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LUKE 2: Pegamento para tu corazón.

Ir a una fiesta de un tipo que ni siquiera conozco se hace tan normal en lo que es mi rutina, la verdad es que solamente voy por el alcohol y un par de cigarrillos, sin mencionar que siempre, cuando voy a una fiesta, las chicas vienen a mí como si yo fuera un imán. Ya estoy acostumbrado a esa clase de basura. Pero hoy no. Hoy es diferente. Sé que es así, y lo sé porque Michael no se ha puesto esa patética camisa roja que suele usar en las fiestas, según él, es su camisa de la suerte, ¿Suerte para qué? No lo sé, alguna estupidez suya. Vale, no es por eso, eso ni siquiera tiene sentido, pero la cuestión de todo es que, la he visto.

Iba cogida del brazo de su estúpido hermano, lucía una gran sonrisa, su cabello iba hecho un desastre, todo suelto y rebelde. Ahora que lo recuerdo, llevaba pantalones. Vaya rara.

— ¿Irás tras ella? —la pregunta de Michael hace que desconecte mis pensamientos destructivos para prestarle atención, embozo una sonrisa gigante y asiento—, ¿Qué tienes pensado? ¿Llevarla a la cama?

—Ella no es fácil, Michael, créeme, será un dolor en el culo —explico, con cara de fastidio. Me levanto del sillón, acomodo bien mi camisa negra, quitando cualquier arruga y veo a mi mejor amigo, quien está perdiéndose en su lata de cerveza.

La música retumba demasiado fuerte, una tonta canción de moda que hace que todos alcen las manos, como retardados. Pongo los ojos en blanco.

—Deberías buscarla —Michael alza ambas cejas, alentándome, me encojo de hombros y dudo unos segundos antes de irme, pero al fin, me adentro a la pista de baile, tratando de encontrar una melena castaña moviéndose al compás de la música tan mainstream, pero no la hallo. Estoy a punto de darme por vencido y comenzar a pensar en otra cosa, cuando la veo levantarse de un sillón, luce asqueada y eso me divierte, pensé que los Irwin se divertían, al parecer ella no heredó el ser estúpidamente genial y popular como lo fue Ashton en sus tiempos de escuela.

Le sigo, sigilosamente sin que ella se dé cuenta, no me sorprende que se haya venido a meter a la cocina. A pasos apresurados, voy a la refrigeradora y saco una cerveza, ella no se ha percatado de que he entrado, me está dando la espalda, está tan cohibida sentada en ese taburete, luce patética.

— ¿Darling? —me hago el sorprendido y puedo ver cómo su hombros se tensan al escuchar mi voz. Le doy la vuelta al taburete para quedar en frente de ella, al otro extremo de este—, ¿Qué haces aquí?... y no me digas que andas capturando a pie grande —sonrío, pretendiendo que lo que acabo de decir es la cosa más divertida del mundo. Dios santo, prefiero morir.

—No —en su rostro ha aparecido una sonrisa boba debido a lo que he dicho—, acompaño a mi hermano.

— ¿Ashton Irwin? —trato de que mi voz salga dudosa, le veo a los ojos hasta que contesta.

—Síp —dice, marcando el sonido de la p, lo cual me hace frustrar, pero no lo hago notar, aparto la mirada, ninguno de los dos habla, no sé qué decir por primera vez. Se me es frustrante el no poder decir un piropo flecha corazones, Jesús, son mi espacialidad, pero ella no lo tomaría bien, y lo último que quiero es que se enoje y me deje solo. Así que sí, de ahora en adelante me tendré que guardar las guarradas y malos hábitos.

Comienzo a analizarla, tiene pestañas algo largas, sus cejas son gruesas, pero no tan al extremo como otras chicas, su nariz es pequeña, sus labios son rosados por naturaleza, la forma de su cara es redonda, sus expresiones finas. Darling es bonita, simple, pero bonita. Si no fuese la hermana de Ashton Irwin le daría una oportunidad, pero no.

Ella se ha dado cuenta de que la he estado viendo y eso no me afecta, arruga el entrecejo, luce confundida, sus ojos han chocado con los míos y parece estar evaluándome también. Pues, espero parecerle un chico atractivo, por lo menos.

—Luces tierna arrugando el entrecejo —digo, ofreciéndole una sonrisa. Se queda callada, la música sigue retumbando, trato de no lucir cansado, así que sigo hablando—. Entonces... Supongo que estás sola porque tu hermano está disfrutando de la fiesta y veo que tú no, también supongo que no piensas divertirte —me cruzo de brazos, le miro suspicazmente, con un tanto de diversión.

