
35
Tuve un sueño extraño, abstracto. Muy oscuro. Sus matices eran igual de azulados y grisáceos como el significado del mismo.
Lo entendía mientras estaba dentro del sueño, olvidé su sentido al despertar y tras seguir mi vida como normalmente, en algún momento en medio de mi cotidiana estadía en la tierra, dejé de pensarlo como tal y se convirtió en un raro recuerdo entre la muchedumbre de mi mente.
En mi sueño no existía más que oscuridad que se iluminaba por un azul marino hasta el gris y blanco de una sola y redonda luz alumbrando desde arriba, en el suelo habían tres enormes vasos llenos de agua. Dentro de cada uno existía una personita.
Un muchacho de fuego que al estar en agua se volvió carbón, una señorita brillosa que por dentro tenía arena y un niño sin boca de ojos grandes.
Arriba de los vasos el agua corría como una pequeña cascada del tamaño de un grifo gigante. El agua no dejaba de salir rumbo a los vasos y desde mi perspectiva estaba preocupado. Las personas dentro de aquellos vasos intentaban llegar a la superficie sin poder lograrlo. No sabían nadar.
En el tercer vaso, dónde estaba el niño sin boca, dos pares de manos colosales, formaron cuencas con sus dedos para tomar el agua del vaso de aquel, sacando la misma en busca de ayudarlo a salir y respirar. El niño dejaba de tomar su cuello y sacar burbujas de su pequeña nariz para mover sus manos goteantes en un intento de aferrarse a las enormes manos. Más bien, logró obtener fuerza al sostenerse de la orilla de aquel enorme vaso.
En el segundo vaso, dónde estaba la señorita de arena, solo una mano formó sus dedos en cuencas para sacar el agua, hasta que la nariz y labios de la chica con cabello rizado pudo probar el aire. Sus manos también se aferraron a la orilla, con los pies hundidos en el agua.
En el primer vaso, dónde estaba el muchacho de carbón, con la capucha negra yendo hacia arriba con el agua y sus cabellos del mismo color meciendose en su intento de ir por aire, trataba desesperadamente de alcanzar el borde. Trataba de que tan solo la punta de su dedo pudiera sentir la brisa. No había ninguna mano ayudándole a sacar el agua del cristal y sus pies estaban encadenados al fondo.
El agua no dejaba de caer, los vasos se volvían a llenar, la señorita y el niño resbalaban yendo al fondo de nuevo, las manos estaban ahí dispuestos a ayudar.
Pero no había ninguna mano en el primer vaso y el muchacho se estaba ahogando. Sus ojos bañados en terror por no obtener un poco de aire, además de las múltiples burbujas en todos lados, eran la viva imagen del auxilio y la desesperación. De la agonía a simple vista. Sin embargo, ninguna mano bajó a ayudarle y el muchacho dejó de luchar. Al contrario, sé quedó completamente quieto, hundiéndose cada vez más.
Aprendió a vivir con agua en los pulmones, encadenado al fondo, con el líquido desbordando de su cristal y más llenándole sin parar. Aprendió a vivir venido a través del cristal como los otros vasos se vaciaban y aquellas personas llegaban a la superficie, mientras él estaba en el fondo, aunque intentó salir, romper el cristal y empujar el agua de su vaso.
Jimin aprendió a vivir con agua en sus pulmones, encadenado al fondo, sin poder romper el cristal.
—¿Me están entendiendo o no me están entendiendo, maldita sea? —escuchamos de la fina voz, más aguda por el coraje, de la pelinegra mujer que era Ame —. ¡Estoy enfrentándolo yo sola y voy a tardar más! ¡Lo reclamará el otro equipo!
—¡Cállate de una buena vez, Ame! —gritó Aungus, más alterado de prácticamente nunca. Mi amigo era el más calmado de los cuatro y siempre solía tener cabeza fría para responder a algo aunque fuera lo peor.
Sin embargo, Ame llevaba gritando ya varias partidas y nos estaba costando mucho mantener la cordura entre los cinco. Porque Jimin estaba aquí, jugando con nosotros, cumpliendo su prueba para estar de forma permanente en el equipo y la verdad, lo estaba siendo de maravilla.
Mejoró considerablemente en tan poco tiempo y confiaba en sus dotes, en su talento nato para conseguir lo que quería, en ser mejor. Aunque, estaba preocupado de imaginar que tras esa mejoría había estado jugando tras madrugadas atormentadas y con escasas horas para dormir. Después de todo, estábamos en vacaciones y el único impedimento que podía notar para pasarse horas y horas jugando, era su familia.
