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|Rompiendo las reglas|

1918, New York.

Tras insistir como nunca antes, al fin, luego de cumplir los tan deseados dieciocho años, a Olivia le concedieron ir a estudiar lejos de su familia.

Ese era su mayor deseo desde que se desenvolvió su pasión por la lectura y escritura, además que también quería enseñar. Aunque su círculo cuestionaba de donde había salido aquella ganas. Pues la joven era conocida por no hablar tanto, menos frente a un gran público.

Sus padres tenían ciertas dudas acerca de dejarla ir a la ciudad. Más que nada, era el apellido de Circe lo que más miedo causaba. Sin embargo la joven bruja, iba hacer hasta lo que más le disgustaba con tal de que la dejarán salir.

-Entonces seré Olivia Julia Casperan, mamá.- exclamó sin notar que eso podría desatar una guerra.-Quiero esto, no pueden decidir hasta lo que debo estudiar.

-Olivia, no nos puedes hablar así.- le regaño su papá.-Menos a tu madre.

Su mamá se pudo haber molestado por ser impetuosa, pero la joven había demostrado ser responsable y tenia que darle lugar a que hiciera algo mas lejos de ellos.

-Bien, puedes ir Olivia.- dijo, y se llevó la vista de ambos.-Si algo ocurre, te vuelves.

Olivia no pudo creer que su madre haya accedido. Y pese a la condición que le puso, acepto encantada sin seguir cuestionado nada.

Un mes después, y con dos maletas en manos, Olivia se mudó a una institución en la ciudad de Chicago.


Fueron cinco largos años donde la joven Casperan no paro ni un minuto. No le fue difícil adaptarse, porque eran solo cinco chicas con ella incluida.

Aprendió a gestionar sus horarios para poder aprovechar al máximo su tiempo tanto fuera como dentro de la casona; sin olvidarse de sus vacaciones, donde seguía estudiando magia con Zoe.

Se hizo muy amiga de una joven que era todo lo contrario a ella. Si Olivia era la reencarnación de la perfección Laura Clark, o solo Clark, era los males encarnados. Dónde cada dos por tres la callaban, o le hacia escribir como debía comportarse una señorita.

Una vez a la semana le escribía a su familia. Dándoles así la calma que se les fue arrebatado el día que se marchó. Circe aún no terminaba de estar tranquila, pero Hisirdoux hacia todo lo posible para apoyarla en su decisión.

Solo era cuestión de confiar, y no dejarse llevar por un libro mordido o la ruptura de uno que otro plato de porcelana.

1923, ciudad de Chicago.

El último año de estudió llegó junto con su cumpleaños número veintitrés. Estaba segura que ese grado le sería fundamental en varios sentidos, ese era su momento para definir su futuro.

O al menos una parte de este.

-Angelito.- la llamó Clark entrando al comedor.

Olivia, que se encontraba sumergida en su correspondencia, se limitó a sonreír. Aunque por dentro reía a causa de ese ridículo apodo. El cual se ganó por ser la mejor portada del grupo.

Pero no solo por ser la mejor portada es que había ganado un lugar entre sus maestras. Ella había logrado conquistarlas con su perfecta letra cursiva, una intachable puntualidad, y el manejo de diferentes idiomas. Sin olvidar, un gran pulso, lectura y redacción envidiada.

Olivia fue hasta el momento el orgulloso de la casa. La de tímida sonrisa, y dulce labia. Quién nunca rompería una regla.

Y todo eso, aunque llamaba la atención correcta, solo era un feroz método para mantenerse controlada. Pues sabía que con la más mínima exaltación, sus ojos brillarian dejando al descubierto su identidad. Y estaba segura que una mala noticia desataría un caos color plata.

Con miedo a lo que podría pasar, había generado una imagen de joven estricta sin llegar a ser una piedra. Aunque no reía hasta el llanto, ni festejaban sus victorias, sabiendo que eso podría arruinar más que su maquillaje, no dejaban de ser la dulce joven que todos conocía.

-¿Qué ocurre Clark?- preguntó sin dejar de leer su carta.

-¿Así te comportas en tu cumpleaños niña?- indagó la joven de grandes ojos azules.

-Pensé que ya sabías lo que pienso al respecto.- dijo Olivia.

Clark todo los ojos, y se acercó a ella.

-No se lo que piensas, porque aún recuerdo tu cumpleaños número diecinueve.- dijo y dio un sonrisa socarrona.

Y aquello basto para que tuviera la atención de Olivia. Esta sentía las mejillas arder, y como se le alborotaba sus ideas.

Era algo que pretendía fingir que no pasó.

-Vamos amiga, debemos hacer algo.- insistió.-Es tu último año acá, debe ser inolvidable.

Olivia la vio muy fijo, al instante supo que tramaba algo, y que no era bueno.
Clark era así, y por eso la quería demasiado. De todas las personas de la alta sociedad que conoció a lo largo de su vida, era está la única que lograba un envidiable grado de humildad y rebeldía.

Era encantadora, no solo por tener una labia convincente, sino porque físicamente también lo era. Mas alta que Olivia, sin dejar de tener curvas, una sonrisa rozagante y ese cabello oscuro que la castaña tanto envidiaba.

