💖Sweet Dreams💖
-¿Entonces estás lista para volver al ruedo?- pregunto la serpiente.
Arabella la vio a través del espejo, y luego volteó. Era una pregunta rara para ella, más aún por el contexto en que se daba todo.
-¿Ruedo? Lo dices cómo si estuviera por salir a conocer nuevas personas.- sonrió.-Solo es Douxie.
Volvió la vista al espejo, y tomo el rimel para usarlo.
-Cierto, es Douxie. Pero hay como diez años de vacío.- dijo White.-Y el haber ido a una aventura y casi morir no cuenta como cita.
-¿Por qué no?
-¿Lo preguntas en serio? Casi muere.- exclamó divertida.
-Dormir por siempre no es lo mismo que morir.- dijo, dejando el rimel a un lado.-Y una aventura.- hizo una pausa.-Tambien sirve como cita.
White guardo silencio. Sabía lo que ocurría y prefería verla como lento se iba dando cuenta ella sola de lo que pasaba a su alrededor.
Y el caos, camuflado de tranquilidad, pronto se hizo presente.
Solo hizo falta no saber con qué combinar la ropa o que peinado usar. Sin darse cuenta, el rimel se estropeó, las sombras de color rosa alcanzaron las mejillas, y manchado un corpiño blanco con labial.
-O no.- dijo.
Se sentó al borde de la cama, y se reclinó sobre sus piernas.
-No estoy lista para una cita.- murmuró.
Porque aún habiendo estado juntos por años, y separados a la vez, era cierto que nunca tuvieron una primera cita que contará como tal. Y actuar como si fueran una pareja, en público, además de reconocerlo, le daba pánico.
-Si lo estás.
White se enroscó a su lado, y la vio con atención.
-Solo que hace mucho que no sucede.- añadió-. O más bien nunca sucedió, pero tú eres experta en esto.
—¿En que?
—En tener citas —respondio—. Vamos, no puedes negar que fuiste solicitada por mucho tiempo. Y obvio te negabas. Eras de gustos complicados amiga.
Arabella la vio indignada. Era White quien más la conocía, o al menos eso creyó hasta ese momento.
-¿Qué uso?- dijo por lo bajo.-Arruine el maquillaje, y el cabello no colabora.
Pronto la serpiente no hizo más que reír. Estaba enumerando problemas que, pese a todo, le eran fácil de resolver, o los que nunca tuvo. Era la primera vez en tanto tiempo que la veía tan vulnerable que le daban tanta risa como ternura. Y el aura rosa de su magia, le hacía imposible verla de otra forma que no sea esa.
-Oh, mí brujita poderosa es humana.- siseo.-Vamos Bella puedes con esto.
-White no.- exclamó-. No sé cómo ser una novia común, menos de primeras citas.
Con cierta brusquedad se recostó en el colchón mullido y tapo su rostro con la almohada. Grito y pataleo, haciéndo que sus alpargatas rosas salieran disparadas por el escándalo de sus piernas.
-Ya se.- se enderezó.-Le voy a cancelar.
-Ay no.- exclamó la serpiente.-No harás eso.
Salto a la mesa de luz y la tumbo con su peso, haciendo que todo cayera. Entre eso el velador, un joyero pequeño, y lo que había dentro del cajón.
-White ¿Qué haces?- pregunto aguantando la risa.
-Tomo tu tonto aparato.- exclamó.
-Eso suena mal.- rió Arabella.
-Lo se.- insistió la serpiente.
-Y no tienes pulgares.
-Tambien lo se.
Se tiro sobre ella tratando de sacarla, sin embargo White era pesada, y Arabella aún seguía muy delgada para levantarla. No hacían más que armar más escándalo del que había, y reír por eso, como en los viejos tiempos.
Terminaron las dos sobre la cama, respirando intranquilas, tratando de recomponerse.
-Te comiste mí celular.- murmuró Arabella viendo al techo.
-Quiero que salgas con el mago.- dijo White.