Después de aquella reunión y de la mención de una conversación larga entre él y sus padres, no volvió a mencionarme nada más, ni siquiera entre dientes o como comentarios llenos de sátira, rencor o algo por el estilo. Tampoco me había dejado ir a su casa y mi amigo difícilmente encendía la cámara al estar en discord, permanecía con la misma apagada aun si todos la teníamos encendida y aunque lo animé a participar en ello, respete cuando me dijo que no se sentía acomodo con ello.
Lo que me sorprendía es la falta de gritos o groserías por su parte durante las partidas, respondía solo cuando había preguntas dirigidas a él o bromas. Quien más lo había tomado como parte de nosotros era Ame, quien al tener cosas en común con Jimin, mantuvieron cortas conversaciones. Me alegraba que estuviera entrando a mi círculo y esperaba pronto se sintiera completamente parte como para ser él mismo.
Más cuando parecía jugar tan bien y estar completamente cómodo con un campeón como Jinx. Hecho que me sorprendió, porque mi idea del personaje ideal para Jimin no iba con ella. Aunque, parecía, de hecho, que ambos situaciones similares. Explosivos, inesperados, que no pensaban en las consecuencias de sus actos al tener tantas emociones, con problemas paternales... Y los dos eran azules.
Aunque Jinx parecía más alegre y burlesca de lo que Jimin sería nunca.
La partida terminó con un enorme letrero azul y las letras doradas que enfocaban nuestra victoria, celebramos con aclamaciones y aplausos emocionados. Los marcadores aparecieron poco tiempo después de ello y las manitas con pulgar arriba marcaron que los jugadores ajenos felicitaban mi partida. En primer lugar estaba Ame, luego seguía yo, después Jimin, Aungus y finalmente London. Estaba sorprendido, Aungus y London como Ame y yo siempre teníamos una rivalidad mutua difícil de superar. Que él haya superado a ese par fue, inesperado y me llenó el pecho de orgullo.
Pasamos a Discord con el inicio del juego en la pantalla y me picaba hacer preguntas sobre el brilloso nivel cincuenta y cinco de Jimin. No encendimos la cámara, pero escuché la sonrisa de Ame mientras tomaba en mano mi botella de agua.
—Creo que está más que claro que iremos cada quien, ¿verdad? Jimin, lo estás haciendo muy bien.
—Muchas gracias —respondió él.
Deslice mis pies al girar sobre mi silla, recargué la nuca en el respaldo y no dejé de mirar la ausencia de marco verde en el recuadro de Jimin. Su foto fe perfil era un desconocido personaje de anime para mí, sin embargo, su mirada muerta y cabellos en pico me llamaban.
—Lo anotaré de una vez. Yo soy tanque, Aungus irá jungla, Jimin será tirador... Espero que no te importe, London —retomó la pelinegra —. Ya que erás tirador...
—Hmm, pues que hacerle. Con tal de ganar, no hay problema.
—Bueno... ¿Y tú, Jungkook?
Dejé mi botella de agua, limpiando el residuo de mi labio opté por responder rápido después de un gracioso sonido con mi garganta parecido a un "hmm" o "si". El marco seguía sin estar en el recuadro de Jimin, ni un mínimo ruido, mientras que podía escuchar la música satánica de Ame, el ventilador de Aungus y los maullidos de Lola, la gata de London.
—Suport.
—Acompañando a Jimin —atendió London.
Aungus con mesura en su voz que no logré entender, le respondió.
—Pues claro, los suport van con ADC.
—Anotaré las estadísticas —resume Ame —. Aunque varía mucho, mantenernos en racha no ayudará a saber qué hacer durante el concurso. Si practicamos así estaremos listos antes de navidad y con el nivel de Jimin no tendremos conflicto.
—Todos somos platinum —añade London.
—Puedo llegar a diamante sin problema —escuchamos de Jimin.
El sonido de una puerta siendo azotada alumbró el recuadro de Jimin, todos nos quedamos callados y mi corazón comenzó a latir con rapidez.
—¿Qué carajos estás haciendo? —cuestionó una masculina voz y me odié por nunca decirle a Jimin que su micrófono captaba todo —. Te dije que si no hacías nada de provecho ibas a buscarte un trabajo así como Briana.
—Eso hago, estoy trabajando.
—¿Trabajando? No te veo trabajando, te veo haciéndote imbécil frente a la puta computadora.