Claudia Clark era quien robaba suspiros en las calles, y tenía un excelente y pesado gancho izquierdo.

-¿Que quieres decir con eso?- preguntó con cierta inocencia Olivia.

No iba a negar que en su historial existían platos rotos, pero solo ella sabia y se encargó de que nadie los encontrara. O al menos así era años atrás.

-Saldremos esta noche.- susurro la respuesta.-Y no te puedes negar, porque si no te cambio el apodo.

-¿A cuál?

-No se, potus o cactus, planta que solo viven y nada mas.- respondió sentándose a un lado.

Antes que pudiera defenderse entro al comedor Odette, una de las institutrices. Era la mano derecha de la señora Wilson, y mas que nada se encargaba de la mensajería y administración.

-Chicas, me informo la señora Wilson que esta tarde no podrá impartir ninguna clase.- comunicó sin pasar de la puerta.-Por lo tanto tienen la tarde libre, no habrá problemas siempre y cuando respeten los horarios.

Clark quería festejar pero tuvo que mantener su apariencia si no quería que la castigarán escribiendo en la pizarra durante la tarde.

-Por cierto, señorita Casperan, la señora Wilson quiere hablar con usted, en su despacho. - dijo antes de retirarse.

Las amigas se vieron, no era muy común que la mujer llamara a alguna si no han hecho nada malo con anterioridad.

-¿Qué hiciste?- preguntó otra jovencita.

-Ah, hola Roxy.- dio un brinco.-No se.- le respondió a la chica de mejillas regordetas.

-Roxy ¿Qué haces ahí? La próxima te pondremos una campana.

Las tres se echaron a reír por la ocurrencia, y ya tranquila Olivia se dirigió al despacho.

Plancho su falda con sus manos, e ingreso tras haber llamado. La mujer de cabello gris y mirada estoica, sonrió con suavidad al ver a su favorita.

-Feliz cumpleaños Olivia ¿Cómo te encuentras hoy?

-Bien. Un día más con té y galletas.— dio una pequeña sonrisa.—Solo es un cumpleaños.

—Me alegro de escuchar eso.— dijo la Señora Wilson.—Y se que esto te alegrará a ti, se trata de tu futuro.

El futuro, pensó Olivia. Ella lo podía ver, a veces era algo cierto, otras un tanto borroso. Estaba familiarizada con este, solo que no con el suyo.

¿Qué le deparaba el futuro? Había cambiado tanto su plan de vida, con tan pocos años. Para Olivia, su futuro se había convertido en un objeto por completo desconocido

Su mente se lleno de preguntas que no podía responder, y no poder responder algo la ponía nerviosa, y eso conducía a algo que debía mantener oculto.

-Olivia.- la llamo de nuevo la señora Wilson.-Como decía, tengo conmigo una carta de recomendación con tu nombre. Podrás dar clases en lo más alto, hasta de forma particular.

-¿Lo dice en serio?- preguntó sin poder creer eso, desvaneciendo sus dudas.-Vaya, esto es gratificante.

-Eres nuestro diamante.- dijo la señora Wilson.-Hay que cuidarte.

-¿Hay algún problema?- preguntó con cierta preocupación.

La mujer la vio, y negó con la cabeza, pero algo quería decir, y no se lo guardo.

-Cuidado con la señorita Clark.- fue lo único que dijo.

Antes que pudiera objetar, y defender a su amiga, la señora Wilson la saco de su despacho.

—Esta bien.— dijo cuando la puerta se cerró.

No iba a negar que estaba emocionada, que quería saltar por los pasillos de esa casona aburrida, pero se detuvo dos segundos, tomo aire y buscó calmar sus emociones.

-Nada de brillos por hoy.- se dijo así misma.

Corriendo apareció Clark y Roxana, la tomaron de los brazos para salir fuera de ese lugar.

-¿Qué hacen?- preguntó confundida.

-Vamos a buscarte un vestido niña.- respondió Clark.-Esta noche brillaras, como el diamante que eres.

Olivia las detuvo, pensó que les había quedado claro que no saldría, menos con la última nueva gran noticia.

-Vamos, no seas aburrida.- murmuró Roxana.

-Roxy.- exclamó Clark.-Si, tiene razón, lo eres amiga. Vamos, y juro que nadie lo sabrá.- agregó abriendo sus ojos azules que parecían hipnotizar.

-Esta bien, vamos por un vestido.- dijo al fin Oliva.-¿Qué les hace pensar que no tengo?

Se hizo un silencio, y les termino por dar la razón. No tenía ningún vestido elegante. Conservaba viejos trajes retocados que antes le perteneció a su mamá. Pero nada de ella.

-¿Ustedes no necesitan?- pregunto.-Por favor digan que si.

-Yo tengo.- dijo la pelirroja.

-También yo. Pero tú, vamos hacer esto solo por justicia.

-¿Justicia?

Clark se acercó a su amiga, y paso una mano por sus delgados hombros.

-Es que se nos haces injusto, que alguien tan hermosa como tú vista como anciana.- respondió Clark.

