Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 20. ¡SORPRESA!

Pueeeees.... ¿Qué les puedo decir? Llevada por la emoción de que les gustara tanto el anterior capítulo y por sus votos, comentarios y visitas ^_^ LES TRAIGO UN NUEVO CAPÍTULO!! XD XD Así que aquí van los agradecimientos para esas personitas especiales que se pasaron por este rincón de locura jejejeje: mil gracias a yukiprado, EspejoUnicornio, Dani_SH, Danii_Nigg, veradark, SaraNataliMiranda (bienvenida de nuevo XD), pame2003, IngridSweetRouga, AApazM, Jaky98Carrillo, IndiraHellsing (bienvenida!! adoro ver caras nuevas por aquí) y princessNyan0089 (te doy la bienvenida y mil gracias por seguirme XD)


En fin, creo que esto es todo en cuanto a notas del capítulo. ¡Ah! algo más ;-) jejejeje sólo digamos que a Naruto le encantan los deportes extremos XD pero aquellos que te llevan a centímetros (o más bien milímetros) de la muerte jajajaja XD ya verán a que me refiero.... Bueno, ya no no los aburro más, que tengan una buena lectura.



20. ¡SORPRESA!


Desperté sobresaltada pero más que nada, excitada debido a un placentero calor recorriendo mi cuerpo desde mi zona íntima. Podía sentir cómo me humedecía más y más ante aquel delicioso contacto, mi espalda se arqueaba a causa de tanto placer y al sentir su lengua introduciéndose en mi entrada, solté un grito de placer que retumbó en mi habitación.

—N-Naru... to... — pronuncié su nombre entre jadeos y gemidos en tanto bajaba la mirada en dirección a mi entrepierna para poder constatar que se encontraba ahí dándome el mayor goce sexual de mi vida. — ¿Q-qué ha-haces? — gemí nuevamente mientras me aferraba a las sábanas de mi cama.

—Despertándote — afirmó con aquella sonrisa zorruna luego de alejarse de esa zona para mirarme a los ojos.

Acto seguido, introdujo un par de dedos en aquel húmedo y latiente segmento y comenzó a moverlos rápidamente. Entraba y salía, entraba y salía y yo sólo podía gemir y retorcerme por la excitación. Pronto sentí una de sus cálidas manos apretando mi seno derecho y ya no pude más: me corrí al mismo tiempo que gritaba su nombre.

— ¡Guau! — exclamé mientras recuperaba el aliento. — Eso estuvo... ¡Guau!

—Jejeje — Naruto soltó una risilla de satisfacción y se acomodó a mi lado para luego pasar un brazo por mi cintura. — Me encantas — afirmó antes de besarme tiernamente en los labios.

—Y tú a mí — le sonreí.

—Sería fantástico despertarte así todos los días — me guiñó un ojo y el gesto zorruno reapareció en su rostro.

— ¡Oh, no! — dije con tono divertido y me cubrí la cara con ambas manos para ocultar la vergüenza que me invadía al recordar los estruendosos gritos de placer que había emitido pocos minutos atrás. — ¡Los vecinos se quejarán por tanto ruido! — sentencié ruborizada hasta lo imposible.

—Pues que se acostumbren porque ¡me fascina hacerte el amor! — exclamó.

Entonces se apoderó de mis labios apasionadamente y comenzó a acariciar cada rincón de mi cuerpo. Yo hice lo mismo con su esculpido y bronceado cuerpo, besé y mordí su cuello y, cuando descendió para masajear y lamer mis senos, clavé las uñas en su espalda. ¡Me excitaba tanto cuando hacía eso! Los gemidos de placer no tardaron en abandonar mi garganta.

—Te amo — jadeé luego de tomar a mi rubio por los cabellos para mirarlo a los ojos y besarlo.

—Yo también te amo — sonrió sorprendido y gustoso de que lo hubiera obligado a mirarme de esa forma.

Continuamos besándonos y tocándonos hasta que mi amado descendió a mi bajo vientre y pasó su lengua desde allí hasta la punta de mi barbilla. ¡Una sensación asombrosa!