-¿Por qué tanto amor hacia él? -pregunto curiosa Arabella.
—Porque no sabes todo lo que paso en los años que no estuviste —murmuro—. Te ama, y te hace bien.
—White —murmuro Arabella.
Y alguien llamo a la puerta. Arabella se sentó, y White se alzó encima de ella. Se puso de pie, acomodo su cabello en una coleta, que dejaba escapar algunos cabellos revoltosos, y fue a ver quien era.
No pregunto porque ya sabía. Desde el otro lado pudo identificar su energía. Aún sabiendo que estaba a metros de la puerta lo podía hacer. Le atravesaba el pecho, como una flecha directo a su corazón. Saber que estaba cerca, que su magia aún ocasionaba todas esas sensaciones, le agradaba.
Sin embargo fue abrir con temor a una reprimenda.
-Hola.- murmuró al verlo.
Hisirdoux quedó mudo. No siempre la encontraba como en ese momento. Usaba una remeron, pantuflas de peluche y el cabello lleno de frizz. A demás del maquillaje corrido, y una clara marca de que algo se enroscó con fuerza en su brazo.
-Wuau, hola.- sonrió.
-Lo se, aún no estoy lista y tú estás tan.- suspiró al verlo mejor.
A su lado, estaba más que listo para lo que sea. Jeans negros, camiseta a juego, y todo sus adornos favoritos. Desde aros hasta collares, y sus muchas pulseras.
Se acercó, y lo tomo de las muñecas. Sonrió como si fuera la primera en su vida que lo veía tan preparado para salir. Su perfume, aquel que aún no sabia de cual se trataba porque mantenían una apuesta hasta el día en que adivine por su cuenta cual es, lo respiró como si fuera el único oxígeno que necesitaba.
-Soy un desastre, y tú estas tan hermoso.- dijo con pena.— Y hueles tan rico.
Era él único que le hacía decir eso. Con quién claramente podía verse hecha un desastre, sin temor ni tratar de ocultarlo con rapidez.
Hisirdoux la tomo de las mejillas, haciéndo que lo viera. Este sonreía como si ella estuviera más que lista para su primer cita en diez años, en cien años, en nueve siglos.
-Si eres un desastre, eres el desastre más bello.- dijo.-Aun así no dejas de verte linda. Tienes ese secreto y no me lo quieres decir.
Arabella sonrió, y rodó los ojos dando una pequeña sonrisa. No podía creer que después de tanto años él seguía siendo su debilidad, y que la viera tan enamorado como la primera vez.
-Ay, Douxie.- suspiro.-No soy digna de tu admiración.
Este la soltó, y entró al departamento.
-Es que no es admiración.- dijo.
Giro y la vio. De arriba a abajo, tratando de encontrar algo que no le gustara de ella. Pero aún después de tantos años, de tantas idas, y no verla cuando lo necesitaba, aún así, no encontraba eso que le disgustara. Todo en ella, desde los días con el cabello como lo más perfecto hasta esa tarde con su camisón manchado con labial o dulce de frambuesa, le gustaba.
Le gustaba siendo perfecta, y haciéndo mella de eso, como si nadie pudiera alcanzarla, asi también cuando se escondía en su recámara porque no sé sentía segura de si misma.
-No, no es admiración.- insistió.
Arabella lo vio con confusión.
-¿Qué es?- pregunto.
Se acerco a ella y la tomo de mentón. Se perdió en lo cálido de su mirada marrón, y en la profundidad del misterio que le causaba. No creía haber visto hasta esa noche un color tan familiar y reconfortante.
-Es amor.- suspiro.
Arabella mordió su labio, buscando la manera de no llorar por escucharlo. Aún no caía en cuenta de sus sentimientos, de lo sensible que se volvía a su lado, y con cada palabra de amor hacia ella. Después de tantos años dormida, en los que se perdió de mucho, él la seguía amando.
-¿Igual que la primera vez?- pregunto con inocencia.