Olivia abrió la boca ofendida, pero de ahí no salió ninguna palabra, más que indignación.

De camino a una casa de costura, como si fuera gracia del destino, se cruzó con Zoe. Al verla, después de mucho, no se contuvo y fue a su encuentro.

De un salto se abrazó a ella, dando pequeños brinco, moviendo a Zoe a ambos lados.

-Feliz cumpleaños Julia.- susurro.

-Gracias, y te dije que no hacia falta que vinieras.- murmuró abrazándola con mas fuerza.

-Es un placer para mí venir a verte.- sonrió.

El rojo cubrió las mejillas de Olivia, y negó ante su perfecto español.

Con un poco más de calma, se las presentó a sus amigas, y Clark la reconoció de inmediato como la tercer persona con la que habla siempre. La primera era Circe, y la otra persona era una incógnita. Aún después de tanto años.

-Ah Zoe, se tanto de ti, y tu tan poco de mí.- dijo Clark sin vergüenza.-Ven con nosotras a buscarle un vestido a Olivia.

-Claro, por nada me pierdo eso.— acepto con gusto Zoe.

No tuvieron que ir a muchas modista. En la primer casa que entraron, todos lo vestido parecían hecho para Olivia. Desde el más simple que iba acompañado con un hermoso collar de perlas, hasta el más complejo y lleno de capas.

Se probó al menos tres, de diferentes colores y forma, pero ninguno le gusto. Parecían de señora.

-Toma, prueba este.- le indicó Roxy por lo bajo pasándole uno.

Resignada lo tomo. Era diferente a los anteriores. Rojo oscuro, con un doble escote, uno recto y otro por encima, de encaje en forma de V bastantes profundo. La tela satinada le hacía brillar, y los flecos le daban movimiento.

Olivia se vio al espejo y descubrió lo que sus amigas veía. Quizás su larga melena castaña mantenía su aire de inocencia, pero aquél color y lo atrevido del escote le hacía lucir como esas poderosas mujeres de sus novelas de misterio.

-Roxana, eres una genio.- dijo Clark al ver salir a la castaña.-Vamos angelito, gira para nosotras.

Olivia lo hizo sin quejarse, dio una vuelta, mostrando el vestido en toda su gloria. Largo hasta el suelo con un tajo, y la espalda descubierta.

Se le hacía tan impropio y excitante que pensaba que perdería la cabeza al verse de esa manera.

-Vaya, que hermosa espalda.- aplaudió Clark.

-Bella, mia dolce Giulia. Staresti meglio senza di lui però.- dijo Zoe, dando una sonrisa coqueta (Bellísima, mí dulce Julia. Aunque te verías mejor sin el)-El vestido corre por mí cuenta. Cómo un bonito regalo.

-Me imagino que fue lo que dijiste.- Clark dijo una risilla desentendida del idioma.

Esa simple frase, cargada con tanto, le desconfiguro todos sus esquemas a Olivia. Zoe estaba yendo mas rápido de lo que sus cartas anunciaban y eso le asustaba. No podía negarse porque se quedo sin voz, y su cuerpo se había tensado de manera notoria.

Si el español le hacía sonrojar, el italiano le quitaba el aliento. Y aquel secreto que mantenía con Zoe se veía reflejado en sus mejillas.

-¿Te encuentras bien?- le preguntó Roxy.

-Deja Zoe, le regalo yo el vestido.- salió a su rescate Clark.-Papi me podrá mandar lejos, pero no n dejaría sin un centavo.

Roxana y Clark se fueron a hablar con la dueña del lugar, dejando a las otras dos a solas.

Zoe se acercó sigilosa a Olivia quien no se movió de su lugar. Estaba segura que ante cualquier paso estallaría en una oleada mágica.

El rubor en sus mejillas pálidas no cesaba, y el ceño fruncido solo podía indicar algo.

-Zoe ¿Qué ocurre contigo?- le reprochó.-¿Quieres que nos descubran?

-Ay, Julia, relájate un poco.- dijo Zoe.-Tampoco dije algo que no haya dicho antes, y dudo que tus amigas sepan italiano.

-No, no tengo porque relajarme, así estoy bien, pero no me puedes tomar así por sorpresa, sabes lo que pasa.- murmuro para evitar ser oída.

-¿Sabes? Si, deberías relájate, porque esto qué haces te va afectar más de lo que crees.- dijo Zoe.

-No, no, no.- se negó y le dio la espalda.-No tendré está conversación de nuevo.

La más joven se metió en el cambiador, seguida por la mirada de Zoe.

—Julia.— la llamo Zoe.

—Y no me llamo Julia.— se oyó desde el otro lado.

De vuelta en la casona, se encontraban en su cuarto. Olivia se veía en el espejo, mientras que Clark decía algo a lo que la castaña no prestaba tanta atención.

Quizás Zoe tenia algo de razón, y todo ese control le terminaría jugando en contra cuando menos se lo esperaba.

-Debemos hacer algo con tu cabello.- concluyó Clark.

-Si, es muy largo.- afirmó desde la otra esquina Roxana.