—Por favor, dime que tienes chocolate fundido y crema batida — dijo antes de morderme el cuello.

— ¿Qué? — cuestioné confundida por su petición. — Creo que sí, revisa en el refrigerador — respondí aún insegura.

—Perfecto, porque quiero desayunarte — me aclaró con una sonrisa zorruna y guiñándome un ojo.

Solté una risilla y de inmediato, él su puso de pie para cubrir su enorme erección con sus bóxers y disponerse a ir a la cocina. Me mordí el labio inferior ante la visión de su fabuloso cuerpo.

—Vuelvo en un segundo — canturreó antes de abandonar mi habitación.

Con una gran sonrisa en mi rostro, cambié de posición en la cama y me quedé observando el techo. Luego de unos segundos estiré los brazos para desperezarme y sin poder controlarlo, otra risilla se me escapó. ¡Estaba tan feliz por ser la novia de Naruto Uzumaki! ¡Me sentía en la gloria por haber comprobado que la espera había valido la pena! ¡Lo amaba! ¡Simplemente, amaba a mi rubio con todo mi corazón!

—Te amo, te amo, te amo... — repetí una y otra vez mientras abrazaba una almohada.

Unos instantes de alegría después, permanecí sujetando la almohada con los ojos cerrados. Mi mente sólo se concentraba en imágenes de mi rubio: su sonrisa, sus ojos, su piel tan deliciosa, sus manos y lo más excitante, su cara de placer cuando me hacía suya. Me sonrojé en seguida pero el tic—tac del reloj sobre mi mesita de noche me apartó de mis pensamientos. Miré en la dirección de la que provenía aquel sonido y me detuve a observar aquellos números dispuestos en un círculo.

—Siete de la mañana — dije como una autómata.

Pero de repente, algo hizo click en mi cabeza y caí en la cuenta de que era viernes. ¡Viernes! ¡Y eran las siete!

— ¡Mierda! — maldecí en tanto abandonaba la cama de un salto. Tomé las bragas que había llevado puestas la noche anterior y el pulóver azul de mi amado y me vestí con ellos en un segundo.

— ¡Naruto! ¡Espera, Naruto! — salí como un rayo de mi habitación.

Llegué a la cocina justo para presenciar una escena que a cualquiera le habría causado risa pero a mí me produjo escalofríos: Naruto se encontraba paralizado frente al refrigerador sosteniendo un bote de crema batida y una botella de chocolate fundido mientras observaba con los ojos abiertos como platos a mi padre quien, con la misma expresión en el rostro, observaba a mi rubio y su mano se crispaba alrededor del pomo de la puerta principal.

— ¿Pero qué demonios? — gruñó mi padre en tanto miraba a mi novio de pies a cabeza sin poder creer aún que lo había sorprendido semidesnudo en nuestra casa.

—E-eh... — Naruto titubeó y soltó una risilla nerviosa. Acto seguido, una gota de sudor frío resbaló por su mejilla y saludó: — Bue-buenos días, señor Hyuga.

— ¡Espera, papá! — exclamé para llamar su atención y que no atacara a mi novio como un león furioso a un indefenso antílope.

— ¿Qué significa esto? — trataba de conservar la calma. Después de todo, él jamás me había gritado o tratado mal. Aunque pude notar cómo una vena le saltaba y latía en la frente. — Vayan de inmediato a vestirse y hablaremos de esto — nos ordenó con un gruñido.

—Sí — dijimos al unísono y regresamos corriendo a mi habitación.

—Va a matarme — mi amado sentenció con nerviosismo en tanto se ponía los pantalones que vistió el día anterior.

—Tra-tranquilo, todo estará bien — traté de calmarlo aunque ni yo misma creía mis palabras.

Tomé un conjunto de ropa interior negra, unos jeans claros y una camiseta holgada de color verde petróleo y me dirigí al baño. Por alguna razón, sentía vergüenza ante la idea de vestirme en frente de Naruto, creo que el que mi padre se encontrara en la sala tenía algo que ver.

