I
Tres niños corrían por las calles húmedas de londres, llevaban puestos unos shorts oscuros, zapatos negros y medias blancas, con una boina gris en su cabeza, una camisa blanca y chaleco gris.
Uno de los niños tenía sus cachetes rosaditos y ojitos pequeños.
El del medio llevaba un caballito de madera y cuando sonreía se formaban lindos hoyuelos en sus mejillas.
El mayor era el más pálido, mientras los demás corrían el iba un poco más lento, quedándose atrás con su mirada seria calculando lo que ocurría a su alrededor. Desde muy pequeños se habían mudado a londres con sus padres. Puesto que la guerra en su país natal los había obligado a inmigrar. Corea ya no era seguro, así que el primer barco a Inglaterra los llevó a su nuevo hogar. Se reivindicaron allí, intentando seguir sus vidas con normalidad.
Pero todo no sería fácil para los tres niños que solo eran simples vecinos que salían a jugar juntos para olvidar sus tristes vidas. Cuando volvían a casa parecía un infierno, uno de ellos compartía casa con su madre y hermana que vivían discutiendo por el dinero, el más pequeño vivía con sus hermanos mayores que lo trataban como si fuese un trapo sucio. Y el mayor vivía con sus padres pero no los veía nunca ya que al llegar del trabajo a altas horas de la noche los agotaba y se iban a dormir, por lo cual parecía estar sólo en todo momento. Se sentía solo, excepto cuando estaba con sus amigos, cuando ellos tres estaban juntos, eran la familia que no podían tener. Se entendían y se querían más que a nada en el mundo.
— Yunki a que no me alcanzas~ — Dijo el pequeño de mejillas sonrojadas corriendo frente al mayor, éste lo miro expectante y sin previo aviso salió a correr a su pequeño amigo de ocho años. Corrían entre la gente como si nada importara, Yoongi quería agarrar a su amigo para que no escapara más pero sobre todo, para demostrarle que nadie era más rápido que él, el mayor alcanzó al muchacho y lo agarró de su chaleco.
— Siempre soy más rápido que tú — dijo Yoongi con la respiración agitada.
— No se vale, me agarraste del chaleco — dijo el niño sonrojado.
— Jiminnie eres un tonto, nos hemos perdido — dijo el pequeño con el caballito en la mano llegando a dónde estaban sus amigos.
— Lo siento yo solo escapaba de yunki hyung...— Dijo el pequeño quitándose su boina para acomodarse el cabello.
— Es hora de volver a casa — Dijo Yoongi con su rostro inexpresivo como siempre — No quiero que los regañen si llegan tarde...
— ¿Vendrás a cenar hoy Hyung? —
— No lo creo Hobi, veré si mis padres dejaron algo en casa, no te preocupes...— Del cielo comenzó a caer una leve llovizna entonces los niños apuraron el paso para regresar a sus casas. Caminaron sobre la húmeda calle evitando tocar las líneas que separaban a las baldosas. El mayor se encargó de llevar a los dos más pequeños hasta sus casas y él luego ingresó a la suya. Se fijó en la alacena si había algo para comer, solo encontró un poco de pan y mermelada así que decidió comer eso.
De los tres niños, Yoongi era el que estaba realmente mal de forma económica, sus padres debían dos meses de renta y la comida se estaba agotando de a poco. En el trabajo explotaban al máximo a sus padres y les pagaban una miseria. Había estado pensando desde hace ya un tiempo comenzar a trabajar de algo para ayudar en su casa aunque sea un poco. Así que fué a su habitación, encendió una vela y se acostó en su cama a dormir.
Al día siguiente el muchacho de piel pálida buscó su mejor ropa, mejores zapatos y la boina que le había regalado su padre para comenzar a buscar un trabajo. Fué a la zapatería donde necesitaban a un nuevo zapatero, no tenía experiencia pero podría aprender. Habló con el dueño y le dijo que era muy delgado para saber lustrar bien un zapato, que regrese cuando pese unos kilos más. Yoongi no se rindió y fue al herrero pero apenas puso un pie en la herrería lo sacaron de allí.
Yoongi algo cansado se sentó en la vereda, algunas personas pasaban y lo veían allí con lástima, uno le ofreció comida, otro le dejo una moneda. Yoongi se paró, jamás andaría mendigando dinero, el no era así. Si quería dinero debía ganárselo o como había aprendido de su tío, quitándoselo a la gente que no lo necesitaba. Yoongi formuló una sonrisa maliciosa y se encaminó hacia las calles del centro dónde siempre estaba lleno de gente rica con relojes caros y objetos muy valiosos. Al ser de una estatura no muy alta a sus once años de edad, le servía perfectamente para ser un ladrón escurridizo. Vió a dos señoras caminar delante de él, llevaban vestidos caros y carteras delicadas, se sentaron en unas sillas fuera de un restaurant al aire libre, entonces el menor supo que sería pan comido. El niño fué a sentarse en una silla que estaba detrás de una de las mujeres, éstas no le prestaban atención porque en ese momento había llegado el mesero y ambas tenían sus rostros seleccionando el menú. Yoongi llevó sus ojos a la cartera que estaba colgada en la silla de la mujer. Entonces se agachó un poco y con lentitud fue abriendo la cartera. Allí dentro habían varias pulseras y una buena cantidad de dinero.
En un abrir y cerrar de ojos Yoongi guardó el dinero en su bolsillo y se fué de allí. No había conseguido un trabajo ese día, pero al menos si había conseguido una buena cantidad de dinero. Caminó por la vereda viendo los locales, prestando atención si alguno tenía un anuncio de que necesitaban personal y efectivamente, un bar necesitaba a alguien que se encargue de la limpieza.
Sin más entró y el lugar era bastante bien cuidado, se notaba que no era un bar de cuarta, más bien era uno muy fino y supuso que la gente con dinero iría allí a emborracharse.
— Niño ¿Que haces aquí? — dijo un hombre que estaba del otro lado de la barra, con una calva brillosa y un bigote completamente blanco.
— Vine por el puesto de limpieza — Dijo Yoongi sentándose frente a la barra.
—Ve a casa, debes tener ocho años. Tendrías que jugar con tus juguetes aún — Dijo el hombre secando una copa con un trapo.
— Tengo once, créame que si pudiera estar jugando lo haría... Pero necesito el empleo — Dijo Yoongi mirando serio al hombre.
— ¿A sí? ¿Y tus padres donde están? —
—Murieron — Mintió el niño.— No tengo a nadie y necesito dinero para poder vivir... Obviamente no le estoy pidiendo gratis, daré lo mejor de mí sí acepta.
—Este no es un lugar para niños, además es ilegal tenerlos aquí —
— Trabajaré en la noche, créame que tener niños trabajando no es lo más ilegal que ocurre aquí — Dijo Yoongi con una sonrisa, podía tener once años pero ya había vivido miles de experiencias en su vida, cosa que lo había hecho madurar rápidamente.
—Eres un rebelde — Dijo el hombre apoyando sus codos en la barra — Estás contratado, comienzas hoy, te quiero aquí a las siete de la tarde y luego veremos cuántas horas aguantas y el pago...
— Muchas gracias, no se arrepentirá—
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¿Que opinan del primer capítulo?
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