Olivia se vio en el espejo, y en el reflejó encontró a su madre, razón por la cual aun lo conservaba así de largo.

Se negó, no iba a borrar eso que la hacia tan igual a una mujer que nunca conoció pero que sentía algunas clases de conexión.

-Pienso que es momento de soltar ¿No crees?- le preguntó Clark viendo el reflejo de su amiga.-Ella hubiese querido eso para ti, que sigas avanzando, angelito.

Laura Clark tenía la razón, y amaba que la tuviera.

-Entonces lo hagamos.- exclamó emocionada.

Se olvido de las consecuencias de las emociones, y se dejo llevar por el calmo ruido de las tijeras pasando por su larga cabellera castaña.

Era la primera vez que se dejaba manejar así y nada malo ocurría con su magia. Quizás Zoe también tenía razón, y por mucho que le disgustara la idea, le gustaba que la tuviera.

Cuarenta minutos después, y un gran toque a lo Clark, Olivia abrió los ojos y se aprecio en el espejo. No se podía reconocer, con el cabello tan corto parecía otra persona.

-Sos tan hermosa.- chillo su amiga abrazándola.-Gracias por dejarme hacer esto.

-No, gracias a ti por convencerme a tanto.- respondió apoyando su cabeza contra la de Clark.

Llegada la noche, preparas para salir, Clark detuvo a Olivia en la puerta de la casona, y le entrego una cajita alargada y fina que estaba ansiosa por darle. Al abrirla se encontró con un antifaz de conejo de color negro. Con algunas perlas que resaltaba su mirada, y pequeños flecos que rozaban su nariz y mejillas.

-Clark ¿Y esto?- pregunto atónita.

-Es mí regalo de cumpleaños, es como el conejo de tu mamá ¿Te gusta?- contó con felicidad el detalle de las orejas del antifaz.

-Pero ya me diste el vestido, yo no te he dado nada para tus cumpleaños ¿Estas loca?- insistió sin poder creer.

La joven la abrazo de la nada, respondiendo todas sus dudas con aquel movimiento.

-No importa, eres mí mejor amiga, y te mereces todo los regalos del mundo.- murmuro.-Aun sigues conmigo pese a que soy la mala influencia.

Olivia la abrazo aun mas fuerte. Sintiendo que era la primera vez en su vida que formaba un vinculo como ese, tantos años esperando a que alguien la llamara mejor amiga, que no lo creyó posible nunca.

Al romper el abrazo, se vieron por un instante, y sonrieron satisfechas.

-¿Qué hay de Roxy, ella no es tu amiga?

Clark la vio, la pelirroja andaba flotando en una nube sin notar mucho lo que pasaba a su al rededor.

-Obvio que es mí amiga, pero ella esta en su mundo, y tu siempre estuviste presente desde el momento en que nos conocimos.- respondió viéndola fijo a los ojos.-Además contigo soy yo realmente, y amo ir a tu casa en las vacaciones.

-¿No lo dices solo porque mí papá te parece lindo?- pregunto graciosa, caminando a su lado.

-Un poco si, pero la verdad es que me siento en familia contigo.- respondió tomando las manos de las dos chicas a su lado.-Ahora, basta de sentimentalismos, y bailar, que la noche esta en pañales.

Fuera de todo peligro, se pusieron los zapatos y corrieron en dirección al club, tratando de no gritar emocionadas durante el camino.

El lugar era hilarante. Las luces y el sonido ensordecedor de la banda era algo por completo nuevo para Olivia, quién nunca antes puso un pie en un salón de fiestas.

Y como algo que nunca llegó a imaginar, se encontraba junto con sus amigas bailando en medio de la fiesta. Llamando la atención de los invitados por lo sofisticado de sus vestidos, y lo original de sus antifaces.

-¿Cómo harán para que aparezca esa luz en tu cara?- preguntó por lo bajo Roxana.

Olivia la escucho a la perfección, pero prefirió hacer de cuenta que no. Si no volvía a repetirse el asunto, estaba segura de que no iba a pasar nada malo.

Bailo sacudiendo sus angostas caderas, y dando una amplia sonrisa. Daba esos pasos que veía en otras mujeres, y que muchas otras llamarían inadecuado. Sin embargo no le importo.

Tras minutos en la pista se fueron a la barra. Estaban agotadas y sedientas. Clark llamo al cantinero, con quien ya se conocía, y este no tardo ni un minutos en acercarse.

Olivia lo vio, este le sonrió, y no pudo evitar avergonzarse por un leve acto de amabilidad. Era un chico guapo con sonrisas de cazador, y ella se sentía una pequeña presa. O al menos así lo interpretó de tanto leer esos personajes femeninos similares a ella.

-En seguida les traigo sus bebidas damas.- dijo y se marcho.

Cuando volvieron a ser las tres, Clark no pudo evitar sonreír con malicia a Olivia.

-No me digas que nunca has hablado con un chico.

-Claro que lo hice antes.- exclamó.

-Es cierto, nunca lo hiciste.- afirmó Roxana.

Las mejillas cobraron color y calor ante la mirada provocativas de sus amigas.

-Si lo hice.- dijo por lo bajo.

Se vieron en complicidad, y termino por confesar que no era una gran habladora con hombres de su edad. Le daba un poco de vergüenza admitir que no tenía esa habilidad tan florecida como tantas otras.

-Debemos solucionar esto, eres muy linda para no hablar con nadie mas que nosotras.- anuncio Clark recibiendo los tragos del cantinero.-Gracias Bernard.

-¿Qué planeas?- pregunto ingenua Olivia tomando su copa para luego darle un trago.

Ante el silencio de su amiga volvió a preguntar, noto que esta no quitaba los ojos del frente y como lento se le fue dibujando una sonrisa felina. Eso no significaba nada bueno.

-Te reto Olivia Julia Casperan.- dijo al fin llevando su mirada azul a la castaña.

-¿De que hablas? ¿Qué dices? Se mas clara.- pregunto tratando de no dejar al descubierto sus nervios.

-Te reto a que vayas y le robes un beso al chico con antifaz de gato que no te ha quitado los ojos desde hace un rato.- respondió, y sonrió.

Olivia la vio indignada, estaba loca si pensaba que era capaz de tal hazaña, pero tras pensarlo un poco, esa idea se volvió tentadora. Estaba segura que su amiga no la iba a obligar a algo que no quisiera, pero si le insistía lo mas probable es que terminara por acceder.

-Muy bien, acepto.- exclamó, y le dio un trago a su bebida.

Lo hizo aún sabiendo las posibles consecuencias. Lo hizo aún sabiendo que con un par de palabras se desbarataba su control, y lo que pasaría con algo tan arriesgado como besar a un extraño.

-Así me gusta angelito, cruzando los limites de tu moral.- dijo orgullosa Clark.-Ah por cierto, Roxy, hay un chico, creo, del otro lado que se ve loco por ti.

-Pero Clark...

-Sin peros, eres hermosa, a ti si te llamaría ángel.- le interrumpió.-¿Qué ocurre con ustedes, damas? ¡Mas valor amigas!- grito entusiasmada.

Roxana no titubeo ni dos segundos que fue a donde estaba la otra persona viéndola. Al final Clark era la reina de la razón, porque a ambos se les veía muy entusiasmados con apenas cruzar palabras.

Pronto Olivia cayó en cuenta que nunca en la vida hizo algo por el estilo. Estaba segura que besar no tenía la misma connotación que robar un beso.

-Espera Clark ¿Cómo lo hago? Ahora no se si es buena idea.- la detuvo.

-Oye, es fácil, lo sabrás cuando llegue el momento adecuado.- respondió con cierta vaguedad.-Además es un desconocido, si lo hace mal, que venga el próximo.

-Eres una mala influencia.- dijo tomando su mano.

-Lo se, me gusta.

Los dos muchachos que la veían estaban distraídos, hasta que el más alto, quien traía el antifaz de gato, noto una presentación. Y al llevar su vista a está, noto que las chicas que veían sin cuidado se acercaban a ellos.

Clark se adelanto sin soltar el brazo de Olivia, y se puso delante del rubio que no hacía más que temblar nervioso de solo tener los grandes ojos azules de la morena puestos sobre él.

-Oye ¿Ya nos conocemos?- le pregunto Clark al rubio nervioso, quien negó de inmediato.-¿Seguro? Cómo sea, acepto tu trago.- sonrió.

Le ofreció su mano, y el rubio la tomo sin mas, para luego alejarse. Los otros dos quedaron a la intemperie en un mundo de gente.

Si no fuera por la música que los rodeaba, el silencio entre ambos seria por demás incomodo.

-¿Bailas?- pregunto al fin el chico extendiendo su mano.-Por favor, no muerdo.- insistió al ver como Olivia no daba señal de nada.

Con cierto inseguridad, le tomo la mano, y este la condujo al centro del salón. La música cambio a un ritmo mas calmado, y la gente no se agolpaba.

Era agradable.

Aún en silencio, dejaron de sentirse incómodo. A Olivia no le importaba las nerviosas manos que casi no se sostenían de su cintura, y a él parecía no incomodarle que ella viera a cualquier lado menos al frente

Hasta que Olivia alzó la vista y se encontró con su mirada singular. Se sintió embargada por la calidez de sus ojos grises, y comenzó a creer que en algún lado los había visto.

-Entonces ¿Nosotros ya nos conocemos?- pregunto Olivia.

-Creo que si así fuera lo recordaría, madeimoselle.- respondió tratando de no sonar como un tonto.-Tu mirada es linda, es como si brillara.- agrego un tanto nervioso.

-¿Lo-lo dices en serio?- pregunto nerviosa.

-No, no, es solo un decir, digo, tienes un color bonito de ojos.- arreglo su oración.

-Lo siento, gracias. Tu igual.- dijo un poco mas relajada.-Son grises.

-Y los tuyos como la plata, lo que es extrañamente encantador.

-Extrañamente encantador.- repitió sonriente.-Creo que es la primera vez que me dicen algo así.

-¿Eso es bueno?- pregunto alzando una ceja aunque no se notara.

-Si, es bueno.

Bailaron callados pero no incomodos, por muy raro que se les hiciera, ambos sentían que de un lado se conocían.

Cada tanto Olivia miraba a Clark, quien estaba muy cómoda hablando con el amigo del chico con el que bailaba.

Entre tanta calma recordó el reto, y que lo quería hacer. Con esa seguridad se aseguró de ver a dónde podía salir. Si de algo no estaba dispuesta era a que la viera todo el mundo.

Tomo su mano, y comenzó a caminar en dirección a un balcón que vio en cuando llego. El joven desconocido, por completo engatusado por el escote de su espalda, se dejó arrastrar por ella.

Sin nadie a su alrededor, con la luna como única observadora, Olivia le entrego una pícara sonrisa, que disimulaba sus nervios.

Realmente sentía la peor de las cosquillas al rededor de todo su cuerpo.

-Oye.- llamo la atención de su compañero.-¿Pu-puedo quitarte un beso?- pregunto.

Sorprendido, el muchacho rio por los evidentes nervios de la castaña, y al cabo de unos segundos ceso su risa para verla con intensidad a los ojos.

-Lo haces mal.- dijo sonriendo coqueto.

Atino a querer ver quién había detrás detrás de la delicadeza de un conejo, pero Olivia detuvo su mano.

—No puedes.— le regaño.—Si crees que lo hago mal entonces cómo es.— insistió con una amplia inocencia en sus palabras.

—Asi.— murmuró el desconocido.

La tomo con suavidad del mentón, y corto la distancia que los unía en menos tiempo del que Olivia hubiese tardado en darse cuenta de todo.

Pudo haber entrado en una crisis por lo repentino del momento, pero su mirada le daba paz. Recién lo conocía y se perdió en sus orbes grises, que estaba segura haber visto en otro lado.

Aunque no la beso, la cercanía de sus labios era tentadora para la joven, y dejando sus nervios de lados, solo se unió ellos.

Su cuerpo cosquilleo, y sentía como su magia desbordaba por completo, pero sin abandonarla, era como si fluyera con naturalidad en cada hebra de su ser.

Quizás era eso a lo que se refería Zoe cuando le hablo sobre relajarse para que todo fluyera con naturalidad. Y así como su magia fluía, sus manos también. Lo tomo con la delicadeza de sus manos por el cuello, arrimandose más, y prolongando el beso.

Se apartó dando un leve respiró. Y al abrir los ojos, el muchacho no hacia más que verla con sorpresa. El rojo de sus mejillas se perdían bajo el antifaz del gato. Ante la falta de cualquier palabra, sintió que había hecho todo mal.

Y así como se dejó llevar de rápido, la culpa la invadió con la misma velocidad.

-No, yo, yo lo siento, no debí.- dijo con voz temblorosa.-O no, no, no.

Su visión, lento se iba haciendo borrosa, y podía sentir como la paz que la invadía, se transforma en caos.

Y él lo noto, entonces cayo en cuenta de que no se trataba de una chica común y corriente. Debía hacer algo para que nadie mas la viera.

Lo último que deseaba es que los presentes supieran que su pareja de delito era en realidad una bruja alocada.

-No, esta bien, no paso nada malo.- dijo tomándola por los hombros para evitar que levitara.-Yo quería que lo hicieras. Realmente deseaba que me besaras.

-¿Lo dice en serio?- pregunto Olivia con voz temblorosa.

La luz del gran astro, y el brillo en sus ojos, tuvo un efecto encantador en el muchacho. De repente de vio envuelto en la trágica pero magica imagen de la joven bruja, y lo empujó a hablar.

-Si, es verdad.- sonrió para que notara que no fue tan terrible aquel beso.-Desde que te vi llegar.

Su magia se mantuvo donde debía estar, y nada ocurrió. Olivia no llego a notar que estaba a nada de perder el control de todo, y exponerse frente al mundo.

-Yo, de verdad lo siento.- insistió Olivia sin levantar la mirada.—Hasta tuve el descaro de ...

-No te preocupes.- dijo alzando su rostro.—¿Puedo robarte un beso?

—Lo haces mal.— murmuró Olivia tratando de no reír.

—Entonces educame.— dijo él.


Ella rió, y controló cualquier brillo que pudiera dejar en evidencia su identidad mágica. Y cuando quiso ver quién estaba bajo tan misterioso antifaz, llego su amiga apurada.

-Muy bien angelito, alerta roja, Odette esta yendo a la casa.- anuncio en susurros.

Ambas se apuraron a encontrase con Roxana que ya las esperaba en la entrada. Y el muchacho fue por detrás de ella. 

-Oye ¿Cómo te llamas?- pregunto a los gritos, pese a tener cierta certeza.

-Ángel.- mintió con orgullo.

Y no pregunto por él, solo se fue antes que su brillante futuro se viera ofuscado por una noche de diversión.

Llegaron minutos antes que la asistente de la señora Wilson, con tiempo suficiente para desarmar sus peinados y quitar algo de maquillaje.

En la mañana siguiente las tres se encontraban hablando sobre lo que vivieron por separado tratando de no llamar la atención de las otras dos chicas que la veían con cierta sospecha.