Jimin no desactivó el micrófono y estaba seguro de que su mirada iba en dirección a la puerta donde seguramente su padre estaría gritándole.
—Me están pagando por estar dentro de un equipo para un concurso —dijo él y eso nunca estuvo dentro del trato que hice con mis amigos.
—Es una maldita tontería. ¿Crees que puedes verme la cara de tonto? Primero te vas y pareces hacer lo que quieres y ahora estás aquí, siguiendo con tus pendejadas. Nunca haces nada, no puedo contar contigo en nada, siempre con tus cosas, siempre haciendo lo que quieres.
—Papá, ya hablamos de eso. ¿Vamos a discutir de nuevo?
¿Por qué te escuchas tan tranquilo? No, tu voz está llena de mesura, de impotencia, en tu tono baila el desagrado y decepción. Estás desesperado. Estás conteniéndote porque es tu papá. ¿No haces nada? Nos costó tiempo poder ordenar los horarios debido a él, a que todos los días haces algo que tiene que ver con él. Lo sé, lo escuché, te vi, fui testigo de todo eso. ¿Por qué no le gritas todo lo injusto que es?
—No estoy discutiendo, solo te estoy diciendo la puta verdad.
—¿La verdad? ¿Es en serio? ¿Siempre vas a ser así? ¿Vas a recriminarme tanto el que no hago nada cuando cada cosa en mi vida es debido a ti y mis hermanos? ¡Ni siquiera me dejas hacer tareas en grupo porque tienes planes! ¿Cómo voy a terminar mi carrera si no me dejas hacer los trabajos?
—¿Carrera? ¿Crees que al terminar vas a tener a miles de personas pidiendo tus dibujos? Siempre les he dicho que estudien algo que les deje y luego lo que quieren. De "artista digital" —y se escuchó en su voz la sorna —, no vas a ganar nada. Estoy tan decepcionado de ti.
Suficiente.
Me hice hacia el frente, mi mano tomó el mouse y el puntero viajó hasta su recuadro. Después de un largo suspiro, bajé el microfono de mis cascos.
—¿Jimin? ¿Hola? ¿Por qué te quedaste callado? —dispersé la tensión en mi cuerpo, el ambiente que podía cortarse con tijeras de jardinería y mi voz sonó tan normal —. ¿Soy el único que no escucha a Jimin, chicos? ¿O soy yo quien no los escucha?
Resé porque me siguieran el juego como muchas otras veces, porque me entendieran, porque leyeran mi plan. Aunque habría sido más fácil enviarles un mensaje, mi mente solo podía pensar en calmar su corazón ya.
—Yo también dejé de escucharle, esperé que hablara más —fue Ame quien respondió —. Me quedé viendo las estadisticas.
—No responde, tal vez es su internet —siguió Aungus —. O las fallas comunes de Discord, ya saben que siempre nos pasa.
—Así es —mencioné yo —. Jimin, si me escuchas, te voy a sacar y vuelves a entrar. Te dejaré mensaje en la bandeja igual si resulta te fuiste a tu cocina o algo.
Click derecho, bajé el puntero, desconectar y no estaba más su recuadro. Me cercioré de que no volviera a entrar pronto.
—No digan ni una palabra sobre lo sucedido, por favor —mi voz estaba llena de eso, esa laguna mental con tristeza y suplica, con cariño por Jimin —. Ahora saben un poco más —general, click en la barra —, no tengo el valor de decirle a Jimin que su microfono siempre ha sido bueno —un largo suspiro y mi mensaje de "no te escuchabamos, te saqué por eso, vuelve a entrar" —. Lo de la paga se los explicaré después.
—¿Por qué nunca nos dijiste? ¿Por qué ocultaste algo así? —atacó Ame.
—No es tema de Jungkook, Ame. Pero... ¿Pagarle por concursar? Concursamos por dinero, Jungkook.
—Exactamente eso. ¿Por qué hacer eso por Jimin? —habló London, después de tanto tiempo.
En ese momento Jimin se adentró a la sala, no habían más gritos y quedé con las palabras en la punta de la lengua.
—Jimiiiin, volviste. ¿Leíste mi mensaje?
—El molesto internet se fue, pero ya está como si nada. Disculpen.
—No es nada. ¿Jugamos otra más? Una ultima.
—Claro, juguemos.
—¡Bien Jimin! —gritó Ame, tan confianzuda como siempre cuando a mi me costó tanto y sonreí.
Sonreí aún si no me sentía completamente tranquilo por el chico de carbón con feroces ojos azules y corazón de cristal protegido en una coraza de hielo.
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