-No.- dijo.-Mas que la primera vez.
Suspiro. Porque a su lado no sé cansaba de hacerlo. Porque a su lado, lo que más hacia, era suspirar de amor. Uno que parecía ser paciente y fuerte, pese a los motivos para no serlo.
Se abrazó a él. Lo apretó con fuerza como si esa fuera la única manera de demostrarle que lo que él sentía por ella, ella lo sentía por él. Que no existía momento en su vida donde su corazón no latiera con fuerza cada vez que lo veía, que en sus brazos encontraba el mejor refugio, o que su presencia misma le bastaba para continuar con lo que sea.
Se apartó, y tomo sus manos.
-¡Oh, también te amo!- grito.-Que todos sepan.
-¿Si?
-¡Si!
Corrió con él hasta el balcón, y grito lo que tanto sentía por él. No le gustaba las comedias románticas, pero en ese momento no le importaba convertir su vida en una.
-¡Te amo Casperan!
Él río, y la abrazó de la cintura, giro sobre si, haciéndo que ella gritara de la emoción.
-¡Te amo Pericles!- grito a tu par.
La dejo en el suelo y la tomo de las mejillas.
-Te amo mucho.- susurró Hisirdoux.
-Tambien, te amo mucho.- dijo.
Y lo beso como si fuera la primera vez. No le importo su maquillaje corrido, o estar vestida como si recién saliera de la cama. Se sintió plena con el corazón acelerado.
•
-I'm pretty when i cry —cantaba Arabella.
No hacia más que repetir esa parte de la canción pese a que ya dejó de sonar. Hisirdoux se sentó a su lado y le pasó su bebida.
—Baby, I'm beautiful when i cry —repitió y le dio un sorbo a su refresco.
-No debía decirlo pero es cierto.- sonrió.-Eres linda cuando lloras.
-I know darling -exclamo con sorpresa-. Descubrí que hasta siendo fea soy hermosa.
Hisirdoux la oyó con atención pensado en que diría algo por completo distinto. No sé sorprendió, porque era algo que esperaba a que dijera.
-Y cuando eres humilde también.
Le dio un mordisco a la hamburguesa, y Arabella también. No iba a comentar al respecto porque estaba segura que no diría algo que la hiciera ver humilde.
Hasta que pronto se le presenta el comentario perfecto.
-Baby, ¿Más humilde que esto?
Abrió los brazos y extendió las piernas para que la viera de pie a cabeza.
-Short y remera ¿Cuando me viste tan simple? -indagó-. Nunca, entonces es mí lado más humilde.
Hisirdoux rió, no le iba a llevar la contraria porque encontraba cierta lógica a su planteó sobre la humildad.
-Y sin maquillaje —dijo él.
-Sin maquillaje. Hasta las uñas sin pintar, baby -exclamó-. Ademas escogí este lugar como primer cita.
Ambos vieron a su alrededor. Habían ido por comida rápida, y de ahí hasta lo alto de una construcción. Solo la luz de la motocicleta, un poco alejada, les alumbraba. Y como el mejor paisaje el cielo oscuro repleto de estrellas.
-¿De verdad, que yo haya elegido este lugar, no crees que me hace humilde? -insistió.
Hisirdoux dejo su hamburguesa a un lado, y se sentó más cerca. Le dio un beso que la tomo por sorpresa. Ahora que habían dado el primer paso después un tiempo, no hacian más que darse besos, cortos o prolongados. Arabella esperaba más que nunca volver a esa normalidad, y que por fin se haya animado a esa pequeña intimidad, le hacía feliz.
-En realidad te hace la mejor -murmuró sin apartarse lo suficiente.
Acalorada por el brillo en su mirada ámbar, y su mano muy a gusto sobre su muslo, le dio un profundo sorbo a su bebida. Hasta que tosió por las burbujas del gas.
-Sabes, no ayudas a que baje mí humildad -dijo.
-¿Solo eso? -pregunto coqueto.