Estaban emocionada, alegres por haber roto una regla y que no lo notaran. Pero su alegría se disipó cuando la misma señora Wilson bajo a llamar a Olivia.

Al oír su nombre salir de su boca como si fuera una clase de veneno mantuvo la calma lo más que pudo. Fue detrás de la mujer que no la veía, como si fuera indigna de su buen trato.

En la oficina, y sin tantos rodeos, la señora Wilson hablo afirmando con total seguridad que algo habían hecho en la noche. Olivia veía con calma como su futuro se iba desmoronando.

Hasta que la mujer dijo algo que le hizo poner en juego todas sus creencias.

—Aun hay esperanzas. Solo dime de quien fue la de la idea.

La mujer estaba ensañada con Clark, y esperaba a que Olivia fuera tan débil como para mandarla al frente.

-Fui yo.— afirmo.—Ayer fue mí cumpleaños y por lo tanto fue mí idea escapar, nadie mas que yo.- añadió con seguridad.

-Me decepcionas, la verdad.

-¿La decepciono?- pregunto indignada.-Hace cinco años que asisto, soy su mejor alumna, para no decir que su favorita de los últimos tiempos, rompí una regla y pese a todo ¿La decepciono?

-Si, pensé que seria mas inteligente, que no te descarriarías tan rápido, pero veo que al final eres como cualquier otra chica. Es una lastima, tenias potencial joven Casperan.

Olivia estaba mas indignada que dolida por sus palabras.

Se quedo escuchando el sermón que le daban tanto la señora Wilson como Odette. En realidad las dejo de oír, porque su mente sentía cierta libertad. Caerles bien era un gran gasto de energía, y ahora solo podía pensar en aquél extraño.

-Estará suspendida por una semana, sin privilegio a nada.- dijo la señora Wilson.

-¿Sabe algo?- se levanto de su lugar.-No necesito su título, yo me voy.- anuncio Olivia sin pensarlo, menos dudarlo.-Me podrán enseñar lo que sea pero menos aquello que tanto deseo enseñar yo.

-¿Qué es eso?

-A ser una humana, acá solo quieren que sigan reglas absurdas para caerles bien.

-¿Desecharas todo por una amistad?- pregunto irritada la señora Wilson.

-La verdad que si, además no me interesa educar a los de la elite.- respondió dándole la espalda.

Se marcho antes que la mujer le pudiera decir algo.

Al llegar a su cuarto se encontró con sus amigas. Clark no se veía nada bien. Estaba segura que Olivia no la acusaría, pero que si se sacrificaría por ella, y eso le hacia sentir culpa.

-Olivia ¿Qué hiciste?- pregunto entre lagrimas mientras veía a su amiga hacer su maleta para irse.-A tus papás les cuesta este lugar, y lanzaste todos estos años por la borda ¿Te volviste loca? ¿Por qué no aceptaste la expulsión?

Olivia dejo lo que hacia para ir hasta donde estaba su amiga desecha en lagrimas. Hacia mucho que no la veía así de miserable, y eso le hacia mal, pero tampoco iba a retractarse.

-Escucha Clark, esta es mí manera de brillar, yo al final me atreví a romper todas la reglas.- respondió tomando el rostro enrojecido de la joven.-Ayer me hiciste vivir mas de lo que viví aquí dentro, y tenías razón en algo, me transformaría en una planta.

Clark lloro mas fuerte, y abrazo con mas intensidad. Le dolía que se vaya por una noche de diversión.

Esa mañana se juraron cientos de veces que se volverían a ver, que ni el tiempo o las distancias las iba a separar y que siempre una tendría lugar en el hogar de la otra.

Olivia se marcho de la casona Wilson tras decirles a sus padres que pronto los volvería ver. Estaba tranquila con su decisión. Tanto Circe como Hisirdoux aceptaron bien el hecho de que su hija se vaya de ese lugar.

De camino en busca de una mensajera que le acercara lo más cerca posible a su casa, vio a alguien que solo la hizo sonreír de la emoción. Pues era la última persona con la que se podía cruzar en Chicago.

-¿Marius?- pregunto sin evitar que sus ojos brillaran de la emoción.

-Oh mon chéri.- dijo este recibiendo el inevitable abrazo.

-¿Qué haces por acá?- preguntó Olivia tras el caluroso saludo.

-Acompañaba a un amigo a encontrarse con el amor de su vida.- respondió sin dar mas detalles que ese.-¿Tu no estudias aquí? ¿Esa maleta?

-Ah, larga historia.- respondió un tanto angustiada.

-Ya veo ¿Tienes tiempo para un café?

-Solo si me ayudas a ubicar a una mensajera, casi nunca las encuentro.- respondió avanzado a la par que Marius la seguía.

-Hecho ¿Quieres que lleve tu maleta?

Olivia no se negó. A veces aceptaba de manera grata que sus amigos le dieran una mano, mas cuando su futuro se volvía borroso de repente.

-Por cierto, lindo corte de cabello, madeimoselle.- le halago ofreciéndole su brazo.

-Oh, gracias por notarlo gentil caballero.- dijo tomando el brazo que le ofrecía.

