deslizando mis ojos por las personas de la cafetería, conociendo varios rostros a los que saludé al conectar miradas. Siempre los mismos, pensando en encontrar más personas con quien hablar.

Pero mis pensamientos perdieron rumbo, cuando entre los alumnos se movía un chico con sudadera negra, cargando su mochila en un hombro para sentarse en una mesa algo alejada de nosotros. Completamente solo.

Las voces de mis amigos dejaron de ser entendibles cuando el bajó su capucha y pude ver esos cabellos negros delineando un pálido rostro, labios hinchados y rosados, combinando con esa nariz de botón, con esa definida quijada.

Me llamo ese aspecto sin vida que mantenía al comer y revisar algo en su celular, el como movía su cabello hacia atrás, también la forma en la juntaba sus cejas y yo no sabía porqué, parecía estar enojado, pero relajado a la vez. No tenía simplemente un aspecto serio, era algo más.

Quería levantarme a hablarle.

Estaba este sentimiento raro por su persona, que me atraía y me hacía sentir curioso, ¿cuál era su nombre?, ¿porqué tenía las cejas juntas?, ¿qué estudiaba?, ¿por qué lucia de esa manera?

Pero en el momento justo que iba a preguntarle a mis amigos por su nombre, un grupo de tres chicos se acercaba a su dirección, pareciendo alterados. El de enmedio, picó el hombro del chico demacrado, el cual lo ignoró y esto hizo abrir las fosas nasales de quien llamaba su atención.

Todos llevaron la mirada en ese punto al escuchar sus gritos por atención.

─¡¿Quién te crees que eres para ignorarme?!, te estoy hablando maldita rata.

─Deja de hacer una escena, lárgate.

─A mi no me vas a decir que hacer, maldito raro ─pronunció aquel, tomando la comida de la charola y tirándola encima del pelinegro ─. Será mejor que te cuides.

Estaba apunto de levantarme, mis amigos vieron mi acción, sabiendo que no era de los que dejaban que ese tipo de cosas sucedieran y quedarán impunes. Nadie debería dejar que situaciones así pasarán, pocos éramos los que nos atreviamos a meternos.

Pero, quedé impresionado una vez más, porque en el momento que el chico se giró para irse, el pelinegro tomó su charola de metal, golpeando la cabeza del otro y luego pateando su espalda.

─Ahí está, el primer día y el idiota de Vante Everard ya está teniendo una pelea ─escuché a London ─. Creí que los de ilustración eran más pacíficos, pero ese chico siempre pelea desde primer año. No sé como sigue estudiando.

¿Vante Everard?

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