—Supones mal, sí pienso divertirme —ha saltado a la defensiva. Me he dado cuenta de que tiene en claro lo que dicen sobre ella y Ashton y cómo ella no es para nada como él y eso le afecta, de lo contrario, no me hubiese espetado aquello.

— ¿Puedo estar contigo mientras te diviertes? —le pregunto, calmado.

—Jamás permitiría que alguien tan popular como tú se arriesgue juntándose conmigo, digo, eres tan genial y yo... —le quedo viendo serio mientras habla, ahora ha tomado esta actitud tan valiente y no sé si reírme en su cara. Creo que hacerme el perplejo con ella ayudará a la cosas.

—Bueno... —comienzo a hablar, pero inmediato me detengo—, Aguarda, ¿Te estás burlando de mí? —frunzo el ceño, creo que he exagerado con esto de hacerme el anonadado, pero ver su expresión de triunfo mientras ríe es algo gracioso para mí.

—Eres un poco lento, Hemmings —sonríe, quiero poner los ojos en blanco, pero me veo interrumpido cuando ella me arrebata la cerveza de las manos, le miro confundido cuando le da un sorbo a esta.

—Y tú muy rápida —Le quito mi cerveza, y no puedo creer lo que acabo de decir... Dios. Le veo levantarse para empezar a irse y me pongo alerta—. ¿Adónde vas? —grito para que me escuche. Ella se voltea para verme y se encoje de hombros.

—A divertirme —dice obvia. Esta actitud nueva puede ser que me guste, tal vez y es más fácil así. Le sonrío.

— ¡Lo noche es joven, mi Darling! —exclamo, le he tomado por sorpresa, pero hace como si no le importa el hecho de yo proclamándola como de mi propiedad.

Darling Irwin, en las pocas ocasiones que he hablado con ella, me he percatado de un gran error que siempre presenta, el cual es hacerse la fuerte cuando realmente está en el piso, y tal vez eso sea una gran ventaja para mí, quién sabe.

El tiempo pasa, he perdido la cuenta de cuántas cerveza le he pasado a Darling, quien ahora se mueve torpemente en la pista de baile, tengo miedo de que se caiga, y no porque se puede hacer daño, sino porque, ¿dejarla caer estaría bien? No, no lo estaría. Exacto, ahora soy un caballero.

A lo lejos visualizo a Michael, a distancia puedo asegurar que está ebrio, quizás más que Darling, él alza su mano en alto para saludarme, suelta una risa cuando me ve bailando con la castaña, y ese saludo se convierte en una seña de victoria, pongo los ojos en blanco y le ignoro. Trato de centrarme en mi acompañante, pero no me causa interés, así que solamente me limito a tomarle de la cintura y seguirle el ritmo. Algunas chicas nos ven de reojos, probablemente estén celosas.

Hay algo que se me hace extraño y es el hecho de que no he visto a Ashton Irwin desde que vino, a decir verdad, estoy esperando el momento en el que él aparece y me pega un puñetazo en la cara por estar con su hermana.

— ¡No me gusta esto! —le escucho decir entre la música, aliviado de que esto termine, le tomo de la mano y nos saco de la pista de baile. Y de nuevo regresamos a la cocina, a la patética cocina. Ahorita podría estar con una chica hermosa en el piso de arriba, sin embargo estoy aquí, cuidando a una chica torpe. Cansado, la dejo en el taburete y voy a por un vaso con agua, se lo doy y me sorprende cuando deja el vaso vacío en cuestión de segundos.

— ¡Hey, con calma! —le digo divertido y pone los ojos en blanco para luego suspirar cansada.

—Creo que estoy ebria y es tu culpa.

Bueno, me siento ofendido, de verdad. Esta chica está arrasando con la despensa y me dice que soy el culpable, bueno, tal vez no piensa asumir que es aburrida y que hace esto porque no sabe qué otra cosa hacer.

— ¿Mi culpa? —me hago el sorprendido, mientras dejo escapar una risa, ella me ve a los ojos, de en par en par, como un lindo y adorable venado—, Darling, linda, no te he obligado a beber, fuiste tú quien arrasó con todo —quiero reír porque se queda callada, viendo a la nada, quizás reconsiderando su vida, o lo poco de vida que tiene. Está tan ebria, que creo que no recordará nada de esto mañana, pero aun así no pienso arriesgarme, así que seguiré siendo un buen chido.

— ¿Qué hora es? —me pregunta, confundida. Llevo mi mirada a mi reloj de mano y quiero morir al ver qué hora es porque no puedo creer que llevo horas con esta chica, desperdiciando mi preciado tiempo. Jesús, solamente me estoy preguntando cuánto tiempo más pasaré con ella hasta que caiga por mí.