En la actualidad, en algún cementerio de NYC

Aun no le quedaba claro a donde iban, puesto que Olivia mantenía la boca cerrada desde que salieron de Arcadia.

Era de esos días donde lo que menos hacia era hablar, y nadie la notaba por el silencio con el que andaba.

-Venir a un cementerio, contigo callada no es mí idea de día divertido.- dijo Marius frenándose.

-Nunca dije que sería divertido, solo es una visita.- musitó Olivia.-Vengo a visitar a una vieja amiga.

Dieron vueltas por los fríos pasillos externos del inmenso lugar hasta que llegaron a dos lapidas decoradas con flores frescas, donde Olivia dejo las suyas.

No era de rezar, pero por Clark lo haría sin dudar. Después de todo fueron grandes amigas, y esta le dio una mano el día que se marcho de la casona de la señora Wilson.

-Claudia Clark.- murmuró Marius tratando de recordar de donde la conocía.-¿Es la esposa de Gregori Casablanca?- preguntó, a lo que Olivia solo asintió. -Vaya coincidencia, ella es la chica que Greg fue a buscar el día que nos cruzamos por allá en 1920.- recordó con cierta alegria tras la coincidencia, sin alzar la voz en respeto a los difuntos.-¿Por casualidad no conociste a una tal Ángel?

Olivia negó nerviosa ante el recuerdo, con una rapidez envidiable.

No lo creía posible, porque ella era Ángel, y ahora descubría la identidad de aquel chico.

-Mientes Olivia Julia, la conoces.- dijo jactándose del brillo en los ojos de la chica.-¿Estará viva o en algún cementerio?- pregunto mientras caminaba.

Olivia no creía mucho en las coincidencia, no hasta ese momento, y solo esperaba que Clark de verdad tuviera una amiga llamada Ángel. Por momentos pensó que se trataba de Roxana, pero eso era una vaguedad.

-De verdad no se.

-Mmmm, creo que esta viva.- se respondió así mismo.-¿Sabes una cosa?

-Por favor no lo digas.- pidió, aunque estaba segura que lo iba a decir.

Últimamente a Marius le gustaba decir todo lo que pensaba de ella, como cuando eran mas jóvenes, y solo lo leí en cartas, y este no podía ver la cara de tonta en su momento.

Si algo no podía negar, y que le costó reconocer, era que su amigo se hacia un lugar propio en sus sentimientos, y que con su presencia en los últimos tiempo, ese espacio crecía.

Le asustaba, porque no podía descifrar a su amigo, y mucho menos lo que ella misma sentía. Volvía a ser esa adolescentes de diecisiete años que no podía dejar de admirarlo bajo los tibios rayos del sol.

Marius guardó silencio hasta salir del lugar sagrado, no quería que los echaran por el resto de sus días, y que Olivia no pudiera visitar a su amiga.

Al estar lejos del lugar, prosiguió a hablar. Estaba con sus dudas, y si Ángel no era Olivia entonces sería otro recuerdo mas.

-Esa chica, la que vi esa noche antes de nuestro café.- le recordó, aun que Olivia ya sabia de quien se trataba.

-¿Qué pasa? Deja de dar tantas vueltas, solo dilo.- pidió por lo bajo.

-Besaba como los ángeles.- canturreo tomándose el pecho.—Y mordía como el mismísimo diablo.

Olivia lejos de morir de la vergüenza por el recuerdo, solo rió, y se sintió a gusto con lo que pasó. Estando segura que era algo que le agradecía a la pobre chica de veinte años que supo ser.

—Y me siento muy orgullosa de esa noche.— sonrió.—Eso definió mí futuro.

—Y no sabes lo feliz que me hace ser parte de eso.— dijo Marius.

—Oye, no te aproveches de mí momento.— rió Olivia.—¿Quiere cenar? Quiero probar algo nuevo.

—¿Tu cocinas?— pregunto con gracia Marius.

Olivia asintió con una pequeña sonrisa en su rostro.

-Uy ¿Qué gano si salgo vivo de eso?- preguntó gracioso ofreciéndole su brazo.

-Eres un tonto.- se limitó a responder tomando su brazo.—¿Mí amistad no es suficiente?

—Si lo es, y también me alegro de eso.— respondió.

Olivia largo un leve suspiro, que solo ella sabía que podía llegar a significar. Odiaba hacerlo de esa manera, tan enamorada y desilusionada.

—Tambien yo.— dijo por lo bajo.

★★★

Holis, hoy no es bueno día para mí, pero si para ellos.

Bien, el capítulo es lo mismo pero mejor. Ahhh, si llegaron hasta acá espero que los hayan disfrutado como yo retocandolo.

Y me falto algo al final. En donde Marius  se llavaba los laureles por haberle dado el 1er beso a Olivia y ella tipo "Wey, no te creas tanto".

fanfictioner67 como siempre gracias por prestarme al muchacho.

Ahora se porque estaba dividido en 2, es muy largo. Cosas que pasan, y no volveré a repetir 😂

En fin sin más que decir ✨ besitos besitos, chau chau ✨

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