...

— ¿Y bien? — inquirió mi padre con impaciencia ni bien nos sentamos en el sofá de la sala mientras aquella vena aún resaltaba en su frente.

—P-pues... — tartamudeé nerviosa pero en seguida sentí la mano de mi amado posándose sobre la mía para darme valor. — Conoces a Naruto, ¿cierto?

—Podría decirse que hoy lo conocí demasiado bien — afirmó luego de aclararse la garganta, lo cual provocó que mi rubio y yo nos pusiéramos más nerviosos y soltáramos una risilla tonta.

—Papá, Naruto es mi novio — dije sin más rodeos.

El hombre del largo cabello castaño se quedó callado por unos instantes que parecieron eternos durante los cuales, supongo, se dedicó a atar cabos y a asimilar la noticia.

— ¿Desde cuándo son pareja? — preguntó al fin.

—Hace casi dos meses — y entonces entendí a dónde quería llegar, — lamento no haberte dicho nada. Lo que pasa es que...

—Creo que yo también debo pedirte disculpas, hija. He estado tan concentrado en mi trabajo desde que nos mudamos a Konoha que apenas sé lo que sucede en sus vidas — dijo refiriéndose a mi hermano y a mí.

—No te preocupes — le respondí luego de recuperarme de la sorpresa producida por su disculpa. — Te comprendo, papá — sonreí.

—En fin, no me queda más que aceptar su relación — emitió un largo suspiro. — Por favor, cuida mucho a mi hija — le pidió a Naruto.

—Por eso no se angustie, señor Hyuga — afirmó mi rubio con una gran sonrisa. — Amo a Hinata más que a nada en el mundo, suegrito.

—Yo también te amo — me sonrojé y me apoyé en su hombro.

—Y supongo que un último consejo no estará demás — añadió mi padre luego de aclararse la garganta una vez más. — Como ya no puedo pedirte que no te propases con ella, usen protección — se puso de pie y se fue a su habitación.

Ambos nos quedamos idiotizados con lo último que dijo mi padre. ¡Me sentía tan avergonzada de que se hubiera enterado de lo nuestro de esa manera! Pero a fin de cuentas, ya podía sentirme más aliviada por haberle dicho todo.

Suspiré y me recosté en el sofá y en seguida, mi rubio me imitó y con una gota de sudor frío resbalándole por la mejilla y una mano en su nuca, afirmó:

— ¡Uf! Creí que me castraría con un bisturí.

Los dos reímos nerviosamente por unos instantes pero de pronto recordamos que era viernes y debíamos ir a la universidad.

— ¡Oh, no! ¡Llegaré tardísimo! — me quejé en tanto corría para llegar a mi habitación y preparar mis cosas.

—Tranquila — Naruto me detuvo tomándome de la mano y atrayéndome hacia él. — Yo regresaré a mi casa en un taxi, tú ve en la Vespa para no retrasarte más — sugirió con una cálida sonrisa mientras me recordaba que el Audi no se encontraba afuera de mi casa. — Después de todo, TENGO que volver para darme una ducha y ponerme ropa limpia.

—De acuerdo — también sonreí y deposité un casto beso en sus labios.

...

Llegué al estacionamiento de la universidad y mientras me quitaba el casco, no podía dejar de pensar en lo rápido y fácil que mi padre había aceptado mi relación con Naruto. Tal vez pensó que si no lo hacía, yo saldría con lo fácil que había aceptado la relación de mi hermano con Tenten, que no le decía nada por pasar la noche en casa de mi cuñada, que aprobó sin emitir objeción alguna la vida tan sexualmente activa de Neji... Y en fin, seguro porque no sabría qué responder cuando le preguntara: ¿Por qué él podía y yo no?

Fuera como fuera, estaba muy feliz por la aprobación de mi noviazgo con mi rubio y sobre todo, porque no lo hubiera asesinado al enterarse. Reí por lo bajo ante el recuerdo de la escena de la cocina y me dirigí a mi facultad.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro

Tags: