|Just the two of us, pt II|
Unos meses después.
La alarma sonó, y Olivia dejo que sonara. Era viernes, y aún debía dar la última clase de la semana, más los ensayos de teatro. Y era esto último lo que le quitaba todas las ganas de apagar la alarma.
Y antes que pudiera pedir que lo hicieran por ella, Marius se adelantó y la apago. Olivia sonrió y se ocultó entre la colcha con la intensión de seguir durmiendo. Es que en los últimos meses su necesidad por seguir durmiendo habían aumentado. Así como la grandes ganas de no hacer nada, porque hasta cada actividad sencilla parecía cansarla más que lo normal.
También esperaba a que Marius le siguiera el juego. No le iba a decir que la abrazara, solo iba a esperar a que el mismo lo hiciera, como cada mañana. Y tener aquella conversación matutina de como paso la noche, si soño con algo, si el pequeño alíen, como ella insistía en decirle, le había dado un susto o la primer patada. Pero en lugar de eso, lo oyó decir una frase que pecaba de mal chiste.
—Livs —hablo Marius —.Tenemos una situación descabellada.
Oírlo decir eso, una vez mas en lo que iban viviendo juntos, le causó gracia a la vez que intriga. Sin embargo, no estaba dispuesta a salir de la comodidad que la cubría. Si su cabello estaba largo, por alguna razón que desconocía, lo cortaría y listo.
—Una muy descabellada —insistió.
—Mari ¿De que hablas? —pregunto sin salir de su escondite.
—Nena, de verdad vas a querer ver esto —dijo.
Con cuidado se sentó, y lo vio. Noto que tenía un espejo de mano contra su pecho. Y lo que más llamó la atención fue su cara de confusión. Tenía la mirada fija en ella pero veía un poco más encima de su rostro.
—Déjame ver que pasa —
murmuró.
—Bien, pero puede que no te guste.
—Y no lo sabré si no me lo das —sonrió como un tiburón.
Marius pudo haber descubierto durante la preparación de la boda el lado que mas miedo le causaba de su ahora esposa, pero no. El embarazo de Oliva, este en especial, le mostro ese lado. Y era esa sonrisa en especifico una que le hacia tiritar.
—Estoy seguro que esto va cambiar por completo el humor de tu día.
Frente a la mirada de reproche de su esposa, lento despegó el espejo de su pecho y se lo pasó. Olivia vio a Marius y leyó algo de terror en sus facciones, y esto parecía aumentar en cuanto tomo el espejo que le pasaba.
Ahora era ella quien también tenia miedo.
Cerró lo ojo, y lo apunto a su cara. Tomo aire un par de veces, y se dispuso a ver eso que causaba tanto miedo. Y él no pudo estar menos equivocado. Se vio con espanto, y las lágrimas pronto se hicieron presentes.
—¿Qué me pasó? —pregunto con voz entrecortada.
Marius se acercó a ella, y paso una mano por la inminente lágrima, y dejo otra a un costado del vientre. Y así también, en los últimos meses, fue que descubrió dos tipos de miedos.
Un miedo que se asemejaba al que se producía cuando veían una película de terror.
El otro miedo a que algo malo estuviera sucediendo. Este último era el que mas alertaba a los dos.
—¿Se encuentran bien? ¿Tú te encuentras bien? ¿Algo pasó en la noche? —pregunto a gran velocidad.
—Dormí bien —lloro con más fuerza—.¿Por qué mí cabello está gris?
—Es como rubio —dijo Marius.
—Es horrible. Quiero mí cabello oscuro de nuevo.
Él sonrió un poco mas relajado y la abrazó. No sé le ocurría algo mejor que eso. Olivia se ocultó contra su pecho, y lloro como si le hubiesen entregado la peor de las noticias. Ella apreciaba mucho su cabello oscuro y sobre todo corto.
—¿Quieres que vayamos al hospital?
Olivia se apartó, y frunció el ceño, sin dejar de llorar.
—¿Para que? ¿Para que me den consejos de estética? ¿O, me deriven a un peluquero?
Pronto sintió el volumen de su voz, y lo enojada que estaba. No sabía que tan sensible podía estar en el cuarto mes de embarazo, hasta que la culpa le hizo notar aquello. Y aunque había logrado detener las lágrimas, estás volvieron a hacerse presente.
—Lo siento —lloro, y lo abrazó—Que mala que soy.
—Solo porque estás embarazada. Normalmente no lo eres —dijo Marius.
—¿Por que sigues casado conmigo? Ahora soy un monstruo de cabello blanco —lo cuestiono, sin detener las lagrimas.
—Si es así, entonces eres el monstruo mas lindo de todos, y por eso no permito que duermas bajo la cama —dijo, tratando de sonar tan serio como le fuera posible.
Y ella que trataba de sentir una sola emoción a la vez, lo que le dijo no le fue de mucha ayuda. En cuestión de algunos minutos de silencio, Olivia se reía por aquel comentario, mientras lloraba por lo que le pasaba a su cabello.
•
Intentaron de todo para que el cabello de Olivia volviera a lo que era antes. Teñirlo no sirvió. La pintura resbalaba sobre cada hebra como si estuviera plastificado. Aunque el cabello se viera, y estuviera sedoso, la tintura solo no se añadía. Y el malestar aumento, cuando al usar la tijeras el cabello volvió a crecer de inmediato.
Otro motivo para que llorar durante el desayuno.
—Esta bien —dijo Olivia, con mas calma—.Acepto que este largó. Porque blanco y corto me haría ver como una anciana.
Marius paso a su lado, le un vaso de jugo, y le dio un beso en la sien.
—Serias la anciana más linda de todas ¿No lo pensaste?
—Lo dices porque estás casado conmigo, te voy a dar un hijo, y porque estoy enojada —dijo y se cruzó de brazos.
El mago le dio un sorbo a su vaso, y se encogió de hombros sin decirle nada al respecto de su comentario. Ella trató de no sonreír, e hizo lo mismo que él.
Continuaron el desayuno, tratando de no hablar del tema. Haciendo de cuenta que ninguno amaneció con color diferente de cabello, y las emociones a flor de piel. Ya había avisado a la escuela que no iría.
—Hasta que no sepa que hacer, no quiero que los niños me vean así.
—Son adolescentes —dijo Marius—.No se van a fijar en eso.
—Tu dijiste, son adolescentes. Se fijan en todo.
—Pero a veces, simplemente ignoran todo —dijo, y le dio una sonrisa—.Aunque si fueses mi maestra no te ignoraría ni un segundo.
La mañana de Olivia había cambiado tan repentinamente, que no tuvo tiempo a detenerse a analizar el impecable humor de su esposo. Noto miedo en un momento, pero al ver que, de alguna manera todo estaba bien, se encargo en todo momento de sacarle una sonrisa. Una que ahora le daba sin notarlo, y él se la devolvía mas brillante que nunca.
—Bien, amor mío, tu ganas esta ronda —dijo.
—Si me das una oportunidad mas, podría ganar otra ronda, mon cœur —dijo y le guiño un ojo.
Olivia sonrió, y como si aun fuese esa adolescente enamorada de él, sus mejillas se enrojecieron.
—No tientes a la suerte, mon cœur.
Marius otra vez le guiño un ojo, y le lanzo un beso, que ella se encargo de recibir. Por un instante se había olvidado por completo su cabello, y con eso el mal humor.
—Ya que no vas a ir a la secundaria, y yo tengo el día libre ¿Por qué no hacemos algo juntos? —pregunto—.Estamos casados ¿Cierto?
—¿Estamos que? —pregunto Olivia, disimulando su sonrisa.
—Casados, señora Dubois —respondió sonriente.
Olivia fue y se sentó en su regazo, y le dio una brillante sonrisa. Aunque ya llevaban varios años de matrimonio, que lo dijera cada tanto, le hacia sonreír. Y que lo repitiera solo para ella la hacía aún más feliz.
—Cierto que estamos casados —dijo—.Pensé que aún seguíamos de novios.
—Si, es porque nos va excelente —sonrió—.Salvo por el percance de la semana pasada.
—Bueno, acordamos que fue tu culpa —dijo Olivia.
—Solo porque estás embarazada — murmuró, y la vio.
Aún encima suyo, ella se había cruzado de brazos de inmediato. Y lo veía fijo, con el entrecejo alzado.
—Y no hablaremos más del tema —añadió nervioso—.Como sea, pequeño mar de hormonas ¿Vamos al centro? Hay que comprar verduras.
—Si, hay que aprovechar el solcito. Ben lo pide —respondió.
—¿Ben lo pide? —pregunto tomando sus mejillas.
Olivia se adelanto, y lo beso con suavidad. También le quería demostrar que podía ser cariñosa, y no solo alguien con sonrisa de tiburón.
—Si —murmuro, apartándose apenas de sus labios.
Pese a que comenzaba a ser notoria la panza de cuatro meses, Olivia hacia todo con cuidado. De ese modo se puso de pie y fue a la cocina. Aunque en su estado ella era gruñona, y más sensible que lo normal, Marius no podía evitar suspirar ilusionado por cada paso que daba.
Ella misma era el perro y el gato en la discusión. Y él estaba ahí, esperando a que la discusión se apaciguara para abrazarla y convencerla que no era lo que el embarazo le producía.
—Marius —lo llamo—Amor, te perdiste.
Él sonrió, y se puso de pie. Camino hasta ella, la tomo con cuidado de las mejillas y le devolvió aquel suave besos. Uno que logró arrancarle un suspiro, y producir la más satisfactoria sonrisa.
—Si, me perdí en ti —murmuro.
Olivia hizo un puchero, y trato de sonreír pese a querer llorar a la vez. Ella estaba desatada, y cada día que pasaban se desconocía un poco más. Aquello pareció aumentar más con el cambio de su cabello, su panza que no deja de crecer, al igual que el apetito, y sus pies inflamados.
Y aún así, él seguía siendo su cable a tierra.
—Oh, te amo —balbuceó Olivia.
•
Terminaron de cambiarse. Sin embargo, Olivia aún seguía frente al espejo. Hacía unos minutos que trataba de hacer algo con su cabello. Y nada le convencía. Para Olivia era volver a tener veinte años, y llegar a tardas horas con la decisión. Más aún hasta lograr el resultado que quería.
—¿Atado o suelto? —le pregunto a Marius.
Este no dejaba de verla. Y ahora con el cabello tan diferente a como la conocía, no podía quitar sus ojos de encima. Era una mezclar entre mortal y angelical. Para él el cabello blanco le quedaba como a ninguna otra persona en el mundo le podía quedar. Mágico, místico hasta misterioso. Lograba generar esa aura que iba a juego con sus movimientos delicados y cuidadoso.
—Lo que hagas está bien —sonrió—.Todo te queda hermoso.
—Awwww, amor —dijo—.Me lo dejaré suelto. Cómo cuando era joven y hermosa.
Marius rodó los ojos, y fue para quitarla de enfrente al espejo.
—Vamos antes que nos volvamos locos.
Fueron al centro caminando. Tanto como parte de la actividad física de Olivia así también como para disfrutar los últimos días de calor. El sol calentaba lo suficiente para evitar abrigos, y no tanto para luego luchar contra el sudor producto de la caminata.
Olivia disfrutaba del sol, más aún sobre su barriga de cuatro meses. Sin embargo, no fue tan placentero como en otras ocasiones. No acostumbraba a ser el centro de atención, era algo que agradecía al tener el cabello oscuro. Lograba pasar desapercibida.
Y ahora ocurría todo lo contrario.
Había aceptado que varios la alagaran y felicitaran por estar embarazada. Sabía cuándo y a quienes dejar tocar su panza. Nadie que no fuera lo demasiado cercano se atrevía a acercarse sin que ella se lo permitiera. Fue algo que aprendió con Circe y Peggy a su lado.
Pero ahora, los apenas conocidos, o quiénes la veían a diario haciendo las compras, no se fijaban en su belleza de embarazada.
—¿Qué? ¿Nunca vieron a alguien con el cabello blanco? —susurro—.Baltimore viene siempre, y dudo que hagan lo mismo.
—¿Alguna vez hiciste las compras con él? —pregunto—.La gente se le queda viendo a donde va.
—Es diferente amor, debería estar prohibido ver así a las embarazadas de cabello blanco —gruño—.Ay santo cielo.
—Si, definitivamente debemos ir a ver a alguien por esto.
•
Tras hacer las compras, y aceptar a regañadientes algunos cumplidos, se dirigieron a lo de Zoe.
Olivia lo llevo a los trotes, con tal de no tener que saludar a más nadie. Y lo que más le molestaba, era que ella no era tan gruñona. Le gustaba esa parte suya que se mantenía simpática frente a todos, era parte de su esencia de señorita. Daba sonrisas, y ahora no dejaba de ver mala forma a quienes se le acercaba.
En cuanto llegaron y Zoe abrió la puerta, la vio, y no supo como actuar de inmediato. Estaba segura que si se reía, o hacia una mínima mueca, Olivia estallaría como el infierno.
—Lo bueno es que te queda bien —dijo Zoe.
Y noto como Marius desde atrás le hacía señas con las manos, y negaba con la cabeza.
—Pero, me imagino que estás harta de oír eso —añadió.
—Además lo sabe, y no hay que repetírselo todo el día —Marius se puso al lado de Zoe.
Olivia los hizo callar, agitando las manos en el aire. Ambos, como si fueran alumnos de ella, la vieron con atención a lo próximo que iba a decir.
—¿Hay una solución? No creo aguantar esto mucho tiempo.
Zoe la vio de arriba a abajo. No tuvo que ver más o hacer preguntas, para saber lo tensa que estaba. Y que además no era la única. Aunque por su embarazo era especial y eso lo hacía entendible, Marius no se quedaba atrás en cuanto a la falta de calma. Desde que lo vio, y en comparación a la semana anterior a la anterior, se notaba que estaba tan intranquilo, y hasta tenso como Olivia.
—Antes que nada, deben relajarse un poco —dijo—.Siento que van a explotar.
—¿Esa es tu solución? —pregunto Olivia, y se cruzó de brazos.
—Es la única solución —le sonrió con sorna—.Se que es un poco complicado por el embarazo, que es algo que a ti te cuesta entenderlo desde siempre, pero estoy segura que no es imposible.
Y antes que siguiera dando su charla, Jackson entro en la sala diciéndole algo a alguien , y calló de repente al verla. Aunque si la supo ver con el cabello largo, este era un nuevo modo de hacerlo.
De por si se le hacía extraño verla embarazada, como para verla con el cabello blanco.
—Oh, wuau.
—¿Tu qué tienes para decir? —pegunto Olivia con voz quebradiza.
—Jackson, cuida tus palabras —advirtió Zoe, viéndolo con intensidad.
—No, no, que me diga la verdad —insistió Olivia.
—Bueno te queda espantoso —dijo sin dar mas vueltas.
Por detrás de ello, en su vestido azul pálido, y el cabello largo, suelto y blanco, se acercó Lucero. Quedando al lado del muchacho, y viendo con sorpresa a su hermana mayor.
—Oh Livi —dio un suspiro, cargado de emoción.
Olivia gimoteo al escucharla. Ella, con su cabello de ensueño desde el día de su nacimiento, y su vestido pálido como todo lo que la componía, era un cuento de hadas, y le hacia muy feliz.
O quizás eran sus hormonas, y la ansiedad por tener a su hijo ya, aunque aun faltaba varios meses para eso.
Jackson sonrió al ver el rostro ilusionado de Lucero, y no pudo evitar sentir lo mismo que Olivia en ese instante.
—A ella le queda bien el blanco —añadió, y le dio un beso en la sien.
Lucero se sonrojo de inmediato, y fue en ese preciso momento en que Olivia no aguanto más, y se echó a reír por el momento. Era claro que no le gustaba que le dijeran algo de la manera en que lo hacía su ahijado, sin embargo, le daba demasiada gracia.