—Las once —respondo y ella se exalta—, ¿Estás bien? —cuestiono porque siento que en cualquier momento le dará un ataque, y no quiero presenciar eso. Mientras le observo, un estornudo se me escapa por culpa del fuerte olor a alcohol que llega a mí.

—Salud.

—Gracias —digo, sorprendido. Por lo menos tiene modales.

Me alejo de ella y camino hacia la refrigeradora, inspecciono el interior y me decido por dos cervezas, sacándolas para llevarlas donde Darling. Cuando me giro hacia donde ella, sus ojos están vigilando cada movimiento que hago y eso me hace sonreír, pero la reprimo y extiendo una cerveza en su dirección.

—Gracias —dice y se queda viendo la botella, dudosa—. Me estás embriagando —me espeta, y estoy a punto de defenderme, pero me callo cuando observo que se lleva el pico de la botella a la boca. Es demasiado patética, Dios, no lo puedo creer. Esta chica no tiene sus principios, y si los tiene, probablemente no se acuerde de ellos, y eso pasa a otro nivel de patetismo. Así que me río, me río de verdad por primera vez en toda la noche.

—Darling, no tengo una pistola, no te estoy forzando, ¿Entiendes? —Le miro a los ojos, divertido—, Lo que digo es que yo te doy los recursos y eres tú la que decide tomarlos.

Más claro no se lo puedo poner, y si ella no capta es porque, fijo, es estúpida.

La veo alejar la botella, seguido de cruzarse de brazos, derrotada. Ha apartado la mirada y eso me hace sonreír. Tengo ganas de sacudirle y decirle que deje de ser tan tonta, que su indiferencia no me importa en lo más mínimo.

—Te odio.

Alzo las cejas, mientras la observo hecha un desastre.

—Bien, usualmente una chica no me diría eso, pero... —comienzo a decir, con tono calmado, pero de la nada ella agarra un vaso rojo descartable que estaba en la mesa y me lo arroja, lo esquivo con mis manos y le doy una mirada confundida. ¿Y esta qué se cree? Debería de estar agradeciéndome porque estoy con ella, de lo contrario estaría sola, ahogándose en su aburrimiento.

—No quiero escuchar lo que dirían las demás chicas, Luke, sé que eres el chico más lindo de la jodida escuela, sé que la mayoría de la población femenina te ama... sé que te gusta jugar con las chicas y romperles el corazón... esto no será como una de esas historias... no me resisto por ser mala, o hacerme la interesante, simplemente no quiero tener que lidiar con otro...

¡Vaya! Jamás había escuchado tanta mierda junta, y eso que no le puse atención a la mitad de lo que dijo, solamente a las partes que me medio interesaban. Lidiar con esta chica es demasiado cansado.

Se ha quedado callada, su mirada está en el suelo. Está desbastada, y me doy cuenta rápidamente que Darling Irwin está demasiado jodida. Tan jodida de que si le digo lo que pienso de ella en estos momentos, probablemente llegando a su casa, se suicide. Vaya, tengo algo frágil entre mis manos y puedo hacer lo que quiera con eso. ¡Esto es mejor que navidad y día de acción de gracia juntas!

— ¿Lidiar con otro qué? —pregunto para que se dé cuenta de mi presencia otra vez. Ella niega rápido, y vuelvo a hacer la pregunta, harto.

—No, Luke.

Pongo los ojos en blanco cuando no me está mirando, y alzo mi mirada más allá de ella, donde todos estás disfrutando de su noche.

—Oh, vamos, Darling, no me dijiste todo ese discurso para no terminar de contarme el final.

—Eres increíble —ella me ve mal, y se levanta de su asiento a tropezones, yéndose de la cocina, dejándome solo.

Saco mi teléfono del bolsillo de mi pantalón y sin dudarlo le marco a Michael, quien, después de unos largos segundos, me contesta con un extraño saludo que no llego a escuchar muy bien por culpa de la estúpida música.

—Me dejó botado en la cocina, ¿Cómo debería sentirme? —pregunto y al otro lado de la línea se escucha una fuerte carcajada que me hace alejar el teléfono de mi oreja.

Triste —contesta—, Los Irwin siempre te dejan triste.

—Imbécil —le digo e inmediato cuelgo la llamada. Qué chistoso de su parte, deberían de darle una medalla por carisma.