Arabella aclaro su garganta, y por primera vez en tanto tiempo Hisirdoux la hacía sentir tímida, y provocar sonrojó tras sonrojó. El mago dejo su pierna y la tomo de la mejilla para darle un beso más dulce.
Había notado sus nervios, algo que creyó que no vería en mucho tiempo. Qué hacía bastante que no apreciaba.
-Es broma -murmuró.
-Entonces, ¿A mí ritmo? -pregunto.
-Claro -respondió dándole una cálida sonrisa.
•
La noche los alcanzó de vuelta en el departamento de la bruja. Luego de la cena lo mejor que se les ocurrió era ver una película en la comodidad de la cama, con palomitas de maíz, y cubiertos hasta la cabeza con las sábanas de color rosa.
Habían apostado quien llegaba a terminar de ver toda la película, e iban perdiendo ambos. Arabella permanecía recostada, con la cabeza sobre el pecho de Hisirdoux mientras que este acariciaba su cabello. Y lento iban cayendo en el sueño.
Pasaron por todos los estados que Siempre el mismo día les podía ofrecer. Desde alguna risa hasta el llanto. Sabían el final, aún así les seguía causando sentimientos ambiguos.
—La próxima vemos legalmente rubia —murmuró Arabella—. Ya no quiero llorar.
Lo abrazó, hundiendo su mejilla contra el pecho del pelinegro, y no recibió más que un leve ronquido de su parte.
Arabella se sentó, y lo vio dormir. Paso una mano por la mejilla, y este hizo una leve mueca. Le daba paz verlo tan en paz a su lado. Y es que ella no recordaba algún momento en que él se lo notara tan tranquilo como esa noche.
—¿Puedo decir algo? —preguntó Archie, quien la veía a los pies de la cama.
—¿Por qué siento que hay una condición? —pregunto Arabella.
—Si la hay —dijo—. No debes decir que te dije.
Arabella rodó los ojos y le acercó el meñique al gato negro.
—Lo prometo —sonrió—. No haría nada que te afecte.
—Claro, como digas —murmuró el gato—. Douxie estaba muy nervioso por hoy.
Arabella lo vio con sorpresa y sonrió enternecida ante la confesión.
—¿Lo dices en serio?— pregunto viendo al pelinegro dormir.
—Ah si, él tampoco estaba tan listo con lo de hoy —dijo Archie y Arabella creyó verlo sonreír—. Aun así era algo que quería hacer desde que te vio despierta.
Se sacó los lentes y los limpio, para otra vez verla.
—Es cierto que nunca han tenido una primer cita decente —dijo—. Esos encuentros de todo tipo no cuentan como tal.
Arabella rodó los ojos al oírlo, aún así se limitó a decir algún comentario fuera de lugar.
—Gracias Archie, juro que no le diré nada —sonrió—. Hasta que me obligué hacerlo —añadió.
Le dio un suave beso en sus labios, y tras apagar el viejo televisor, se recostó en su pecho. El tranquilo latido de su corazón le hizo cerrar los ojos, y le transmitió la misma calma que el mago.
—Yo también deseaba esto —murmuró antes de caer dormida.
★★★
Hola mis soles ¿Cómo les va? A mí bien, dejando todo lo que me pueda causar malestar, estoy bien. *la miran con sospecha* a los chismes lo pueden ver en ig 👀
Se cumplen 3 años de la 1era historia (aunque esto es en septiembre u octubre, no me acuerdo) de la 1era vez que los dibujé, y del 1er dolor que les cause a usted jajajaja
Los amo tratando de ser normales. No pueden, no hay forma, no existe xd
Esta historia también tiene otra parte, que le falta su buena edición.
Ah, y y y, esperen que hoy también hay algo más. Qué se me hizo bien necesario (que es parte de la línea alternativa) Estén muy atentos, porque esa historia tiene mucho cambios en los diferentes orígenes 👀
Sin más que decir ✨ besitos besitos, chau chau ✨
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