—¿Crees que está bien? —le pregunto Zoe a Marius.
—Si, lo va a estar —respondió sin dejar de sonreír al verla reír.
•
En la noche, tras la cena, y haber tomado la decisión de ausentarse una semana de la escuela, Olivia estaba en la antigua bañera. De todo lo que la podía relajar, un baño largo y dormir pegada a Marius, era lo más eficaz. Aunque con barriga de por medio se le complica estar pegada a su espalda durante la noche entera.
Amaba esa bañera. Era antigua, amplia, y no iba con el resto del departamento. Y solo esperaba que durará más tiempo de lo que se esperaba.
Cuando se dio cuenta, Marius la veía desde la entrada.
Sonrió con suma calma, y aun mas enamorada que momentos atrás.
Le gustaba verlo con ese look de esposo que hacia gran parte de los labores del hogar. El cabello rizado atado en una coleta, el abrigo fino arremangado hasta los codos, y esa mirada en la que se perdía con frecuencia, y afirmaba todo el tiempo ser su lugar favorito en el mundo.
—Te hice té —dijo—.Bueno está diluido, y tiene limón para que no sepa tanto a té y lo vomites.
Se sentó a un lado, y le pasó su taza favorita. Olivia le sonrió agradecida por el detalle. Solo había una manera en que pudiera tomar té, y se trataba si estaba muy diluido.
Olivia lo olfateó, y se hundió un poco más en el agua, sin abrir los ojos.
—Sabes como me gusta —murmuro.
Se recompuso, y lo vio. Sus ojos brillaban encantada, de verlo y que estuviera ahí soportando su errático humor.
—Perdón por ser una ogra todo el día —dijo con cierta pena.
Marius quito la taza de su mano, y se acerco a ella.
—No debes disculparte por como te sientes —murmuro y le dio un beso la frente.
Olivia lo tomo del cuello con cuidado, para que se quedara allí un momento mas.
—¿Ya te dije que tienes el mismo efecto que una taza de té en la tarde antes del embarazo?
—No, pero me alegro de saberlo —dijo dando una sonrisa.
—Eres la taza de té en la tarde —murmuro.
Cuando lo noto, las raíces de Olivia comenzaron a tomar el color oscuro de siempre, y él sonrió aliviado. Le iba a tener que dar la razón a Zoe, pero era algo que iba hacer a la larga.
Se apartó y fue por el espejo de mano que ahí había.
—Mira, está funcionando —dijo y se lo pasó.
—Maldición, tenía razón —dijo viéndose en éste.
Comenzó a reír por eso, y se detuvo en seco. Vio a Marius con sorpresa, y este quedó mudo sin entender que ocurría.
—Esta pateando —murmuro.
Por un instante Marius se dejo ganar por el segundo tipo de miedo que mas temor le causaba, hasta que la vio sonreír alegre. No era una risa de descontrol, o una sonrisa de tiburón, era alegría. Luego de un día de puro reniegue, ahora la veía mas alegre que nunca.
—¿Puedo? —pregunto.
—Claro que puedes tontito —sonrió—.Eres el único que puede tocar sin preguntar.
—Creo que Ben se emociona con tu risa —murmuro al sentir otra patada—.¿Quién no lo haría? Oírte reír es lo mejor de tenerte.
—Bueno, que estés a mí lado hasta cuándo estoy con el peor humor, es lo mejor de tenerte —sonrió.
★★★
Hola mis soles ¿Cómo les va? Espero que bien.
Voy hacer una lista de tipo de embarazadas que hice hasta ahora 😂
¿Es hasta ahora, Olivia la más quejosa? Si, es que tiene motivos. Lo siento pero ella ama mucho su pelo corto 🥺
Bueno, esto sirve para justificar el porqué de algunas cuestiones 👀 fanfictioner67 espero que te sirva esta respuesta jajajaja
Ay, a mí sí me gusta Olivia con el pelo blanco.
Todavía queda un capítulo, y no se cómo terminarlo, o sea si se, pero hay todo un trecho entre principio a fin 😂
Bueno sin más que decir ✨ besitos besitos, chau chau ✨
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