Los Irwin no me dejan triste. Digo, tal vez un mes hundido en la depresión no es nada, hay personas que pasan tristes toda su vida, algo así como depresión crónica, quien sabe, lo único que importa es que no me guie por mis pensamientos autodestructivos y me suicidé con las cuchillas de la máquina de afeitar. De lo contrario no estaría aquí, ideando cómo vengarme de Ashton Irwin por burlarse de mí, acostándose con la que había sido mi novia. Tremendo imbécil, cómo lo odio.

—Si fuese una chica tonta que no sabe divertirse, ¿Adónde me iría? —le pregunto a un tipo que acaba de entrar a la cocina, probablemente está perdido en hierbas. Este me ve a los ojos y se encoje de hombros.

— ¿Eres una chica tonta que no sabe divertirse?

—Olvídalo, amigo —suelto una risa, divertido por su estúpida pregunta. Él asiente confundido y se gira hacia la refrigeradora.

Han pasado por lo menos unos treinta minutos desde que estoy buscando a Darling Irwin de manera desinteresada, no voy a mentir al decir que me quedé hablando con el tipo drogado de la cocina, a decir verdad, nuestra charla fue mejor que cualquiera que pueda tener con esta castaña torpe.

Y me siento aliviado cuando miro a Darling, tirada en uno de los sillones que está alrededor de donde todos están bailando o intentan hacerlo. Bueno, no fue tan difícil hallarla a como pensé.

—Al fin te encuentro —digo cansado, cuando me acerco a ella—, Darling, ¿Cuánto has bebido desde que te fuiste y me dejaste solo? —le interrogo y ella niega, confundida. Me siento a su lado y ahora me puedo percatar de lo fea que luce con el maquillaje corrido y la cara grasosa y sudorosa. Joder, su nariz y pómulos brillan más que mi futuro.

—Luke, haz silencio —me dice mientras se tapa la boca con una de sus manos y la otra trata de colocarla en la mía, hago cara de asco y la aparto de inmediato.

—Darling, basta —espeto, harto. Le miro de reojo y vaya que está hecha un desastre—, Oh vamos, Darling, creo que debería llevarte a casa, pero no sé cómo, creo que tal vez le pida prestado el carro a Michael. La cuestión es que no quiero que vomites por todos lados, si tienes ganas de vomitar, sacas la cabeza por la ventada, ¿Entendido? —la volteo a ver y su mano otra vez va hacia mi rostro, y la vuelvo a apartar. Diablos, ¿Cuántos años tiene?

—Luke, quiero responderte la pregunta —habla a tropezones, frunzo el ceño, demasiado confundido. ¿Ahora de qué cojones está hablando?

— ¿Qué pregunta?

—Sobre eso que te dije en la cocina y lo de lidiar con otro...

—No te detengas, puedes seguir, te escucharé —digo cuando al fin capto de qué rayos habla, le muestro una sonrisa compresiva y su mirada viaja hacia los chicos que siguen bailando como si su vida dependiese de eso.

—Hace dos años tuve un novio, lo amaba, pero, ¿Cómo una niña de dieciséis años puede amar a alguien? Es tonto, da igual, el asunto es que ese chico rompió mi corazón en pedazos, hizo algo que jamás le podría perdonar... —dice con aire triste. No mentiré, estoy pensando en una gran apuesta donde este chico tenía que quitarle la virginidad. Hay tantos libros adolescentes con esa temática, que es lo primero que pienso, y tal vez sea verdad. Venga, tú miras a esta chica y al instante sabes que puedes manipularla fácilmente, a como dije anteriormente, Darling está tan jodida—, Luke, así que no puedes romperme el corazón, ya lo tengo roto —dice, haciendo que salga de mis pensamientos tan absurdos, y ella me muestra una sonrisa apenada.

Me encuentro pensando demasiado fuerte acerca de lo que dijo, ¿Es tan obvio que quiero jugar con ella? La veo a los ojos y estos los tiene llorosos, quizás por culpa del alcohol o porque se está quebrando en frente de mí. Me voy por ambas opciones.

—Tranquilo, mi corazón está roto, pero tengo un poco de pegamento.

¿Eso no es de una canción de Nirvana? Estoy confundido, ella me deja confundido la mayor parte del tiempo, nunca sé qué va a decir.

—Darling, quisiera seguir escuchando más frases profundas, pero tengo que dejarte en casa —le digo, me divierte lo rápido que ha caído dormida, luce tan desvanecida, me estoy preguntando si se desmayó de verdad, pero no me importa. Y estoy rogando que Michael me preste su carro—, ¿No tienes pegamento para pegar tu vida tan patética? —me burlo mientras le aparto unos mechones de la cara. Sin dudas esto será divertido.

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otro extra narrado por Luke, creo que este es mi favorito de todos, omg. voten y comenten plzzz , les quiero<3

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